Suelo radiante
Sistema de calefacción por agua caliente que emite el calor por la superficie del suelo, al que se lleva desde la caldera mediante una red de tuberías empotradas bajo el pavimento.
En realidad, el emisor podría ser por cualquier otro de los paramentos de los locales a calefactar (paredes o techo), pero como el aire caliente asciende, lo más lógico es emplear el suelo. En cualquier caso, como el calor se cede por radiación, y la piel humana es un buen absorbente de la radiación, la calefacción por techo radiante tiene el problema de afectar la piel de la cabeza a aquellos que carecen de pelo (calvos) dándoles dolor de cabeza, por lo que no es aconsejable en absoluto usar el techo.
Este sistema tiene la ventaja de que la emisión se hace por radiación, por lo que se puede tener en los locales habitados una Temperatura seca del aire menor que con otros sistemas de calefacción, lo que supone menores pérdidas de calor por los muros, techos o suelos en contacto con el exterior. En España, con las temperaturas mínimas exteriores normales, el ahorro de este sistema puede estimarse entre un 15% y un 20%, sin disminuir las prestaciones en cuanto a comodidad térmica (Sensación térmica).
La temperatura superficial del suelo debe de ser moderada por lo que la temperatura del agua que las recorre también. Esa temperatura baja se se ve compensada por una mayor superficie de emisión.
Construcción
Las tuberías (generalmente de material plástico) se distribuyen sobre el forjado (ver imagen), interponiendo un aislante térmico para evitar que el calor se disipe hacia la planta inferior. Sobre las tuberías se pone una capa de mortero de cemento y arena y luego el solado, que se recomienda sea de un material poco aislante del calor (piedra, baldosa cerámica o hidráulica) y no de madera o moqueta.