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La destrucción de la Biblioteca de Alejandría es uno de los más grandes misterios de la civilización occidental. Se carece de testimonios precisos sobre sus aspectos más esenciales, y no se han encontrado las ruinas del Museo, siendo las del Serapeo muy escasas.
La destrucción de la Biblioteca de Alejandría es uno de los más grandes misterios de la civilización occidental. Se carece de testimonios precisos sobre sus aspectos más esenciales, y no se han encontrado las ruinas del Museo, siendo las del Serapeo muy escasas.


Desde el siglo XIX, los eruditos han intentado comprender la organización y estructura de la biblioteca, y se ha debatido largo y tendido sobre su final. Los conocimientos sobre la Biblioteca, cómo fue, cómo trabajaron sus sabios, el número exacto de volúmenes e incluso su misma situación son escasos, ya que muy pocos testimonios tratan sobre tan gran institución, y aun estos son esporádicos y desperdigados. Los investigadores y los historiadores de los siglos XX y siglo XXI|XXI han insistido en que se ha formado una utopía retrospectiva en torno a la Biblioteca de Alejandría. No hay duda de que la biblioteca existió, pero apenas hay certezas en lo escrito sobre ella. Se han hecho centenares de afirmaciones contradictorias, dudosas y simplemente falsas, realizando suposiciones a partir de muy pocos datos que, la mayoría de las veces, son sólo aproximaciones.  
Desde el siglo XIX, los eruditos han intentado comprender la organización y estructura de la biblioteca, y se ha debatido largo y tendido sobre su final. Los conocimientos sobre la Biblioteca, cómo fue, cómo trabajaron sus sabios, el número exacto de volúmenes e incluso su misma situación son escasos, ya que muy pocos testimonios tratan sobre tan gran institución, y aun estos son esporádicos y desperdigados. Los investigadores y los historiadores de los siglos XX y siglo XXI|XXI han insistido en que se ha formado una utopía retrospectiva en torno a la Biblioteca de Alejandría. No hay duda de que la biblioteca existió, pero apenas hay certezas en lo escrito sobre ella. Se han hecho centenares de afirmaciones contradictorias, dudosas y simplemente falsas, realizando suposiciones a partir de muy pocos datos que, la mayoría de las veces, son sólo aproximaciones.


== La biblioteca en la Antigüedad ==
== La biblioteca en la Antigüedad ==
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La biblioteca del Museo constaba de diez estancias dedicadas a la investigación, cada una de ellas dedicada a una disciplina diferente. Un gran número de poetas y filósofos, que llegaron a ser más de cien en sus mejores años, se ocupaban de su mantenimiento, con una dedicación total. En realidad se consideraba el edificio del Museo como un verdadero templo dedicado al saber.
La biblioteca del Museo constaba de diez estancias dedicadas a la investigación, cada una de ellas dedicada a una disciplina diferente. Un gran número de poetas y filósofos, que llegaron a ser más de cien en sus mejores años, se ocupaban de su mantenimiento, con una dedicación total. En realidad se consideraba el edificio del Museo como un verdadero templo dedicado al saber.


Se sabe que desde el principio la biblioteca fue un apartado al servicio del Museo. Pero más tarde, cuando esta entidad adquirió gran importancia y volumen, hubo necesidad de crear un anexo cercano. Se cree que esta segunda biblioteca (la biblioteca hija) fue creada por Ptolomeo III Evergetes (246 a. C.-221 a. C.), y se estableció en la colina del barrio de Racotis (hoy llamada ''Karmuz''), en un lugar de Alejandría más alejado del mar; concretamente, en el antiguo templo erigido por los primeros Ptolomeos al dios [[Serapis (mitología)|Serapis]], llamado el Serapeo, considerado como uno de los edificios más bellos de la Antigüedad. En la época del Imperio Romano, los emperadores la protegieron y modernizaron en gran medida, incorporando incluso calefacción central mediante tuberías con el fin de mantener los libros bien secos en los depósitos subterráneos.  
Se sabe que desde el principio la biblioteca fue un apartado al servicio del Museo. Pero más tarde, cuando esta entidad adquirió gran importancia y volumen, hubo necesidad de crear un anexo cercano. Se cree que esta segunda biblioteca (la biblioteca hija) fue creada por Ptolomeo III Evergetes (246 a. C.-221 a. C.), y se estableció en la colina del barrio de Racotis (hoy llamada ''Karmuz''), en un lugar de Alejandría más alejado del mar; concretamente, en el antiguo templo erigido por los primeros Ptolomeos al dios [[Serapis (mitología)|Serapis]], llamado el Serapeo, considerado como uno de los edificios más bellos de la Antigüedad. En la época del Imperio Romano, los emperadores la protegieron y modernizaron en gran medida, incorporando incluso calefacción central mediante tuberías con el fin de mantener los libros bien secos en los depósitos subterráneos.


Los redactores de la biblioteca de Alexandría eran especialmente conocidos en Grecia por su trabajo sobre los textos homéricos. Los redactores más famosos generalmente llevaron el título de '''''bibliotecario principal'''''.  
Los redactores de la biblioteca de Alexandría eran especialmente conocidos en Grecia por su trabajo sobre los textos homéricos. Los redactores más famosos generalmente llevaron el título de '''''bibliotecario principal'''''.


La diversidad geográfica de los eruditos muestra que la biblioteca era de hecho un gran centro de investigación y aprendizaje. En 2004, un equipo egipcio encontró lo que parece ser una parte de la biblioteca mientras excavaba en el Brucheion. Los arqueólogos descubieron trece salas de conferencias, cada una con un ''podium'' central. Zahi Hawass, el presidente del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, calcula que en las salas excavadas hasta ahora se habría podido acoger a unos 5.000 estudiantes<ref>[http://news.bbc.co.uk/2/hi/science/nature/3707641.stm La Biblioteca descubierta.]</ref>, lo que indica que era una institución muy grande para su época. En el siglo II a. C., Eumenes II fundó un centro a imitación de la biblioteca en [[Pérgamo]].<ref>Whibley, Leonard; ''A Companion to Greek Studies'' 1916 pp. 123</ref>
La diversidad geográfica de los eruditos muestra que la biblioteca era de hecho un gran centro de investigación y aprendizaje. En 2004, un equipo egipcio encontró lo que parece ser una parte de la biblioteca mientras excavaba en el Brucheion. Los arqueólogos descubieron trece salas de conferencias, cada una con un ''podium'' central. Zahi Hawass, el presidente del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, calcula que en las salas excavadas hasta ahora se habría podido acoger a unos 5.000 estudiantes<ref>[http://news.bbc.co.uk/2/hi/science/nature/3707641.stm La Biblioteca descubierta.]</ref>, lo que indica que era una institución muy grande para su época. En el siglo II a. C., Eumenes II fundó un centro a imitación de la biblioteca en [[Pérgamo]].<ref>Whibley, Leonard; ''A Companion to Greek Studies'' 1916 pp. 123</ref>
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===Los sabios===
===Los sabios===


Los sabios que estudiaban, criticaban y corregían obras se clasificaron a sí mismos en dos grupos: Filólogos y filósofos.  
Los sabios que estudiaban, criticaban y corregían obras se clasificaron a sí mismos en dos grupos: Filólogos y filósofos.
*Los filólogos estudiaban a fondo los textos y la gramática. La Filología llegó a ser una ciencia en aquella época, y comprendía otras disciplinas, como la historiografía y la mitografía.  
*Los filólogos estudiaban a fondo los textos y la gramática. La Filología llegó a ser una ciencia en aquella época, y comprendía otras disciplinas, como la historiografía y la mitografía.
*Los filósofos eran todos los demás, ya que la Filosofía abarcaba las ramas del pensamiento y la ciencia: física, ingeniería, biología, medicina, astronomía, geografía, matemáticas, ingeniería, literatura, y lo que nosotros llamamos filosofía.  
*Los filósofos eran todos los demás, ya que la Filosofía abarcaba las ramas del pensamiento y la ciencia: física, ingeniería, biología, medicina, astronomía, geografía, matemáticas, ingeniería, literatura, y lo que nosotros llamamos filosofía.
[[Archivo:Wasserschraube.JPG|260px|thumb|Tornillo hidráulico, aplicación de los estudios de Arquímedes.]]  
[[Archivo:Wasserschraube.JPG|260px|thumb|Tornillo hidráulico, aplicación de los estudios de Arquímedes.]]
Entre ellos se encontraban personajes tan conocidos como Arquímedes, el más notable científico y matemático de la antigüedad; Euclides que desarrolló allí su Geometría; Hiparco de Nicea, que explicó a todos la trigonometría‏‎, y defendió la visión geocéntrica del universo; Aristarco, que defendió todo lo contrario, es decir, el sistema heliocéntrico siglos antes de Copérnico; Eratóstenes, que escribió una geografía y compuso un mapa bastante exacto del mundo conocido; Herófilo de Calcedonia, un fisiólogo que llegó a la conclusión de que la inteligencia no está en el corazón sino en el cerebro; los astrónomos Timócaris y Aristilo; Apolonio de Pérgamo, gran matemático, que escribió en Alejandría ''Sobre las secciones cónicas'' ;[[Apolonio de Rodas]], autor de ''El viaje de los argonautas''; Herón de Alejandría, un inventor de cajas de engranajes y también de unos aparatos movidos por vapor: es el autor de la obra ''Autómata'', la primera obra conocida sobre robots; el astrónomo y geógrafo Claudio Ptolomeo; Galeno, quien escribió bastantes obras sobre el arte de la curación y sobre anatomía. La última persona insigne del Museo fue una mujer, Hipatia de Alejandría, gran matemática y astrónoma, que tuvo una muerte atroz a manos de fanáticos cristianos.
Entre ellos se encontraban personajes tan conocidos como Arquímedes, el más notable científico y matemático de la antigüedad; Euclides que desarrolló allí su Geometría; Hiparco de Nicea, que explicó a todos la trigonometría‏‎, y defendió la visión geocéntrica del universo; Aristarco, que defendió todo lo contrario, es decir, el sistema heliocéntrico siglos antes de Copérnico; Eratóstenes, que escribió una geografía y compuso un mapa bastante exacto del mundo conocido; Herófilo de Calcedonia, un fisiólogo que llegó a la conclusión de que la inteligencia no está en el corazón sino en el cerebro; los astrónomos Timócaris y Aristilo; Apolonio de Pérgamo, gran matemático, que escribió en Alejandría ''Sobre las secciones cónicas'' ;[[Apolonio de Rodas]], autor de ''El viaje de los argonautas''; Herón de Alejandría, un inventor de cajas de engranajes y también de unos aparatos movidos por vapor: es el autor de la obra ''Autómata'', la primera obra conocida sobre robots; el astrónomo y geógrafo Claudio Ptolomeo; Galeno, quien escribió bastantes obras sobre el arte de la curación y sobre anatomía. La última persona insigne del Museo fue una mujer, Hipatia de Alejandría, gran matemática y astrónoma, que tuvo una muerte atroz a manos de fanáticos cristianos.


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===Atribución del incendio a Julio César===
===Atribución del incendio a Julio César===
[[Archivo:Cleopatra and Caesar by Jean-Leon-Gerome.jpg|thumb|250px|Julio César y Cleopatra, por Jean-Leon Gérôme.]]
[[Archivo:Cleopatra and Caesar by Jean-Leon-Gerome.jpg|thumb|250px|Julio César y Cleopatra, por Jean-Leon Gérôme.]]
Suele afirmarse, equivocadamente, que el primero de todos los ataques contra la Biblioteca de Alejandría fue el perpetrado por los romanos: Julio César, en persecución de Pompeyo, derrotado en Farsalia, arribó a Egipto para encontrarse con que su antiguo compañero y yerno había sido asesinado por orden de Potino, el Visir del rey Ptolomeo XIII Filópator, para congraciarse con su persona. Egipto padecía una guerra civil por la sucesión del trono, y pronto César se inclinó a favor de la hermana del rey, Cleopatra VII. Consciente de que no podría derrotar a Roma, pero sí a César, y ganarse la gratitud de sus rivales en el Senado, Potino le declaró la guerra. El 9 de noviembre del 48 a. C., las tropas egipcias, comandadas por un general mercenario de nombre Aquila, asediaron a César en el palacio real de la ciudad e intentaron capturar las naves romanas en el puerto. En medio de los combates, teas incendiarias fueron lanzadas por orden de César contra la flota egipcia, reduciéndola a las llamas en pocas horas.  
Suele afirmarse, equivocadamente, que el primero de todos los ataques contra la Biblioteca de Alejandría fue el perpetrado por los romanos: Julio César, en persecución de Pompeyo, derrotado en Farsalia, arribó a Egipto para encontrarse con que su antiguo compañero y yerno había sido asesinado por orden de Potino, el Visir del rey Ptolomeo XIII Filópator, para congraciarse con su persona. Egipto padecía una guerra civil por la sucesión del trono, y pronto César se inclinó a favor de la hermana del rey, Cleopatra VII. Consciente de que no podría derrotar a Roma, pero sí a César, y ganarse la gratitud de sus rivales en el Senado, Potino le declaró la guerra. El 9 de noviembre del 48 a. C., las tropas egipcias, comandadas por un general mercenario de nombre Aquila, asediaron a César en el palacio real de la ciudad e intentaron capturar las naves romanas en el puerto. En medio de los combates, teas incendiarias fueron lanzadas por orden de César contra la flota egipcia, reduciéndola a las llamas en pocas horas.


Por algunas fuentes clásicas puede parecer que este incendio se habría extendido hasta los depósitos de libros de la Gran Biblioteca, cercanos al puerto. Séneca confirma en su ''De tranquilitate animi'' la pérdida de 40.000 rollos en este desafortunado incidente (''“quadraginta milia librorum Alexandriae arserunt”''), citando su fuente, el perdido libro CXII de Tito Livio, quien fue contemporáneo del desastre. Paulo Orosio reitera en pleno siglo V esta cifra en su ''Historiarum adversum paganos'':<ref>VI, 16, 31-33</ref> ''“...al invadir las llamas parte de la ciudad consumieron cuarenta mil libros depositados por casualidad en los edificios...”'' Dión Casio‏‎<ref>XLII, 38, 2-5</ref> alude a la destrucción de los almacenes (''apothekai'') del puerto, algunos de los cuales contenían rollos. Por su parte, Plutarco de Queronea<ref>''Vida de César'', XLIX, 3, 2-3</ref> es el primero en mencionar de modo explícito la extensión del fuego a la gran Biblioteca de Alejandría como si hubiera quedado reducida a cenizas para siempre, y no sólo un descalabro parcial. Sin embargo, tajante afirmación de Plutarco acerca del incendio de la Biblioteca parece tener origen en un error filológico, provocado por el cambio de significado de término griego ''bibliotheke'' a finales del siglo I y principios del II. La palabra perdió su connotación de “biblioteca” para significar “colección de libros” (como la “Biblioteca Histórica” de Diodoro Sículo). Entretanto, “biblioteca” se designaría como ''apothekai tôn bibliôn'' (literalmente: almacén de libros), y el diferente significado atribuido a estos términos habría dado lugar a la confusión. Aulo Gelio<ref>VII, 17, 3</ref>, y el muy posterior Amiano Marcelino‏‎<ref>XXII, 16, 13</ref> aportan una información similar a la anterior, siendo víctimas del mismo error de significado, probablemente repetido por la ignorancia o la credulidad de sus contemporáneos.
Por algunas fuentes clásicas puede parecer que este incendio se habría extendido hasta los depósitos de libros de la Gran Biblioteca, cercanos al puerto. Séneca confirma en su ''De tranquilitate animi'' la pérdida de 40.000 rollos en este desafortunado incidente (''“quadraginta milia librorum Alexandriae arserunt”''), citando su fuente, el perdido libro CXII de Tito Livio, quien fue contemporáneo del desastre. Paulo Orosio reitera en pleno siglo V esta cifra en su ''Historiarum adversum paganos'':<ref>VI, 16, 31-33</ref> ''“...al invadir las llamas parte de la ciudad consumieron cuarenta mil libros depositados por casualidad en los edificios...”'' Dión Casio‏‎<ref>XLII, 38, 2-5</ref> alude a la destrucción de los almacenes (''apothekai'') del puerto, algunos de los cuales contenían rollos. Por su parte, Plutarco de Queronea<ref>''Vida de César'', XLIX, 3, 2-3</ref> es el primero en mencionar de modo explícito la extensión del fuego a la gran Biblioteca de Alejandría como si hubiera quedado reducida a cenizas para siempre, y no sólo un descalabro parcial. Sin embargo, tajante afirmación de Plutarco acerca del incendio de la Biblioteca parece tener origen en un error filológico, provocado por el cambio de significado de término griego ''bibliotheke'' a finales del siglo I y principios del II. La palabra perdió su connotación de “biblioteca” para significar “colección de libros” (como la “Biblioteca Histórica” de Diodoro Sículo). Entretanto, “biblioteca” se designaría como ''apothekai tôn bibliôn'' (literalmente: almacén de libros), y el diferente significado atribuido a estos términos habría dado lugar a la confusión. Aulo Gelio<ref>VII, 17, 3</ref>, y el muy posterior Amiano Marcelino‏‎<ref>XXII, 16, 13</ref> aportan una información similar a la anterior, siendo víctimas del mismo error de significado, probablemente repetido por la ignorancia o la credulidad de sus contemporáneos.
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=== Supervivencia de la Biblioteca ===
=== Supervivencia de la Biblioteca ===
[[Archivo:Alexandria Library Inscription.jpg|thumb|right|300px|Inscripicón de Tiberio Claudio Balbilo, confirmando la existencia de la Biblioteca en el siglo I, tal como afirman las fuentes clásicas.]]
[[Archivo:Alexandria Library Inscription.jpg|thumb|right|300px|Inscripicón de Tiberio Claudio Balbilo, confirmando la existencia de la Biblioteca en el siglo I, tal como afirman las fuentes clásicas.]]
Después del desastroso incendio, la muerte de César y del ascenso de Augusto, Cleopatra VII se refugió en la ciudad de Tarso (en la actual [[Turquía]]) junto con Marco Antonio. Fue entonces cuando el triunvito le ofreció los 200.000 manuscritos traídos desde la [[biblioteca de Pérgamo]] (en Asia Menor), que Cleopatra depositó en la biblioteca como compensación por cualquier posible pérdida.  
Después del desastroso incendio, la muerte de César y del ascenso de Augusto, Cleopatra VII se refugió en la ciudad de Tarso (en la actual [[Turquía]]) junto con Marco Antonio. Fue entonces cuando el triunvito le ofreció los 200.000 manuscritos traídos desde la [[biblioteca de Pérgamo]] (en Asia Menor), que Cleopatra depositó en la biblioteca como compensación por cualquier posible pérdida.


La existencia de la Biblioteca tras su supuesta destrucción queda confirmada por una inscripción hallada a principios del siglo XX, dedicada a Tiberio Claudio Balbilo (56). Como se apunta en ''Handbuch der Bibliothekswissenschaft'' (Georg Leyh, Wiesbaden 1955), Balbilus desempeñaba un cargo ''“supra Museum et ab Alexandrina bibliotheca”'' combinando la dirección del Museo y las bibliotecas como si de una academia se tratara.  
La existencia de la Biblioteca tras su supuesta destrucción queda confirmada por una inscripción hallada a principios del siglo XX, dedicada a Tiberio Claudio Balbilo (56). Como se apunta en ''Handbuch der Bibliothekswissenschaft'' (Georg Leyh, Wiesbaden 1955), Balbilus desempeñaba un cargo ''“supra Museum et ab Alexandrina bibliotheca”'' combinando la dirección del Museo y las bibliotecas como si de una academia se tratara.


Cayo Suetonio Tranquilo tampoco dice nada de la destrucción de la Gran Biblioteca. Es más, en su biografía de Claudio refiere que el Emperador, tras escribir en griego una historia de los etruscos y otra sobre los cartagineses (hoy perdidas), quiso celebrar la escritura de estos libros y creó un anexo del Museo: {{Cita|“…añadió al antiguo Museo de Alejandría otro nuevo que llevaba su nombre y se estableció que todos los años, en determinados días, se habría leer en las salas públicas de recitación, en uno de los museos, la historia de los etruscos, y la de los cartagineses en el otro, ambas, y cambiando de lector a cada libro...|''Vidas de los Doce Césares'', ''Vida de Claudio'', 42}}. Ello da a entender de manera más que manifiesta que el viejo Museo seguía existiendo y en pleno funcionamiento. El mismo Suetonio, al narrar la vida de Domiciano, indica que mandó restaurar con grandes gastos bibliotecas incendiadas a lo largo y ancho del Imperio, haciendo buscar por todas partes nuevos ejemplares de las obras perdidas, y ''"envió a Alejandría una misión para sacar esmeradas copias o corregir los textos"''<ref>Suetonio. ''Vidas de los Doce Césares'', ''Vida de Domiciano'', 20.</ref>.
Cayo Suetonio Tranquilo tampoco dice nada de la destrucción de la Gran Biblioteca. Es más, en su biografía de Claudio refiere que el Emperador, tras escribir en griego una historia de los etruscos y otra sobre los cartagineses (hoy perdidas), quiso celebrar la escritura de estos libros y creó un anexo del Museo: {{Cita|“…añadió al antiguo Museo de Alejandría otro nuevo que llevaba su nombre y se estableció que todos los años, en determinados días, se habría leer en las salas públicas de recitación, en uno de los museos, la historia de los etruscos, y la de los cartagineses en el otro, ambas, y cambiando de lector a cada libro...|''Vidas de los Doce Césares'', ''Vida de Claudio'', 42}}. Ello da a entender de manera más que manifiesta que el viejo Museo seguía existiendo y en pleno funcionamiento. El mismo Suetonio, al narrar la vida de Domiciano, indica que mandó restaurar con grandes gastos bibliotecas incendiadas a lo largo y ancho del Imperio, haciendo buscar por todas partes nuevos ejemplares de las obras perdidas, y ''"envió a Alejandría una misión para sacar esmeradas copias o corregir los textos"''<ref>Suetonio. ''Vidas de los Doce Césares'', ''Vida de Domiciano'', 20.</ref>.
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=== Los cristianos ===
=== Los cristianos ===


A finales del siglo IV, la emperador Teodosio el Grande, en respuesta a una petición del patriarca de Alejandría, envió una sentencia de destrucción contra el paganismo en Egipto: en el año 391, el patriarca Teófilo de Alejandría demolió el Serapeo al frente de una muchedumbre fanática y sobre sus restos se edificó un templo cristiano. Parece que es en este momento cuando la Biblioteca-hija del Serapeo fue saqueada y desperdigada o destruida. El sucesor de Teófilo, su sobrino Cirilo, se dedicó a eliminar a los filósofos, entre los que se encontraba la última directora de la Academia, Hipatia; su asesinato en el 412 marca el fin de la filosofía y la enseñanza neoplatónica en todo el Imperio romano.  
A finales del siglo IV, la emperador Teodosio el Grande, en respuesta a una petición del patriarca de Alejandría, envió una sentencia de destrucción contra el paganismo en Egipto: en el año 391, el patriarca Teófilo de Alejandría demolió el Serapeo al frente de una muchedumbre fanática y sobre sus restos se edificó un templo cristiano. Parece que es en este momento cuando la Biblioteca-hija del Serapeo fue saqueada y desperdigada o destruida. El sucesor de Teófilo, su sobrino Cirilo, se dedicó a eliminar a los filósofos, entre los que se encontraba la última directora de la Academia, Hipatia; su asesinato en el 412 marca el fin de la filosofía y la enseñanza neoplatónica en todo el Imperio romano.


Aunque el Serapeum fuera destruido por órdenes de Teófilo, no hay un acuerdo entre los historiadores en torno a quiénes destruyeron los libros del Museo. Algunos creen que seguramente se salvaron buena parte de los libros de la biblioteca, toda vez que la destrucción era previsible. Pero en la colina donde estaba el templo de Serapis nunca se volvió a reconstruir la biblioteca. Cuatro años después de la muerte de Hipatia, en 416, el teólogo e historiador hispanorromano Paulo Orosio vio con mucha tristeza las ruinas de aquella ciudad que había sido magnífica y los restos de la biblioteca en la colina, confirmando que ''"sus armarios vacíos... fueron saqueados por hombres de nuestro tiempo"''.
Aunque el Serapeum fuera destruido por órdenes de Teófilo, no hay un acuerdo entre los historiadores en torno a quiénes destruyeron los libros del Museo. Algunos creen que seguramente se salvaron buena parte de los libros de la biblioteca, toda vez que la destrucción era previsible. Pero en la colina donde estaba el templo de Serapis nunca se volvió a reconstruir la biblioteca. Cuatro años después de la muerte de Hipatia, en 416, el teólogo e historiador hispanorromano Paulo Orosio vio con mucha tristeza las ruinas de aquella ciudad que había sido magnífica y los restos de la biblioteca en la colina, confirmando que ''"sus armarios vacíos... fueron saqueados por hombres de nuestro tiempo"''.
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En el siglo VI hubo en Alejandría luchas violentas entre monofisitas y melquitas y más tarde aún, en el 616 los persas de Cosroes II tomaron la ciudad. Alejandría seguía siendo, no obstante, una de las mayores metrópolis mediterráneas en el momento de la conquista musulmana, en 642, tras 14 meses de asedio. El historiador Eutiquio cita una carta escrita hacia el viernes de la luna nueva de Moharram del año vigésimo de la Hégira<ref>22 de diciembre de 642)</ref> donde el comandante musulmán Amr ibn al-Ass, al entrar en la ciudad, se dirigió al segundo sucesor de Mahoma, al califa Umar ibn al-Jattab e hizo un inventario de lo encontrado en la ciudad de Alejandría: ''"4.000 palacios, 4.000 baños, 12.000 mercaderes de aceite, 12.000 jardineros, 40.000 judíos y 400 teatros y lugares de esparcimiento"''.
En el siglo VI hubo en Alejandría luchas violentas entre monofisitas y melquitas y más tarde aún, en el 616 los persas de Cosroes II tomaron la ciudad. Alejandría seguía siendo, no obstante, una de las mayores metrópolis mediterráneas en el momento de la conquista musulmana, en 642, tras 14 meses de asedio. El historiador Eutiquio cita una carta escrita hacia el viernes de la luna nueva de Moharram del año vigésimo de la Hégira<ref>22 de diciembre de 642)</ref> donde el comandante musulmán Amr ibn al-Ass, al entrar en la ciudad, se dirigió al segundo sucesor de Mahoma, al califa Umar ibn al-Jattab e hizo un inventario de lo encontrado en la ciudad de Alejandría: ''"4.000 palacios, 4.000 baños, 12.000 mercaderes de aceite, 12.000 jardineros, 40.000 judíos y 400 teatros y lugares de esparcimiento"''.


El cronista y pensador atristotélico Ibn al-Kifti, afirmó en sus páginas que Amr se entrevistó con el comentarista aristotélico Juan Filópono, quien le pidió tomar una decisión sobre el futuro de los libros de la Biblioteca debido a que las actividades de este lugar estaban momentáneamente suspendidas. Amr no se atrevió a responder, y prefirió enviar otra misiva al califa, pidiendo instrucciones. La epístola tardó más de treinta días en llegar a las manos del polémico Omar, quien estaba ocupado para ese entonces en sus conquistas y en la redacción escrita del Corán. Pasados treinta días más, Amr recibió la respuesta través de un mensajero y leyó, no sin pesadumbre, a Filópono la decisión de Omar:  
El cronista y pensador atristotélico Ibn al-Kifti, afirmó en sus páginas que Amr se entrevistó con el comentarista aristotélico Juan Filópono, quien le pidió tomar una decisión sobre el futuro de los libros de la Biblioteca debido a que las actividades de este lugar estaban momentáneamente suspendidas. Amr no se atrevió a responder, y prefirió enviar otra misiva al califa, pidiendo instrucciones. La epístola tardó más de treinta días en llegar a las manos del polémico Omar, quien estaba ocupado para ese entonces en sus conquistas y en la redacción escrita del Corán. Pasados treinta días más, Amr recibió la respuesta través de un mensajero y leyó, no sin pesadumbre, a Filópono la decisión de Omar:
{{Cita|Con relación a los libros que mencionas, aquí está mi respuesta. Si los libros contienen la misma doctrina del Corán, no sirven para nada porque repiten; si los libros no están de acuerdo con la doctrina del Corán, no tiene caso conservarlos.|}}
{{Cita|Con relación a los libros que mencionas, aquí está mi respuesta. Si los libros contienen la misma doctrina del Corán, no sirven para nada porque repiten; si los libros no están de acuerdo con la doctrina del Corán, no tiene caso conservarlos.|}}


Línea 187: Línea 187:


# No hay ningún testigo coetáneo de los hechos. Abd al-Latif e Ibn al-Kifti vivieron entre los siglos XII y XIII, es decir, al menos seis y siete siglos posteriores al acto.
# No hay ningún testigo coetáneo de los hechos. Abd al-Latif e Ibn al-Kifti vivieron entre los siglos XII y XIII, es decir, al menos seis y siete siglos posteriores al acto.
# Juan Filópono no pudo conversar con Amr, porque vivió en el siglo VI y no en el Siglo VII|VII.  
# Juan Filópono no pudo conversar con Amr, porque vivió en el siglo VI y no en el Siglo VII|VII.


Algunos, como Bernard Lewis, sostienen que esta historia es falsa de principio a fin.<ref>[http://elyclarifies.blogspot.com/2006/01/burning-alexandria-library.html Teoría de Bernard Lewis]</ref>  
Algunos, como Bernard Lewis, sostienen que esta historia es falsa de principio a fin.<ref>[http://elyclarifies.blogspot.com/2006/01/burning-alexandria-library.html Teoría de Bernard Lewis]</ref>


En cualquier caso, ninguno de los restantes reductos de la cultura helénica que aún atesoraba la antigua ciudad de los lágidas sobrevivió a la ocupación árabe. Si acusar a los árabes como únicos responsables de la destrucción de la Gran Biblioteca es un error, el exculparlos lo es igualmente. No se puede descartar la responsabilidad de los sarracenos, ya que Cartago, Cesarea de Palestina, Leptis Magna y otras grandes metrópolis romanas que aún subsitían en el siglo VII fueron arrasadas durante la expansión del Islam. La biblioteca de Cesarea, que contenía la mayor colección de obras cristianas del Imperio,<ref>30.000 tomos</ref> desapareció sin que se sepa su destino,<ref>Como el de los 80.000 habitantes de la ciudad, que decayó rápidamente.</ref> y seguramente fue destruida.
En cualquier caso, ninguno de los restantes reductos de la cultura helénica que aún atesoraba la antigua ciudad de los lágidas sobrevivió a la ocupación árabe. Si acusar a los árabes como únicos responsables de la destrucción de la Gran Biblioteca es un error, el exculparlos lo es igualmente. No se puede descartar la responsabilidad de los sarracenos, ya que Cartago, Cesarea de Palestina, Leptis Magna y otras grandes metrópolis romanas que aún subsitían en el siglo VII fueron arrasadas durante la expansión del Islam. La biblioteca de Cesarea, que contenía la mayor colección de obras cristianas del Imperio,<ref>30.000 tomos</ref> desapareció sin que se sepa su destino,<ref>Como el de los 80.000 habitantes de la ciudad, que decayó rápidamente.</ref> y seguramente fue destruida.
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|autor = Canfora, Luciano
|autor = Canfora, Luciano
|título = La véritable histoire de la bibliothèque d'Alexandrie (La verdadera historia de la biblioteca de Alejandría)  
|título = La véritable histoire de la bibliothèque d'Alexandrie (La verdadera historia de la biblioteca de Alejandría)
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