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El “modelo Barcelona” ¿una fórmula original? De la “reconstrucción” a los proyectos urbanos estratégicos (1979-2004)
El “modelo Barcelona” ¿una fórmula original? De la “reconstrucción” a los proyectos urbanos estratégicos (1979-2004)
==Introducción==  
==Introducción==
Numerosos arquitectos, urbanistas e historiadores del urbanismo de distintas partes del mundo han mostrado un especial interés por las transformaciones producidas en Barcelona durante las dos últimas décadas. La experiencia ha sido ampliamente descrita y difundida en medios académicos y profesionales, aunque no es fácil encontrar interpretaciones globales que tengan en cuenta las distintas variables puestas en juego, incluso desde una perspectiva estríctamente urbanística. Algunos autores han destacado la dimensión formal de esas transformaciones, el buen diseño, la calidad urbana de sus espacios públicos (Buchanan 1984, 1992; Rowe, 1991, 1997; Sokoloff, 1999, Gehl- Gemzoe, 2001). Para otros, lo más señalado habría sido la capacidad de gestionar un acontecimiento extraordinario como los JJ.OO. de 1992, convirtiéndolo en "palanca" e instrumento estratégico de renovación y recuperación urbana (Marshall, 1996; Portas, 1998; Ward, 2002).


Numerosos arquitectos, urbanistas e historiadores del urbanismo de distintas partes del mundo han mostrado un especial interés por las transformaciones producidas en Barcelona durante las dos últimas décadas. La experiencia ha sido ampliamente descrita y difundida en medios académicos y profesionales, aunque no es fácil encontrar interpretaciones globales que tengan en cuenta las distintas variables puestas en juego, incluso desde una perspectiva estríctamente urbanística. Algunos autores han destacado la dimensión formal de esas transformaciones, el buen diseño, la calidad urbana de sus espacios públicos (Buchanan 1984, 1992; Rowe, 1991, 1997; Sokoloff, 1999, Gehl- Gemzoe, 2001). Para otros, lo más señalado habría sido la capacidad de gestionar un acontecimiento extraordinario como los JJ.OO. de 1992, convirtiéndolo en "palanca" e instrumento estratégico de renovación y recuperación urbana (Marshall, 1996; Portas, 1998; Ward, 2002).
Además de esa duplicidad de percepciones en la extensa literatura generada durante los últimos años, es interesante comprobar la existencia de un cierto contraste entre los enfoques utilizados por los que atienden a la experiencia barcelonesa "desde fuera", y las visiones más localistas y homogéneas que sobre el mismo proceso se han efectuado "desde dentro", a menudo por los propios gestores y técnicos implicados en dicha experiencia (Ajuntament de Barcelona, 1983, 1986, 1987, 1996, etc.; Busquets, 1987; Montaner, 1990; Borja, 1995; Maragall, 1998, Esteban, 1999). En pocas ocasiones se intenta combinar ambas perspectivas, la internacional con la local. Sin embargo, si se quiere entender el grado de originalidad de los procesos urbanos y de las estrategias urbanísticas puestas en marcha en este periodo, parece obvio que resultan precisas ambas perspectivas.
 
Además de esa duplicidad de percepciones en la extensa literatura generada durante los últimos años, es interesante comprobar la existencia de un cierto contraste entre los enfoques utilizados por los que atienden a la experiencia barcelonesa "desde fuera", y las visiones más localistas y homogéneas que sobre el mismo proceso se han efectuado "desde dentro", a menudo por los propios gestores y técnicos implicados en dicha experiencia (Ajuntament de Barcelona, 1983, 1986, 1987, 1996, etc.; Busquets, 1987; Montaner, 1990; Borja, 1995; Maragall, 1998, Esteban, 1999). En pocas ocasiones se intenta combinar ambas perspectivas, la internacional con la local. Sin embargo, si se quiere entender el grado de originalidad de los procesos urbanos y de las estrategias urbanísticas puestas en marcha en este periodo, parece obvio que resultan precisas ambas perspectivas.  


¿Hasta qué punto podemos considerar la experiencia de Barcelona como un hecho singular y aislado?. ¿Es posible considerar ese "modelo" como una versión más o menos original del discurso y de las prácticas urbanísticas en otras ciudades en el mismo periodo? El objetivo del presente artículo es el de reconsiderar el llamado "modelo Barcelona", con la pretensión de entender mejor sus conexiones y paralelismos con lo ocurrido en otras ciudades y, a la vez, apuntar hacia algunas de sus especificidades y su originalidad relativa. Tomaré como punto de partida las diversas interpretaciones sobre los cambios producidos en la cultura urbanística internacional y, al mismo tiempo, una aproximación más cercana a los procesos y estrategias desarrolladas en Barcelona durante esos años, lo cual me obligará a utilizar una serie algo extensa de referencias bibliográficas de naturaleza bastante diversa. Generalmente, la experiencia de Barcelona tiende a verse como un episodio excepcional, sobre todo,
¿Hasta qué punto podemos considerar la experiencia de Barcelona como un hecho singular y aislado?. ¿Es posible considerar ese "modelo" como una versión más o menos original del discurso y de las prácticas urbanísticas en otras ciudades en el mismo periodo? El objetivo del presente artículo es el de reconsiderar el llamado "modelo Barcelona", con la pretensión de entender mejor sus conexiones y paralelismos con lo ocurrido en otras ciudades y, a la vez, apuntar hacia algunas de sus especificidades y su originalidad relativa. Tomaré como punto de partida las diversas interpretaciones sobre los cambios producidos en la cultura urbanística internacional y, al mismo tiempo, una aproximación más cercana a los procesos y estrategias desarrolladas en Barcelona durante esos años, lo cual me obligará a utilizar una serie algo extensa de referencias bibliográficas de naturaleza bastante diversa. Generalmente, la experiencia de Barcelona tiende a verse como un episodio excepcional, sobre todo,
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Por otro lado, en ese mismo año de 1999, en el difundido Informe "Towards an Urban Renaissance" -preparado por un equipo de expertos y coordinado por Richard Rogers por encargo del nuevo gobierno laborista- las referencias al caso de Barcelona ocupaban un lugar destacado. En ese documento, Richard Rogers considera que "en la calidad de nuestro diseño urbano y del planeamiento estratégico, estamos probablemente 20 años detrás de lugares como Amsterdam o Barcelona" (Rogers, 1999, p.7). En el Informe, la atención se fija así en esos dos aspectos de las intervención urbanísticas realizadas en Barcelona: capacidad para regenerar y tratar espacios centrales mediante pequeñas operaciones de reforma urbana; pero también, las operaciones de mayor alcance, los proyectos "estratégicos" que caracterizan la intervención posterior. Especialmente significativo es el hecho de que el propio ex alcalde Barcelona, Paqual Maragall (1982-97), fuera encargado del prólogo a dicha publicación.
Por otro lado, en ese mismo año de 1999, en el difundido Informe "Towards an Urban Renaissance" -preparado por un equipo de expertos y coordinado por Richard Rogers por encargo del nuevo gobierno laborista- las referencias al caso de Barcelona ocupaban un lugar destacado. En ese documento, Richard Rogers considera que "en la calidad de nuestro diseño urbano y del planeamiento estratégico, estamos probablemente 20 años detrás de lugares como Amsterdam o Barcelona" (Rogers, 1999, p.7). En el Informe, la atención se fija así en esos dos aspectos de las intervención urbanísticas realizadas en Barcelona: capacidad para regenerar y tratar espacios centrales mediante pequeñas operaciones de reforma urbana; pero también, las operaciones de mayor alcance, los proyectos "estratégicos" que caracterizan la intervención posterior. Especialmente significativo es el hecho de que el propio ex alcalde Barcelona, Paqual Maragall (1982-97), fuera encargado del prólogo a dicha publicación.
El mensaje de Maragall es claro: "Resulta crítico entender que la mejora del espacio público es relevante para la resolución de los problemas económicos y sociales". Después de las operaciones puntuales, casi como una ampliación de las mismas, se deben emprender los proyectos urbanos de mayor alcance, estratégicos. "El truco en Barcelona fue primero calidad, después cantidad" (Rogers, 1999).  
El mensaje de Maragall es claro: "Resulta crítico entender que la mejora del espacio público es relevante para la resolución de los problemas económicos y sociales". Después de las operaciones puntuales, casi como una ampliación de las mismas, se deben emprender los proyectos urbanos de mayor alcance, estratégicos. "El truco en Barcelona fue primero calidad, después cantidad" (Rogers, 1999).


Tanto en los textos indicados al principio como en las observaciones del Informe Rogers, destacan esas dos dimensiones del urbanismo de Barcelona que más han atraido la atención internacional: "urbanismo cualitativo" y "urbanismo estratégico". Resulta necesario por tanto, diferenciar claramente dos componentes -y dos etapas- en el "modelo Barcelona". Dos líneas de actuación que no son, por otro lado, nada ajenas a sendas tradiciones de la cultura urbanística internacional. ¿Cuál es, entonces, la originalidad de Barcelona? ¿Se trata, básicamente, de un proceso de adaptación de esas tradiciones urbanísticas? ¿O, más bién, de una elaboración propia de tal entidad que habría acabado por conformar un "modelo" del que otras ciudades estarían aprendiendo? En un ensayo reciente, S.V. Ward sugiere la posibilidad de que ambas hipótesis puedieran no haber sido contradictorias, sino más bien complementarias: "Ahora, paradójicamente, la experiencia urbanística de Barcelona está siendo ampliamente estudiada,
Tanto en los textos indicados al principio como en las observaciones del Informe Rogers, destacan esas dos dimensiones del urbanismo de Barcelona que más han atraido la atención internacional: "urbanismo cualitativo" y "urbanismo estratégico". Resulta necesario por tanto, diferenciar claramente dos componentes -y dos etapas- en el "modelo Barcelona". Dos líneas de actuación que no son, por otro lado, nada ajenas a sendas tradiciones de la cultura urbanística internacional. ¿Cuál es, entonces, la originalidad de Barcelona? ¿Se trata, básicamente, de un proceso de adaptación de esas tradiciones urbanísticas? ¿O, más bién, de una elaboración propia de tal entidad que habría acabado por conformar un "modelo" del que otras ciudades estarían aprendiendo? En un ensayo reciente, S.V. Ward sugiere la posibilidad de que ambas hipótesis puedieran no haber sido contradictorias, sino más bien complementarias: "Ahora, paradójicamente, la experiencia urbanística de Barcelona está siendo ampliamente estudiada,
utilizada y adaptada de distintos modos, tanto en el mundo postindustrial como en el ámbito latinoamericano (…) Maragall considera el escenario internacional, importando y adaptando modelos urbanísticos exteriores (el de Baltimore, por ejemplo) a la vez que, con más fuerza, fomenta la difusión del modelo Barcelona" (Ward, 2000, p.56).  
utilizada y adaptada de distintos modos, tanto en el mundo postindustrial como en el ámbito latinoamericano (…) Maragall considera el escenario internacional, importando y adaptando modelos urbanísticos exteriores (el de Baltimore, por ejemplo) a la vez que, con más fuerza, fomenta la difusión del modelo Barcelona" (Ward, 2000, p.56).


Lo que no aparece en el Informe citado es alusión alguna a los procesos metropolitanos que en esos mismos veinte años han transformado la estructura y la forma de la Barcelona metropolitana -la "ciudad real" a la que el mismo Maragall se refiere a menudo- en una región metropolitana cada vez más dispersa y menos "mediterránea". Tampoco el "urbanismo verde" ni el planeamiento metropolitano de Barcelona son considerados como un "modelo" relevante en esos trabajos. Claro que el contraste que algunos observan entre la importante incidencia del sistema británico de planeamiento en esos aspectos, frente a la debilidad generalizada de las iniciativas correspondientes en Barcelona -como en otras ciudades del sur de Europa-, parece ser un motivo suficiente que explicaría esa falta de interés o las visiones más bien críticas de otros autores británicos (Hebbert, 2000, 82-90).
Lo que no aparece en el Informe citado es alusión alguna a los procesos metropolitanos que en esos mismos veinte años han transformado la estructura y la forma de la Barcelona metropolitana -la "ciudad real" a la que el mismo Maragall se refiere a menudo- en una región metropolitana cada vez más dispersa y menos "mediterránea". Tampoco el "urbanismo verde" ni el planeamiento metropolitano de Barcelona son considerados como un "modelo" relevante en esos trabajos. Claro que el contraste que algunos observan entre la importante incidencia del sistema británico de planeamiento en esos aspectos, frente a la debilidad generalizada de las iniciativas correspondientes en Barcelona -como en otras ciudades del sur de Europa-, parece ser un motivo suficiente que explicaría esa falta de interés o las visiones más bien críticas de otros autores británicos (Hebbert, 2000, 82-90).
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==La "Reconstrucción de la ciudad" y el urbanismo "cualitativo". Los proyectos de recuperación del espacio público durante los años 80==
==La "Reconstrucción de la ciudad" y el urbanismo "cualitativo". Los proyectos de recuperación del espacio público durante los años 80==
Además de considerar los rasgos específicos de la ciudad de Barcelona en la primera mitad de la década de los 80 -en correspondencia a una coyuntura histórica especial (cambio de situación política con la recuperación de la democracia en España), es importante entender el alcance de esa completa revisión y cambio de "ciclo" del urbanismo a escala internacional. Si se quiere inscribir el urbanismo de Barcelona en esa primera etapa, parece importante referirse tanto a las nuevas condiciones derivadas del final del periodo del crecimiento urbano anterior, como al "ambiente" y los "referentes conceptuales" en los que se desarrolla la práctica urbanística de la nueva etapa. Sin llegar a un determinismo economicista excesivo, parece fundamental poner en relación el proceso por el cual se van imponiendo esas concepciones, con los cambios sustanciales asociados a la ralentización del crecimiento demográfico y urbano que se observa en las ciudades europeas,
Además de considerar los rasgos específicos de la ciudad de Barcelona en la primera mitad de la década de los 80 -en correspondencia a una coyuntura histórica especial (cambio de situación política con la recuperación de la democracia en España), es importante entender el alcance de esa completa revisión y cambio de "ciclo" del urbanismo a escala internacional. Si se quiere inscribir el urbanismo de Barcelona en esa primera etapa, parece importante referirse tanto a las nuevas condiciones derivadas del final del periodo del crecimiento urbano anterior, como al "ambiente" y los "referentes conceptuales" en los que se desarrolla la práctica urbanística de la nueva etapa. Sin llegar a un determinismo economicista excesivo, parece fundamental poner en relación el proceso por el cual se van imponiendo esas concepciones, con los cambios sustanciales asociados a la ralentización del crecimiento demográfico y urbano que se observa en las ciudades europeas,
así como con la crisis económica de los años 70 y principios de los 80.
así como con la crisis económica de los años 70 y principios de los 80.
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Hay que recordar la potencia con que se van imponiendo las nuevas concepciones urbanísticas como reacción a la abtracción y a las limitaciones del "urbanismo moderno" -por muy ambigua que resulte dicha expresión- que había presidido las actuaciones llevadas a cabo en los años del gran crecimiento urbano anterior (décadas de los 50-70). A pesar de sus diferentes significados en cada ámbito cultural y nacional, varios discursos y sus correspondientes eslóganes parecen recorrer la cultura arquitectónica y urbanística desde los años 70 como preludio a su imposición a principios de los 80. El primero de ellos es el de la "arquitectura de la ciudad", a raíz del libro del mismo título de Aldo Rossi (de 1966), pero también de toda una corriente que tiene especial eco en Italia, en Francia y en España (Barcelona en particular). Otro es el de la "reconstrucción de la ciudad europea", con diferentes acepciones, pero que revela el renovado interés por la ciudad existente. En el ámbito más instrumental,
Hay que recordar la potencia con que se van imponiendo las nuevas concepciones urbanísticas como reacción a la abtracción y a las limitaciones del "urbanismo moderno" -por muy ambigua que resulte dicha expresión- que había presidido las actuaciones llevadas a cabo en los años del gran crecimiento urbano anterior (décadas de los 50-70). A pesar de sus diferentes significados en cada ámbito cultural y nacional, varios discursos y sus correspondientes eslóganes parecen recorrer la cultura arquitectónica y urbanística desde los años 70 como preludio a su imposición a principios de los 80. El primero de ellos es el de la "arquitectura de la ciudad", a raíz del libro del mismo título de Aldo Rossi (de 1966), pero también de toda una corriente que tiene especial eco en Italia, en Francia y en España (Barcelona en particular). Otro es el de la "reconstrucción de la ciudad europea", con diferentes acepciones, pero que revela el renovado interés por la ciudad existente. En el ámbito más instrumental,
interesa destacar la progresiva importancia del "proyecto urbano", como alternativa más o menos "arquitectónica" al planeamiento generalista que, con ciertas variantes, se había consolidado en los años del gran crecimiento urbano. Todo ello es lo que permite efectuar una mirada de conjunto a situaciones que, lógicamente, responden a situaciones históricas y urbanas diversas. No es difícil encontrar semejanzas y afinidades en las concepciones que presiden las operaciones más señaladas durante los años 80 en distintas ciudades: tanto las que se producen en Barcelona, como los "Grand Projects" y las operaciones de remodelación de sectores urbanos en París o, sobre todo, las del IBA de Berlín (Rowe, 1997, Sokoloff, 1999). Los elementos comunes son claros: revalorización de la ciudad "histórica" (sobre todo, la del siglo XIX y principios del s.XX), reivindicación de los espacios públicos tradicionales (calles, plazas, parques),
interesa destacar la progresiva importancia del "proyecto urbano", como alternativa más o menos "arquitectónica" al planeamiento generalista que, con ciertas variantes, se había consolidado en los años del gran crecimiento urbano. Todo ello es lo que permite efectuar una mirada de conjunto a situaciones que, lógicamente, responden a situaciones históricas y urbanas diversas. No es difícil encontrar semejanzas y afinidades en las concepciones que presiden las operaciones más señaladas durante los años 80 en distintas ciudades: tanto las que se producen en Barcelona, como los "Grand Projects" y las operaciones de remodelación de sectores urbanos en París o, sobre todo, las del IBA de Berlín (Rowe, 1997, Sokoloff, 1999). Los elementos comunes son claros: revalorización de la ciudad "histórica" (sobre todo, la del siglo XIX y principios del s.XX), reivindicación de los espacios públicos tradicionales (calles, plazas, parques),
integración de urbanismo y arquitectura como reacción a la abstracción del planeamiento globalizador. En relación al planeamiento, la idea de abordar los problemas urbanos mediante proyectos específicos, especialmente de recuperación de espacio público y equipamientos, gana terreno un poco por todas partes (López de Lucio, 1999).  
integración de urbanismo y arquitectura como reacción a la abstracción del planeamiento globalizador. En relación al planeamiento, la idea de abordar los problemas urbanos mediante proyectos específicos, especialmente de recuperación de espacio público y equipamientos, gana terreno un poco por todas partes (López de Lucio, 1999).


El problema que se plantea en la historiografía urbanística es que los mismos fenómenos se han interpretado desde puntos de vista un tanto sectoriales. Así, algunos han centrado su atención en los procesos de desrregulación urbanística y en el declive del plan convencional (Hall, 1988-1996), mientras otros se han interesado más por la dimensión formal, más próxima a la arquitectura y al diseño urbano (Broadbent, 1990, Corboz, 1990). Por último, están los que consideran todos esos cambios como parte del surgimiento de lo que denominan "urbanismo postmoderno" o de la "cultura del proyecto urbano" (Ellin, 1996, Améndola, 2000). Es cierto que las raíces y trayectoria de ese movimiento son diversas y múltiples y que se desarrollan en un periodo más largo que el de la crisis (de Jacobs en los 60 a los hermanos Krier en los 70). Pero casi siempre se constata una notable insatisfacción y desconfianza hacia los principios y métodos del urbanismo moderno.
El problema que se plantea en la historiografía urbanística es que los mismos fenómenos se han interpretado desde puntos de vista un tanto sectoriales. Así, algunos han centrado su atención en los procesos de desrregulación urbanística y en el declive del plan convencional (Hall, 1988-1996), mientras otros se han interesado más por la dimensión formal, más próxima a la arquitectura y al diseño urbano (Broadbent, 1990, Corboz, 1990). Por último, están los que consideran todos esos cambios como parte del surgimiento de lo que denominan "urbanismo posmoderno" o de la "cultura del proyecto urbano" (Ellin, 1996, Améndola, 2000). Es cierto que las raíces y trayectoria de ese movimiento son diversas y múltiples y que se desarrollan en un periodo más largo que el de la crisis (de Jacobs en los 60 a los hermanos Krier en los 70). Pero casi siempre se constata una notable insatisfacción y desconfianza hacia los principios y métodos del urbanismo moderno.
Resulta suficientemente significativa - en una especie de movimiento histórico cíclico o pendular- la recuperación más o menos directa de los principios del urbanismo anterior: algunos del siglo XIX, otros del "Arte Urbano" de principios del s.XX, todos ellos anteriores a las formulaciones más elaboradas y radicales del Movimiento Moderno (Sola-Morales, 1987). Una situación que recuerda, en cierto modo, a la producida a finales del s.XIX, cuando se imponen las concepciones del urbanismo culturalista de C.Sitte y otros que entienden la intervención urbanística como "construcción artística de las ciudades" (Sucliffe, 1981). La reedición en los distintos idiomas de determinados textos "clásicos" -del urbanismo de finales del s.XIX y principios del s.XX- es una muestra clara de ello. En efecto, los textos de Sitte, Unwin o Hegemann son objeto de recuperación, con los correspondientes prólogos a cargo de los teóricos del momento (Monclús, 1995).  
Resulta suficientemente significativa - en una especie de movimiento histórico cíclico o pendular- la recuperación más o menos directa de los principios del urbanismo anterior: algunos del siglo XIX, otros del "Arte Urbano" de principios del s.XX, todos ellos anteriores a las formulaciones más elaboradas y radicales del Movimiento Moderno (Sola-Morales, 1987). Una situación que recuerda, en cierto modo, a la producida a finales del s.XIX, cuando se imponen las concepciones del urbanismo culturalista de C.Sitte y otros que entienden la intervención urbanística como "construcción artística de las ciudades" (Sucliffe, 1981). La reedición en los distintos idiomas de determinados textos "clásicos" -del urbanismo de finales del s.XIX y principios del s.XX- es una muestra clara de ello. En efecto, los textos de Sitte, Unwin o Hegemann son objeto de recuperación, con los correspondientes prólogos a cargo de los teóricos del momento (Monclús, 1995).


Es interesante comprobar la sintonía entre esas corrientes internacionales y los planteamientos sobre "reconstrucción" de la ciudad existente en el caso de Barcelona. El fluido diálogo entre Barcelona y las diferentes "escuelas" de urbanismo (Venecia, Milán, Ginebra, Bruselas, Versalles y París, etc.) es una manifestación en ese sentido. Y aunque las versiones más historicistas del discurso de la "reconstrucción de la ciudad europea" -lideradas por los hermanos Krier- no tengan en Barcelona un impacto directo, tampoco existen tantas distancias, como se comprueba con la traducción de algunos de sus textos y proyectos más importantes y el interés que algunos de ellos suscitan en la cultura urbanística local (Krier,R. 1976, Krier, L.,1978). No es frecuente entender ese proceso de recuperación de un urbanismo más arquitectónico, cualitativo, contextualista, atento a las posibilidades que ofrece la actuación en los espacios públicos de Barcelona,
Es interesante comprobar la sintonía entre esas corrientes internacionales y los planteamientos sobre "reconstrucción" de la ciudad existente en el caso de Barcelona. El fluido diálogo entre Barcelona y las diferentes "escuelas" de urbanismo (Venecia, Milán, Ginebra, Bruselas, Versalles y París, etc.) es una manifestación en ese sentido. Y aunque las versiones más historicistas del discurso de la "reconstrucción de la ciudad europea" -lideradas por los hermanos Krier- no tengan en Barcelona un impacto directo, tampoco existen tantas distancias, como se comprueba con la traducción de algunos de sus textos y proyectos más importantes y el interés que algunos de ellos suscitan en la cultura urbanística local (Krier,R. 1976, Krier, L.,1978). No es frecuente entender ese proceso de recuperación de un urbanismo más arquitectónico, cualitativo, contextualista, atento a las posibilidades que ofrece la actuación en los espacios públicos de Barcelona,
poniéndolo en relación con los "vientos culturales del urbanismo europeo". Es cierto que una parte de ese movimiento de "recuperación" se debe a factores propios de la ciudad y que no tendrían sentido determinadas visiones excesivamente reduccionistas acerca de la "difusión" lineal del pensamiento y de las prácticas arquitectónicas y urbanísticas, pues esos procesos adoptan formas extremadamente variadas en función de la naturaleza de cada movimiento y de las circunstancias históricas de las propias ciudades. Pero hay un elemento que se convierte en protagonista de las intervenciones barcelonesas y que también tiene un importante papel en el discurso de la "reconstrucción de la ciudad europea". Se trata del renovado interés por el papel y la formalización del espacio público. Después de un largo periodo de escasa atención hacia el tema, desde mediados de los años 70 se plantea la necesidad de recuperar calles, plazas y espacios "vacíos" en general, como medio de mejorar la calidad urbana.
poniéndolo en relación con los "vientos culturales del urbanismo europeo". Es cierto que una parte de ese movimiento de "recuperación" se debe a factores propios de la ciudad y que no tendrían sentido determinadas visiones excesivamente reduccionistas acerca de la "difusión" lineal del pensamiento y de las prácticas arquitectónicas y urbanísticas, pues esos procesos adoptan formas extremadamente variadas en función de la naturaleza de cada movimiento y de las circunstancias históricas de las propias ciudades. Pero hay un elemento que se convierte en protagonista de las intervenciones barcelonesas y que también tiene un importante papel en el discurso de la "reconstrucción de la ciudad europea". Se trata del renovado interés por el papel y la formalización del espacio público. Después de un largo periodo de escasa atención hacia el tema, desde mediados de los años 70 se plantea la necesidad de recuperar calles, plazas y espacios "vacíos" en general, como medio de mejorar la calidad urbana.
Contribuye a ello la progresiva obsolescencia y desocupación de extensas superficies enclavadas en lugares más o menos centrales de las ciudades: áreas industriales, portuarias o ferroviarias que pierden su funcionalidad. Y también una visión bastante pragmática, pues la actuación sobre el espacio público se concibe como ocasión de proyectos económicamente viables y con un proceso de gestión relativamente sencillo.  
Contribuye a ello la progresiva obsolescencia y desocupación de extensas superficies enclavadas en lugares más o menos centrales de las ciudades: áreas industriales, portuarias o ferroviarias que pierden su funcionalidad. Y también una visión bastante pragmática, pues la actuación sobre el espacio público se concibe como ocasión de proyectos económicamente viables y con un proceso de gestión relativamente sencillo.


La llamada "cultura del proyecto urbano" se manifiesta ya en las primeras publicaciones del Ayuntamiento de Barcelona, aunque sea de un modo absolutamente empírico (Barcelona City Council, 1983). Es en el conocido libro de O. Bohigas -delegado de Urbanismo entre 1980 y 1984- titulado significativamente "Reconstrucción de Barcelona", en el que se presentan los principios del nuevo urbanismo arquitectónico y contextualista (Bohigas, 1985). En él se reivindica la eficacia de los proyectos urbanos puntuales como alternativa a la abstracción del planeamiento convencional. El mensaje es simple pero contundente: el urbanismo no sirve.. hay que dar paso a la arquitectura. También se reivindican los espacios públicos propios de la ciudad histórica: la plaza, la calle, la manzana "casi cerrada", etc. No hay que pensar en una adopción literal de los principios de la "reconstrucción de la ciudad europea". Pero están claros algunos elementos convergentes. Sobre todo,
La llamada "cultura del proyecto urbano" se manifiesta ya en las primeras publicaciones del Ayuntamiento de Barcelona, aunque sea de un modo absolutamente empírico (Barcelona City Council, 1983). Es en el conocido libro de O. Bohigas -delegado de Urbanismo entre 1980 y 1984- titulado significativamente "Reconstrucción de Barcelona", en el que se presentan los principios del nuevo urbanismo arquitectónico y contextualista (Bohigas, 1985). En él se reivindica la eficacia de los proyectos urbanos puntuales como alternativa a la abstracción del planeamiento convencional. El mensaje es simple pero contundente: el urbanismo no sirve.. hay que dar paso a la arquitectura. También se reivindican los espacios públicos propios de la ciudad histórica: la plaza, la calle, la manzana "casi cerrada", etc. No hay que pensar en una adopción literal de los principios de la "reconstrucción de la ciudad europea". Pero están claros algunos elementos convergentes. Sobre todo,
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Como contrapartida a esa sintonía entre el discurso de la "reconstrucción de la ciudad europea" y el que está en la base del "modelo Barcelona" en su primera etapa, no hay que olvidar que en Barcelona coinciden una serie de circunstancias históricas singulares. Las correspondientes a la situación política con la recuperación de la democracia y el importante papel que jugaban las asociaciones de vecinos han sido justamente resaltadas (Calavita-Ferrer, 2000). También es importante tener en cuenta el especial protagonismo que asumen los arquitectos con relación a otros profesionales, ingenieros en particular. Es posible que sea ése uno de los factores más distintivos de la experiencia barcelonesa durante los años 80 (Moix, 1994). Por otro lado, habría que matizar las visiones excesivamente generalizadoras que tienden a ver un progresivo abandono de la planificación omnicomprensiva en ese periodo, pues es precísamente entonces cuando se consolida la actuación urbanística
Como contrapartida a esa sintonía entre el discurso de la "reconstrucción de la ciudad europea" y el que está en la base del "modelo Barcelona" en su primera etapa, no hay que olvidar que en Barcelona coinciden una serie de circunstancias históricas singulares. Las correspondientes a la situación política con la recuperación de la democracia y el importante papel que jugaban las asociaciones de vecinos han sido justamente resaltadas (Calavita-Ferrer, 2000). También es importante tener en cuenta el especial protagonismo que asumen los arquitectos con relación a otros profesionales, ingenieros en particular. Es posible que sea ése uno de los factores más distintivos de la experiencia barcelonesa durante los años 80 (Moix, 1994). Por otro lado, habría que matizar las visiones excesivamente generalizadoras que tienden a ver un progresivo abandono de la planificación omnicomprensiva en ese periodo, pues es precísamente entonces cuando se consolida la actuación urbanística
basada en el Plan General Metropolitano de Barcelona, aprobado en 1976 (PGM). Aunque sí es cierto, con todo, que el Plan se va convirtiendo cada vez más sólo en un marco, un punto de partida, que hace posible las operaciones puntuales del urbanismo cualitativo. A través de las publicaciones del Ayuntamiento de Barcelona (muy numerosas, otro rasgo específico barcelonés), es posible analizar y matizar el modo en que se concretan esos discursos sobre la forma urbana y la importancia del tratamiento de los espacios públicos como estrategia clave en la recualificación de la ciudad. De hecho, se pueden analizar las distintas actuaciones, mediante planes y proyectos municipales, como forma de despliegue y redefinición de la ordenación urbana, pasando de los "proyectos de sector urbano" a los de escala municipal e incluso metropolitana (Esteban, 1999). Por último, conviene resaltar la dimensión operativa del urbanismo barcelonés con relación al de otras ciudades en las que podrían
basada en el Plan General Metropolitano de Barcelona, aprobado en 1976 (PGM). Aunque sí es cierto, con todo, que el Plan se va convirtiendo cada vez más sólo en un marco, un punto de partida, que hace posible las operaciones puntuales del urbanismo cualitativo. A través de las publicaciones del Ayuntamiento de Barcelona (muy numerosas, otro rasgo específico barcelonés), es posible analizar y matizar el modo en que se concretan esos discursos sobre la forma urbana y la importancia del tratamiento de los espacios públicos como estrategia clave en la recualificación de la ciudad. De hecho, se pueden analizar las distintas actuaciones, mediante planes y proyectos municipales, como forma de despliegue y redefinición de la ordenación urbana, pasando de los "proyectos de sector urbano" a los de escala municipal e incluso metropolitana (Esteban, 1999). Por último, conviene resaltar la dimensión operativa del urbanismo barcelonés con relación al de otras ciudades en las que podrían
compartirse los principios generales en cuanto a la necesaria mejora de la ciudad existente, pero en las cuales no llegaron a llevarse a cabo una serie de actuaciones urbanísticas comparable. Las aproximadamente 150 operaciones de recuperación de espacio público realizadas durante la década de los 80, que atrajeron la atención internacional y obtuvieron distintos premios, son muestra de ello.  
compartirse los principios generales en cuanto a la necesaria mejora de la ciudad existente, pero en las cuales no llegaron a llevarse a cabo una serie de actuaciones urbanísticas comparable. Las aproximadamente 150 operaciones de recuperación de espacio público realizadas durante la década de los 80, que atrajeron la atención internacional y obtuvieron distintos premios, son muestra de ello.


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==El urbanismo estratégico: infraestructuras y grandes proyectos urbanos de la segunda mitad de los años 80 y durante los 90==
==El urbanismo estratégico: infraestructuras y grandes proyectos urbanos de la segunda mitad de los años 80 y durante los 90==
Del mismo modo que en los primeros años 80, lo que sucede en Barcelona en el periodo posterior puede entenderse como parte de un movimiento de carácter internacional que, con distintos ritmos temporales y variantes técnicas, se desarrolla en diversas ciudades norteamericanas y europeas. Es obvio que la inflexión experimentada con la recuperación económica a mediados de ésa década se inscribe en un ciclo que no es exclusivo de Barcelona. Aunque también es evidente la diferencia fundamental respecto a las mismas: el propio hecho de la nominación olímpica en octubre de 1986. Sin embargo, como sucedía con el urbanismo "cualitativo’ y contextualista anterior, la imposición de nuevas visiones "estratégicas" resulta de un proceso iniciado anteriormente y que acaba caracterizando la cultura urbanística internacional de los años 90.
Del mismo modo que en los primeros años 80, lo que sucede en Barcelona en el periodo posterior puede entenderse como parte de un movimiento de carácter internacional que, con distintos ritmos temporales y variantes técnicas, se desarrolla en diversas ciudades norteamericanas y europeas. Es obvio que la inflexión experimentada con la recuperación económica a mediados de ésa década se inscribe en un ciclo que no es exclusivo de Barcelona. Aunque también es evidente la diferencia fundamental respecto a las mismas: el propio hecho de la nominación olímpica en octubre de 1986. Sin embargo, como sucedía con el urbanismo "cualitativo’ y contextualista anterior, la imposición de nuevas visiones "estratégicas" resulta de un proceso iniciado anteriormente y que acaba caracterizando la cultura urbanística internacional de los años 90.


No nos referimos aquí exclusivamente a los llamados "Planes Estratégicos", sino a toda una actitud más genérica que se centra en la dimensión funcional y productiva de la ciudad y que se manifiesta en el protagonismo de los grandes proyectos urbanos y de infraestructuras de diversa naturaleza. Así entendidas, esas concepciones no resultarían del todo novedosa. De hecho, el urbanismo moderno partía de la idea de la ciudad fábrica y trataba de aplicar las tesis de Taylor en sus propuestas, con lo que la ciudad adquiría también un carácter de "empresa" (Ascher, 1995, 87). Todo ese proceso puede entenderse como una cierta reacción al urbanismo arquitectónico de principios del s.XX. Lo cual, a su vez, recuerda el cambio que se produjo a principios de siglo en las ciudades norteamericanas, cuando del "City Beautiful" se pasó al eslogan de la "City Efficient" (Hall, 1988-1996). De nuevo, pues, un movimiento pendular o cíclico,
No nos referimos aquí exclusivamente a los llamados "Planes Estratégicos", sino a toda una actitud más genérica que se centra en la dimensión funcional y productiva de la ciudad y que se manifiesta en el protagonismo de los grandes proyectos urbanos y de infraestructuras de diversa naturaleza. Así entendidas, esas concepciones no resultarían del todo novedosa. De hecho, el urbanismo moderno partía de la idea de la ciudad fábrica y trataba de aplicar las tesis de Taylor en sus propuestas, con lo que la ciudad adquiría también un carácter de "empresa" (Ascher, 1995, 87). Todo ese proceso puede entenderse como una cierta reacción al urbanismo arquitectónico de principios del s.XX. Lo cual, a su vez, recuerda el cambio que se produjo a principios de siglo en las ciudades norteamericanas, cuando del "City Beautiful" se pasó al eslogan de la "City Efficient" (Hall, 1988-1996). De nuevo, pues, un movimiento pendular o cíclico,
con algunos componentes que recuperan importantes elementos de los del ciclo anterior. Como también recuerda las aspiraciones de gran ciudad de muchas ciudades en las primeras décadas del siglo, Barcelona entre ellas: en cierto modo, las ambiciones urbanas de los años 90 que tratan de convertir a Barcelona en la "Capital del Mediterráneo Occidental", pueden ser vistas como una actualización de los sueños de la Gran Barcelona como "París del Sur" a principios del siglo XX (Monclús, 2000). Aunque ahora se trata, más bien, de adaptar la ciudad a las presiones y oportunidades derivadas de la globalización económica, un proceso que se acelera en la década de los 90 y en el que ninguna gran ciudad parece estar dispuesta a quedarse al margen.  
con algunos componentes que recuperan importantes elementos de los del ciclo anterior. Como también recuerda las aspiraciones de gran ciudad de muchas ciudades en las primeras décadas del siglo, Barcelona entre ellas: en cierto modo, las ambiciones urbanas de los años 90 que tratan de convertir a Barcelona en la "Capital del Mediterráneo Occidental", pueden ser vistas como una actualización de los sueños de la Gran Barcelona como "París del Sur" a principios del siglo XX (Monclús, 2000). Aunque ahora se trata, más bien, de adaptar la ciudad a las presiones y oportunidades derivadas de la globalización económica, un proceso que se acelera en la década de los 90 y en el que ninguna gran ciudad parece estar dispuesta a quedarse al margen.


Hay que tener en cuenta que la crisis de los modelos del urbanismo convencional y las nuevas actitudes "estratégicas" se producen bastante antes de la recuperación económica, ya durante la crisis de los años 70. En un primer momento, los grandes proyectos son vistos como antídoto del estancamiento económico y urbano. Después, se ponen en marcha diversos proyectos como mecanismo de recuperación y de "relanzamiento" de las ciudades. Es entonces cuando se generaliza el "marketing urbano", las distintas variantes de promoción urbana, la renovación de la imagen de la ciudad coherente con la reconversión de una base económica industrial a otra terciaria y de servicios. Un discurso dirigido a mejorar la competitividad de las ciudades y su rango en "liga urbana internacional" y tan generalizado que algunos han llegado a interpretarlo como un "Pensamiento urbanístico único" y que habría ido imponiéndose en la década de los 90 (Arantes et al., 2000). Aunque es en su variante de las "eurociudades",
Hay que tener en cuenta que la crisis de los modelos del urbanismo convencional y las nuevas actitudes "estratégicas" se producen bastante antes de la recuperación económica, ya durante la crisis de los años 70. En un primer momento, los grandes proyectos son vistos como antídoto del estancamiento económico y urbano. Después, se ponen en marcha diversos proyectos como mecanismo de recuperación y de "relanzamiento" de las ciudades. Es entonces cuando se generaliza el "marketing urbano", las distintas variantes de promoción urbana, la renovación de la imagen de la ciudad coherente con la reconversión de una base económica industrial a otra terciaria y de servicios. Un discurso dirigido a mejorar la competitividad de las ciudades y su rango en "liga urbana internacional" y tan generalizado que algunos han llegado a interpretarlo como un "Pensamiento urbanístico único" y que habría ido imponiéndose en la década de los 90 (Arantes et al., 2000). Aunque es en su variante de las "eurociudades",
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conformando en total las 12 áreas en las que se daban especiales condiciones para acoger los nuevos tipos de edificios del sector terciario y equipamientos, en espacios con usos obsoletos y de buena accesibilidad (Ajuntament de Barcelona, 1987). Por otro lado, estarían las operaciones asociadas a la remodelación del puerto, la plataforma logística en el Delta del Llobregat, el aeropuerto, el tren de alta velocidad y el área de Sagrera, la operación "Diagonal Mar", etc. (A.B., Barcelona Regional, 1999).
conformando en total las 12 áreas en las que se daban especiales condiciones para acoger los nuevos tipos de edificios del sector terciario y equipamientos, en espacios con usos obsoletos y de buena accesibilidad (Ajuntament de Barcelona, 1987). Por otro lado, estarían las operaciones asociadas a la remodelación del puerto, la plataforma logística en el Delta del Llobregat, el aeropuerto, el tren de alta velocidad y el área de Sagrera, la operación "Diagonal Mar", etc. (A.B., Barcelona Regional, 1999).


Lo cierto es que es en esta última etapa, en el periodo de preparaciòn de los JJ.OO., cuando se imponen las visiones más "estratégicas" y cuándo se entiende bien el mensaje del "leverage". Barcelona no es una excepción en el contexto europeo dominado por el "City Entrepenaurialism" durante los años 80´s y 90´s (Marshall, 1996). Pocas dudas caben, por tanto, de que los principales energías de la política urbana de Barcelona se centran en el intento de convertirse en una ciudad más competitiva y dinámica utilizando los JJ.OO. como catalizador ocasional de todos esos proyectos estratégicos. Tanto es así que el siguiente acontecimiento ya en marcha -el Forum de las Culturas 2004 y la "segunda apertura al mar"- se ha planificado según unos esquemas no muy diferentes a los de los JJ.OO. (Clusa, 1999), a pesar de su naturaleza excepcional, no vinculada a una forma contrastada de celebración (aunque en su versión positiva se ha podido definir como "una Expo de los valores", por F. Mayor Zaragoza).  
Lo cierto es que es en esta última etapa, en el periodo de preparaciòn de los JJ.OO., cuando se imponen las visiones más "estratégicas" y cuándo se entiende bien el mensaje del "leverage". Barcelona no es una excepción en el contexto europeo dominado por el "City Entrepenaurialism" durante los años 80´s y 90´s (Marshall, 1996). Pocas dudas caben, por tanto, de que los principales energías de la política urbana de Barcelona se centran en el intento de convertirse en una ciudad más competitiva y dinámica utilizando los JJ.OO. como catalizador ocasional de todos esos proyectos estratégicos. Tanto es así que el siguiente acontecimiento ya en marcha -el Forum de las Culturas 2004 y la "segunda apertura al mar"- se ha planificado según unos esquemas no muy diferentes a los de los JJ.OO. (Clusa, 1999), a pesar de su naturaleza excepcional, no vinculada a una forma contrastada de celebración (aunque en su versión positiva se ha podido definir como "una Expo de los valores", por F. Mayor Zaragoza).


También en estos años, resulta notable la eficacia del modelo barcelonés, su habilidad en la utilización de todo tipo de instrumentos políticos y urbanísticos para impulsar los grandes proyectos. Para la mayor parte de los observadores, Barcelona se ha convertido en una "ciudad ganadora" en el nuevo orden económico y urbano internacional. Hasta tal punto esto es así, que el "modelo Barcelona" también se ha identificado con esta segunda componente "estratégica" de su actuación urbanística. Su difusión o "exportación" a diversas ciudades latinoamericanas es un fenómeno realmente llamativo, como señalan unos autores brasileños: "Impresiona el número creciente de ciudades que, en Brasil y en Latinoamérica en general, están contratando los servicios de consultoría de los catalanes y de sus discípulos, o utilizando sus enseñanzas" (Arantes et al., 2000, 77). La promoción del "modelo Barcelona" alcanza en este ámbito su mayor relevancia. Desde publicaciones editadas por el Banco Mundial (Borja, 1995)
También en estos años, resulta notable la eficacia del modelo barcelonés, su habilidad en la utilización de todo tipo de instrumentos políticos y urbanísticos para impulsar los grandes proyectos. Para la mayor parte de los observadores, Barcelona se ha convertido en una "ciudad ganadora" en el nuevo orden económico y urbano internacional. Hasta tal punto esto es así, que el "modelo Barcelona" también se ha identificado con esta segunda componente "estratégica" de su actuación urbanística. Su difusión o "exportación" a diversas ciudades latinoamericanas es un fenómeno realmente llamativo, como señalan unos autores brasileños: "Impresiona el número creciente de ciudades que, en Brasil y en Latinoamérica en general, están contratando los servicios de consultoría de los catalanes y de sus discípulos, o utilizando sus enseñanzas" (Arantes et al., 2000, 77). La promoción del "modelo Barcelona" alcanza en este ámbito su mayor relevancia. Desde publicaciones editadas por el Banco Mundial (Borja, 1995)
a informes redactados por Jordi Borja y Manuel Castells para la Conferencia Habitat II (Estambul), en los cuales se presentan las virtudes del modelo (Borja & Castells, 1997) o a la asesoría en grandes proyectos urbanos (Puerto Madero, el nuevo waterfront de Buenos Aires, por ejemplo) y en Planes Estratégicos para otras ciudades (Santacana, 2000, 36).  
a informes redactados por Jordi Borja y Manuel Castells para la Conferencia Habitat II (Estambul), en los cuales se presentan las virtudes del modelo (Borja & Castells, 1997) o a la asesoría en grandes proyectos urbanos (Puerto Madero, el nuevo waterfront de Buenos Aires, por ejemplo) y en Planes Estratégicos para otras ciudades (Santacana, 2000, 36).


Por otro lado, hay que considerar algunos rasgos diferenciales que evidencian los límites de la fórmula barcelonesa. Y es que hasta ahora nos hemos referido a la "ciudad municipal" - la legal -, no a la Barcelona metropolitana, - la real -, la única que puede compararse con otras grandes ciudades europeas, la de los más de 4 millones de habitantes y que ocupa un territorio de más de 3.000 km2 (4.2 millones en un entorno de Barcelona con radio de 30 a 45 km). Parece fundamental referirse brevemente a las iniciativas llevadas a cabo - o más bien a la debilidad de las mismas- en esa "ciudad real" y metropolitana.
Por otro lado, hay que considerar algunos rasgos diferenciales que evidencian los límites de la fórmula barcelonesa. Y es que hasta ahora nos hemos referido a la "ciudad municipal" - la legal -, no a la Barcelona metropolitana, - la real -, la única que puede compararse con otras grandes ciudades europeas, la de los más de 4 millones de habitantes y que ocupa un territorio de más de 3.000 km2 (4.2 millones en un entorno de Barcelona con radio de 30 a 45 km). Parece fundamental referirse brevemente a las iniciativas llevadas a cabo - o más bien a la debilidad de las mismas- en esa "ciudad real" y metropolitana.
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==Renovación urbana y suburbanización: Perspectivas metropolitanas==
==Renovación urbana y suburbanización: Perspectivas metropolitanas==
Una de las pretensiones del "modelo Barcelona" es la de formularse como alternativa "europea" a los modelos norteamericanos caracterizados por los procesos de renovación urbana central y suburbanización cada vez más extensiva. La idea de Barcelona como "ciudad compacta" parece haberse convertido en otro eslogan asociado a las estrategias desarrolladas en los últimos años (Busquets, 1992). Sin embargo, lo cierto es que los procesos de descentralización metropolitana experimentan una aceleración espectacular precisamente en los últimos 15-20 años, periodo en el cual Barcelona pierde un porcentaje significativo de su población (unos 250.000 habitantes: de 1.752.617 en 1981 a 1.508.000 en 1996) y a la vez que se descentralizan numerosos empleos y actividades económicas (MANCOMUNITAT MUNICIPIS A.M.B.,1995). Diversos estudiosos consideran que esa ciudad "municipal" se está convirtiendo, cada vez más, en el CBD de la región metropolitana (Vidal, 1995). En este contexto,
Una de las pretensiones del "modelo Barcelona" es la de formularse como alternativa "europea" a los modelos norteamericanos caracterizados por los procesos de renovación urbana central y suburbanización cada vez más extensiva. La idea de Barcelona como "ciudad compacta" parece haberse convertido en otro eslogan asociado a las estrategias desarrolladas en los últimos años (Busquets, 1992). Sin embargo, lo cierto es que los procesos de descentralización metropolitana experimentan una aceleración espectacular precisamente en los últimos 15-20 años, periodo en el cual Barcelona pierde un porcentaje significativo de su población (unos 250.000 habitantes: de 1.752.617 en 1981 a 1.508.000 en 1996) y a la vez que se descentralizan numerosos empleos y actividades económicas (MANCOMUNITAT MUNICIPIS A.M.B.,1995). Diversos estudiosos consideran que esa ciudad "municipal" se está convirtiendo, cada vez más, en el CBD de la región metropolitana (Vidal, 1995). En este contexto,
algunos han planteado la hipótesis de que Barcelona estaría "expulsando sus problemas" al resto de la región metropolitana: se trataría entonces de un proceso tradicional - sobre todo en las ciudades del sur de Europa- de oposición entre centro y periferias, que persistiría en la renovada estructura de la Barcelona metropolitana.
algunos han planteado la hipótesis de que Barcelona estaría "expulsando sus problemas" al resto de la región metropolitana: se trataría entonces de un proceso tradicional - sobre todo en las ciudades del sur de Europa- de oposición entre centro y periferias, que persistiría en la renovada estructura de la Barcelona metropolitana.
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Los abundantes datos que disponemos sobre el crecimiento y las transformaciones metropolitanas recientes muestran una realidad en acelerado proceso de cambio. Algunos de los indicadores más significativos son suficientes para sintetizar el proceso: por ejemplo, los de ocupación de suelo -de 21.482 ha en 1972 a 45.036 ha en 1992, con un escaso crecimiento demográfico global-; o los de incremento exponencial de la movilidad -las entradas y salidas diarias de vehículos privados en Barcelona pasan de 600.000 en 1988 a 1.200.000 en 1998-; o los relativos al empleo que se asocian a esos procesos de descentralización y de integración de la región metropolitana -en 1990, el 64.4% de la población trabajaba en la misma localidad donde vivía, en 1995, el 59.5%, en 2000 el 52.4%.- (Encuesta Metropolitana 1995-2000). Todo esto sucede en la Región metropolitana, es decir, sin tener en cuenta los fenómenos de "suburbanización estacional" que extienden el área urbana bastante más allá de
Los abundantes datos que disponemos sobre el crecimiento y las transformaciones metropolitanas recientes muestran una realidad en acelerado proceso de cambio. Algunos de los indicadores más significativos son suficientes para sintetizar el proceso: por ejemplo, los de ocupación de suelo -de 21.482 ha en 1972 a 45.036 ha en 1992, con un escaso crecimiento demográfico global-; o los de incremento exponencial de la movilidad -las entradas y salidas diarias de vehículos privados en Barcelona pasan de 600.000 en 1988 a 1.200.000 en 1998-; o los relativos al empleo que se asocian a esos procesos de descentralización y de integración de la región metropolitana -en 1990, el 64.4% de la población trabajaba en la misma localidad donde vivía, en 1995, el 59.5%, en 2000 el 52.4%.- (Encuesta Metropolitana 1995-2000). Todo esto sucede en la Región metropolitana, es decir, sin tener en cuenta los fenómenos de "suburbanización estacional" que extienden el área urbana bastante más allá de
los difusos límites de la "ciudad real" de Barcelona. Y el paso progresivo de segunda a primera residencia de importantes áreas que así se incorporan de forma nítida al conjunto metropolitano. En realidad, los fenómenos de descentralización aludidos son comunes a otras grandes ciudades españolas (Angelet, 2000) y siguen, con ciertos desfases, lo ocurrido en las demás grandes ciudades europeas. Como señala O.Nel.lo, "Cal fer notar que aquesta evolució no és, de cap manera, original. Ans al contrari, segueix fidelment les pautes de transformació metropolitana que es donen en la major part de les grans ciutats espanyoles i europees" (Nel.lo, 2001, p.115).  
los difusos límites de la "ciudad real" de Barcelona. Y el paso progresivo de segunda a primera residencia de importantes áreas que así se incorporan de forma nítida al conjunto metropolitano. En realidad, los fenómenos de descentralización aludidos son comunes a otras grandes ciudades españolas (Angelet, 2000) y siguen, con ciertos desfases, lo ocurrido en las demás grandes ciudades europeas. Como señala O.Nel.lo, "Cal fer notar que aquesta evolució no és, de cap manera, original. Ans al contrari, segueix fidelment les pautes de transformació metropolitana que es donen en la major part de les grans ciutats espanyoles i europees" (Nel.lo, 2001, p.115).


Las consecuencias de esa reconversión sustancial de la "ciudad real" de Barcelona, han sido profusamente enunciadas. Existe un cierto acuerdo en cuanto a los aspectos positivos asociados a la reducción de densidades excesivas y a la mejora generalizada del territorio metropolitano derivada de la aportación de centralidad a las mismas y a la creación de equipamientos. Pero también se evidencian, cada vez más, los problemas ocasionados por las nuevas formas de crecimiento metropolitano: problemas de costes ambientales, económicos y sociales. La ciudad dispersa resulta más costosa que la ciudad compacta. La cuestión que se plantea es la de la inevitabilidad o no de las nuevas formas de "sprawl". Un debate ya histórico en las ciudades inglesas o norteamericanas y que ahora nos resulta cada vez más familiar. Varios autores han puesto de manifiesto la complejidad y las paradojas de las campañas "anti-sprawl" (Bruegmann, 2000). En cualquier caso, habría que distinguir las dos caras del fenómeno:
Las consecuencias de esa reconversión sustancial de la "ciudad real" de Barcelona, han sido profusamente enunciadas. Existe un cierto acuerdo en cuanto a los aspectos positivos asociados a la reducción de densidades excesivas y a la mejora generalizada del territorio metropolitano derivada de la aportación de centralidad a las mismas y a la creación de equipamientos. Pero también se evidencian, cada vez más, los problemas ocasionados por las nuevas formas de crecimiento metropolitano: problemas de costes ambientales, económicos y sociales. La ciudad dispersa resulta más costosa que la ciudad compacta. La cuestión que se plantea es la de la inevitabilidad o no de las nuevas formas de "sprawl". Un debate ya histórico en las ciudades inglesas o norteamericanas y que ahora nos resulta cada vez más familiar. Varios autores han puesto de manifiesto la complejidad y las paradojas de las campañas "anti-sprawl" (Bruegmann, 2000). En cualquier caso, habría que distinguir las dos caras del fenómeno:
descentralización, por un lado; dispersión física extrema y poco controlada, por otro. El primer proceso resulta difícilmente evitable: ni siquiera en los países con un sistema de planeamiento más firme lo han conseguido, caso de Holanda y su descentralizada Randstadt. El segundo aspecto, en cambio, sí era y es susceptible de ser abordado con ciertas posibilidades de éxito relativo. Existe un importante margen en relación a la acelerada ocupación de suelo, al surgimiento de modelos suburbanos residenciales, industriales y comerciales de muy baja densidad y la consiguiente fragmentación y artificialización innecesaria de los espacios abiertos. Determinadas estrategias urbanísticas han resultado decisivas en distintos países. El crecimiento descentralizado puede producirse de manera más o menos controlada, más o menos compacta, con indiferencia o no respecto a los límites precisos entre áreas urbanizadas y entorno natural. Ejemplos como el de las ciudades inglesas, con una larga tradición de
descentralización, por un lado; dispersión física extrema y poco controlada, por otro. El primer proceso resulta difícilmente evitable: ni siquiera en los países con un sistema de planeamiento más firme lo han conseguido, caso de Holanda y su descentralizada Randstadt. El segundo aspecto, en cambio, sí era y es susceptible de ser abordado con ciertas posibilidades de éxito relativo. Existe un importante margen en relación a la acelerada ocupación de suelo, al surgimiento de modelos suburbanos residenciales, industriales y comerciales de muy baja densidad y la consiguiente fragmentación y artificialización innecesaria de los espacios abiertos. Determinadas estrategias urbanísticas han resultado decisivas en distintos países. El crecimiento descentralizado puede producirse de manera más o menos controlada, más o menos compacta, con indiferencia o no respecto a los límites precisos entre áreas urbanizadas y entorno natural. Ejemplos como el de las ciudades inglesas, con una larga tradición de
estrategias urbanísticas de contención física del crecimiento urbano, cinturones, cuñas y corredores verdes, etc. son buena muestra de ello (Hebbert, 2000).  
estrategias urbanísticas de contención física del crecimiento urbano, cinturones, cuñas y corredores verdes, etc. son buena muestra de ello (Hebbert, 2000).


Parece claro que ciudades como Barcelona pueden aprender todavía bastante de ciertas tradiciones del urbanismo verde y metropolitano. Visto desde esta perspectiva, el "modelo Barcelona" puede ser considerado todavía más bien "aprendiz" que "lider" (Ward, 2002). En efecto, el "urbanismo verde" que constituye en los últimos años uno de los más importantes componentes de cualquier "modelo urbanístico" avanzado, todavía está en Barcelona lejos de alcanzar una madurez comparable a la de otros países del norte y centro de Europa. En lo que se refiere al mantenimiento de una estructura urbana sustentable o, simplemente, "razonable", con una progresiva integración del crecimiento metropolitano en el entorno agrícola, forestal y natural, Barcelona tiene bastante que aprender y poco que enseñar. En ese sentido, parece que cierta despreocupación por lo que ocurría más allá de la ciudad "existente" o consolidada, ha podido resultar un factor relevante en la escasa capacidad de control de ese tipo de procesos.
Parece claro que ciudades como Barcelona pueden aprender todavía bastante de ciertas tradiciones del urbanismo verde y metropolitano. Visto desde esta perspectiva, el "modelo Barcelona" puede ser considerado todavía más bien "aprendiz" que "lider" (Ward, 2002). En efecto, el "urbanismo verde" que constituye en los últimos años uno de los más importantes componentes de cualquier "modelo urbanístico" avanzado, todavía está en Barcelona lejos de alcanzar una madurez comparable a la de otros países del norte y centro de Europa. En lo que se refiere al mantenimiento de una estructura urbana sustentable o, simplemente, "razonable", con una progresiva integración del crecimiento metropolitano en el entorno agrícola, forestal y natural, Barcelona tiene bastante que aprender y poco que enseñar. En ese sentido, parece que cierta despreocupación por lo que ocurría más allá de la ciudad "existente" o consolidada, ha podido resultar un factor relevante en la escasa capacidad de control de ese tipo de procesos.
Barcelona ha seguido pautas comunes a otras ciudades en lo que se refiere a la renovación urbana central y a su reconversión en una región urbana cada vez menos "mediterránea", es decir menos compacta y más dispersa. Podríamos pensar entonces que estamos ante una variante "latinoeuropea" de dichos procesos (Monclús, 1998). En relación a otras ciudades en las que esos procesos se encuentran en fases más avanzadas, la versión referida destaca por el mantenimiento de la vitalidad de las áreas centrales. Pero también es notable el carácter "desordenado" de sus nuevas periferias. Un urbanismo que resulta de la reelaboración original y, sobre todo, de la aplicación de fórmulas esbozadas en otros lugares, en lo que se refiere al urbanismo cualitativo y estratégico. Sin embargo, desde la perspectiva metropolitana se trata más bien de un urbanismo que parece estar "pensando localmente (en la ciudad legal) y actuando globalmente (en la ciudad real)", al contrario de la máxima del movimiento ambientalista
Barcelona ha seguido pautas comunes a otras ciudades en lo que se refiere a la renovación urbana central y a su reconversión en una región urbana cada vez menos "mediterránea", es decir menos compacta y más dispersa. Podríamos pensar entonces que estamos ante una variante "latinoeuropea" de dichos procesos (Monclús, 1998). En relación a otras ciudades en las que esos procesos se encuentran en fases más avanzadas, la versión referida destaca por el mantenimiento de la vitalidad de las áreas centrales. Pero también es notable el carácter "desordenado" de sus nuevas periferias. Un urbanismo que resulta de la reelaboración original y, sobre todo, de la aplicación de fórmulas esbozadas en otros lugares, en lo que se refiere al urbanismo cualitativo y estratégico. Sin embargo, desde la perspectiva metropolitana se trata más bien de un urbanismo que parece estar "pensando localmente (en la ciudad legal) y actuando globalmente (en la ciudad real)", al contrario de la máxima del movimiento ambientalista
que tiende a imponerse en los últimos años.  
que tiende a imponerse en los últimos años.


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==CONCLUSIONES/EPÍLOGO==
==CONCLUSIONES/EPÍLOGO==
En definitiva, lo que conviene destacar es que el llamado "modelo Barcelona" ha conseguido éxitos notables en la renovación de sus núcleos existentes - del central y también de otros núcleos metropolitanos- a la vez que encuentra sus límites en esa pretensión de convertirse en alternativa al urbanismo extensivo tan característico de las ciudades norteamericanas y cada vez más de las europeas. No estamos ante un referente en la lucha por un urbanismo más verde, sostenible, etc. Ni siquiera algunos ejemplos de paisajismo de elevada calidad pueden hacernos pensar en un control efectivo del nuevo paisaje periurbano y de las "nuevas periferias", aunque ello sea un paliativo interesante.
En definitiva, lo que conviene destacar es que el llamado "modelo Barcelona" ha conseguido éxitos notables en la renovación de sus núcleos existentes - del central y también de otros núcleos metropolitanos- a la vez que encuentra sus límites en esa pretensión de convertirse en alternativa al urbanismo extensivo tan característico de las ciudades norteamericanas y cada vez más de las europeas. No estamos ante un referente en la lucha por un urbanismo más verde, sostenible, etc. Ni siquiera algunos ejemplos de paisajismo de elevada calidad pueden hacernos pensar en un control efectivo del nuevo paisaje periurbano y de las "nuevas periferias", aunque ello sea un paliativo interesante.


Es comprensible entonces que los que analizan la experiencia de Barcelona "desde fuera" se hayan centrado en los resultados del urbanismo cualitativo y estratégico a los que nos hemos referido antes sin considerar lo que ocurre en el ámbito metropolitano. Pero aún centrándonos en éste, es preciso evaluar de manera más matizada la originalidad y aportaciones del "modelo Barcelona", y también sus límites.  
Es comprensible entonces que los que analizan la experiencia de Barcelona "desde fuera" se hayan centrado en los resultados del urbanismo cualitativo y estratégico a los que nos hemos referido antes sin considerar lo que ocurre en el ámbito metropolitano. Pero aún centrándonos en éste, es preciso evaluar de manera más matizada la originalidad y aportaciones del "modelo Barcelona", y también sus límites.


Por lo que hace referencia al primer componente -al urbanismo que se inscribe en la tradición del diseño urbano- parece claro que la "reconstrucción de Barcelona" iniciada con fuerza en la primera mitad de los años 80, constituye una versión mejorada de lo que se ha llevado a la práctica en otras ciudades. Por su calidad y su integración, no parece tan exagerada la afirmación de R.Rogers respecto a los "20 años de ventaja" de aquella respecto a las ciudades británicas. Se han llevado a cabo numerosas operaciones de renovación y mejora urbana con un alto nivel en las áreas centrales, manteniendo e incrementando la vitalidad y la calidad urbana de los diversos "centros" urbanos (entendiendo por ello no sólo el CBD oficial, sino todo un núcleo central de una región metropolitana, como lo es Barcelona). Es ahí donde se ha mostrado claramente lo más creativo y novedoso de dicho "modelo". Todo ello, a pesar de que ésa confianza quizás excesiva en el "buen diseño",
Por lo que hace referencia al primer componente -al urbanismo que se inscribe en la tradición del diseño urbano- parece claro que la "reconstrucción de Barcelona" iniciada con fuerza en la primera mitad de los años 80, constituye una versión mejorada de lo que se ha llevado a la práctica en otras ciudades. Por su calidad y su integración, no parece tan exagerada la afirmación de R.Rogers respecto a los "20 años de ventaja" de aquella respecto a las ciudades británicas. Se han llevado a cabo numerosas operaciones de renovación y mejora urbana con un alto nivel en las áreas centrales, manteniendo e incrementando la vitalidad y la calidad urbana de los diversos "centros" urbanos (entendiendo por ello no sólo el CBD oficial, sino todo un núcleo central de una región metropolitana, como lo es Barcelona). Es ahí donde se ha mostrado claramente lo más creativo y novedoso de dicho "modelo". Todo ello, a pesar de que ésa confianza quizás excesiva en el "buen diseño",
puede haber pesado en la escasa consideración de la problemática metropolitana, o lo que ocurría al mismo tiempo en los nuevos espacios comerciales, de ocio o culturales, tanto en áreas tradicionales como en las "nuevas periferias".
puede haber pesado en la escasa consideración de la problemática metropolitana, o lo que ocurría al mismo tiempo en los nuevos espacios comerciales, de ocio o culturales, tanto en áreas tradicionales como en las "nuevas periferias".


En cuanto al segundo componente del "modelo Barcelona", el urbanismo estratégico impulsado desde la preparación de los JJ.OO. y proseguido después con tanta o más energía, también se puede decir que la actuación de Barcelona se sitúa en uno de los puestos más altos del ranking internacional. No parecen haberse producido aquí algunas de las consecuencias negativas denunciadas en otras ciudades respecto a la polarización y segregación social. Aunque en la última etapa "postolímpica", con el mayor protagonismo de la lógica privada y el planeamiento "flexible", se hayan acelerado ciertos procesos de mercantilización y tematización cada vez mayor de la ciudad. Las sucesivas campañas de "marketing urbano" -de claro origen norteamericano- se corresponden con un tipo de urbanismo altamente "globalizado" -sobre todo el asociado a los Planes estratégicos- el cual se ha convertido, a su vez, en un referente para otras ciudades, sobre todo españolas y latinoamericanas.  
En cuanto al segundo componente del "modelo Barcelona", el urbanismo estratégico impulsado desde la preparación de los JJ.OO. y proseguido después con tanta o más energía, también se puede decir que la actuación de Barcelona se sitúa en uno de los puestos más altos del ranking internacional. No parecen haberse producido aquí algunas de las consecuencias negativas denunciadas en otras ciudades respecto a la polarización y segregación social. Aunque en la última etapa "postolímpica", con el mayor protagonismo de la lógica privada y el planeamiento "flexible", se hayan acelerado ciertos procesos de mercantilización y tematización cada vez mayor de la ciudad. Las sucesivas campañas de "marketing urbano" -de claro origen norteamericano- se corresponden con un tipo de urbanismo altamente "globalizado" -sobre todo el asociado a los Planes estratégicos- el cual se ha convertido, a su vez, en un referente para otras ciudades, sobre todo españolas y latinoamericanas.


En cualquier caso, la capacidad demostrada por la "nueva Barcelona" para adoptar, apropiarse y elaborar síntesis originales respecto a las fórmulas más avanzadas de la cultura urbanística internacional, permite pensar en la posibilidad de una reorientación de sus objetivos y sus estrategias urbanísticas en los próximos años. Las operaciones previstas en torno al Forum 2004 serán, probablemente, indicativas de la capacidad de Barcelona para afrontar los problemas que todavía tiene pendientes.
En cualquier caso, la capacidad demostrada por la "nueva Barcelona" para adoptar, apropiarse y elaborar síntesis originales respecto a las fórmulas más avanzadas de la cultura urbanística internacional, permite pensar en la posibilidad de una reorientación de sus objetivos y sus estrategias urbanísticas en los próximos años. Las operaciones previstas en torno al Forum 2004 serán, probablemente, indicativas de la capacidad de Barcelona para afrontar los problemas que todavía tiene pendientes.
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   ZUTKIN, S. The Cultures of Cities, Blackwell, Cambridge (Mass), 1995
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* Autor del artículo: Francisco-Javier Monclús, Profesor de Urbanismo, Universitat Politècnica de Catalunya-
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