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Piero Lucano
Pietro Lucano, conocido como Piero (Trieste, 8 de mayo de 1878 – Trieste, 14 de octubre de 1972) fue un pintor, arquitecto y escritor italiano.
Director del Círculo Artístico de Trieste durante el siglo XX.
Nació en Trieste el 8 de mayo de 1878, primogénito de Pietro Giovanni, garibaldino veneciano, sastre de profesión, y de Elisabetta Tauschel, bordadora austríaca, que tuvo otros dos hijos. Los acontecimientos familiares influirán profundamente en la vida del artista.
Muy precoz, ya a los nueve años reproducía a escala fachadas de casas. Inició su formación artística bajo la dirección de Eugenio Scomparini, en la Kaiserlich Königliche Staatgewerbeschule de Trieste.
Durante su adolescencia se acercó al arte en una ciudad donde el círculo artístico comenzaba a coagularse en torno a maestros consagrados, como Giacomo de Simon, de quien fue alumno y un joven prometedor artista.
En aquellos años, Trieste era un importante centro cultural del Imperio de los Habsburgo, donde las exposiciones de arte eran muy frecuentes y las influencias artísticas de más allá de los Alpes se mezclaban con la cultura veneciana.
Posteriormente se inscribió en la Academia de Bellas Artes de Venecia, bajo la guía de Ettore Tito, de quien desarrolló una predilección por los retratos y la reproducción de paisajes.
Durante estos años al pintor le gustaba pintar "al aire libre" y no dejó de practicar copiando las obras de varios maestros.
Fue admitido en el tercer año de la academia por méritos propios y cada año recibió el honor de ser el mejor estudiante. Al finalizar sus estudios recibió el premio Cavos. Como muestra de agradecimiento a sus benefactores, el ingeniero. Geiringer y el barón Sartorio, pintarán sus retratos.
El período alemán
Durante los últimos años del siglo, Lucano estuvo en Múnich, donde entabló amistad con Ruggero Rovan y frecuentó el estudio del esloveno Anton Ažbe. Aquí tuvo la oportunidad de conocer la escuela transalpina, de la que apreciaba sobre todo el sentido lírico del paisaje y la búsqueda de efectos de luz particulares.
En Múnich, la Superintendencia del Teatro Real le ofreció el puesto de "pintor de corte" y escenógrafo, pero le exigió que renunciara a su ciudadanía italiana para poder desempeñar dicho puesto. El padre, un viejo garibaldiano, ya había arrancado a sus hijos la promesa de seguir siendo italianos, aunque dentro de la monarquía de los Habsburgo. El pintor pidió dos meses para reflexionar, pero la muerte repentina de su padre y los complejos acontecimientos de su hermana Amelia llamaron al pintor nuevamente a Trieste para asumir sus funciones como cabeza de familia. Los niños huérfanos de la hermana fueron adoptados. Por este motivo el pintor nunca más abandonará su ciudad natal.
El primer período de Trieste
De regreso a Trieste, comenzó a pintar paisajes y vistas urbanas y, en la década de 1910, también creó decoraciones para edificios importantes, como la Sinagoga de Trieste y la Pescheria Centrale.
El choque-encuentro que se produjo en estos años entre la pintura alemana y la italiana, especialmente la veneciana, se calmó en los pintores de Trieste, en el signo de una cultura centroeuropea, donde Trieste fue el centro de confluencia de la experiencia de grandes artistas y hombres de letras.
En estos años confluyen en la pintura de Lucano distintos elementos que le llevan tanto a intentar la aventura secesionista como a asimilar rasgos de sabor futurista.
En el periodo anterior a la Primera Guerra Mundial participó en varias ediciones de la Bienal de Arte de Venecia y en la X Exposición Internacional de Arte de Múnich celebrada en el Glaspalast (Internationalen Kunstausstellung München).
Los años de la Primera Guerra Mundial
Durante la Gran Guerra se alistó, enfermó gravemente y pasó el período de guerra en Véneto, en Strà. Se trasladó a Rho en 1918, donde trabajó en la oficina técnica de la "Società chimica lombarda", realizando dibujos de calderas, tuberías y planos de plantas, volviendo al perfeccionismo que había cultivado en los estudios de arquitectura de Trieste. Durante este período pintó muchos paisajes venecianos, pero también vistas de Trieste.
En 1920 fundó un "Estudio de Asesoramiento Artístico". Los fines pueden traducirse al concepto de "ayudar a una persona en el examen y solución de una cuestión de arte que le interesa en ese momento". Las preguntas se refieren principalmente a la arquitectura y sus derivaciones e integraciones (artes aplicadas, decorativas, industriales, mobiliario). El despacho se dirige principalmente a propietarios y administradores, para encontrar soluciones específicas en las reformas de edificios, locales públicos y locales comerciales. En estos años, sin embargo, Lucano pintó mucho, experimentando con todo tipo de composición, siempre fiel a sus cánones: "no deben existir géneros de pintura, como paisajes, marinas, naturalezas muertas, caballos, etc. sino versos gráficos, conciertos colorísticos, armonías de formas, poemas para los ojos, canciones pintadas.
Entre las dos guerras
Los veinte años comprendidos entre 1920 y 1940 fueron un período de fructífero trabajo para el artista, fue presidente del Circolo Artistico de Trieste y participó en numerosas exposiciones nacionales e internacionales.
Después de 1920, continuó trabajando intensamente como decorador. Revisita el arte oriental colocando jarrones exóticos en sus naturalezas muertas.
En los años 30 se dedicó al retrato. Durante este período pintó retratos de su hija Bianca y de otras personalidades de Trieste.
De esta época es el retrato llamado “El Pequeño Espejo”, claramente influenciado por Parini, donde los rápidos trazos de luz sobre las manos y el rostro resaltan el contraste entre la belleza diáfana del rostro y la rugosidad del pelaje del vestido. Pinta diversos paisajes en los que siempre privilegia el atardecer o el amanecer. Tres experimentos datan de 1933 y presentan un panorama de destrucción y muerte: edificios deformados, troncos de árboles arrancados, cielos trágicos, con perspectivas antinaturales, casi como para prefigurar los dramas de la década siguiente.
Durante este período también trabajó en la producción de algunos carteles en el campo del cartelismo, jugando con tonos pastel.
Su gran habilidad como dibujante y retratista le permitió crear, hacia el final de este período, desnudos de gran belleza, donde el desnudo se funde con el entorno que lo rodea.
En 1935 expuso en la Exposición “Cuarenta años de arte veneciano” en Venecia, reservada a los artistas invitados a ediciones anteriores de la Bienal de Venecia.
Los años de la Segunda Guerra Mundial
Durante la guerra Lucano abandonó por completo el sector del mueble y la decoración y se dedicó únicamente a pintar paisajes y los horrores de la guerra, que fueron los temas centrales de este convulso período histórico. Durante este período, las pinturas se inspiraron en sentimientos de compasión hacia las personas afectadas por eventos inevitables: náufragos, mutilados y asesinados o agricultores que huían de los horrores de la guerra.
Los retratos del periodo bélico se inspiran en una adhesión aún más marcada a la realidad: el rostro arrugado del hermano Carlo que emerge de la oscuridad, la fisonomía delgada y pensativa de Bice Polli, los rasgos decididos del coronel americano Bowman.
El cuadro que cierra simbólicamente este periodo artístico data de 1950: “La luz del mundo”, una inmensa cruz, vista desde atrás, en la que Cristo ilumina por igual a las víctimas y a los verdugos.
Los últimos años
Desde los años 50 es miembro de numerosos jurados artísticos y se dedica a la restauración de monumentos artísticos de la ciudad.
Durante este período reanudó su actividad literaria y publicó “I dialoguetti” y “I Versi in triestin”.
Discute constantemente sobre las disposiciones arquitectónicas de la ciudad, consideradas extemporáneas, y también sobre las bienales venecianas, para las que propone una regulación innovadora.
Se ocupa de la restauración de algunas obras antiguas y en este periodo reelabora sus teorías sobre la escritura cuneiforme, que por simplicidad de conceptos y medios expresivos, le gustaría ver revividas.
En los años comprendidos entre 1950 y su muerte continuó pintando asiduamente; Los temas que le interesan siempre son los paisajes de los alrededores de Trieste, el Carso, Basovizza, donde pasa largas temporadas durante el verano. Durante este período pintó dos autorretratos, que son las últimas imágenes que dejó de sí mismo, ya con casi ochenta años.
En el otoño de 1966, Lucano presentó en la sede del círculo artístico de Trieste una exposición personal de 70 personas retratadas a lo largo de su vida; La búsqueda de la psique se revela en estos rostros, una pulsión que hace coincidir la forma con la realidad interior.
Ateo convencido, estas son sus palabras de despedida: «Amo la vida con locura, aunque bajo la apariencia más espléndida sea más que vergonzosa, y hago todo lo posible por prolongarla, con la esperanza de ver los primeros albores de una era mejor, verdaderamente civilizada y digna de ser vivida en lugar de desperdiciada. A pesar de todos mis esfuerzos, no puedo imaginar ni un antes ni un después, por lo que me aterra la muerte y el eterno no ser... Por eso la vida, a pesar de todo, me parece cada día más hermosa y espero que la muerte la maldiga».
Referencias
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Registros de identidad de Piero Lucano: ISNI: 0000 0000 2416 6989 VIAF: 11253808
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