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Teatro Alcázar (Elche)
El teatro Alcázar, proyectado por Antonio Serrano y construido en 1949, se inscribe en el centro urbano de la ciudad de Elche (Provincia de Alicante, España). El edificio hace esquina y su fachada principal se orienta hacia la calle Juan Ramón Jiménez, que tiene un trazado paralelo al río Vinalopó.
Este edificio contemplaba un doble uso como teatro y cine. El esquema de distribución en planta es muy sencillo y consiste en vestíbulo, cabinas y servicios y una sala ovalada.
El acceso principal se sitúa en la esquina enfatizado por dos columnas, y en la fachada a Juan Ramón Jiménez también se proyectaron unas puertas muy amplias para la rápida evacuación del público. El hall, que tiene forma rectangular, incorpora dos escaleras, una principal y otra adosada para acceder al piso superior donde se localizan la platea, los palcos y la cabina de proyección. El edificio cuenta con una única sala de pasillos perimetral y centrado, y un pequeño escenario para posibles representaciones teatrales.
Los acabados son de aplacado de piedra natural, el zócalo de color rosa y el resto de la fachada de color blanquecino. Las carpinterías son de madera. En la esquina una celosía calada recorre la envolvente curva.
En esta construcción no se han realizado reformas sustanciales, tan sólo las requeridas por un mínimo mantenimiento y la adaptación del teatro como cine; el cambio de las tapicerías, el repintado del local y la colocación de la pantalla fija del cine. Aspecto que junto con el buen estado actual apreciable es indicativo de la buena construcción del edificio y la bondad y versatilidad de su funcionamiento.
Desde los años veinte se venía experimentando una auténtica fascinación por el cine y muchos teatros sufren ampliaciones y son reformados para adaptarse a los requerimientos funcionales de las salas cinematográficas. Y como bien dice Andrés Martínez Medina, "los teatros se reservaron la posibilidad de proyectar y los cines ocultaron tras la pantalla, el escenario" como es el caso de este teatro reconvertido en cine.
El gusto de Antonio Serrano por el diseño integral le lleva a abordar con detalle la decoración interior, que resuelve con estucos pintados y entelados de color azul y dorado, y hasta la tipografía de los característicos rótulos del exterior, que sirven como reclamo.
Las líneas curvas tienen un gran protagonismo en la composición de este proyecto, y caracterizan tanto la envolvente de la planta como los rasgos singulares de la fachada, que una marquesina de obra y la cornisa subrayan en la esquina. Entre el racionalismo y el art-decó se inscribe este edificio, que nos sorprende por el tratamiento cuidadoso del detalle y su gusto refinado.
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