/
/
// // // //

Diferencia entre revisiones de «Gimnasio Maravillas. "Maravillas" revisado (Miguel Angel Baldellou)»

m
Texto reemplazado: « » por « »
m (Texto reemplazado: « » por « »)
 
(No se muestra una edición intermedia del mismo usuario)
Línea 102: Línea 102:
Sin embargo, la taxis propuesta por Sota no es excesivamente explícita, como demostró más tarde, poco antes de morir, con sus dudas a la hora de prolongar la composición de la ampliación al otro lado de la iglesia del Colegio. Efectivamente, el alzado del Gimnasio está compuesto como una pieza autónoma respecto al frente de la calle, pero no pensada con independencia del conjunto del proyecto. Si ya vimos al comentar la sección que, tomada como origen de la idea básica, implicaba una organización tripartita de la sección del muro de cierre, éste venía condicionado en bandas horizontales de transparencia creciente en sentido ascendente.
Sin embargo, la taxis propuesta por Sota no es excesivamente explícita, como demostró más tarde, poco antes de morir, con sus dudas a la hora de prolongar la composición de la ampliación al otro lado de la iglesia del Colegio. Efectivamente, el alzado del Gimnasio está compuesto como una pieza autónoma respecto al frente de la calle, pero no pensada con independencia del conjunto del proyecto. Si ya vimos al comentar la sección que, tomada como origen de la idea básica, implicaba una organización tripartita de la sección del muro de cierre, éste venía condicionado en bandas horizontales de transparencia creciente en sentido ascendente.


Vimos también cómo la iluminación del interior del Gimnasio obligaba al bisel del lucernario inclinado, y cómo las aulas avanzaban sobre la calle traspasando el límite de la fachada. Tanto el plano inclinado hacia atrás, si se mira desde la calle, como los volúmenes salientes, producirán un juego de luces y sombras que “moverán” la fachada. Por otra parte, la geometría del solar, y aquí entra en juego la planta, no la sección, obligaba a situar la cancha de juego de forma que hacia el este quedase una zona, mayor que la del oeste, aprovechable para aulas. Este uso repercute en el alzado desplazando hacia la derecha dos cuerpos volados frente al único correspondiente de la izquierda. Hacia ese lado desciende precisamente la calle Joaquín Costa y, con el desnivel, el zócalo del edificio formado por una banda de ladrillo subrayada por otra en su base, de rejilla metálica de ventilación. Ambas van quebrándose en pequeños saltos que fragmentan, a otra escala, la del peatón, la larga fachada. En consecuencia, el frente, en cuanto alzado, dirige la atención hacia la derecha donde se concentra el mayor número de accidentes del plano. En la parte superior dos voladizos, y en la inferior el hueco de la entrada al Gimnasio, todo “comprimido” por la línea ascendente de la calle. La forma de aligerar esa tensión podría ser la colocación en su lado opuesto de algún elemento singular (“el escudo de Tarragona”), en este caso un pequeño hueco vertical totalmente incluido en la superficie de ladrillo, que termina una serie de tres, semejantes, pero situados de forma distinta respecto a su fondo. Este está formado por una superficie dividida en dos partes según una línea horizontal quebrada por el tratamiento del material. La inferior, con ladrillo rugoso, pretendía impedir los posibles grafit- ti, que en aquella época, anterior al spray, se producían con tiza. La superior con ladrillo liso. Pues bien, las dos ventanas de la derecha se sitúan en la misma cota horizontal y la de la izquierda sobre la línea superior de las otras de forma que la de la izquierda queda además totalmente enmarcada por ladrillo liso, la del centro ocupa una posición intermedia entre las dos texturas y la de la derecha está inmersa en el ladrillo rugoso, si bien su cara superior coincide con la línea de separación con el liso.
Vimos también cómo la iluminación del interior del Gimnasio obligaba al bisel del lucernario inclinado, y cómo las aulas avanzaban sobre la calle traspasando el límite de la fachada. Tanto el plano inclinado hacia atrás, si se mira desde la calle, como los volúmenes salientes, producirán un juego de luces y sombras que “moverán” la fachada. Por otra parte, la geometría del solar, y aquí entra en juego la planta, no la sección, obligaba a situar la cancha de juego de forma que hacia el este quedase una zona, mayor que la del oeste, aprovechable para aulas. Este uso repercute en el alzado desplazando hacia la derecha dos cuerpos volados frente al único correspondiente de la izquierda. Hacia ese lado desciende precisamente la calle Joaquín Costa y, con el desnivel, el zócalo del edificio formado por una banda de ladrillo subrayada por otra en su base, de rejilla metálica de ventilación. Ambas van quebrándose en pequeños saltos que fragmentan, a otra escala, la del peatón, la larga fachada. En consecuencia, el frente, en cuanto alzado, dirige la atención hacia la derecha donde se concentra el mayor número de accidentes del plano. En la parte superior dos voladizos, y en la inferior el hueco de la entrada al Gimnasio, todo “comprimido” por la línea ascendente de la calle. La forma de aligerar esa tensión podría ser la colocación en su lado opuesto de algún elemento singular (“el escudo de Tarragona”), en este caso un pequeño hueco vertical totalmente incluido en la superficie de ladrillo, que termina una serie de tres, semejantes, pero situados de forma distinta respecto a su fondo. Este está formado por una superficie dividida en dos partes según una línea horizontal quebrada por el tratamiento del material. La inferior, con ladrillo rugoso, pretendía impedir los posibles grafit- ti, que en aquella época, anterior al spray, se producían con tiza. La superior con ladrillo liso. Pues bien, las dos ventanas de la derecha se sitúan en la misma cota horizontal y la de la izquierda sobre la línea superior de las otras de forma que la de la izquierda queda además totalmente enmarcada por ladrillo liso, la del centro ocupa una posición intermedia entre las dos texturas y la de la derecha está inmersa en el ladrillo rugoso, si bien su cara superior coincide con la línea de separación con el liso.


Sobre este esquema, en el que las piezas básicas ocupan su sitio, el precisar con exactitud la medida, lleva a la utilización de un módulo fijado por el despiece de la carpintería. Sin embargo, la secuencia en horizontal, llamando “a” a la separación de los soportes de la verja del patio superior que coincide con el doble del módulo, y “b”, doble de “a”, al ancho de los cuerpos volados sería la siguiente : a-2,5a-b-6a-b-2a-b-a. En ella 6a corresponde al gran cristal inclinado sobre el Gimnasio que por su longitud separa en dos partes la fachada, alargándola visualmente aún más. Es pues este módulo, “casi” el centro de una composición “casi” simétrica en la que el 2,5a de la izquierda está compensado con el (2a-b) de la derecha.
Sobre este esquema, en el que las piezas básicas ocupan su sitio, el precisar con exactitud la medida, lleva a la utilización de un módulo fijado por el despiece de la carpintería. Sin embargo, la secuencia en horizontal, llamando “a” a la separación de los soportes de la verja del patio superior que coincide con el doble del módulo, y “b”, doble de “a”, al ancho de los cuerpos volados sería la siguiente : a-2,5a-b-6a-b-2a-b-a. En ella 6a corresponde al gran cristal inclinado sobre el Gimnasio que por su longitud separa en dos partes la fachada, alargándola visualmente aún más. Es pues este módulo, “casi” el centro de una composición “casi” simétrica en la que el 2,5a de la izquierda está compensado con el (2a-b) de la derecha.
Artículo procedente de Urbipedia.org. Con licencia Creative Commons CC-BY-NC-SA excepto donde se indica otro tipo de licencia.
Origen o autoría y licencia de imágenes accesible desde PDF, pulsando sobre cada imagen.
https://www.urbipedia.org/hoja/Especial:MobileDiff/386955...480501