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Capilla de Santa María dos Anjos
La Capilla de Santa María dos Anjos, proyecto de Lina Bo Bardi realizado en asociación con Marcelo Ferraz y André Vainer en 1978, es un proyecto sincrético que armoniza la fe franciscana de "evangelizar y servir preferentemente a los pobres", culturas erudita y popular.
Situada en la localidad de Vargem Grande Paulista, fue concebida simultáneamente a la construcción del Centro cultural SESC Pompéia, la Capilla es un bloque prismático, interceptado por un porche circundante. La solución de planta dispuso el altar de piedra y la puerta de entrada en el eje diagonal, lo que permitió dos bloques de asistencia para los fieles y valorizaba la perspectiva del altar.
Sus paramentos verticales son de bloques de hormigón, revestidos exteriormente por argamasa de cemento y tierra aplicada en capas finas. El pavimento interior es de hormigón magro liso y pigmentado en color verde oscuro con juntas de dilatación que unen los vértices de la planta. Los marcos de huecos son de madera con vidrio, excepto la puerta de entrada de treliça muxarabi - una referencia a la arquitectura colonial brasileña. La cubierta es de estructura de madera y tejas cerámicas.
El porche está realizado con cubierta de ramas rectilíneas, vigas y pilares de troncos brutos y cobertura de sapé. En la historia de la arquitectura religiosa brasileña, el porche fue motivo de debate entre Gilberto Freyre y Luis Saia: el primero afirmaba que su existencia es el testimonio de la influencia de la casa-grande patriarcal; el historiógrafo discrepaba del sociólogo y afirmaba que el origen de las iglesias con porche se remonta a los primeros templos cristianos y a la basílica romana. Carlos Lemos entra en el debate argumentando que las capillas con porche paulistas serían una versión popular de la ibérica galilea, la cual seguía la "antiquísima determinación canónica, que impedía la presencia de personas no bautizadas en el templo y, para ellos, se reservaba un lugar abrigado fuera de la nave, donde quedaba la pila bautismal ".
Sin embargo, la concepción del porche de la Capilla, al mismo tiempo que rescata la solución saliente de los principios de la arquitectura religiosa brasileña, sigue la forma circundante de los porches de las haciendas paulistas del período del café, y subvierte estos modelos al sustituir el tejado convencional por una típica latada nordestina. Tal concepción confiere a la Capilla una deseada fe de "arquitectura pobre", acorde con la fe franciscana, y definida por la arquitecta como aquella "que expresa comunicación y dignidad máximas a través de los menores y humildes medios".
Concluyendo, la Capilla es un proyecto inspirado en la "poesía íntima de la tierra brasileña", como dice Lina en sus escritos, y que, al buscar lo que hay de más auténtico en la cultura, mezcla saberes eruditos y populares, sin distinción o jerarquía materializando por lo tanto el concepto nacional-popular gramsciano, del cual Lina era tributaria.
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