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Beniopa

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Beniopa es una población del término municipal de Gandía (Valencia, España), situada al noroeste de esta ciudad con la que forma un solo núcleo urbano. Fue municipio independiente, con ayuntamiento propio, hasta el 1965, en que quedó anexionada en Gandia como consecuencia del crecimiento urbano y demográfico de la capital de la Safor.

Vista del puente de Beniopa
Cerámica con el escudo de Beniopa

Geografía

Está situada a 19 metros de altitud y ubicada junto al Molló de la Creu (Sierra Falconera) y al pie de la montaña del Calvari. Está atravesada por el barranco de Beniopa de oeste a este, que separa la población en dos espacios urbanos (el núcleo antiguo y el barrio de la Banyosa, y las Cases Noves y Llarguer). El casco antiguo está configurado alrededor de las plazas Major, de la Presó y del Campanar definiendo una línea oeste-este, paralela al barranco, donde encontraremos la calle del Mig. La fuente tradicional de riqueza ha sido la agricultura, el trabajo de la huerta y de la marjal de Gandia (hortalizas y posteriormente cítricos). Actualmente, superadas las posibilidades económicas de su reducido y antiguo término municipal 1'24 Km2, incluido el casco urbano- Beniopa abastece de mano de obra a las industrias, el comercio y los servicios de Gandia aumentando de forma constando su población. Al 1842 tenía 1.306 habitantes, el 1900 eran 2.267, el 1940 eran 2.568, y el 1960 eran 3.605. En el momento de la anexión era el pueblo más poblado de la comarca detrás de las tres grandes ciudades (Gandía, Oliva y Tabernes de Valldigna). Actualmente tiene unos 4.500 habitantes. El barranco de Beniopa recoge sus aguas de los valles de Marxuquera y del barranco de Borrell, con pocas y temidas avenidas, sólo citar el diluvio de 1905 y la barrancada devastadora de 1987. Es también una vereda real.


Historia

La prehistoria de Beniopa debe estudiarse en función del ambiente comarcal que denuncian los inmediatos yacimientos gandienses del Parpalló, Les Meravelles y Mallaetes, pues los pocos yacimientos del reducidísimo término municipal y la proximidad de aquellos, hace suponer que los más remotos pobladores pertenecían a las tribus que habitaban dichas cuevas, de cultura paleolítica superior muy avanzada técnica y artísticamente, como 1a estudiada por el doctor Pericot en la Cova del Parpalló. Dan fe del Neolítico, los restos encontrados en la cueva del Pastor y la Coveta de Zacarés, que contiene un interesante enterramiento colectivo. Recientemente se ha descubierto en unas excavaciones próximas a la alquería de Rubio restos de una villa romana imperial (siglos II e III), con las cual y basándonos además en los núcleos «habitados» que han dejado muestras en Gandia, Daimús, Ador, etc. y que presentan esta zona densamente poblada y con una agricultura potente, aunque el regadío apenas existiera en el ámbito del municipio. Hay que destacar también de las citadas excavaciones el hallazgo de una importante necrópolis visigoda (siglos V y VII) con 50 tumbas y unos 200 esqueletos, que muestra la potencia del núcleo habitado. La época musulmana, no muy bien conocida, ha dejado en cambio, señales claras y abundantes. En primer lugar, la certeza de un «habitat», base del pueblo actual y que tenía como nombre Bani-Ubba, que podríamos traducir por «herederos de los Ubba», nombre de los propietarios.

Al reunir las tropas cristianas de Jaime I en 1.240 y la conquista del inmediato castillo de Bairén (también conocido como Castillo de San Juan), del que Beniopa era una alquería, tenemos ya noticias más pormenorizadas y exactas: sus hombres recibieron tierras y casas en Beniopa y su término, de regadío unas, de secano las otras. Entre estos pobladores los hay de clara procedencia oscense Roda y Estada, que hace suponer que esta zonas fue poblada fundamentalmente por gentes pirenaicas, bien fueran oscenses o leridanas. Beniopa pasa por primera vez a señorío el año 1.273 cuando el rey don Jaime hace donación al infante don Pedro, seguramente como castigo por la concentración de moros que allí había, los cuales se reunieron en número de 2.000. Por esos mismos años los mudéjares de Beniopa se sublevaran protagonizando un episodio de la tercera revuelta del famoso señor mudéjar Al-Azraq, en este caso el 1276, y recientemente muerto éste, comandados por el hijo de Al-Azraq. Como el infante iba siempre corto de dinero, las rentas de Beniopa fueron cedidas o arrendadas numerosas veces por sus propietarios, hasta que a la muerte del rey Conquistador el pueblo volvió a la Corona. El rey Pedro el Grande se vio obligado a enajenar el señorío de Beniopa, en esta ocasión a favor de Jaume Castellà, señor también de Beniarjó. Ahora bien, no debieron venderse todos los derechos reales sobre el lugar, ya que la reina doña Constanza recibió por aquellos la importante cantidad de 12.000 sueldos jaqueses, pagados entre la aljama de Beniopa y el Consejo de Gandia. El año 1.323 aún cuando posiblemente continuaba el dominio de los Castellà sobre Beniopa, el rey Jaime II hizo donación a su hijo Pedro, conde de Ribagorza, de Bairén y de Gandia, con todas sus pertenencias, entre las cual estaba la jurisdicción civil y criminal sobre Beniopa que, desde este punto de vista continúa ya unida en adelante a la villa gandiense. La población crecía a medida que la paz se imponía. Tal vez sufriría los efectos de la guerra con Castilla, cuando Pedro el Cruel saqueó Gandia y sus tierras, pero pronto se repuso y en 1.391 existían 101 contribuyentes del impuesto de maravedín, es decir, 101 propietarios, número que debemos considerar ligeramente inferior al de vecinos. A finales de este mismo siglo XIV vemos ya a Beniopa en manos de otro señor territorial, ahora es la familia Gascó la que en 1.383 detentaba la posesión del lugar y arrendó a su aljama las rentas que pertenecían al señor. Por 1.420 llegó a Beniopa el cultivo de la caña de azúcar, que provoca una verdadera revolución económica en la Safor. Por esta misma época el duque de Gandia había recuperado ya la posesión del lugar de manos de los Gascó. Pero al pasar el ducado a la Corona, por la muerte del duque Alonso sin herederos directos y legítimos, Beniopa y otros lugares continuaron con el régimen de jurisdicción señorial, ya que el duque los había cedido anteriormente a Hugo de Cardona, quien en 1.446 consiguió permiso real para imponer sisas a la población.

En 1.473 el rey ajena la jurisdicción de Beniopa a favor de los jurados de Gandia, pasando el lugar a formar parte de la “Contribución General” de la villa. ' La guerra de las Germanías tuvo aquí su repercusión, pues la derrota del bando nobiliario, en el que figuraba el Duque de Gandia, hizo que les agermanados saquearan las casas de los moros, partidarios de los nobles, y que obligaran a estos a bautizarse a la fuerza, tras la batalla del Vernissa, próxima, transformándolos así en moriscos. Consecuencia de esto fue la reorganización eclesiástica que independizó a Beniopa a 1.535 transformándola en parroquia y dándole cono anexas las alquerías de Alcodar y Benicanena, que desaparecieran como consecuencia de la expulsión. Recuperado el poder por los Duques y bajo el hábil y bondadoso gobierno de San Francisco de Borja y de su hijo Carlos, Beniopa fue creciendo como pueblo vecino, de forma que en sus ingenios y cañamelares encontraban empleo gran parte de sus vecinos. En 1.609, vísperas de la expulsión, Escolano señala una población de 136 casas de moriscos, que podríamos evaluar en unos 600 habitantes y que prácticamente fueron todos trasladados a África como consecuencia del decreto de expulsión. La expulsión repercutió gravemente en la continuidad económica y demográfica del pueblo. A 1.646 Beniopa tenía suelas 37 casas habitadas y se comprenderá que con este descenso de mano de obra, fuera abandonándose el cultivo de la caña de azúcar, para sustituirse por el de la morera y la vid. A medida que crece la población vuelve el predominio de la cañamiel y la hortaliza - nunca desaparecidas -, y a finales del XVIII Cavanilles señala un censo de 373 vecinos, verdaderamente considerable para la época. Durante la guerra contra el francés destaca Beniopa por su ayuda a la resistencia contra los invasores, especialmente en el aspecto civil, al transformar el pueblo, dirigido por su cura párroco don Vicent Marín, en abastecedor de telas de cáñamo para las tropas españolas. Este benemérito cura fue el que hizo construir, casi totalmente a sus expensas y desde 1.804 a 1.837, la amplia iglesia actual en la que se conservaba un órgano y cuatro lienzos de buena factura procedentes del Convento de San Jerónimo de Cotalba (desaparecidos en la revolución de 1936). En 1884 de la misma manera que otras poblaciones valencianas, el cólera hizo aparición en el pueblo y el resultado fue traumático: cordón sanitario militar, cuarentena, lazareto a la ermita de Santa Ana, 62 apestados y 36 muertos.

El siglo XIX vio desaparecer la cañamiel, sustituida totalmente por la morera para criar gusanos de seda, y por la hortaliza. En el siglo XX disminuye el cultivo de la hortaliza frente a la primacía del naranjo, aunque por el minifundio y las condiciones climatológicas permiten la pervivencia del costoso cultivo temprano de la huerta.

Al siglo XX y tras vivir los desastres de las primeras décadas y la guerra civil (con 11 muertes violentas en el pueblo y 11 fusilados tras la guerra, además de los muertos en el frente y en los campos de exterminio, como el de Mauthausen), Beniopa tuvo que afrontar la embestida de la ciudad que necesitaba su término por crecer. El 1965 un decreto del General Franco sentenciaba el expediente de anexión a Gandia. Este hecho y el cambio social y cultural de un mundo rural a un mundo urbano han determinado el porvenir de la población. Desde 1986 cuenta con una Junta Municipal del Distrito de Beniopa, con representación política de todos los grupos municipales representados en el ayuntamiento de Gandia y del representantes vecinales y de las asociaciones cívicas.

Carrer de l'Església

Lugares de interés

Iglesia parroquial de Santa María Magdalena (siglos XVIII-XIX), neoclásica y con pinturas, vidrieras y cerámicas de interés. Parque periurbano del Calvario, zona de esparcimiento y paseo. Puente colgante de hierro del barranco de Beniopa (1994-95).

Equipamientos públicos

Centro Social (sede de la Junta Municipal del Distrito), Biblioteca Pública, colegios públicos Joan Martorell y Montdúver, Polideportivo Municipal, Residencia Juvenil La Safor.

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