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Las siedlungen berlinesas y la vivienda social en la Alemania de entreguerras (José Antonio Blasco)

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La siedlung de la herradura, en Britz es una de las colonias de vivienda social más emblemáticas del Berlín de la segunda mitad de la década de 1920.

El periodo de la República de Weimar (1918-1933) supuso para Alemania la llegada de la socialdemocracia, que tendría una gran incidencia en el campo de la vivienda social. Especialmente en la segunda mitad de la década de 1920, cuando a partir de nuevas fórmulas legislativas, financieras y técnicas, comenzaron a construirse muestras que serían ejemplares para el resto del mundo.

El derecho a una vivienda digna y el compromiso del Estado para procurar su oferta a las clases sociales más desfavorecidas puso en marcha un programa de vivienda pública revolucionario. Las experiencias del Nuevo Frankfurt o de las grandes siedlungen (colonias de viviendas) berlinesas alumbrarían un innovador modelo que haría frente al gravísimo déficit de alojamientos y a las lamentables infraviviendas colectivas (Mietskasernen) de la época imperial.

En este artículo se apuntan varios casos construidos en Berlín, una ciudad que en 1920 se había ampliado extraordinariamente. En la capital alemana se levantarían conjuntos tan emblemáticos como la Hufeisensiedlung de Britz, la Onkel-Toms-Hütte, la Weiße Stadt, o la Siemensstadt, en las que trabajaron arquitectos pioneros como Martin Wagner, Bruno Taut, Hans Scharoun o Walter Gropius.

La Alemania de entreguerras y la política de vivienda.[editar]

Las Mietskaserne no ofrecían viviendas dignas ni suficientes para paliar el grave déficit existente. Debajo, el proceso de densificación típico de las parcelas berlinesas desde las viviendas unifamiliares del siglo XVIII a las manzanas especulativas del siglo XIX, que fueron colmatando los patios hasta dejarlos en la mínima expresión.

El final de la Primera Guerra Mundial fue traumático para Alemania. El país, que había perdido la contienda, se enfrentó a una grave crisis económica (padeciendo una extraordinaria hiperinflación), a numerosas revueltas sociales, y a una incertidumbre política que se prolongaría durante los primeros años del nuevo régimen que se inició en 1919: la denominada República de Weimar (denominada así por ser esa ciudad donde se firmó la Constitución). Se dejaba atrás el imperio surgido tras la unificación alemana de 1871 y, sobre todo, se abría una nueva etapa política ya que la república comenzó a ser gobernada por el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD).

Hacia 1924, Alemania dejaría atrás los años malos. El establecimiento del Plan Dawes, bajo el auspicio de los Estados Unidos, logró estabilizar la economía germana (el objetivo era permitir la recuperación del país para que este pudiera afrontar las compensaciones exigidas por los aliados victoriosos en los tratados de paz). El Plan estimuló la inversión extranjera en el país y proporcionó financiación a los empresarios alemanes, de forma que la producción industrial fue recobrando el pulso paulatinamente. Uno de los pilares sobre los que se apoyó la recuperación fue la política de vivienda. La situación del alojamiento en la Alemania posbélica era catastrófica. Por un lado, se enfrentaba a la dramática escasez de viviendas (los cálculos realizados en 1919 estimaban una necesidad que superaba ampliamente el millón de viviendas) y, por otro, a la situación de miles de personas que vivían hacinados en las hiperdensas infraviviendas colectivas (Mietskasernen).

Los socialdemócratas dieron prioridad al problema de la vivienda enarbolando el derecho a una vivienda digna y el compromiso del Estado para procurar su oferta a las clases sociales más desfavorecidas (proporcionando viviendas asequibles, con un alquiler social regulado). Sobre esas bases, en la segunda mitad de la década de 1920, se puso en marcha un programa de vivienda pública revolucionario que se fundamentaría en nuevas fórmulas legislativas y organizativas, innovadores modelos de financiación y una apuesta decidida por las técnicas constructivas emergentes. Con ello, en poco más de cinco años, se lograron levantar varias colonias de viviendas económicas, particularmente en Berlín con las denominadas Großsiedlungen.

Desde el punto de vista legislativo se promulgó el Reglamento de Vivienda que establecía las bases para nuevas tipologías y procedimientos. Este nuevo marco legal fue complementado con un nuevo modelo financiero a partir de la estabilización de la moneda en 1924, cuando se aprobó un nuevo impuesto sobre los alquileres que facilitaría la financiación de las iniciativas de carácter público.

Para llevar a cabo los nuevos desarrollos de viviendas asequibles para la clase obrera, se activó una organización novedosa, creando varias empresas promotoras-constructoras de utilidad pública, tanto desde la administración como desde los sindicatos. Surgieron entonces sociedades como la WFG, Wohnungsfürsorgegesellschaft (sociedad para la protección de la vivienda), la GEHAG (sociedad anónima de Ahorro y Construcción) o la DEWOG, Deutsche Wohnungsfürsorge AG für Beamte, Angestellte und Arbeiter (sociedad alemana para la protección de la vivienda para funcionarios, empleados y obreros) que tendrían un papel clave en las Großsiedlungen.

También se renovaron las técnicas constructivas (aunque no se lograron implantar todas las deseadas, sobre todo porque la industria alemana todavía no contaba con el potencial suficiente). La idea central era la industrialización del proceso de construcción para lo cual se propusieron técnicas y materiales novedosos (como la utilización de grandes paneles de hormigón que finalmente no pudo ponerse en práctica), además de proponer un desarrollo “racional”, a partir de tipologías fácilmente seriables. Los problemas en la relación con la industria fueron compensados en parte con el proceso de racionalización tipológica: plantas repetitivas, simplificación del repertorio constructivo y de los materiales utilizados; o normalización de elementos como carpinterías y escaleras, acabados o los equipamientos de cada unidad. Las primeras Großsiedlungen todavía fueron construidas con un alto porcentaje de técnicas tradicionales, aunque en las últimas pudieron aplicarse las innovaciones que iban surgiendo (como calefacciones centralizadas, por ejemplo).

Pero no hubo mucho tiempo para desarrollar el ambicioso programa de viviendas, porque la dependencia de los préstamos norteamericanos, hizo que la crisis que este país padeció desde 1929 tuviera graves repercusiones para los germanos. En 1930, la Gran Depresión hundió la economía alemana, que inició una recesión de consecuencias fatales, ya que favorecería el ascenso del nazismo. En 1933, Adolph Hitler abolía la República para dar inicio a otra etapa que volvería a llevar a Alemania al desastre.

Berlín en la década de 1920.[editar]

Plan de Hermann Jansen para el Gran Berlín
Organización administrativa del Gran Berlín surgido de las anexiones de 1920

El proceso de unificación de Alemania, que culminó en 1871 con la constitución del Imperio Alemán (Deutsches Reich), generó un prodigioso auge económico que tuvo un reflejo muy importante en Berlín, que pasó de ser la capital de Prusia a liderar todo el imperio. En consecuencia, durante los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX, Berlín experimentó un extraordinario aumento demográfico, pasando de los 826.000 habitantes de 1871 a superar los dos millones en 1910. Los municipios limítrofes estaban sufriendo un fenómeno similar. Las circunstancias en las que se estaba produciendo ese crecimiento preocupaban a los urbanistas, puesto que las diferentes extensiones urbanas no se planificaban y no se coordinaban unas con otras. En Berlín, más allá de la ciudad histórica (cada vez más terciarizada), se estaban yuxtaponiendo sin solución de continuidad, elegantes barrios de ciudad jardín con infraviviendas obreras; y estas áreas residenciales convivían con suburbios industriales y amplios vacíos por los que trascurrían numerosas líneas de transporte (principalmente de ferrocarril), trazadas sin una intención integradora. En 1905 se comenzó a plantear seriamente la necesidad de estructurar el territorio de la región berlinesa con una visión de conjunto. Con ese objetivo se convocó un concurso que debía estudiar y proponer una nueva relación entre la ciudad central y los territorios y ciudades de su entorno, pensando en la constitución de una auténtica metrópoli. El denominado Concurso para el Gran Berlín se falló en 1910 en favor de la propuesta presentado por Hermann Jansen (1869-1945). En ella, el arquitecto proponía una serie de intervenciones en la ciudad central y sobre todo intentaba estructurar su periferia, ordenando las líneas de transporte, planteando ejes de conexión entre las partes y diseñando una serie de cuñas verdes que conectarían el centro de Berlín con los espacios naturales del entorno.

No obstante, las ideas para el Gran Berlín chocaron con la realidad. De hecho, la iniciativa del concurso no había sido pública, sino que partía de las asociaciones privadas de arquitectos y la Administración puso en cuestión sus propuestas. Además, la división política del territorio, que estaba organizado en diferentes municipios autónomos, dificultaba el consenso para las operaciones que afectaban a diferentes municipios. En cualquier caso, el intento quedaría paralizado por el estallido de la Primera Guerra Mundial.

Habría que esperar hasta 1920 para que se diera un paso drástico que facilitara la reestructuración de la región: Berlín se anexionaría los territorios (y sus ciudades) de su entorno en un crecimiento que multiplicaría por trece su dimensión inicial. El Gran Berlín pasó de 66 kilómetros cuadrados a 883 y la población se duplicó desde 1,9 millones hasta los cuatro millones de habitantes (la ciudad estaba recuperando su población rápidamente, dado que, por causa de la guerra, había bajado hasta los 1.681.000 habitantes en 1917). Se absorbieron siete ciudades vecinas que hasta entonces habían sido autónomas: Charlottenburg, Köpenick, Lichtenberg, Neukölln, Schöneberg, Spandau y Wilmersdorf, además de numerosas aldeas y comunidades rurales. Esa decisión fue avalada por la Ley del Gran Berlín promulgada en 1920. Ese nuevo Berlín se estructuró en veinte distritos. Seis eran los preexistentes en el Berlín inicial (Mitte, Tiergarten, Wedding, Prenzlauer Berg, Kreuzberg y Friedrichshain), siete se organizarían según las ciudades anexionadas antes citadas y los siete restantes se crearon agrupando áreas que fueron denominadas en función del mayor asentamiento con el que contaban (Pankow, Reinickendorf, Steglitz, Tempelhof, Treptow, Weißensee y Zehlendorf).

Así pues, en 1920, el municipio de Berlín sufriría un cambio radical debido a la ampliación extraordinaria de sus límites y, aunque las actuaciones concretas previstas en el mencionado concurso no se llevarían a cabo, la filosofía del mismo inspiraría actuaciones posteriores (sobre todo en lo referente a nuevos ejes y zonas verdes). Ese nuevo Berlín sería un laboratorio para experimentar con las nuevas ideas acerca del alojamiento, principalmente en cuanto a vivienda social, y, a mediados de la década, comenzaría un amplio programa de actuaciones, concretado en varias colonias residenciales de gran tamaño (las Großsiedlungen).

Las grandes siedlungen berlinesas de la década de 1920.[editar]

Mapa indicando la ubicación de las principales siedlungen berlinesas. El punto rojo corresponde a las cuatro presentadas en el artículo. Tres de ellas (Hufeisensiedlung, Weiße Stadt, y Siemensstadt), junto con las tres señaladas con el círculo sin rellenar, son las seis seleccionadas por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.

El arquitecto Martin Wagner (1885-1957) fue una figura central en el desarrollo del programa de viviendas sociales berlinesas durante la República de Weimar. Muy activo políticamente, Wagner se centró en el problema de la vivienda que, para él, no tenía otra solución que conseguir un abaratamiento drástico de la construcción. Admirador declarado de los modelos de fabricación en serie de Henry Ford o Charles Taylor, reclamaba la aplicación de las técnicas de montaje de la industria del automóvil en la construcción de viviendas. En su opinión, la solución al grave déficit de alojamiento se encontraría en la construcción masiva de viviendas, con criterios racionales y sistemáticos que lograrían una considerable reducción de los costes de edificación. En 1919 recibió el encargo del sindicato obrero de la construcción de organizar empresas que pudieran lograr esos objetivos uniendo la racionalización de los procesos con una limitación de los beneficios. Así nacieron las Bauhütten (hermandades constructoras) que competirían con la iniciativa privada.

Wagner viajaría a Estados Unidos en 1924 para estudiar los procesos americanos de producción y a su regreso constituyó un grupo de trabajo, con Bruno Taut (1880-1938), Ernst May (1886-1970) y Walter Gropius (1883-1969), para desarrollar prototipos de viviendas que deberían ser producidas en serie. No consiguieron financiación para la construcción de los modelos, pero todos aplicaron rápidamente sus ideas en casos reales. Ernst May se dirigió a Frankfurt donde dirigiría la creación de varios desarrollos que serían conocidos como el Nuevo Frankfurt (Das Neue Frankfurt). Por su parte, Gropius comenzó a trabajar en la siedlung Dessau-Törten, mientras que Wagner y Taut trabajarían en la Hufeisensiedlung en Berlín.

Wagner se convertiría en 1926 en el responsable del urbanismo del Gran Berlín y desde su puesto impulsó un urbanismo “moderno y flexible”. Para él, la ciudad era como una empresa y debía ser gestionada con nuevos métodos, menos burocráticos, más pragmáticos y orientados a dar respuesta a las necesidades de cada momento. Las siedlungen iniciadas en esos años serían la constatación de esas aspiraciones para el caso de la vivienda económica.
En 1924 se puso en marcha la Hufeisensiedlung (siedlung de la herradura) en Britz, en el distrito de Neukölln, con el proyecto de Bruno Taut y Martin Wagner. Sería desarrollada en siete fases entre 1925 y 1933 para construir 1.285 viviendas (679 unifamiliares). En ella, los arquitectos intentaron materializar las cuestiones fundamentales que preocupaban a Wagner y la siedlung se convertiría en una especie de manifiesto construido. siedlungen.

La colonia de viviendas sería conocida como la “herradura” por la característica forma de su plano, aunque Taut defendería que esa identificación simbólica no había surgido de una idea artística preconcebida, sino que había sido la respuesta a la topografía del terreno desde una idea social, que agrupaba hileras de viviendas de tres plantas en torno a un amplio espacio interior compartido. Las más de mil viviendas se organizaron a partir de cuatro tipologías marcadas por las directrices generales dispuestas por la administración. Las dos más pequeñas fueron la base de los apartamentos de los bloques en hilera y las dos mayores correspondían a las viviendas unifamiliares. Estas tipologías influirían enormemente en las siguientes.

La siedlung Onkel-Toms-Hütte (la cabaña del tío Tom) se ubicó en el distrito de Zehlendorf y arrancaría en 1926 y se prolongaría hasta 1932. También se desarrolló en siete fases, contando con proyectos de Bruno Taut, Hugo Häring y Otto Rudolf Salvisberg. La operación ofertó 1915 viviendas (809 unifamiliares).

Entre los distritos de Charlotttenburg y Spandau, se levantaría, en dos fases, entre 1929 y 1931, la Siemensstadt. En ella intervinieron los arquitectos Hans Scharoun, Walter Gropius, Hugo Häring, Otto Bartning, Fred Forbat y Paul Rudolf Henning. La siedlung constaría de 1.370 apartamentos, careciendo de viviendas unifamiliares.

La ubicación se relacionaba con la fábrica Siemens, que, en 1928, ya era una industria muy importante que daba ocupación a 60.000 personas. Pero su ubicación lejana (en el distrito de Spandau) hacía que los obreros tuvieran dificultades de transporte para acceder a su lugar de trabajo (solo llegaba un tranvía, hasta que en 1929 la propia Siemens construyó otra línea). Por ello, se decidió construir una nueva gran siedlung junto a la industria.

El último de los cuatro ejemplos sería la colonia Weiße Stadt que se construiría en el distrito de Reinickendorf entre 1929 y 1931, en dos fases. El conjunto constaría de 1.284 viviendas, todas plurifamiliares, según los proyectos de Otto Rudolf Salvisberg, Bruno Ahrends y Wilhelm Büning.

Las grandes siedlungen sindicales de la década de 1920 no serían las únicas en levantarse (por ejemplo, en frente de la Herradura, en 1925 se construyó la colonia promovida por la DeGeWo, otra promotora municipal que contó con los arquitectos Ernst Engelmann y Emil Fangmeyer, quienes realizaron una propuesta mucho más tradicional que recibiría el nombre de Krugpfuhlsiedlung). Pero sí serían las que mostraban las claves de la Nueva Construcción preconizada desde la modernidad.

Aunque estas siedlungen también recibirían críticas (como las voces que se levantaron contra la seriación, la vivienda mínima, o la monotonía de algunos planteamientos), fueron un testimonio de una época y se convertirían en hitos inspiradores y determinantes para la consolidación del Funcionalismo y del Estilo Internacional de las décadas siguientes. Fueron además el contrapunto a las penosas condiciones de vida que imponían las Mietskasernen de la época imperial, proponiendo un nuevo estilo de vida para las clases proletarias (y también para familias jóvenes de clase media)

Por todo ello, la singularidad y ejemplaridad de las siedlungen berlinesas sería reconocida por la UNESCO, que incluyó varias de ellas en la lista de Patrimonio de la Humanidad en 2008. En concreto, se seleccionaron seis colonias de viviendas para su protección especial: la Gartenstadt Falkenberg (diseñada por Bruno Taut en 1912 siguiendo los criterios de la ciudad jardín), la Siedlung Schillerpark (también diseñada por Bruno Taut entre 1924 y 1930), la Wohnstadt Carl Legien (otro proyecto de Bruno Taut desarrollado entre 1928 y 1930), la Hufeisensiedlung de Britz (aunque en este caso no se incluiría la totalidad de la colonia, ya que la fase VII quedó fuera de la protección especial), la Weiße Stadt, y la Siemensstadt.

Referencias

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Referencias e información de imágenes pulsando en ellas.

* Autor del artículo: José Antonio Blasco. arquitecto urbanista por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Navarra, 1987. Completó su formación con el Curso Superior de Edificación de la ETSAUN, 1990; especializándose también en Administración y Dirección de Empresas. Socio fundador de TALLER DE IDEAS y de URBAN NETWORKS.

Ha sido profesor durante veinte años de la Escuela de Arquitectura de la Universidad San Pablo CEU de Madrid, en la que impartió las asignaturas de “Urbanismo I” y “Arquitectura del Paisaje”; así como de la Escuela de Negocios CEU de Madrid, en el Máster en Urbanismo y Ordenación del Territorio (en el que coordina el área inmobiliaria), y Máster en Dirección de Empresas Inmobiliarias.Actualmente es coordinador y profesor del MUID (Master in Urban Interior Design) del Politécnico de Milán y la EPS San Pablo-CEU.

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