Diferencia entre revisiones de «Biblioteca de Alejandría»

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Suele afirmarse, equivocadamente, que el primero de todos los ataques contra la Biblioteca de Alejandría fue el perpetrado por los romanos: Julio César, en persecución de Pompeyo, derrotado en [[Batalla de Farsalia|Farsalia]], arribó a Egipto para encontrarse con que su antiguo compañero y yerno había sido asesinado por orden de [[Potino]], el [[visir]] del rey [[Ptolomeo XIII Filópator]], para congraciarse con su persona. Egipto padecía una guerra civil por la sucesión del trono, y pronto César se inclinó a favor de la hermana del rey, [[Cleopatra VII]]. Consciente de que no podría derrotar a Roma, pero sí a César, y ganarse la gratitud de sus rivales en el Senado, Potino le declaró la guerra. El 9 de noviembre del 48 a. C., las tropas egipcias, comandadas por un general mercenario de nombre Aquila, asediaron a César en el palacio real de la ciudad e intentaron capturar las naves romanas en el puerto. En medio de los combates, teas incendiarias fueron lanzadas por orden de César contra la flota egipcia, reduciéndola a las llamas en pocas horas.  
Suele afirmarse, equivocadamente, que el primero de todos los ataques contra la Biblioteca de Alejandría fue el perpetrado por los romanos: Julio César, en persecución de Pompeyo, derrotado en [[Batalla de Farsalia|Farsalia]], arribó a Egipto para encontrarse con que su antiguo compañero y yerno había sido asesinado por orden de [[Potino]], el [[visir]] del rey [[Ptolomeo XIII Filópator]], para congraciarse con su persona. Egipto padecía una guerra civil por la sucesión del trono, y pronto César se inclinó a favor de la hermana del rey, [[Cleopatra VII]]. Consciente de que no podría derrotar a Roma, pero sí a César, y ganarse la gratitud de sus rivales en el Senado, Potino le declaró la guerra. El 9 de noviembre del 48 a. C., las tropas egipcias, comandadas por un general mercenario de nombre Aquila, asediaron a César en el palacio real de la ciudad e intentaron capturar las naves romanas en el puerto. En medio de los combates, teas incendiarias fueron lanzadas por orden de César contra la flota egipcia, reduciéndola a las llamas en pocas horas.  


Por algunas fuentes clásicas puede parecer que este incendio se habría extendido hasta los depósitos de libros de la Gran Biblioteca, cercanos al puerto. [[Séneca]] confirma en su ''De tranquilitate animi'' la pérdida de 40.000 rollos en este desafortunado incidente (''“quadraginta milia librorum Alexandriae arserunt”''), citando su fuente, el perdido libro CXII de Tito Livio, quien fue contemporáneo del desastre. Paulo Orosio reitera en pleno siglo V esta cifra en su ''Historiarum adversum paganos'':<ref>VI, 16, 31-33</ref> ''“...al invadir las llamas parte de la ciudad consumieron cuarenta mil libros depositados por casualidad en los edificios...”'' [[Dión Casio]]<ref>XLII, 38, 2-5</ref> alude a la destrucción de los almacenes (''apothekai'') del puerto, algunos de los cuales contenían rollos. Por su parte, [[Plutarco de Queronea]]<ref>''Vida de César'', XLIX, 3, 2-3</ref> es el primero en mencionar de modo explícito la extensión del fuego a la gran Biblioteca de Alejandría como si hubiera quedado reducida a cenizas para siempre, y no sólo un descalabro parcial. Sin embargo, tajante afirmación de Plutarco acerca del incendio de la Biblioteca parece tener origen en un error filológico, provocado por el cambio de significado de término griego ''bibliotheke'' a finales del siglo I y principios del II. La palabra perdió su connotación de “biblioteca” para significar “colección de libros” (como la “Biblioteca Histórica” de Diodoro Sículo). Entretanto, “biblioteca” se designaría como ''apothekai tôn bibliôn'' (literalmente: almacén de libros), y el diferente significado atribuido a estos términos habría dado lugar a la confusión. [[Aulo Gelio]]<ref>VII, 17, 3</ref>, y el muy posterior [[Amiano Marcelino]]<ref>XXII, 16, 13</ref> aportan una información similar a la anterior, siendo víctimas del mismo error de significado, probablemente repetido por la ignorancia o la credulidad de sus contemporáneos.
Por algunas fuentes clásicas puede parecer que este incendio se habría extendido hasta los depósitos de libros de la Gran Biblioteca, cercanos al puerto. [[Séneca]] confirma en su ''De tranquilitate animi'' la pérdida de 40.000 rollos en este desafortunado incidente (''“quadraginta milia librorum Alexandriae arserunt”''), citando su fuente, el perdido libro CXII de Tito Livio, quien fue contemporáneo del desastre. Paulo Orosio reitera en pleno siglo V esta cifra en su ''Historiarum adversum paganos'':<ref>VI, 16, 31-33</ref> ''“...al invadir las llamas parte de la ciudad consumieron cuarenta mil libros depositados por casualidad en los edificios...”'' Dión Casio‏‎<ref>XLII, 38, 2-5</ref> alude a la destrucción de los almacenes (''apothekai'') del puerto, algunos de los cuales contenían rollos. Por su parte, [[Plutarco de Queronea]]<ref>''Vida de César'', XLIX, 3, 2-3</ref> es el primero en mencionar de modo explícito la extensión del fuego a la gran Biblioteca de Alejandría como si hubiera quedado reducida a cenizas para siempre, y no sólo un descalabro parcial. Sin embargo, tajante afirmación de Plutarco acerca del incendio de la Biblioteca parece tener origen en un error filológico, provocado por el cambio de significado de término griego ''bibliotheke'' a finales del siglo I y principios del II. La palabra perdió su connotación de “biblioteca” para significar “colección de libros” (como la “Biblioteca Histórica” de Diodoro Sículo). Entretanto, “biblioteca” se designaría como ''apothekai tôn bibliôn'' (literalmente: almacén de libros), y el diferente significado atribuido a estos términos habría dado lugar a la confusión. [[Aulo Gelio]]<ref>VII, 17, 3</ref>, y el muy posterior Amiano Marcelino‏‎<ref>XXII, 16, 13</ref> aportan una información similar a la anterior, siendo víctimas del mismo error de significado, probablemente repetido por la ignorancia o la credulidad de sus contemporáneos.


Se pueda afirmar sin duda alguna que la Gran Biblioteca alejandrina y sus tesoros no resultaron destruidos en el incendio del año 48 a. C. Los famosos 400.000 tomos que habrían ardido fueron en realidad 40.000, depositados en almacenes del puerto, probablemente en espera de ser catalogados para la Biblioteca, o para su exportación a Roma, tal como indican el ''Bellum Alexadrinum'', [[Séneca]] y [[Dión Casio]].
Se pueda afirmar sin duda alguna que la Gran Biblioteca alejandrina y sus tesoros no resultaron destruidos en el incendio del año 48 a. C. Los famosos 400.000 tomos que habrían ardido fueron en realidad 40.000, depositados en almacenes del puerto, probablemente en espera de ser catalogados para la Biblioteca, o para su exportación a Roma, tal como indican el ''Bellum Alexadrinum'', [[Séneca]] y Dión Casio‏‎.


=== Supervivencia de la Biblioteca ===
=== Supervivencia de la Biblioteca ===
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*En la literatura apócrifa judía existe un libro que lleva el título de ''Cartas de Aristeas a su hermano Filócrates'', que se supone escrito entre los años 127 a 118 a. C. En esta obra se narra un hecho histórico: En el reinado de [[Ptolomeo II]] (285-247 a. C.) trabajaba en el Museo un bibliotecario llamado [[Demetrio de Falero]] (o Falerio), un entusiasta de la biblioteca que luchó toda su vida por su engrandecimiento. Demetrio rogó al rey que pidiera por medios diplomáticos a la ciudad de [[Jerusalén]] el libro de la Ley judía y que también hiciera venir a Alejandría a unos cuantos traductores para traducir al griego los cinco volúmenes de dicho texto hebreo de la [[Torá]] (llamado después de la traducción [[Pentateuco]], en griego), es decir los cinco primeros libros del Antiguo Testamento. Eleazar, el sacerdote de Jerusalén, envió a Alejandría a 72 sabios traductores que se recluyeron en la [[isla de Faros]] (frente a Alejandría) para hacer el trabajo, se dice que en 72 días. Se considera que esta fue la primera traducción de la historia, a la que se llamó Septuaginta o [[Biblia de los Setenta]] o de los LXX, porque redondearon el número de 72 traductores a 70.
*En la literatura apócrifa judía existe un libro que lleva el título de ''Cartas de Aristeas a su hermano Filócrates'', que se supone escrito entre los años 127 a 118 a. C. En esta obra se narra un hecho histórico: En el reinado de [[Ptolomeo II]] (285-247 a. C.) trabajaba en el Museo un bibliotecario llamado [[Demetrio de Falero]] (o Falerio), un entusiasta de la biblioteca que luchó toda su vida por su engrandecimiento. Demetrio rogó al rey que pidiera por medios diplomáticos a la ciudad de [[Jerusalén]] el libro de la Ley judía y que también hiciera venir a Alejandría a unos cuantos traductores para traducir al griego los cinco volúmenes de dicho texto hebreo de la [[Torá]] (llamado después de la traducción [[Pentateuco]], en griego), es decir los cinco primeros libros del Antiguo Testamento. Eleazar, el sacerdote de Jerusalén, envió a Alejandría a 72 sabios traductores que se recluyeron en la [[isla de Faros]] (frente a Alejandría) para hacer el trabajo, se dice que en 72 días. Se considera que esta fue la primera traducción de la historia, a la que se llamó Septuaginta o [[Biblia de los Setenta]] o de los LXX, porque redondearon el número de 72 traductores a 70.


*En otra ocasión, [[Demetrio de Falero]] (que además era un gran viajero), estando en Grecia, convenció a los atenienses para que enviasen a Alejandría los manuscritos de [[Esquilo]] (que estaban depositados en el archivo del teatro de Dionisos, en la ciudad de [[Atenas]]), para ser copiados. Cuando se hacía una petición como ésta, la costumbre era depositar una elevada cantidad de dinero hasta la devolución de los textos. Los manuscritos llegaron al Museo, se hicieron las copias correctamente, pero no volvieron a su lugar de origen, sino que lo que se devolvió fueron las copias realizadas en la biblioteca. De esta manera [[Ptolomeo Filadelfo]] perdió la gran suma del depósito cedido, pero prefirió quedarse para su biblioteca el tesoro que suponían los manuscritos.
*En otra ocasión, [[Demetrio de Falero]] (que además era un gran viajero), estando en Grecia, convenció a los atenienses para que enviasen a Alejandría los manuscritos de Esquilo‏‎ (que estaban depositados en el archivo del teatro de Dionisos, en la ciudad de [[Atenas]]), para ser copiados. Cuando se hacía una petición como ésta, la costumbre era depositar una elevada cantidad de dinero hasta la devolución de los textos. Los manuscritos llegaron al Museo, se hicieron las copias correctamente, pero no volvieron a su lugar de origen, sino que lo que se devolvió fueron las copias realizadas en la biblioteca. De esta manera [[Ptolomeo Filadelfo]] perdió la gran suma del depósito cedido, pero prefirió quedarse para su biblioteca el tesoro que suponían los manuscritos.


*En el [[Concilio de Nicea]] (año 325) se decidió que la fecha para la Pascua de la Resurrección fuera calculada en Alejandría, pues por aquel entonces el Museo de esta ciudad era considerado como el centro astronómico más importante. Después de muchos estudios resultó una labor imposible; los conocimientos para poderlo llevar a cabo no eran todavía suficientes. El principal problema era la diferencia de [[día]]s, llamada ''spacta'', entre el año solar y el año lunar además de la diferencia que había entre el año astronómico y el año del calendario juliano, que era el que estaba en uso.
*En el [[Concilio de Nicea]] (año 325) se decidió que la fecha para la Pascua de la Resurrección fuera calculada en Alejandría, pues por aquel entonces el Museo de esta ciudad era considerado como el centro astronómico más importante. Después de muchos estudios resultó una labor imposible; los conocimientos para poderlo llevar a cabo no eran todavía suficientes. El principal problema era la diferencia de [[día]]s, llamada ''spacta'', entre el año solar y el año lunar además de la diferencia que había entre el año astronómico y el año del calendario juliano, que era el que estaba en uso.
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