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Basílica de San Juan de Letrán

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Basílica de San Juan de Letrán

La basílica de San Juan de Letrán (Basilica di San Giovanni in Laterano) es la Primera de las cuatro Basílicas Papales Mayores y la basílica más antigua e importante de Occidente.

La basílica tiene su origen en el siglo III en terrenos de los Lateranos, noble familia romana caída en desgracia bajo Nerón, cuya propiedad pasó al dominio imperial. Constantino I, propietario del palacio cuando se casó con su segunda mujer, Fausta, hermana de Majencio, donó los terrenos y la residencia al obispo de Roma en señal de gratitud a Cristo, que le había hecho vencer en la batalla de Puente Milvio, en el 312.

Etapas en la construcción del templo

La basílica ha sufrido distintas transformaciones desde la original paleocristiana del siglo IV hasta adoptar el aspecto actual del siglo XVIII, siendo la transformación más importante la realizada por Borromini en el XVII.

Primera basílica

La basílica original estaba orientado según el eje este - oeste típico de las basílicas paleocristianas, tenía forma oblonga y contaba con cinco naves muy inclinadas en altura, divididas por columnas: la nave central era la más ancha y alta y se elevaba por encima de las demás, permitiendo la apertura de ventanas luminosas en el triforio. El techo estaba cubierto con cerchas, que probablemente estaban expuestas. Frente a la fachada había un único ábside donde se situaba la silla del obispo, similar a las galerías habilitadas para las sesiones solemnes en las basílicas civiles. Al final de las naves había una pequeña nave transversal, el primitivo crucero, en el que ocupaba su lugar el obispo durante la celebración, sentado en el centro, en un asiento elevado, flanqueado por los sacerdotes, dispuestos a los lados. Entre las naves y el crucero dos poderosas columnas sostenían un gran arco llamado arco de triunfo.

Entre la nave y la parte destinada al altar se situó el fastigium, una gran estructura sobre cuatro columnas que fue el antecedente de todas las estructuras similares (pérgolas, tabiques, iconostasios, pilares, jubés) que caracterizaron posteriormente a las iglesias tanto de Oriente como de Occidente.

Golpeada en el 410 por el Saqueo de Roma por los visigodos de Alarico, en el 455 la basílica fue de nuevo saqueada por los vándalos de Genserico, restaurándose por el Papa León Magno alrededor de 460, y más tarde enriqueciéndola aún más bajo su sucesor Hilario, quien añadió tres oratorios. En total, la basílica estaba rodeada de siete oratorios, posteriormente incorporados parcialmente al edificio, de donde nació la tradición de dotar las iglesias de siete altares.

Decadente en paralelo a la decadencia de la ciudad, la basílica fue restaurada por el papa Adriano I a finales del siglo VIII, apareciendo de nuevo en todo su esplendor con motivo de la Pascua del año 774. Otras intervenciones se produjeron en los años 844-847 , cuando el Papa Sergio II creó una confesión bajo el altar mayor.

De los edificios originales aún se pueden identificar algunos restos en las Murallas Aurelianas, fuera de Porta San Giovanni.

Segunda basílica

En la Alta Edad Media, el nuevo edificio, terminado a principios del siglo X por el Papa Sergio III, respetó en su esencia las proporciones de la basílica constantiniana. La basílica tenía un campanario, que fue destruido por un rayo en 1115 y reconstruido por el Papa Pascual II .

El inicio del cautiverio de Aviñón marcó el abandono de Roma por parte de los papas. En la noche del 6 de mayo de 1308 la Segunda Basílica de Letrán fue destruida casi por completo en un furioso incendio. Desde Aviñón, el Papa Clemente V y el Papa Juan XXII enviaron el dinero necesario para la reconstrucción y el mantenimiento de la basílica, pero la iglesia nunca volvió a su esplendor original. Luego, en 1360 , la nueva iglesia fue nuevamente destruida por un incendio y reconstruida por el Papa Urbano V.

Tercera basílica

De nueco se reconstruye y la tercera basílica continuó manteniendo su forma antigua, estando todavía dividida en cinco naves separadas por columnas y precedidas por un gran pórtico de estilo paleocristiano, también sostenido por columnas y decorado, en el centro, por fuentes. La fachada fue embellecida con un gran mosaico sobre fondo dorado que representa a Cristo Salvador en el centro y, en el registro inferior, a los Cuatro Evangelistas . También en la fachada principal había tres grandes ventanales que daban luminosidad al interior. Los pórticos, que datan todavía de la iglesia cristiana primitiva, fueron decorados con frescos con obras probablemente no anteriores al siglo XII , que conmemoran la flota romana bajo el mando de Vespasiano, la toma de Jerusalén, el bautismo del emperador Constantino y su donación a la Iglesia. A diferencia del edificio anterior, sin embargo, Clemente introdujo una nave transversal, sin duda imitación de la añadida mucho antes a la Basílica de San Pablo Extramuros y modelada según los típicos transeptos medievales.

Además de los pórticos, aún se conservan otras partes de los edificios más antiguos, incluido el suelo cosmatesco y las estatuas de San Pedro y San Pablo, ahora en el claustro. El pórtico también albergaba la "stercoraria", el trono de mármol rojo en el que se sentaban los papas durante su coronación, hoy conservado en los Museos Vaticanos. Debe su particular nombre a la antífona cantada durante la coronación papal De stercore erigens pauperem ("Sacar al pobre del muladar", del Salmo 112 ).

En 1349 el edificio fue dañado por un nuevo terremoto y luego atacado nuevamente por un incendio en 1361 . El papa Urbano V encargó la restauración al sienés Giovanni di Stefano, que eliminó parcialmente las trabeaciones internas y sustituyó las columnas constantinianas por veinte pilares de ladrillo, creando finalmente el grandioso copón, inaugurado en 1370. Sobre el altar mayor se conserva aún el copón en el que se encuentra la reliquia de la mesa en la que celebró San Pedro.

Al regreso del Papa Gregorio XI de Aviñón en 1377 , los papas decidieron trasladar su residencia al Vaticano y Letrán perdió parte de su importancia en favor de San Pedro. A pesar de ello, el propio Gregorio dotó a la basílica de un nuevo portal, decorado con leones, y al mismo tiempo reconstruyó la fachada norte, en la que abrió un nuevo rosetón .

Sin embargo, en 1413 la Basílica de Letrán fue nuevamente dañada por las tropas de Ladislao I de Nápoles, obligando al Papa Martín V a emprender grandiosas restauraciones, que continuaron hasta el pontificado de Eugenio IV . En 1421 la iglesia fue enriquecida con un nuevo pavimento cosmatesco y se reparó el techo. A la basílica se añadió también un nuevo convento, construido adosado a la muralla de la ciudad y asignado a monjes benedictinos .

A finales del siglo XVI, el Papa Sixto V hizo demoler el antiguo e inseguro palacio patriarcal y lo hizo reconstruir desde cero por su arquitecto favorito, el tesinés Domenico Fontana . En esta ocasión se reconstruyó la fachada del crucero, en perspectiva de fondo de la antigua Vía Triumphalis orientada hacia la ciudad, con la construcción de una nueva Loggia delle Benedizioni , delante de la cual se trasladó el antiguo obelisco de Letrán .

Cuarta basílica

El Papa Inocencio X decidió la renovación radical de la basílica, confiando la obra a Borromini. El proyecto fue ambicioso y llevó mucho tiempo.

En 1660 el Papa Alejandro VII hizo quitar las puertas de bronce de la antigua Curia Julia para que se convirtieran en las puertas de la nueva entrada a la basílica.

Las obras continuaron hasta el pontificado de Clemente XII, cuando finalmente se construyó la fachada principal, diseñada por Alessandro Galilei, y se completó en 1734, eliminando completamente los vestigios de la planta tradicional de la antigua basílica.

De la basílica medieval sólo quedaron visibles el suelo, el copón y el mosaico del ábside, restaurado posteriormente por el Papa León XIII.

Clemente VIII llevó a cabo otra campaña decorativa en los años del manierismo tardío e hizo pintar frescos en el crucero a un grupo de pintores dirigidos por el Cavalier d'Arpino .

Francesco Borromini, aunque limitado por las obras preexistentes (el techo, obra manierista atribuida a Daniele da Volterra (el Braghettone) o a François Boulanger, y el suelo cosmatesco, restaurado e integrado por él), creó aquí una de sus mayores obras maestras, especialmente en la fuga de los espacios de las naves menores, caracterizados por un uso imaginativo e intelectual de las fuentes de luz, llamadas cámaras de luz, dispositivo que permite la iluminación difusa de los espacios arquitectónicos y por el estuco blanco. Borromini encerró las columnas de la antigua nave central con nuevos pilares, alternados con arcos y caracterizados por un orden colosal de pilastras. Sobre los pilares colocó nichos en forma de sagrarios, reutilizando parte de las columnas de mármol verde antiguo que sostenían las bóvedas de las naves laterales. En el segundo orden se ocupó de alternar los grandes ventanales con marcos ovalados adornados con motivos vegetales de palma, laurel, roble y esencias florales, en cuyo interior dejó visibles fragmentos de la antigua masonería constantiniana como reliquias.

Planta y composición

La Basílica tiene cinco naves. Mientras que la central presenta artesonado y las dos adyacentes pequeñas cúpulas, las naves exteriores tienen techos planos y están divididas en tramos cuadrados y rectangulares mediante pilastras. En la nave central, en unos nichos creados en los pilares, se encuentran las estatuas de los doce Apóstoles, insertadas en la basílica con la intervención de Borromini y varios artistas. En los espacios entre una ventana y otra hay medallones pintados que representan a los Profetas. El pavimento es el cosmatesco de la basílica medieval.

A lo largo de las naves laterales extremas se abren una serie de capillas. Las más importantes, en la nave derecha, son la capilla de los duques Orsini de Gravina, la capilla Massimo, la capilla Torlonia y la capilla Casati, mientras que la más importante en la nave izquierda es la capilla Corsini, de planta central y cúpula, del cardenal Neri Maria Corsini y del cardenal Andrea Corsini.

El crucero norte de la basílica alberga en la contrafachada el órgano del siglo XVI de Luca Biagi decorado por Giovan Battista Montano. Se trata de tres ventanas triples con lancetas, cada una de las cuales contiene una serie de tubos metálicos, algunos de los cuales están retorcidos. Junto al ábside se encuentra la capilla Colonna o capilla de S. Salvatore, llamada capilla del Coro, construida por Girolamo Rainaldi (1606-10) para sustituir el anterior altar dedicado a la Magdalena. En el crucero sur se encuentra el altar mayor, o del Santísimo Sacramento.

El altar papal se encuentra en el crucero y está coronado por el monumental copón gótico, obra del arquitecto Giovanni di Stefano. Sobre la bóveda que cubre la zona reservada al altar, cerrada por una gruesa reja dorada, se encuentran los relicarios de las cabezas de los santos Pedro y Pablo. Los relicarios son de 1804 y sustituyen a los robados en 1799 y que habían sido realizados por Giovanni di Bartolo . A lo largo de la cornisa externa que divide la celda de las reliquias y el espacio del altar, hay frescos que representan a los Santos y la Crucifixión, la Buena Pastor, la Virgen entronizada con el Niño y la Coronación de María.

Frente al altar se encuentra el confesionario, construido por orden del Papa Pío IX en 1851 según diseño de Filippo Martinucci, en coincidencia con las obras de renovación del altar papal dirigidas por el mismo Martinucci. Está decorado con mármol policromado y delimitado por una balaustrada de hierro forjado dorado de estilo neogótico ; Del mismo estilo es también el gran confesionario, situado en línea con el altar.

El Papa León XIII (1878-1903) hizo restaurar el antiguo ábside de la basílica, destruyendo el que tenía deambulatorio construido por Nicolás IV (1288-1292) a finales del siglo XIII. El ábside actual está precedido por una nueva sala destinada a albergar el coro. El nuevo coro contiene seis galerías de canto, tres a cada lado, con parte de los tubos del órgano de la basílica. En el ábside se encuentra el enorme mosaico que representa a la Virgen presentando al patrón Nicolás IV arrodillado, San Pablo, San Pedro, San Francisco de Asís , San Juan Bautista, San Antonio de Padua , San Juan Evangelista y San Andrés. En el centro del mosaico están la Cruz de Cristo y la paloma del Espíritu Santo .

Exterior

Fachada principal

La fachada principal, construida en 1732 según el diseño de Alessandro Galilei, consta de un largo atrio y sobre él una logia. El atrio, que sigue el estilo del de San Pedro en el Vaticano, alberga, en un nicho cuadrangular en el extremo izquierdo, una estatua romana que representa a Constantino I. La puerta central de la basílica proviene de la Curia Iulia y fue construida en el siglo IV d.C. siendo adaptada por Borromini para la iglesia. En la parte superior de la fachada hay un grupo de mármol que representa a Cristo con la cruz entre algunos santos obispos de las Iglesias de Oriente y Occidente. En el tímpano hay un mosaico de la basílica paleocristiana que representa a Jesús.

Fachada norte

La fachada del crucero norte, enmarcada entre dos campanarios medievales de la época de Pío IV, está precedida por un gran pórtico con logia, obra de Domenico Fontana. En el techo del pórtico y en el de la logia hay frescos realizados bajo Sixto V que representan ángeles y santos. Al fondo, a la derecha, en un nicho cerrado por una puerta, se encuentra la estatua de bronce de Enrique IV de Francia.

Planos

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Otras imágenes

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Situación


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Referencias

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