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Iglesia de Ntra. Sra. del Valle, Becerril de la Sierra, Madrid
Ficha técnica
- Arquitectos: Fray Coello de Portugal
Jose E.Ruiz de Castillo y Ricardo Urgoiti
- Año: 1968-1968
Texto
Los autores de esta iglesia moderna son, de hecho, un grupo de amigos que pasaba parte de sus vacaciones en Becerril de la Sierra. Llevaron su idea a Fray Coello de Portugal que entonces se dirigió a Ruiz-Castillo y Urgoiti, con quien ya había construido otras iglesias. La idea era que ofrecieran un lugar que fuera el «fruto espontáneo aquel lugar y de nuestra época» a los visitantes de temporada, como ellos. Esta iglesia se completó en ocho meses a lo largo de 1968, con un coste total de seis millones de pesetas.
El templo está situado en Becerril de la Sierra, un municipio desarrollado de la Comunidad de Madrid. La arquitectura religiosa del municipio, gracias a sus dos iglesias, contribuye a su dinamismo como ejemplos de patrimonio y cultura que representan la historia y la tradición de la localidad y atraen así a los visitantes. Situado en la confluencia del Paseo de la Ermita y el Ctra. del Escorial, se encuentra también en el extremo del municipio, ya que está directamente vinculado al gran paisaje rural del norte y del este. Esta ubicación es bastante singular, ya que se encuentra en un valle, a su vez rodeado de montañas. (D1) El resultado final, visto lateralmente, puede verse un eco del entorno en el que se encuentra. (I1) Es cierto que se integra bien en su paisaje con el volumen puntiagudo de la cubierta de la iglesia que dialoga con las crestas y cimas del paisaje montañoso circundante y también los colores del hormigón remiten a los campos de Becerril.
Su uso es religioso, celebrandose la misa todo los días festivos a las 10:00 tanto en verano como en invierno. En concreto, el 15 de agosto, el Ayuntamiento de Becerril organiza un evento que pone en valor la música, la cultura y la tradición para todas las edades. En 2018 se ha hecho especial hincapié en esta iglesia para rendir homenaje a los 50 años de su construcción. Fuera de estos horarios, el acceso al edificio parece más complicado que en cualquier otra iglesia, ya que está rodeado por un muro bajo de piedra rematado por una verja y está completamente cerrado por una portal. (I2)
A primera vista, se aprecian las características formales del edificio: su planta en triángulo y sus muros inclinados en alzado. (D2 a D5) Su estructura y materiales le dan un aire contemporáneo, pero mantiene la orientación canónica, de oeste a este con el altar a levant.
Visto de frente o de espaldas, la silueta general del templo parece algo muy fluido, como un capitel de lona estirada, por ejemplo. Sin embargo, esto contrasta con el material utilizado, el hormigón, que es muy petreo y duro pero esta combinación está bien hecha y la aplicación de esta forma con una lámina de homigón fue bastante innovadora en la época por un vano tan grande sin soporte en el centro. (I3)
En cuanto a la materialidad, el edificio es de hormigón visto, el material moderno por excelencia de aquellos años, pero no aparece en todas partes de la misma manera. De hecho, la textura de las fachadas varía según el encofrado utilizado, los colores y los barnices empleados para el acabado. (I4) Los muros inclinados se han lavado tiniendo la masa de amarillo ( en concomitancia con el ocre de los campos) y la cubierta debe su color gris verdoso a una proyección de gránulos de pizarra sobre una base de pintura verde adherida.
Además, la cubierta, con su geometría de paraboloide hiperbólico y sus dimensiones atípicas (27x36 metros) llama poderosamente la atención. (I5) Su estructura consta de dos soportes colocadas bajo los picos inferiores y un hueco entre las paredes inclinadas y las pirámides superior e inferior. La curvatura es bastante baja y el punto más alto del techo es tradicionalmente el lugar donde se encuentra el altar en el interior.
Las vidrieras están colocadas en una cuadrícula ortogonal, en oposición a la línea de fuerza oblicua que hace la ruptura entre el vidrio y el hormigón. También son contemporáneas, manteniendo los mismos colores que el resto, en tonos grises y verdes, y recreando, desde el exterior, una especie de gran mosaico. (I6) El proyecto puede considerarse una referencia a la capilla Ronchamp de Le Corbusier por su expresionismo abstracto tanto en planta como en volumen.
Gracias a su extremo en el cielo y a las vidrieras que siguen esta línea desde el suelo hacia arriba, el espacio interior es muy luminoso y agradable. Al igual que en el exterior, el espacio está estructurado por varias líneas de fuerza. Por un lado, están las líneas horizontales creadas por el encofrado de hormigón, reforzadas por la disposición de los bancos en líneas y, por otro, las líneas oblicuas que deconstruyen esta composición más «clásica».
La composición de la planta triangular, directamente relacionada con la idea esquemática de la montaña, es muy minimalista. Es una combinación de un triángulo isósceles y un triángulo equilátero. En el vestíbulo, que en realidad es una gran nave central, sólo hay filas de bancos. Los extremos ofrecen el altar, el baptisterio y la sacristía en la esquina más plana, y un pequeño coro en la otra. El altar se eleva sólo unos pasos para delimitar este espacio especialmente sagrado y la cruz se coloca lo más cerca posible de la punta.
Por último, en las fotos más antiguas no se ve el dibujo de la vidriera. Lo único que se ve son los cristales de una estructura a modo de muro cortina, algunos de los cuales pueden abrirse para ventilar el espacio, otro elemento que sitúa al edificio en la categoría de arquitectura moderna.
Planos
Otras imágenes
Situación
Referencias
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