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Museo Thyssen-Bornemisza

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Plantilla:Infobox Museo

El Museo Thyssen-Bornemisza es un museo de arte ubicado en España. El origen de este museo es el acuerdo de arrendamiento (1988) y la posterior adquisición que hizo el Gobierno español (julio de 1993) de una parte, la más numerosa e importante, de la colección de arte reunida por la familia Thyssen-Bornemisza, como complemento a las pinacotecas y colecciones nacionales ya existentes. El museo tiene su sede en Madrid, en el Palacio de Villahermosa, si bien cuenta con un depósito a largo plazo en el MNAC de Barcelona.


Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid

Ocupa el Palacio de Villahermosa, en la esquina del Paseo del Prado con la Carrera de San Jerónimo. El edificio fue construido entre finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX en estilo neoclásico, por Antonio López Aguado para María Pignatelli y Gonzaga, esposa del duque de Villahermosa. En el siglo XIX fue una de las mansiones más prestigiosas de la ciudad, conocida por sus veladas artísticas. En ella tocó el piano Franz Liszt.

En el siglo XX, el palacio fue adaptado como sede de la banca López Quesada, con lo que su distribución interior resultó adulterada. Tras la quiebra del banco, pasó a manos del Estado y fue reformado parcialmente en los años 80 para exposiciones temporales del Museo del Prado, entonces acuciado por problemas de espacio.

Como parte del acuerdo entre el Estado español y la familia Thyssen, el edificio fue destinado a albergar el nuevo museo. Su rehabilitación como pinacoteca fue realizada por Rafael Moneo. Las novedades más elogiadas fueron la creación de salas espaciosas al estilo de los palacios antiguos, la importancia otorgada a la luz solar, con lucernarios controlados mediante sensores, y el cambio del acceso principal, que pasaba de la Carrera de San Jerónimo a la fachada posterior, más apropiada para las aglomeraciones de público al contar con jardín propio. Desde entonces se considera la fachada principal.

La elección de mármol para los suelos y de estuco en tono tostado para las paredes fue decisión de la baronesa Thyssen, Carmen Cervera, y a pesar de algunas suspicacias, suele elogiarse porque da más calidez y prestancia a las salas. El museo ofrece así una atmósfera de cierta ostentación poco habitual en los museos públicos europeos y que recuerda más a las fundaciones norteamericanas de origen privado. En el atrio cuelgan retratos de los actuales reyes y de los barones Thyssen, rodeados de ficus y palmeras.

El museo se inauguró el 8 de octubre de 1992, con la presencia de los reyes. En 2004 se amplió para albergar la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza con dos edificios colindantes pertenecientes a la familia Goyeneche, el primero de ellos mandado construir por el Conde de Guaqui y el segundo por la Duquesa de Goyeneche. Tanto del Palacio de Villahermosa como de los dos palacios Goyeneche solamente se han conservado las fachadas originales.

Historia de la Colección Thyssen-Bornemisza

Bodegón con flores de Hans Memling (reverso de un retrato)

El fondo artístico empezó a formarse hacia 1920, como colección privada de la familia Thyssen. Ya anteriormente, hacia 1906, los Thyssen habían adquirido varias esculturas a Auguste Rodin. De ellas, tres se exhiben en el museo, como préstamo de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza.

En muy pocos años (1926-33) los Thyssen sumaron varios de sus mejores cuadros, de autores como Durero, Jan van Eyck, Caravaggio y Vittore Carpaccio. Se dice que la compra de tantas obras maestras fue posible por la gran actividad que vivía el mercado del arte, por el crack del 29 y la difícil situación en Europa entre las dos guerras mundiales. Muchos aristócratas europeos y magnates americanos tuvieron que vender sus colecciones, y los Thyssen pudieron adquirir las mejores obras a precios razonables. Sin embargo, hay que desmentir que la colección se beneficiase por una presunta proximidad al régimen nazi. Realmente, esta rama de los Thyssen no residió en Alemania sino en Holanda y Suiza. La confusión se explica por la existencia de otra rama de la saga, también dedicada a la industria, que sí colaboró activamente con el Tercer Reich[1]

La riqueza de la colección fue tal, que mereció una exposición en Munich ya en 1930. Fue una revelación, ya que hasta entonces la colección había crecido en secreto. Los Thyssen acostumbraban a comprar manteniendo el anonimato, para evitar la inflación de precios.

El Barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza (1921-2002), popular en España por su matrimonio con Carmen Cervera, prosiguió la tarea de su padre, tanto con arte antiguo como especialmente con arte del siglo XIX y posterior, hasta entonces excluido por los gustos conservadores de la familia. Su primer esfuerzo fue reunificar la colección, que había resultado desmembrada en 1947 tras desacuerdos de herencia. Esta tarea la prolongó hasta los años 80, cuando recuperó la Madonna de la humildad de Fra Angelico (MNAC de Barcelona), que había pasado a manos de una hermana suya. Otras piezas, pertenecientes a la llamada Colección Bentick-Thyssen, no tuvieron igual suerte; se subastaron y dispersaron.

A las obras maestras heredadas, el Barón unió muchas otras, en una intensa labor de adquisición que llegó a un ritmo de cien piezas anuales. Ello la convirtió en una de las colecciones privadas de arte más valiosas del mundo, pero su misma envergadura planteó el problema de asegurar su futuro. El mismo Barón confesó que, ya desde principios de los 80, se había preocupado en dejar atada la pervivencia de la colección para evitar la dispersión acaecida tras la muerte de su padre.

De colección a museo

En 1985, el Barón se casó con la española Carmen Cervera y la introdujo en el mundo del arte. La influencia de Carmen sería decisiva para el futuro de la colección Thyssen. El Barón apenas tenía una imagen difusa de España, y fue Carmen quien le introdujo en el país y en sus círculos sociales. De este modo, cuando el Barón empezó a pensar el destino de la colección, incluyó a España entre las opciones posibles.

Inicialmente, el Barón se planteó ampliar la galería de su mansión de Lugano, Villa Favorita, que exponía una selección de obras. Tras barajar varios proyectos, se inclinó por uno diseñado por el arquitecto James Stirling. Pero ampliar la villa resultaba muy costoso, las autoridades suizas no aportaban ayuda económica y además, la afluencia de público era limitada porque el acceso principal a la mansión era por el lago Lugano, en barco. Al decidir trasladar la colección a otro país, el Barón inició una sagaz campaña de seducción para captar ofertas y elegir la más favorable.

Varias ciudades europeas, desde Bonn hasta Londres, se interesaron por albergar la colección, y la Fundación Getty de Los Angeles ofreció una cifra récord por su compra. Pero el Barón fijaba condiciones muy particulares: la Colección Thyssen-Bornemisza debería permanecer como tal, en un museo propio y manteniendo su nombre y su perfil de colección familiar. Ello excluía instantáneamente la opción Getty, ya que este museo pretendía simplemente sumar los cuadros a su propia colección. Se sabe, además, que el Barón rechazaba vender sus cuadros a la Getty porque habían sido rivales en las subastas de arte. Si el Barón accedía a ese trato, se podía entender que los Getty obtenían el «triunfo final» sobre él.

Finalmente, el gobierno español obtuvo la cesión de la colección al ofrecer condiciones difíciles de mejorar: aceptó las que fijaba el Barón, y ofreció como sede del museo el Palacio de Villahermosa, un céntrico edificio de valor histórico, vecino al Museo del Prado. Se garantizaba así una ubicación privilegiada y una proyección internacional. La premier británica Margaret Thatcher lamentó esta pugna como su mayor fracaso en materia cultural.

El Museo Thyssen-Bornemisza abrió sus puertas al público en octubre de 1992, después de un acuerdo atípico entre el Barón y el Gobierno español. Este acuerdo, suscrito en 1988, estipulaba el préstamo de la colección, en régimen de arrendamiento, para un plazo máximo de nueve años y medio. La legislación española determina que una obra de arte pasa a ser patrimonio nacional tras diez años de estancia en el país, por lo que se fijó un plazo algo inferior, por si el acuerdo vencía y la colección debía retornar a Suiza. Por fortuna, no fue así, ya que el deseo último de ambas partes era que la colección se quedase definitivamente en España como museo público.

Tras un año de funcionamiento del museo, los Thyssen y el gobierno español suscribieron el acuerdo de compraventa de la parte sustancial de la colección: 775 piezas, por un precio de 350 millones de dólares de la época. La elevada cifra provocó discrepancias en el Congreso de los diputados, si bien la valoración de la colección era muy superior. En contra de lo que se supuso, el propósito del Barón al cerrar el trato no era el lucro económico, pues realmente perdía dinero, sino garantizar la pervivencia de la colección y compensar, al mismo tiempo, a sus herederos, erradicando cualquier riesgo de posteriores reclamaciones. Junto con la colección adquirida, tanto el museo de Madrid como la subsede de Barcelona expusieron otras piezas aún propiedad de la familia, cedidas en depósito.

En el anexo inaugurado en 2004 se instaló una selección de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza, en una modalidad similar de préstamo con opción de compra, y se dio énfasis a la función educativa y de investigación del Museo, creándose EducaThyssen, la marca que reúne todas las acciones educacionales de la institución, dependiente del Area de Investigación y Extensión Educativa del Museo.

Colecciones

Santa Catalina, obra de Caravaggio exhibida en el museo.

El museo de Madrid muestra sus colecciones de forma cronológica, de forma que comienza en el Gótico y concluye en el siglo XX. Puede ilustrar por sí solo la evolución de la pintura europea y norteamericana, aunque entraña especial importancia en el contexto artístico de Madrid por las secciones que complementan al Prado y el Museo Reina Sofía, sobre todo en pintura medieval italiana, renacimiento alemán, barroco holandés, y corrientes internacionales a partir del Impresionismo. Muchos artistas, desde Duccio en el siglo XIII hasta René Magritte, tienen en el Museo Thyssen su única presencia en museos españoles.

El recorrido, circular y de arriba a abajo, arranca en la segunda planta con el ciclo que va del Gótico y el Renacimiento hasta el Clasicismo del XVII. En las primeras salas, destacan una tabla de Taddeo Gaddi y el San Pedro de Simone Martini (depósito de Carmen Thyssen). El Quattrocento italiano cuenta con ejemplos de numerosos maestros italianos ausentes en el Prado, como Domenico Ghirlandaio con el Retrato de Giovanna Tornabuoni, de 1488. Hay pinturas (por lo general de pequeño tamaño) de Piero della Francesca, Paolo Uccello, Cosimo Tura, Ercole de' Roberti... El Joven caballero de Vittore Carpaccio es una joya clave y se considera el primer retrato de cuerpo entero pintado en Europa. Preside una sala con memorables obras de Gentile Bellini, Giovanni Bellini, Fra Bartolommeo, Bernardino Luini, Sebastiano del Piombo...

El renacimiento alemán cuenta con más de 40 piezas, un conjunto más rico que el del Prado que incluye a Durero, Lucas Cranach el Viejo, un famoso retrato de Enrique VIII de Hans Holbein y otros ejemplos de Hans Baldung Grien, Albrecht Altdorfer, etc. Los primitivos flamencos no igualan la riqueza del Prado, aunque aquí se custodia el único ejemplo de Jan Van Eyck en España: Díptico de la Anunciación. Destacan también una pequeña Virgen de Rogier van der Weyden, otra de Petrus Christus, una escena religiosa de Robert Campin y un soberbio retrato de Hans Memling, con un inusual bodegón de flores en el reverso. Una galería con vistas al Paseo del Prado está dedicada a retratos: Rafael (Retrato de muchacho joven), Bronzino, Paris Bordone, Veronés, Correggio... Se exhibe también El rapto de Europa, gran lienzo de Simon Vouet. Salas próximas albergan obras destacadas como un San Jerónimo de Tiziano, dos lienzos de Tintoretto, otro de Bassano, tres de El Greco, Lot y sus hijas de Orazio Gentileschi y la famosa Santa Catalina de Caravaggio, entre otros. De los barrocos españoles, destacan dos lienzos de Ribera y uno de Murillo.

En la primera planta se muestra la riquísima colección de pintura holandesa, encabezada por Frans Hals y Rembrandt. Un Autorretrato de este último, que se marginaba como copia, fue autentificado como original suyo. Otros autores holandeses: Adriaen van Ostade, Jan Steen, Willem Kalf, Jacob Ruysdael... Esta planta alberga también obras del Rococó con Watteau, Boucher, Fragonard, Giambattista Tiepolo y Canaletto, varias pinturas inglesas de Thomas Gainsborough y Thomas Lawrence, tres retratos de Goya como El pintor Asensi y El tío Paquete, Romanticismo con pequeños cuadros de Delacroix y Géricault, Realismo con Courbet, y culmina con los movimientos impresionistas, con casi todos los maestros destacados: Manet, Renoir, Monet, Degas, Pissarro... Van Gogh cuenta con cuatro obras de distintas etapas, y Gauguin sólo está presente con una, si bien el edificio anexo, con la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza, alberga un conjunto muy relevante con siete pinturas más.

Es llamativo el conjunto de pintura norteamericana de los siglos XVIII y XIX, un área de la Historia del Arte poco conocida en Europa. Aún más relevante el fondo del Expresionismo alemán, con abundantes muestras de Kirchner, Emil Nolde, Max Beckmann, etc. La joya de este conjunto es posiblemente Metropolis, de Grosz.

La planta baja reúne obras del siglo XX, desde el cubismo y las primeras vanguardias, hasta el Pop Art. Destacan algunas obras maestras de Picasso, como Arlequín con espejo, una Corrida de toros y una composición cubista. Edvard Munch, Juan Gris, Piet Mondrian, Marc Chagall, Edward Hopper, Joan Miró, Salvador Dalí, David Hockney, Francis Bacon, Lucian Freud... son sólo algunos de los muchísimos artistas reunidos. Muchos de ellos son rarezas en el circuito español de museos, por lo que para ver obras suyas, hay que visitar el Museo Thyssen-Bornemisza.

Véase también

Referencias

Enlaces externos


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Thyssen-Bornemisza]]

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Alberto Mengual

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