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Grand Palais de París

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Grand Palais de París

El Grand Palais des Beaux-Arts, también llamado Grand Palais des Champs-Elysées y popularmente conocido como Grand Palais, (en español «Gran Palacio de las Bellas Artes» o «Gran Palacio»), es un edificio singular de la ciudad de París, situado en los Campos Elíseos, en el VIII Arrondissement‏‎, conformando un entorno monumental conjuntamente con el Petit Palais y el Puente Alejandro III.

El Grand Palais comenzó a construirse en 1897 para albergar la Exposición Universal de 1900 celebrada del 15 de abril al 12 de noviembre del mismo año, tras un complejo proceso de gestación en el que participaron varios arquitectos,[1] en el mismo lugar donde se emplazaba previamente el Palacio de la Industria, realizado para la Exposición de 1855‏‎.

Destacado por el estilo ecléctico de su arquitectura, denominado estilo Beaux-Arts característico de la Escuela de Bellas Artes de París, el edificio refleja el gusto por la rica decoración y ornamentación en sus fachadas en piedra, el formalismo de su planta y realizaciones hasta entonces novedosas como el gran acristalamiento de su cubierta, su estructura de hierro y acero vista, y el uso del hormigón armado.

Como proclama uno de sus frontones,[2] el Grand Palais fue concebido como Monument consacré par la République à la gloire de l’art français, «Monumento consagrado por la República a la gloria del arte francés», sirviendo como lugar de las manifestaciones oficiales de la III República Francesa y símbolo del gusto de una parte de la sociedad de la época. Con el curso del tiempo y la decadencia del estilo Beaux-Arts, el Gran Palacio fue destinado progresivamente a usos diversos como centro para salones técnicos y de exposiciones comerciales de los sectores del automóvil, de la aeronáutica, de las ciencias o del deporte, convirtiéndose en testigo de la evolución del arte moderno y de los avances de la civilización durante el siglo XX.

Desde 1937 alberga el Palais de la découverte destinado a las ciencias aplicadas y desde 1964, las Galeries nationales du Grand Palais para la exposición de colecciones provenientes de museos nacionales franceses.

Edificado sobre un terreno inestable que afectó con el tiempo a su estructura, a término de la prologada y costosa restauración emprendida en los años 1990, su nave central fue reabierta en 2005 para la celebración de salones y exposiciones temporales variadas.

El 12 de junio de 1975, la nave central del edificio fue catalogada como Monumento histórico, clasificación que se extendió el 6 de noviembre de 2000 a la totalidad de los 40.000 m² del Grand Palais.[3]

El Grand Palais albergó el 13 de julio de 2008 la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno fundacional de la Unión por el Mediterráneo.[4]

Historia

Concepción del proyecto

Tras la decisión tomada por el gobierno francés en 1892 de organizar una nueva exposición universal en 1900, la comisión preparatoria de la misma recomendó la demolición del Palacio de la Industria, construido en 1855‏‎, y la edificación de un nuevo edificio que mejorara el entorno urbanístico de la explanada donde tendría lugar el evento, de manera que pudiera abrirse una amplia vía que enlazara en perspectiva el eje de la plaza de los Inválidos con la avenida de los Campos Elíseos.[5] Una vez redactado el plan, por decreto de 22 de abril de 1896 se decidió la organización de un concurso de ideas entre arquitectos para su diseño,[6] pero contrariamente a lo previsto para las edificaciones de la Ópera Garnier, en 1875, o la del antiguo palacio del Trocadero, en 1878, el concurso no tuvo carácter internacional y se reservó únicamente a la participación de arquitectos de nacionalidad francesa.

Tras un agrio debate entre los organizadores, la prensa y el gran público, no se pudo elegir a un único ganador, por lo que fue seleccionado un equipo de cuatro arquitectos para que realizaran una síntesis de sus propuestas y consensuaran un proyecto común. La dirección general se encargó a Charles-Louis Girault, mientras que los otros tres arquitectos, Deglane, Louvet y Thomas se especializaron cada uno en la construcción de las diferentes secciones del edificio:[7]

  • Charles-Louis Girault (Cosne-Cours-sur-Loire, 1851 - † París, 1932): Encargado de la dirección general de la obra, supervisó la puesta a punto definitiva de los planos. Debió asegurar, al mismo tiempo, la maestría de la obra del Petit Palais‏‎, después convertido en el Museo de Bellas Artes de París.[6]
  • Henri-Adolphe-Auguste Deglane (París, 1855 - † París, 1931): Fue el encargado de la realización de las naves norte y meridional, de la nave mayor y de su parte transversal, llamada «paddock», de las fachadas y decorado con frisos y mosaicos, que lo rodean, y en particular de la entrada principal y el peristilo situado a ambos lados de la «nueva avenida», futura avenida Nicolás II, después llamada Winston Churchill.[6]
  • Albert-Félix-Théophile Thomas (Marsella, 1847 - † París, 1907): Llevó a cabo la construcción del ala oeste, el «Palacio de Antin» y las elevaciones correspondientes sobre la avenida de Antin, la futura avenida Víctor Manuel III, bautizada más tarde como avenida Franklin Delano Roosevelt.[6]
  • Louis-Albert Louvet (París, 1860 - † París, 1936): Autor del plano, tuvo la responsabilidad de edificar la sección central, que conecta de manera simétrica las obras de Deglane y Thomas, incluyendo el «Salón de honor». En coordinación con Deglane, participó también en la gran escalera de honor y la decoración de la pared del fondo del «paddock».[6]


Trabajos de construcción

Los trabajos de construcción comenzaron en la primavera de 1897 con la demolición progresiva del Palacio de la Industria, que desapareció definitivamente en 1899, al tiempo que tres equipos elegidos por cada arquitecto avanzaban según cada plan de obra a su ritmo y saber.

La obra, para la que se llegó a movilizar hasta 1.500 obreros, aplicó nuevas técnicas de construcción como el uso del hormigón armado según un sistema patentado en 1892 por François Hennebique,[5] junto a un despliegue de medios considerables para la época: pilonadoras a vapor para la cimentación, vías férreas para el transporte del material, máquinas de vapor para las dinamos de accionamiento de sierras de corte, un puente grúa para el manejo de los grandes bloques, raíles interiores, andamios móviles o una rampa desde la ribera del Sena para la aproximación de las barcazas de cantera.[8] La propia Exposición destacó las habilidades técnicas de la sociedad Moisant-Laurent-Savey que sirvieron para la parte móvil metálica de manutención desplegada a los lados de los Campos Elíseos y de la avenida de Antin, mientras que también alabó las de la empresa Moisant encargada de la carpintería en hierro y acero de la gran escalera de honor diseñada por Louvet.[9]

Las características heterogéneas del suelo, duro en el lado norte, donde se encontraba el Palacio de la Industria, pero de mala calidad en el lado sur, sobre aluviones del Sena, provocaron un retraso de 8 meses sobre el plan original, requiriendo una obra de cimentación dificultosa que necesitó el uso de 3.400 pilotes de roble, de 25 a 35 cm de diámetro, que perforaron hasta 12 metros de profundidad el suelo basal calcáreo.

Para los muros se aplicó la técnica de doble pared, una hoja exterior de cantería, constituida por bloques de piedra provenientes de diversos yacimientos de toda Francia, y una hoja interior, en fábrica de ladrillo y mampostería. Por su parte, la carpintería metálica se fue montando, contrariamente a la práctica habitual, sin juntas de dilatación y apenas terminados los trabajos de albañilería, a la que siguieron los trabajos de decoración por artistas seleccionados por cada equipo de arquitectos.

Al término del plazo de ejecución de la obra, se había conformando una estructura para la que se empleó 8.500 toneladas de material, 500 más que las requeridas para la Torre Eiffel y 2.000 menos que las de la Estación de Orsay,[5] sin embargo, el día de la inauguración algunas secciones interiores estaban todavía sin terminar.[10]

La construcción del Grand Palais de París tuvo un coste total de 24 millones de francos de la época,[11],[12] de los cuales, como destacaba la guía de la Exposición, 300.000 francos se habían destinado únicamente a los importantes grupos escultóricos de las cuadrigas de Récipon.

Las dificultades del terreno volverían a la actualidad poco después, cuando Alfred Picard, comisario general de la exposición, publicó un informe en 1903 donde advertía la existencia de problemas estructurales en el edificio, como consecuencia probable del descenso del nivel de la capa freática, lo que provocaría a lo largo de su historia numerosas intervenciones de restauración hasta llegar a la gran obra emprendida a partir de 1993.[13]

Arquitectura

El Grand Palais constituye un resumen de los gustos de la «Belle Époque» resultado del eclecticismo libre del «estilo de Bellas Artes» parisino. Al mismo tiempo, su concepción marcó el principio de una época de la arquitectura donde el dueño de la obra, a la vez artista y técnico, ocupa un papel preponderante. La obra supuso también un retorno al empleo de la piedra ricamente ornamentada, en contraste con otras obras contemporáneas impulsadas en hierro y acero como comentaba el escritor Paul Morand,[14] y uno de los últimos jalones de una época anterior a la era de la electricidad, cuando las grandes estructuras en vidrio transparentes, herederas del Crystal Palace de Londres, concebido por Joseph Paxton en 1851,[5] permitían el aporte de la luz natural indispensable para el desarrollo de las funciones de exposición a las que se destinó el edificio.

Planta: naves y cubierta

La nave central, con una longitud aproximada de 240 metros, está constituida por una imponente cubierta, espacio rematado por una ancha vidriera. La bóveda de cañón, ligeramente rebajada en las naves norte y meridional y en la nave transversal, y el cimborrio y la cúpula, compuestos de acero y vidrio, pesan cerca de 9.000 toneladas y se elevan a 45 metros de altura de la cubierta, alcanzando los 60 metros en la esfera de la linterna.[5] El peso de metal utilizado, cerca de 7.000 toneladas, supera al de la torre Eiffel.

Al principio, la construcción y el funcionamiento interno fueron organizados según un eje este-oeste. La comunicación entre la gran nave y otras partes del palacio, como el salón de honor, el ala central y Palacio de Antin, se hacía mediante una amplia escalera de hierro, de inspiración clásica teñida de modernismo. La instalación, de manera estable, del Palacio del Descubrimiento, a partir de 1937, ocupando el espacio del Palacio de Antin, afectó al plan de distribución de las circulaciones interiores y deshabilitó una de las dimensiones del edificio junto con la accesoria y decorativa gran escalera de honor, que se apoyaba en una pared ciega y una ancha puerta, en cimbra llena, que quedó desde entonces amurallada.

Las naves están cubiertas por un armazón metálico, de color verde Reseda, que une todas las piezas de vidrio laminado, lo que le da una gran luminosidad a las naves.

Fachada y columnata de Deglane

La fachada principal, abierta en perfecta simetría sobre la avenida de Nicolás II, está constituida por una vistosa columnata o peristilo, obra de Deglane, inspirada en la concebida por Claude Perrault para el Louvre en tiempos de Luis XIV, y rematada con labrados de ramas de roble y laurel y, a intervalos, por grupos escultóricos en su base evocando las artes de griegos, romanos, fenicios y las del Renacimiento, si bien resulta para algunos críticos disimulada, como en la Estación de Orsay, que fue edificada por Victor Laloux para la misma Exposición, por la innovación de la estructura metálica. Tras grandes arcos, cada uno dividido por dobles columnas, se encuentran acostados a la puerta central, en cuyas bases hay cuatro estatuas evocando las figuras idealizadas de las artes de la «Arquitectura», la «Pintura», la «Escultura» y la «Música».[14]

Los frisos exteriores, diseñados por Edouard Fournier son un extenso mosaico de cerca de setenta y cinco metros de longitud, realizado según las técnicas tradicionales y ofrecen la vista de una larga banda, de cerca de colores vivos, realzados con oro,[15] que reproducen varias escenas representativas de las grandes civilizaciones de la historia, tal y como eran imaginadas a finales del siglo XIX. Así, se suceden de Egipto a Mesopotamia, de la Roma de César Augusto a la Grecia del siglo de Pericles, del Renacimiento italiano a la Francia de la Edad media y de la Europa industrial a la de las artes clásicas y barrocas.[15]

Las civilizaciones más lejanas no fueron olvidadas, glorificando a este pasaje del período, entonces en su apogeo, de las grandes naciones colonizadoras de: África mediterránea y subsahariana, Oriente y el subcontinente indio, el sudeste asiático y la Indochina de los jemeres y los templos de Angkor, la Cochinchina y los paisajes anamitas alrededor de la ciudad de Hué, el Lejano Oriente con representaciones de la misteriosa China y de Japón, entonces de moda desde el reciente entusiasmo de los pintores impresionistas y de los escritores por este país, y evocaciones de ambas Américas.[15]

Crítica arquitectónica

El Grand Palais no dejó indiferente a la comunidad de arquitectos y críticos de arte, provocando comentarios y críticas tanto favorables como en su contra. Así, una de las más comunes objeciones fue el sentimiento de exceso y sobrecarga de detalles, con sobre-elaboraciones consideradas innecesarias. Para especialistas como James P. Boyd,[16] la construcción en vidrio y acero de la cubierta no resultaba estéticamente tan destacable como la obra de la fachada, que resultaba por ello disminuida, mientras que el World's Fair Magazine se lamentaba del aspecto similar a una «gran estación de trenes» y el contraste de materiales.[17]

Sin embargo, para los críticos favorables, como Herbert E. Butler del Art Journal el Grand Palais debe destacarse por su gran belleza resultado del efecto de la dimensiones sobre la perpectiva y de la combinación en el gusto y selección de los detalles y colores,[18] o para incluso James Boyd, quien reconoció también el acierto en el equilibrio entre los detalles decorativos y el diseño general del edificio.

Referencias

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Referencias e información de imágenes pulsando en ellas.
  1. Conrad von Soest, 'Brillenapostel' (1403).jpg
    Exposición Universal de 1900. BIE Web Site. Consultado el 21 de febrero de 2007.
  2. Conrad von Soest, 'Brillenapostel' (1403).jpg
    Inscripción en el Grand Palais. PIDF.com. Consultado el 21 de febrero de 2007.
  3. Conrad von Soest, 'Brillenapostel' (1403).jpg
    Monumento histórico. Parisvisite. Consultado el 21 de febrero de 2007.
  4. TF1, 13/07/2008, Diplomatie - Grand ballet au Grand Palais
  5. 5,0 5,1 5,2 5,3 5,4
    Conrad von Soest, 'Brillenapostel' (1403).jpg
    Établissement public de maîtrise d’ouvrage des travaux culturels:Un peu d’histoire sur Le Grand Palais. Dossier del Emoc, págs.12 y 16.
  6. 6,0 6,1 6,2 6,3 6,4
    Conrad von Soest, 'Brillenapostel' (1403).jpg
    Concurso de ideas y arquitectos. Sesan Iwarere. Consultado el 21 de febrero de 2007.
  7. Conrad von Soest, 'Brillenapostel' (1403).jpg
    H. Lapauze, Max de Nansouty, A. da Cunha, H. Jarzuel, G. Vitoux, L. Guillet (1900, París): «Le guide de l'Exposition de 1900», en E. Flammarion.
  8. Conrad von Soest, 'Brillenapostel' (1403).jpg
    Conférence de l’Université de tous les savoirs donnée le 21 octobre 2004:Construction et rénovation du Grand-Palais. Alain-Charles Perrot.
  9. Le guide de l'Exposition de 1900, op. cit. pág 54
  10. Perrot.
  11. Le guide de l'Exposition de 1900, op. cit.pág 53
  12. Compárese con los 7,4 millones de francos de oro para la construcción de la Torre Eiffel en 1889, [1]
  13. Conrad von Soest, 'Brillenapostel' (1403).jpg
    Restauration du Grand Palais des Champs-Elysées. Emoc.
  14. 14,0 14,1
    Conrad von Soest, 'Brillenapostel' (1403).jpg
    Paris 1900 - Grand Palais. Sesan Iwarere. Consultado el 7 de noviembre de 2007.
  15. 15,0 15,1 15,2
    Conrad von Soest, 'Brillenapostel' (1403).jpg
    Frisos exteriores. Aquadesign.be. Consultado el 7 de noviembre de 2007.
  16. Boyd, James P. The Paris Exposition of 1900. Philidelphia: P.W. Ziegler & Co., 1901. 167-202. citado por Sesan Iwarere
  17. Chandler, Albert. «Culmination - The Paris Exposition Universelle 1900.» . «Progress of the Preparations for the Exhibition of 1900.» The American Architect and Building News. Vol 57. no. 1133 11 Sept 1897. 90-91, citado por Sean Iwarere
  18. Herbert, James D. Paris 1937: Worlds On Exhibition. Ithaca, N. Y.: Cornell University Press. 100., citado por Sean Iwarere
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