Diferencia entre revisiones de «La arquitectura como paisaje (Carmen Escoda)»

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Mediante estas estrategias, Wright persigue la finalidad de que los contornos del edificio alcancen el paisaje y formen un conjunto interactivo en equilibrio. El resultado son obras en las que predomina la simplicidad geométrica de sus formas, la claridad en el diseño del espacio interior, los grandes voladizos de las cubiertas y la relación natural y espontánea entre edificio y entorno.
Mediante estas estrategias, Wright persigue la finalidad de que los contornos del edificio alcancen el paisaje y formen un conjunto interactivo en equilibrio. El resultado son obras en las que predomina la simplicidad geométrica de sus formas, la claridad en el diseño del espacio interior, los grandes voladizos de las cubiertas y la relación natural y espontánea entre edificio y entorno.


A diferencia de los jardines japoneses, los jardines paradisíacos de la arquitectura islámica seguían las líneas tradicionales en cuanto al diseño, no en cuanto a los recorridos, pero el interior y el exterior estaban estrechamente vinculados; había terrazas para captar las brisas y desde las que gozar de las vistas panorámicas. Los jardines eran una prolongación de la arquitectura del edificio hacia la ladera. El agua era un elemento muy valioso para los musulmanes y desarrollaron una gran capacidad de imaginación en el
A diferencia de los jardines japoneses, los jardines paradisíacos de la arquitectura islámica seguían las líneas tradicionales en cuanto al diseño, no en cuanto a los recorridos, pero el interior y el exterior estaban estrechamente vinculados; había terrazas para captar las brisas y desde las que gozar de las vistas panorámicas. Los jardines eran una prolongación de la arquitectura del edificio hacia la ladera. El agua era un elemento muy valioso para los musulmanes y desarrollaron una gran capacidad de imaginación en el diseño de estanques, canales y fuentes e intervenía sobre todo como un elemento de composición y como un factor climático fundamental en la búsqueda de un microclima controlado que proporcionara frescor. La arquitectura tenía un carácter intimista y recogido, pero no por ello dejaba de establecerse un contacto directo con el exterior, abriéndose las estancias a los patios exteriores, dónde se creaba un ambiente de frescor y de temperatura muy agradable.
 
Una clara influencia de esta cultura la encontramos en la obra de Barragán. Apostaba por el muro frente a las cajas de cristal y por una arquitectura intimista, una arquitectura serena y paradisíaca. Caminando por la Alhambra descubrió la belleza y serenidad de esos patios con sus fuentes y estanques. El agua se da cita a lo largo de toda su obra bajo morfologías diferentes: "[...] en la vigilia y en el sueño me han acompañado siempre el dulce recuerdo de las fuentes, las que marcaron mi niñez; los derramaderos, los aljibes de las haciendas, los brocales de los pozos en los patios conventuales, las acequias, los pequeños manantiales espejeantes y los viejos acueductos" (Barragán, 1995, p. 22).
 
Realizaba composiciones en las que la casa era un elemento inseparable del jardín y las estancias se abrían al exterior mediante aberturas controladas en los muros. Creaba patios donde los volúmenes principales estaban rodeados por muros vacíos y superficies abstractas, a veces pintadas con pigmentos naturales, y en los que el agua y los manantiales tenían un papel primordial. Esta expresión lírica y minimalista alcanzó su apoteosis en el proyecto del Pedregal (1945-1950), donde convirtió un terreno de lava estéril en una serie de antepatios, estanques-fuentes y patios interiores, siendo un ejemplo de la arquitectura imbuida por el espíritu del lugar, del genius loci.
 
::::::<small>''En la vasta extensión de lava en el sur de México, me dispongo, sacudido por la belleza de ese viejo paisaje volcánico, a construir unos jardines que se vuelvan humanos sin destruir el maravilloso entorno. Paseando por grietas de lava, protegido por la sombra de grandes muros de piedra viva, descubrí de pronto iah, bellísima sorpresa!, pequeños valles verdes secretos, bordeados por las más caprichosas, bellas y fantásticas formaciones de roca esculpidas por las piedras derretidas, por los poderosos vientos prehistóricos''. (Barragán, 1995, p. 97)</small>
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