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Diferencia entre revisiones de «Ciudad del espacio»
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Los cementerios tienen más sentido para los esqueletos de los muertos de lo que nuestras ciudades tienen para los pulmones de los vivos. La hierba crece alrededor de cada tumba, un poco de cesped, un camino de grava que separa a cada uno de su vecino. Cada sepulcro es una isla verde. Cada persona es su propia dueña; Cada uno con su propio asentamiento. Se debe tomar nota! | Los cementerios tienen más sentido para los esqueletos de los muertos de lo que nuestras ciudades tienen para los pulmones de los vivos. La hierba crece alrededor de cada tumba, un poco de cesped, un camino de grava que separa a cada uno de su vecino. Cada sepulcro es una isla verde. Cada persona es su propia dueña; Cada uno con su propio asentamiento. Se debe tomar nota! | ||
¿Y nuestras ciudades? Muros, muros, muros. | |||
No tengamos más muros, no más cerrar cuerpo y alma en barracas, toda esta cultura de barracas con o sin decoración. Lo que queremos es: | |||
: Transformación del espacio global de las ciudades | |||
: Para liberarnos de la tierra, el abandono del eje estático | |||
: Nada de muros, sin cimentación. | |||
: Un sistema de tensión en un espacio abierto. | |||
: La provisión de nuevas posibilidades de vivir y por lo tanto de requerimientos que transformarán a la sociedad. | |||
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Revisión del 10:14 14 ene 2017
La Ciudad del espacio fue una propuesta realizada por Frederick Kiesler dentro del pabellón de Austria realizado por Josef Hoffmann para la Exposición Internacional de las Artes Decorativas e Industriales Modernas realizada en París en 1925. A través de esta propuesta, Kiesler presentó su visionaria idea de una mega-ciudad.
Manifiesto de la Ciudad del especio
La nueva forma de la ciudad surge de la necesidad:
- La ciudad-país, porque la separación de país y pueblo ha sido abolida.
- La ciudad-tiempo, porque el tiempo es la dimensión de su organización espacial.
- La ciudad del espacio, porque flota libremente en el espacio, se descentraliza en partes según el terreno
- La ciudad automática, porque la rutina diaria de la vida está mecanizada.
¿Qué otra cosa son nuestras casas sino ataúdes de piedra que se elevan desde el suelo hasta el cielo? Un piso alto, dos pisos - trescientos pisos de altura. ¿Rectángulos y decágonos de mampostería? Ataudes encerrados de piedra, o madera, o arcilla, u hormigón - con respiraderos.
Los cementerios tienen más sentido para los esqueletos de los muertos de lo que nuestras ciudades tienen para los pulmones de los vivos. La hierba crece alrededor de cada tumba, un poco de cesped, un camino de grava que separa a cada uno de su vecino. Cada sepulcro es una isla verde. Cada persona es su propia dueña; Cada uno con su propio asentamiento. Se debe tomar nota!
¿Y nuestras ciudades? Muros, muros, muros.
No tengamos más muros, no más cerrar cuerpo y alma en barracas, toda esta cultura de barracas con o sin decoración. Lo que queremos es:
- Transformación del espacio global de las ciudades
- Para liberarnos de la tierra, el abandono del eje estático
- Nada de muros, sin cimentación.
- Un sistema de tensión en un espacio abierto.
- La provisión de nuevas posibilidades de vivir y por lo tanto de requerimientos que transformarán a la sociedad.
