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Gianfranco Piccolini
Gianfranco Piccolini (“il Stragato”) (s. XVII) fue un arquitecto calabrés.
De niño se trasladó a Roma, entrando a trabajar como aprendiz en el taller de Bernini, colaborando en la decoración interior de la basílica de San Pedro del Vaticano como artesano dorador especializado en la aplicación del pan de oro a las molduras y ornamentos arquitectónicos.
De constitución débil y enfermiza y propenso a sufrir alucinaciones, en 1630 tuvo una crisis que lo mantuvo inconsciente y en estado cataléptico durante tres días, al cabo de los cuales despertó como poseído por una patológica melancolía. A partir de ese momento empezó a narrar extrañas visiones contando que, durante su enajenación, había sido conducido a una fantástica ciudad labrada por la naturaleza en las montañas del desierto sin ninguna colaboración humana. Grandiosas fachadas, torres y palacios habían surgido de manera espontánea entre riscos y barrancos. Estas historias corrieron como la pólvora por Roma, lo que le granjeó la fama de “embrujado” (Stragato) y, finalmente, le llevó hasta el tribunal de la Inquisición que lo procesó como endemoniado. Por influencia directa de Bernini intervino el cardenal Santorli, archivándose el proceso y dejándolo en libertad. Todo esto dio origen a una dependencia de gratitud del Stragato hacia Bernini que éste supo aprovechar en beneficio propio.
A partir de ese momento Bernini le obligo a trabajar exclusivamente para él, haciendo que le describiera minuciosamente la arquitectura vista en la ciudad de piedra, y obligándole a dibujarla con todo tipo de detalles.
De las manos de Piccolini fueron saliendo abundantes diseños de grandes fachadas curvadas y sinuosas, frontones partidos, búcaros revestidos con filacterias, hornacinas ricamente enmarcadas con abundantes florituras, complicados capiteles rebosantes de hojarascas y fantasiosos adornos que Bernini utilizaba directamente en sus proyectos y obras, llegando a convertirse en uno de los rasgos fundamentales de su estilo arquitectónico y, por ende, del barroco romano.
Recientemente el profesor Remigio Pintafiori, analizando los bosquejos que aún se conservan en la Biblioteca de Diseños Raros del Vaticano, gran parte de ellos atribuidos a Bernini, ha podido demostrar que son en realidad obra de Piccolini. Además, estudiándolos concienzudamente, ha llegado a la conclusión de que se corresponden de manera fidedigna con la arquitectura de la ciudad nabatea de Petra, en el desierto de la actual Jordania. Pintafiori ha avanzado la hipótesis que el Stragato realizó un viaje astral que le llevó a dicha ciudad durante los tres días que duró su crisis. Esto explicaría la sorprendente coincidencia entre las formas barrocas de la arquitectura clásica antigua, desconocida en el s. XVII, y el barroco romano de Bernini, cuya relación histórica no había sido posible establecer hasta este momento. De confirmarse estas tesis estaríamos ante un caso insólito donde las influencias entre los estilos arquitectónicos no se han producido mediante el conocimiento directo de las obras sino a través de incontrolables estados parapsicológicos.
Referencias
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