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Centro de gimnasia rítmica (Alicante)
El proyecto del Centro de Gimnasia Rítmica redactado por Enric Miralles en 1989 se inscribe en un área deportiva de la ciudad de Alicante (España).
El edificio parece concebido como parte del paisaje. Las diferentes rampas que comunican las dos salas independientes de competición y de entrenamiento, parecen prolongar las curvas de nivel de terreno, como si el proyecto emergiese de las" fuerzas del lugar" y fuese una alteración topográfica de la colina que tiene de fondo.
El programa es complejo y a la vez muy específico. En este centro se celebran las competiciones de gimnasia rítmica y sobre todo es posible impartir la formación académica necesaria para su enseñanza y práctica. Consta de una sala para 4000 espectadores, otra sala de entrenamiento, pista, aulas, servicios, restaurante, terrazas.
El movimiento del público y de los deportistas, las plataformas que propician el encuentro y la comunicación, la variedad y complejidad de usos son importantes para poder interpretar este edificio.
Dos ordenes definen básicamente la estructura: El primer orden estructural consiste en tres cerchas espaciales que cubren longitudinalmente el edificio y están formadas por acero laminado, de perfiles tipo angular- y reforzadas, cuando los esfuerzos lo requieren, por perfilería tipo UPN y tubular. El segundo orden queda resuelto por cerchas muy simples de luces variables -entre 4 y 25 m.- cuya principal función es la de recibir las correas sobre las que se apoya la plancha de acabado de la cubierta.
Este proyecto parece inspirado por la idea de "arquitectura como paisaje" y por la concepción del "paisaje como arquitectura". Por esta razón, no adopta la geometría sencilla de unas formas ideales y autónomas. La geometría es sinuosa, complicada y parece estar en orgánico movimiento.
El edificio no tiene una aptitud frente al entorno: haciéndolo suyo o por el contrario, rechazándolo en introvertido hermetismo, porque trata de ser entorno. Y se convierte en paisaje, pero en paisaje inventado, artificial, creativo y sugerente.
Los requerimientos espaciales y funcionales del programa le dan al edificio gran especificidad de uso.
Entre las aportaciones del diseño son destacables las espectaculares cerchas metálicas, los pilares inclinados, rampas, galerías, barandillas y escaleras que nos remiten a una convulsa topografía, cubiertas voladas y bandejas en ménsula que desafían las leyes de la gravedad.
La estructura se trata de una forma dinámica. Las cerchas modifican su sección según las luces diferentes que deben cubrir, de manera que el perfil exterior es comparable a la trayectoria del público que se mueve en el interior de los espacios.
Esta singular obra emerge audaz y compleja, sin complejos, en un panorama de arquitecturas contenidas y, más razonables. Sin duda nos sorprende el despliegue expresivo de este "artefacto".
Entre otros temas, ya recurrentes en la arquitectura de Miralles y Pinós aparecen los recorridos públicos a través del interior que refuerzan la idea del "edificio como calle", los elementos relacionados con el movimiento del hombre, el tema de la arquitectura como paisaje, la sinceridad constructiva de instalaciones vistas y materiales desnudos. Los pilares inclinados, parecen extraídos del repertorio utilizado por Gaudí, que en su talento constructivo, concebía las formas "al servicio de la función mecánica que ejercen". Las rampas en forma de "S" nos recuerdan la planta del Carpenter Center de Le Corbusier.
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Situación
Referencias
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