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Sancho Ximénez
Sancho Ximénez, también conocido como Sancho De Alcaraz y Ximeno Sánchez (s. XVI) fue un arquitecto natural del reino de Castilla. Posiblemente oriundo de Alcaraz (La Mancha).
Recientemente se ha podido comprobar que la enorme similitud entre las obras de una misma época dispersas por un territorio que va desde las sierras de Cazorla y Segura entre Andalucía y la Mancha, hasta Lorca en Murcia y la antigua Gobernación de Orihuela en el Reino de Valencia, son en realidad, obra de un mismo autor que trabajó también en Baeza, en Úbeda y en Gaudix.
Inicialmente todas estas obras eran consideradas de maestros diferentes basándose en los nombres que recogen los documentos de la época que mencionan a Sancho Ximénez, Ximeno Sánchez y Sancho de Alcaraz. Es incluso posible, aunque aún no ha podido ser confirmado, que las actas notariales y contratos firmados por los maestros Fernán Sancho y Ferràn Ximeno, aludan también al mismo maestro.
Sancho Ximénez se localiza trabajando en la capilla de los Monteros de San Francisco de Baeza, hoy desaparecida. La similitud con la obra que unos años antes se levantaba en el colegio de los Jerónimos de Orihuela (destruido tras la desamortización), bajo la responsabilidad de Sancho de Alcaraz, es tan sorprendente que los historiadores más meticulosos aceptan que sólo puede ser explicada como obra del mismo autor de Baeza. Y lo mismo ocurre con la portada de la Anunciación (deformada hasta ser irreconocible durante el s. XVIII) de Lorca, obra de Ximeno Sánchez, y con el retablo de San Nicolás en Guadix, de Fernán Sancho que desapareció en un incendio durante la Guerra Civil española en 1936.
Se han barajado varias hipótesis para explicar este sorprendente cambio de personalidad de este maestro camaleónico. Una podría ser su origen juedoconverso y el intento de burlar el tribunal de la Inquisición cambiando continuamente de nombre. Pero la explicación más plausible apunta al cambio de papel y el protagonismo social que están experimentando los maestros medievales que intentan su ascenso en la consideración social, queriendo alejarse de los artesanos y asimilarse a los artistas intelectuales y a los poetas.
En este caso, aunque sigue siendo un maestro medieval en cuanto a la organización de su taller y sus sistemas de trabajo, desplazándose con sus ayudantes y aprendices de unas obras a otras, sin embargo, intenta emular la figura del artista y arquitecto renacentista, autónomo respecto a los gremios, reivindicando su personalidad propia. Sólo que, ignorando realmente lo que esto significa, cree que basta con cambiar de nombre para conseguir ese objetivo y ese reconocimiento social, sin llegar a comprender aún lo que significa la idea de una personalidad única y diferenciada.
Referencias
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