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Refugio La Roiba

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Refugio La Roiba

Varado en la ría, el refugio La Roiba proyectado por Ramón Vázquez Molezún para su residencia de verano en Bueu, se ubicaba sobre la misma línea de costa, en la playa de Beluso, lo que determinó la elección del sistema constructivo y los materiales empleados. Inundables durante las mareas altas, las paredes de piedra de la planta baja respondían bien al deterioro provocado por el salitre y la humedad. El resto de los muros, así como la estructura eran de hormigón armado, un material que apenas requería mantenimiento. Finalmente la madera se empleó en todas las carpinterías, los acabados interiores y el mobiliario.

Molezún presento el primer anteproyecto de la casa en el mes de julio de 1967. Se levantaba sobre los muros de un antiguo aljibe y las ruinas de unas construcciones adyacentes a la fábrica de salazones de La Roiba. El proyecto conservaba intactas las paredes de granito preexistentes, que delimitaban en planta baja un almacén para resguardar pequeñas embarcaciones —al que se accedía desde el mar a través de una larga rampa de dos tramos—, así como un taller para llevar a cabo arreglos y reparaciones y a su vez, almacenar los útiles de pesca.

En la primera planta, situada al nivel del camino de acceso, la vivienda contaba con setenta metros cuadrados en los que se organizaban el cuarto de estar, la cocina, el comedor y cuatro dormitorios mínimos de unos cinco metros cuadrados de superficie aproximadamente. Para aprovechar el espacio al máximo se diseñaron armarios abatibles, que alojaban las camas, así como estanterías integradas en nichos realizados sobre el cerramiento. Por su parte, el cuarto de baño ocupaba el espacio que albergaban los aseos del antiguo edificio.

El acceso principal se realizaba a través de la fachada oeste, mientras que hacia el sur se construyó una terraza frente al salón. Junto a ella se conservó intacta la rampa de granito existente y sobre la cara norte se proyectó otra del mismo material que incorporaba una barandilla de amarre. Ésta última nunca llegó a construirse, ya que Molezún optó por conservar en su lugar las piedras de la ría.

La propuesta original se caracterizaba por su simplicidad formal; sobre el zócalo de granito se apoyaba un sencillo volumen de hormigón visto en el que únicamente destacaba una larga ventana corrida que enmarcaba una panorámica del paisaje, un alero achaflanado sobre el muro de piedra y un largo dintel volado en el piso superior que se adelantaba para proteger el plano de carpintería. Con el tiempo los muros se pintaron de blanco, dejando vista la textura de las tablas de madera del encofrado.

Tras la construcción de la primera propuesta se sucedieron varias intervenciones, que fueron ampliando el proyecto inicial a medida que variaban las necesidades de la familia. Por una parte, el refugio creció en altura al añadirse otra habitación en un segundo piso, que se remataba con una cubierta inclinada a un agua. Más adelante se realizó la tercera y última ampliación, que afectó fundamentalmente a la primera planta, en la que se levantó un cuarto de estar orientado al este, además de realizarse varias modificaciones que alteraron visiblemente la apariencia exterior de la casa.

A pesar de que la vivienda aprovechaba los muros existentes de mampostería de granito, la realidad es que éstos no se encontraban en perfecto estado, ni tenían la altura necesaria para apoyar directamente sobre ellos el forjado del primer piso. La solución planteada para adecuarlos a la nueva construcción requirió hasta cuatro soluciones distintas. En los planos iniciales de los alzados el despiece aparecía dibujado como una continuación del original, aunque posteriormente se optó por emplear sillares de mayor tamaño y dimensiones más regulares únicamente en la fachada sur y a partir de una determinada altura. En cambio, en el frente orientado al mar toda la pared fue restaurada y la zona ampliada se construyó imitando la anterior. Por su parte, en la cara norte, donde no existía mampostería, se incorporó para establecer un diálogo de materiales similar al obtenido en el resto de las fachadas. Y por último, el torreón de servicios ubicado al oeste se reconstruyó hasta la altura de la vivienda, restaurando incluso un antiguo ventanuco de pequeñas dimensiones. Sobre él, se dispuso una franja de hormigón visto que se remató con una mampostería concertada realizada con piedras más pequeñas que las originales.

Planos

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Otras imágenes

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Situación


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- Coordenadas y enlace con otros sistemas:42°20′09″N 8°47′59″O / 42.335797, -8.799650
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Referencias

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Referencias e información de imágenes pulsando en ellas.

Conrad von Soest, 'Brillenapostel' (1403).jpg
Casas de Maestros, Revista AV monografías Nº 132, Editorial Arquitectura Viva S.L. ISSN 0213-487X



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Alberto Mengual, .

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