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Convento de San Agustín (Segovia)
El convento de San Agustín está situado en la plaza de los Caídos de la ciudad de Segovia, en el denominado barrio de los Caballeros, en un entorno caracterizado por la presencia de grandes palacios, que podríamos considerar como el núcleo más denso del Barrio de los Caballeros, con las casas de Floresta Trifontane, Uceda-Peralta, Cheste, Marqueses de Lozoya, la llamada Casa de las Cadenas y el Palacio de Quintanar, casi todas con espaciosos jardines. Algunos conventos antiguos. Varios edificios institucionales, que se insertaron en la zona en la segunda mitad del XX, aprovechando la existencia de parcelas de grandes dimensiones y su ventajosa posición.
Al norte y al sur de este conjunto se sitúan dos iglesias románicas, San Juan de los Caballeros y San Sebastián, respectivamente.
Origen e historia del monumento
El Convento fue fundado por don Antonio de Guevara y Tapia en 1555. En las obras de construcción intervinieron varios maestros y canteros, entre ellos Pedro de Brizuela, Juan de Arribas y Pedro del Campo.
La Desamortización de Mendizábal provocó el abandono del convento, cedido al Ejército en 1835, reparándose la iglesia en 1853 para convertirla en almacén de carruajes.
Las distintas dependencias conventuales fueron dando paso a diversas viviendas particulares (calle de San Agustin), mientras que la iglesia se demolió en 1915 ante las airadas protestas de Daniel Zuloaga; sobre ella, y por encargo de la Delegación Provincial de Sindicatos, el arquitecto Fernández Vega levantó a partir de 1942 la Clínica 18 de Julio en el lugar donde otrora estuvieran las naves del templo.
Tras la Guerra Civil la cabecera sirvió como monumento a los caídos en dicha contienda, cuyos nombres se encuentran grabados en sus muros.
Definición del estilo
De todo el conjunto sólo queda en pie la cabecera de la iglesia, magnífico ejemplo de transición de las formas platerescas a las herrerianas, manteniendo elementos goticistas.
Configuración arquitectónica de la cabecera
Los restos que quedan son, sin techo, la cabecera poligonal y el corto brazo izquierdo del crucero.
En su momento se cubría mediante bóvedas nervadas que arrancaban de pilastras con recuadro, de traza muy sobria, apoyadas en pedestales. Bajo los ventanales, de los que sólo se conservan fragmentos de uno, corre una cornisa. En el crucero, el estilo plateresco se pone de manifiesto en los nichos arquitrabados, las pilastras estriadas, ménsulas y capiteles.
La estructura de la cabecera se puede considerar un claro remanente de las formas y conceptos espaciales góticos en el último tercio del XVI, aunque la ornamentación responde a modelos renacentistas.
Referencias
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