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Palacio Real de Madrid

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Palacio Real de Madrid

El Palacio Real de Madrid, también llamado Palacio de Oriente, está situado en Madrid (España). Se comenzó a construir en 1738 según planos de los arquitectos Filippo Juvara y de su discípulo Juan Bautista Sachetti, aunque a las órdenes de éste último también participaron otros como Ventura Rodríguez y Francesco Sabatini. Es el mayor palacio real de Europa occidental en extensión, con 135.000 m² y más de 2.800 habitaciones, y alberga el quinteto de los Stradivarius Palatinos, la colección más importante del mundo de estos instrumentos.

El Palacio fue la residencia oficial de los reyes hasta los años 30 del siglo XX, si bien en la actualidad se utiliza únicamente para la celebración de ceremonias de Estado, ya que la Familia Real reside en el Palacio de la Zarzuela, cercano a Madrid, donde los actuales reyes consideraron que podían preservar su intimidad más fácilmente que en un Palacio con las dimensiones del de Madrid.

El último monarca que vivió en él de manera habitual fue Alfonso XIII, aunque Manuel Azaña, presidente de la Segunda República, época durante la que fue conocido como Palacio Nacional, también residió allí, siendo el último jefe de estado que lo hizo. Las habitaciones privadas utilizadas por Alfonso XIII, en la denominada Ala de San Gil, han estado mucho tiempo en estado de semiabandono y están en proceso de restauración. Actualmente el Palacio es gestionado por el organismo Patrimonio Nacional, dependiente del Ministerio de la Presidencia.

Entre la Plaza de la Armería, situada al sur del Palacio, y la Catedral de la Almudena‏‎, se encuentra actualmente en construcción, según un proyecto del arquitecto Ricardo Bofill, el Museo de Colecciones Reales. Dicho edificio, que será en parte subterráneo, albergará diversas colecciones de arte que en la actualidad, por falta de espacio, permanecen almacenadas.

Historia del edificio

Su origen se remonta al siglo IX en el que el Emir‏‎ cordobés Muhammad I construyó una edificación defensiva. Tras su conquista por Alfonso VI dos siglos después, el primitivo castillo musulmán se transforma en un alcázar que es ampliado sucesivamente a lo largo de los siglos por la corona hasta convertirse en sede de la corte con Felipe II. El Antiguo Alcázar sucumbió a un incendio en la Nochebuena de 1734 que duró 3 días (comenzó el día 24 hasta el 27). Felipe V quién deseó que se construyese en este mismo lugar el palacio, simbolizando la continuidad de la Monarquía Española con la Casa de Borbón. Para sustituir el incendiado Alcázar se pensó en el arquitecto italiano Filippo Juvara, pero el fallecimiento de éste en 1736 determinó que el proyecto fuera adjudicado a Juan Bautista Sachetti, discípulo del anterior. Habiéndose obligado a modificar los planos del maestro que lo había proyectado en sentido horizontal (y en otro lugar: los Altos de Leganitos), para poder adaptarse al menor espacio disponible; así hubo de ampliar a seis los tres pisos planeados por Juvara, recurriendo a los entrepisos, frecuentes en la arquitectura italiana.

Las obras comenzaron el 6 de abril de 1738 al colocarse la primera piedra, situada en el eje central de la puerte principal de Palacio a unos once metros de profundidad, formada por un gran sillar de granito ahuecado donde se coloco una caja de plomo en la que se colocaron dos muestras de cada una de las monedas en circulación legal en aquel momento, en las paredes exteriores del sillar se coloco la siguiente inscripción:

Aedes Maurorum / Quas Henricus III Composuit /Carolus V amplificavit / et / Philipus III ornavit / Ignis Consumpsit Octavo Kal. Janvari /MDCCXXXIII / Tándem / Phipipus V Spectandas restitutit / Aeternitati / Anno MDCCXXXVIII

La planta desarrollada por Sachetti conserva la forma tradicional española de patio central rectangular, casi cuadrado con fuertes salientes en los angulos que recuerdan a las torres del antiguo Alcázar, las fachadas están inspiradas en las que realizó Bernini para el Museo del Louvre en 1665. El alzado de las fachadas consta de dos cuerpos: un zócalo almohadillado y un cuerpo superior de orden jónico con gigantescas pilastras, rematados por cornisa y balaustrada, ante la fachada principal una esplanada conforma la plaza de armas similar al incendiado Alcázar.

Situado sobre un terreno con pronunciadas pendientes sobre el río Manzanares, fue necesario crear un gran sistema de contrarestros por dos de las fachadas, por ello existen una serie de plataformas escalonadas, que tuvieron que ser construidas por el lado de poniente con un sistema interior de abovedamientos que prácticamente llega hasta el río. Para su construcción se utilizó ladrillos, piedra berroqueña de Guadarrama‏‎, y caliza de Colmenar de Oreja, en su estructura no se utilizó madera por miedo a un nuevo incendio. En el reinado de Fernando VI de España la construcción recibió su mayor impulso, finalizándose la obra externa. La terminación de las obras interiores llevaron bastantes más años, no pudiendo ser habitado el palacio por Carlos III hasta el año 1764, aunque todavía faltaba la decoración de algunos salones. La construcción duró por lo tanto veintiséis años, pero continuaron las obras complementarias en los reinados sucesivos y hasta la regencia de Doña María Cristina de Habsburgo-Lorena, no se pudo dar por finalizado.

Si bien el arquitecto principal del palacio fue Sachetti, a sus órdenes trabajaron otros arquitectos, destacando entre ellos Ventura Rodríguez y Francesco Sabatini que ante la falta de espacio para las secretarias de Estado, archivos y dependencias varias recibió el encargo de la ampliación del palacio. La idea original era encuadrar la plaza de armas con una serie de construcciones donde alojar las diferentes dependencias y ampliar por el norte siguiendo la misma estructura del edificio, con una gran edificación las obras comenzaron rápidamente pero pronto fueron interrumpidas, sus cimientos quedaron enterrados en la explanada que se formó después y donde posteriormente se construyeron las caballerizas ; otro de los arquitectos fue Fray Martín Sarmiento que ideo los motivos ornamentales del exterior del edificio, aunque su proyecto se quedó muy reducido en su expresión final. El marqués de Balbueno fue el administrador de los fondos destinados a la construcción del nuevo palacio.

Interior

El interior del edificio destaca por su riqueza tanto por el uso de todo tipo materiales nobles como por estar ricamente decorado por artistas como Goya, Velázquez, El Greco, Rubens, Tiepolo, Mengs y Caravaggio. Diversas colecciones reales de gran importancia histórica se mantienen también en el palacio, incluyendo la Armería Real con armas y armaduras que datan del siglo XIII en adelante, así como la mayor colección mundial de Stradivarius, las colecciones de tapices, porcelana, mobiliario, y otros obras de arte de gran importancia histórica.

Los elementos más significativos del interior

Escalera Principal

Es el resultado de una modificación de Sabatini sobre el proyecto original de Sachetti que la había diseñado con otro tramo idéntico. La reforma se realizó por deseo de Carlos III ya que le parecía inadecuado el ingreso a las habitaciones reales porque con la escalera de doble ramal no había más que un oscuro pasillo que desde la escalera daba paso a los salones oficiales. Además, con está modificación, se podía usar el espacio del ramal cerrado para construir un gran salón de baile hoy conocido como Salón de Columnas. Los escalones de la escalera, fabricados en mármol de San Pablo (Toledo), están labrados cada uno en una sola pieza de cinco metros de longitud y escasa altura teniendo, por tanto, un ascenso poco pronunciado. La escalera tiene un solo brazo desde su arranque hasta el primer rellano donde se divide en dos paralelos con balaustrada, que está adornada con sendos leones de mármol obra de Felipe de Castro y Roberto Michel. La bóveda está decorada con estucos blancos y dorados y pinturas de Corrado Giaquinto llamado por Fernando VI para la composición pictórica que representa "Triunfo de la Religión y de la Iglesia"

Salón de Columnas

La arquitectura de esta sala es exacta a la de la Escalera Principal, ya que fue la caja de la doble escalera proyectada por Sachetti. Se utilizó para la celebración de bailes y banquetes hasta el año 1879, en el que con el fallecimiento de la Reina María de las Mercedes, esposa de Alfonso XII, se situó en dicho salón su velatorio y se decidió construir un nuevo salon de baile, que es actualmente el Comedor de Gala. También se celebraba en este salón el cermonial del "Lavatorio y Comida de Pobres", el día de Jueves Santo, día en el que el Rey y la Reina ante Grandes de España, Ministros, cuerpo diplomático y jerarquía eclesiástica, daban de comer y lavaban los pies a veinticinco pobres. En la actualidad éste salón es utilizado por el rey para recepciones oficiales como la tradicional recepción anual al cuerpo diplomático y posterior a la Pascua Militar. También fue en el Salón de Columnas donde se celebró en 1987 la ceremonia de adhesión de España a la Unión Europea.

Salón de Gasparini

Es uno de los más hermosos salones del palacio realizado durante el reinado de Carlos III y ha llegado hasta nuestros días prácticamente sin ningún retoque. Era el lugar donde el Rey se vestía en presencia de la corte según la costumbre de la época. Su decoración presenta grandes originalidades del tipo "chinoiserie" en estilo Rococó y fue realizada por Matías Gasparini. Con sus ciento cincuenta metros cuadrados es uno de los mayores salones del palacio. En su decoración cabe destacar el reloj situado sobre la chinenea, obra de Pierre Jacquet Droz, con autómatas vestidos a la moda del siglo XVIII que bailan cuando, al dar las horas, un pastor sentado toca la flauta.

En las cenas de gala que ofrecen los Reyes se toman en este salón el café y los licores.

Saleta de Porcelana

La Saleta de Porcelana tiene paredes y techo completamente recubiertos de placas de porcelana sujetas a un armazón interior de madera, ensambladas de tal forma que sus uniones quedan disimuladas entre adornos de telas y tallos imitados en porcelana. Es obra de la primera etapa de la Fábrica del Buen Retiro, la de su mayor esplendor. Se realizó entre 1765 y 1770 atribuyéndose a José Gricci, Genaro Boltri y Juan Bautista de la Torre, los mismos que realizaron el Salón de Porcelana del Palacio de Aranjuez. La Saleta de Porcelana fue realizada en un estilo rococó más próximo al neoclasicismo, con el uso de unos colores más sobrios. El suelo está realizado sobre un diseño de Gasparini.

Comedor de gala

Con una superficie de cuatrocientos metros cuadrados, está formado por tres habitaciones que constituían el "Cuarto de la Reina" María Amalia de Sajonia, esposa de Carlos III, la cual nunca los llegó a utilizar por fallecer antes de su finalización. Su construcción fue ordenada por el rey Alfonso XII para usarla como salón de baile y nuevo comedor, utilizándose por primera vez con motivo de su segundo matrimonio con María Cristina de Habsburgo-Lorena en el año 1879. Está decorado con tapices de Bruselas del siglo XVI, tibores de porcelana china del siglo XVIII, y piezas de la villa francesa de Sèvres‏‎. En su centro se encuentra una gran mesa de 80 metros que puede llegar a albergar a 200 personas, según la antigua tradición o protocolo los reyes debían sentarse en uno de los extremos de esta mesa, pero el reciente protocolo dicta que estos se sienten en el centro de esta gran mesa. En la actulidad el rey ofrece cenas de gala o almuerzos a jefes de estado y de gobierno en este salón.

Salón de Espejos

Utilizado como tocador de la reina María Luisa de Parma, esposa de Carlos IV, es de estilo neoclásico siendo uno de los salones más bellos del palacio a lo que contribuyen los zócalos de mármol rosado y los paramentos de las paredes cubiertos de una fina ornamentación en estuco en la que predomina el blanco y el azul. Los grandes espejos que dan el nombre al salón están guarnecidos en oro y azul rodeados de estucos en colores sobre fondo blanco con motivos vegetales. En esta sala cabe destacar el velador central, de caoba y bronce dorado realizado por Thomiere en 1788. La familia real lo utilizó en tiempos de Alfonso XIII como salón de música.

Salón del Trono

Conocido en el siglo XVIII como "Salón de Embajadores " o "Salón de Reinos" conserva el aspecto de la época de su decoración durante el reinado de Carlos III. El salón está presidido por dos tronos con las efigies de los actuales reyes de España y son copia exacta del trono de la época de Carlos III. Todo el salón está tapizado en terciopelo de color rojo con orlas de estilo rococó de plata dorada traídas desde Nápoles. A ambos lados del trono se sitúan cuatro leones de bronce dorado realizados para Felipe IV y que, junto a otros ocho que se conservan en el Museo del Prado, fueron usados en la decoración del Salón de Reinos del anterior Alcázar.

Decoran el salón doce consolas doradas de estilo rococó acompañadas, cada de ellas, con sus correspondientes espejos realizados en la Real Fábrica de Cristales de La Granja. Tanto los espejos como las consolas presentan diferente diseño dentro de una unidad de trazado. Fueron diseñadas por Ventura Rodríguez para ocupar el mismo lugar donde hoy en día siguen colocadas. Representan, junto a los espejos, las cuatro estaciones del año, los cuatro elementos y los cuatro continentes conocidos en aquel momento. Piezas importantes son las estatuas, algunas de ellas realizadas en Roma por discípulos de Bernini y traídas por Velázquez por encargo de Felipe IV. Las arañas que iluminan este salón datan de la época de Carlos III y están realizadas en plata y compuestas por cuentas de Cristal de roca tallado engarzadas con hilo de plata. En la bóveda destaca la alegoría pintada por Tiépolo en 1764 y que representa "La Grandeza de la Monarquía Española".

Es en el Salón del Trono donde el rey celebra la Pascua Militar y su tradicional discurso al Cuerpo Diplomático. También cuando se celebran cenas de gala el rey y sus invitados (jefes de estado mayormente) recíben el saludo o besamanos del gobierno e invitados a la cena.

Real Capilla

Situada en el centro del lado norte de la planta principal del palacio tiene su acceso desde la galería que rodea el patio central siendo uno de los puntos más interesantes desde el punto arquitectónicos del palacio.

Sachetti realizo el primer proyecto pero Fernando VI se decantó por el proyecto realizado en 1749 por Ventura Rodríguez, que era ayudante de Sachetti, fue realizada entre 1750 y 1759, la planta es de tipo central o elíptica estando coronada por una cúpula de media naranja. Por último, 16 columnas de mármol negro de una sola pieza, coronadas con capiteles en estuco dorado, están adosadas a cada uno de los ángulos que describen la planta, salvo el atrio que presenta pilastras negras que imitan el mármol. La distribución de la capilla es clásica en cuanto al este se sitúa el altar mayor de mármol, al norte, el altar del evangelio, al oeste el órgano, y el atrio es el vestíbulo. Los asientos reales están al lado norte, próximo al altar mayor a su derecha. Al pintor Giaquinto se le encomendó diseñar y dirigir los trabajos de la decoración de la Real Capilla, el propio Giaquinto pintó los frescos de la capilla y del atrio. Los ángeles del tambor fueron realizados por Felipe de Castro. Sobre el altar mayor hay un cuadro de El arcángel San Miguel Bayeu, bajo el altar del evangelio se encuentran las reliquias de San Felix, y encima el cuadro de la Anunciación de Mengs. El dosel y los sillones de los soberanos son de la época del Rey Fernando VI y fueron realizados en raso blanco con bordaduras de plata y sedas de colores. El órgano está considerado como una auténtica obra maestra y fue construido en 1778.

Real Biblioteca

Ocupa el ángulo noroeste del palacio y consta de dos plantas amuebladas con librerías de caoba. Sus colecciones constan de libros, medallas y monedas en número de 300.000 obras impresas, 4.000 manuscritos, 3.000 obras musicales, 3.500 mapas, 200 grabados y dibujos y alrededor de 2.000 monedas y medallas.

Su catálogo está informatizado, y puede ser consultado a través de la página http://www.realbiblioteca.es.

Historia de la Real Biblioteca

La Real Biblioteca es la que, con los nombres de Real Particular o de Cámara, sirvió como biblioteca privada a los reyes de la Casa de Borbón desde la llegada de Felipe V. A esta institución debe oponerse el término de Real Pública con que se distinguió de la Privada la que hoy es Biblioteca Nacional. Ambas instituciones tuvieron un origen común. Su separación definitiva se produjo en 1836, año en el que la Real Pública pasó a manos del Estado y a ser gestionada por el Ministerio de la Gobernación.

En la constitución del fondo original de la Real Biblioteca es perceptible el afán por reproducir un Gabinete de Bellas Artes en el que diferentes colecciones, no solo bibliográficas, compartiesen el mismo espacio. Así, instrumentos musicales, medallas y monedas, utensilios de dibujo y aparatos empleados para la investigación científica y matemática, convivieron con manuscritos, impresos, mapas y partituras musicales.

La Biblioteca Particular de los reyes siguió creciendo y desplazándose con sus propietarios durante los años que duró la construcción del nuevo palacio tras el incendio del Alcázar de los Austrias en 1734. Los inventarios conservados de época de Carlos III revelan el predominio del libro impreso en la biblioteca si bien se debe a la iniciativa de este monarca la incorporación a la Real Biblioteca de la colección de manuscritos de lenguas de América reunidos por Celestino Mutis en 1787.

Las adquisiciones de libros más notables corresponden al reinado de Carlos IV. Entre las colecciones que ingresaron entonces cabe destacar las bibliotecas particulares de ilustrados como Mayans y Siscar y Francisco de Bruna, Oidor de la Audiencia de Sevilla y amigo personal de Gaspar Melchor de Jovellanos. A estos fondos se añaden los muy numerosos libros procedentes de las bibliotecas particulares del Conde de Mansilla y del Conde de Gondomar. De este último conserva la Real Biblioteca no solo su magnífica colección de libros impresos y manuscritos sino una copiosa correspondencia que asciende a más de 20.000 cartas. Por su especial condición de Librería de la Corona, ingresaron también en la Real fondos de carácter archivístico procedentes del Archivo General de Simancas y de la Secretaría de Gracia y Justicia. De tal ministerio se trajeron, en virtud de Real Orden de 1807, los manuscritos de Francisco de Zamora, Manuel José de Ayala, Areche y la colección Muñoz.

El incremento de libros en la colección real fue constante desde el nacimiento de la Biblioteca. Herencia de su fundador, Felipe V, fue también el propósito renovado por sus sucesores de enriquecer la librería con cosas «singulares, raras y extraordinarias». Consecuencia de esa secular tradición que tiende a reunir la biblioteca y el museo es el ingreso en la Real de los magníficos álbumes de Historia Natural y de Antropología de Vilella en época de Carlos IV; o el aumento, secundado por todos los monarcas, de la colección de partituras musicales manuscritas e impresas, tan vinculada a la reina Bárbara de Braganza‏‎, o la incorporación del Monetario de Baldiri en tiempo de Fernando VII. A la muerte de este rey la biblioteca se había enriquecido con una exquisita serie de encuadernaciones y los libros, cada vez más numerosos, se trasladaron al lugar que actualmente ocupa la Real Biblioteca.

Los vaivenes políticos del siglo XIX produjo un abandono de los proyectos culturales de ámbito nacional promovidos por la corona, y no pocas veces planificados por los bibliotecarios más sobresalientes, derivó en el favor particular de escritores, artistas y editores que correspondieron a la protección real con el envío de sus libros.

El arreglo material de la Biblioteca y la catalogación científica de sus fondos se inicia con el reinado de Alfonso XII. Desde entonces, la principal preocupación de la Real Biblioteca ha sido conservar adecuadamente su patrimonio, aumentarlo selectivamente y difundirlo mediante catálogos generales y específicos, algunos, como el de Crónicas generales de España o el de Manuscritos de América, de obligada referencia entre los especialistas. La automatización del fondo bibliográfico y la edición de un nuevo catálogo general de manuscritos e impresos es el último gran empeño emprendido por la Real Biblioteca en 1992.

Encuadernaciones históricas de la Real Biblioteca

La Real Biblioteca alberga una de las mejores muestras de encuadernación histórica que pueden verse hoy día en Europa. Desde el clasicismo dieciochesco hasta las propuestas del art decó, las representaciones son numerosas y eminentes.

En cuanto a la selección, el punto de partida ha sido el listado de las encuadernaciones con autoría registrada en el campo correspondiente de la Base de Datos del Patrimonio Bibliográfica de Patrimonio Nacional (IBIS). Por cuestiones prácticas y de coherencia de la colección se restringió la selección a los volúmenes localizados en la Real Biblioteca. El acceso a los volúmes seleccionados para ser conducidos a la estación de trabajo del fotógrafo nos permitió una rigurosa inspección ocular de las salas y depósitos de la biblioteca, que nos aconsejó incluir azarosamente, siguiendo criterios artísticos, históricos o de representatividad de la colección, otras encuadernaciones ajenas al listado inicial. Muchas de las encuadernaciones seleccionadas estaban descritas en Encuadernaciones de M. López Serrano, otras en Encuadernación e Identificación, por lo que, finalmente, hemos decido vaciar ambos catálogos.

Predomina la encuadernación de los siglos XVIII y XIX, aunque hay también están representadas las centurias anteriores desde el siglo XVI.

A partir de 1993 se reanudó una práctica ligatoria muy característica del fondo de la Real Biblioteca : las encuadernaciones de arte con la cifra real. Los libros elegidos para vestirse con estas galas son los procedentes del fallo anual del premio «Reina Sofía de Poesía Iberoamericana». Los encuadernadores son artistas cuyo nombre ya es parte de la historia de la encuadernación contemporánea: los Hermanos Galván, Manuel Bueno, José Luis García, Ramón Gómez Herrera, Antolín Palomino, Andrés Pérez Sierra o Ana Ruiz Larrea. Este hábito, además de dar continuidad a la tradición de encuadernaciones valiosas conservadas en la Biblioteca, recupera el sentido de copia de presentación que tradicionalmente se ha dado en las bibliotecas reales a los libros realizados bajo el patrocinio intelectual o económico de la corona.

Habitaciones privadas

Son las que utilizaron como residencia propiamente dicha los soberanos Isabel II, Alfonso XII y Alfonso XIII, ocupan la prolongación (ala de San Gil) hecha por Sabatini, hacia la Plaza de la Armería y la calle de Bailén son de un tamaño menor que el resto de habitaciones del palacio y poseen una decoración más "burguesa".

Colecciones

El Palacio Real de Madrid tiene una gran y variada cantidad de colecciones artísticas de la más diversa índole que va desde la pintura hasta la real farmacia con sus tarros:

Las colecciones más significativas son las siguientes:

Pintura

Lo que conserva el palacio son los restos de la gran colección real puesto que la mayor parte pasó a formar parte del Museo del Prado en el siglo XIX. Se cuenta que Fernando VII decretó la fundación del Prado para deshacerse de tantos cuadros, pues prefería decorar el palacio con papeles pintados y candeleros, a la moda francesa.

Aparte de los valiosos frescos de Tiepolo y otros, destacan en el palacio varios cuadros de Francisco de Goya, como dos parejas de retratos, con diferentes atuendos, de Carlos IV y su esposa María Luisa de Parma. El Prado posee ejemplares de dos de ellos, pero son copias pintadas por Agustín Esteve y los del palacio son los auténticos. De Diego Rodríguez de Silva y Velázquez hay algún ejemplo de menor interés. Otros autores mencionados en los inventarios son Pedro Pablo Rubens, Giovanni Battista Tiepolo, Anton Raphael Mengs‏‎, Caravaggio, con un famoso cuadro de Salomé, así como Luca Giordano, pintor napolitano que trabajó al servicio de Carlos II. Retratistas de la corte borbónica, como Louis-Michel van Loo, Winterhalter y Laszlo, cuentan también con una lógica presencia. Watteau, figura clave del Rococó francés, cuenta con dos pinturas, de las pocas suyas existentes en España. Las obras están distribuidas por los salones y por una zona habilitada como museo de pintura, aunque es previsible que al menos en parte sean llevadas al futuro Museo de Colecciones Reales.

Escultura

En el Palacio Real las series de escultura son de importancia menor a la colección de pintura, pero la serie del siglo XVII procedente del anterior Alcazar es de un carácter excepcional. Los principales escultores representandos son Mariano Benlliure, Gian Lorenzo Bernini, Antoine Coysevox y Agustín Querol‏‎. Sobresale la serie de "Los Planetas" del Salón del Trono.

Mobiliario

El gran valor del mobiliario del palacio reside en su autenticidad pues son muy escasos los muebles modernos de estilo en sus salones (situados principalmente en las habitaciones privadas) por lo que corresponden a la época de construcción del palacio y reinados sucesivosque se muestran en una serie ininterrumpida de estilos rococó, neoclásico, imperio e isabelino. Algunas de las series más importantes de muebles se encuentran en los salones de Gasparini, Trono y espejos. Cabe de destacar "La Mesa de las Esfinges" de estilo imperio y situada en el Salon de Columnas que fue sobre la que se firmó el ingreso de España en la Unión Europea.

Relojes

Considerada la mayor y mejor colección de relojes de España también es una de las principales del mundo, el reloj denominado "El Calvario" del siglo XVII y construido en Nuremberg es el más antiguo, mientras que la existencia de un gran número de relojes de época imperio se debe a la afición por los relojes del rey Carlos IV. Ha destacar un reloj regalo del presidente de peru al rey Alfonso XIII en 1906 y construido en 1878 por la riqueza de materiales usados para su elaboración como el oro, plata marfíl, etc. La importancia de la colección de relojes radica sobre todo en los relojes de época rococó construidos para el rey Fernando VI por el relojero suizo Jacquet Droz.

Porcelanas

Las hay de todas épocas, estilos y procedencias siendo las más valiosas los restos de la vajilla de bodas de los reyes Carlos III y María Amalia de Sajonia.

Tapices

Considerada la principal colección del mundo la colección de tapices se compone fundamentalmete de tapices fabricados en Bruselas y en los realizados por la Real Fábrica de Santa Barbara sobre cartones de Francisco de Goya, a destacar los tapices que se encuentran cubriendo las paredes del comedor de gala.

Real Farmacia

Durante el reinado de Felipe II cuando la Real Farmacia se convirtió en un apéndice de la Casa Real con la orden de abastecerla de medicamentos función con la que continua. La Real Farmacia que existe en la actualidad fue fundada como Museo de Farmacia en 1964. Las salas de destilaciones y las dos salas adyacentes a la farmacia fueron reconstruidas tal y como eran durante los reinados de Alfonso XII y Alfonso XIII. Los frascos son anteriores y están formados por frescos realizados en las fábricas de la Granja de San Ildefonso y de Porcelana del Buen Retiro, pero también existen enseres fabricados en loza de Talavera en el siglo XVII.

Real Armería

Considerada junto a la imperial de Viena como una de las dos mejores del mundo está formada por piezas que van desde el siglo XV en adelante, son de destacar las piezas de torneo realizadas para Carlos V y Felipe II por los principales maestros armeros de Milán y Augsburgo. Entre las piezas más llamativas sobresale la armadura y aperos completos que el emperador Carlos V empleó en la Batalla de Mühlberg, y con los cuales fue retratado por Tiziano en el famoso retrato ecuestre del Museo del Prado. Desgraciadamente una parte de la armería se perdió durante la Guerra de la Independencia y durante la Guerra Civil Española.

Jardines

Jardines del Campo del Moro

Estos Jardines deben su nombre a que este lugar era usado por los musulmanes para acampar las tropas que sitiaban la ciudad en la edad media. Las primeras obras para acondicionarlos se deben a Felipe IV quien transformó el lugar construyendo fuentes y plantando diferente tipo de vegetación pero aun así estaba bastante descuidado. Durante la reconstrucción del palacio real en el siglo XVIII se realizaron diversos proyectos de ajardinamiento basados en los jardines del Palacio de la Granja pero no se llegó a realizar nada por la falta de fondos. No fue hasta el reinado de Isabel II en la que se comienza en serio en el ajardinamiento del Campo del Moro. En esta época se diseña un gran parque y se instalan fuentes traídas desde el palacio de Aranjuez, desgraciadamente con la caída de Isabel II hubo un periodo de abandono y descuido en el que se perdió una parte del diseño del jardín que era de tipo romántico. No fue hasta la Regencia de María Cristina cuando se inician una serie de obras de recuperación, otorgándole el diseño actual siguiendo el trazado de los parques ingleses del siglo XIX.

Jardines de Sabatini

Situados en la parte norte, entre el Palacio Real, la calle de Bailén y la cuesta de San Vicente. De diseño francés, son unos jardines de carácter monumental, creados en los años 1930. Y se llaman de Sabatini porque están en el lugar destinado en su momento a las caballerizas construidas por Sabatini para el Palacio Real. Estos jardines están adornados con un estanque y a su alrededor algunas de las estatuas de los reyes españoles que en un principio estaban destinadas a coronar el Palacio Real, pero que no se ubicaron en su emplazamiento original porque el peso resultaba excesivo para la estructura del Palacio. En su interior, combinando con los jardines también hay fuentes, situadas geométricamente, entre sus paseos.

Los jardines están rodeados por una verja que abre sus puertas a las nueve de la mañana y las cierra a ocho de la tarde, en horario de invierno, o a las nueve según horario de verano.

Referencias

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