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Ópera de Copenhague
La Ópera de Copenhague (Operaen på Holmen) (Ópera Realu Kongelige Teater) cuenta con dos sedes, el moderno edificio inaugurado en 2005 y el Old Stage, el antiguo teatro que ha quedado reservado para obras del barroco y conciertos.
El edificio diseñado por Henning Larsen es la sede principal de la Ópera Real Danesa, y se encuentra ubicado en una isla del puerto de la capital danesa, frente a la bahia de la ciudad directamente enfrentando el Castillo Amalienborg (residencia de la familia real).
Consta de dos salas, la principal para 1500 espectadores y la de cámara para 200.
Descripción
La dicotomía entre el frente y el fondo: en ese simple concepto se basó Henning Larsen para diseñar la Opera de Copenhague, un faro de 41 mil metros cuadrados que brilla frente al puerto de la capital danesa. El frente abarca la gran fachada animada, el foyer y el auditorio, mientras que el fondo es un bloque macizo y austero, destinado básicamente al área del escenario y todos sus apoyos.
La Opera está coronada por un techo metálico en voladizo de 102 metros de lado, que integra los dos elementos y a la vez genera un espacio público de usos múltiples. De hecho, la compañía de Teatro Real tiene la opción de ofrecer funciones sobre un escenario flotante, con la audiencia ubicada a cubierto, en la gran plaza de acceso al edificio.
La Opera tiene una ubicación privilegiada: justo en el vértice del triángulo principal de la zona portuaria. Desde la plaza de acceso hay una vista panorámica del puerto de 180 grados, que incluye el atardecer sobre el agua, el centro de la ciudad, con sus torres y capiteles e incluso la entrada de los barcos al puerto. Para resaltar aún más la importancia del edificio, los proyectistas decidieron ubicarla en una suerte de isla, dragando nuevos canales a ambos lados del edificio. Así, el gran foyer vidriado, el escultural auditorio y la enorme plaza de granito conforman una unidad en permanente diálogo con la ciudad, el puerto, las fuentes y jardines del parque Amaliehaven, ubicado cruzando el canal.
Mientras que el techo en voladizo es el elemento unificador del edificio que integra y controla las distintas espacialidades, la clave del diseño está en la interacción entre el auditorio, encerrado en un caparazón de madera de arce, y el espacio público del área portuaria. Desde la distancia se puede ver el caparazón dorado a través de la fachada vidriada del foyer, mientras que una torre que parece suspendida en lo alto indica la posición del escenario. El foyer y el auditorio quedan como flotando entre el nivel de acceso y el gran techo, incrementando el diálogo con el puerto.
En el interior del foyer, la curvatura del caparazón que encierra el auditorio está acentuada por una serie de lucernarios dispuestos en todo su perímetro. El caparazón, además, está atravesado en distintos niveles por pasarelas que recortan la quíntuple altura del foyer y conectan visualmente al público con el corazón de la sala. Estos puentes radiales estimulan la interacción entre el público propiciando el juego de "mirar y ser mirado" inherente a todo espacio de encuentro social. Es en ese sentido que todos los niveles del foyer están dotados de barras y minicafés que refuerzan el servicio del restaurante, ubicado en el cuarto nivel.
El auditorio, revestido en madera de arce laqueada, está inspirado en la magia de un caracol: un organismo de superficies suavemente curvas, que contiene un mundo de fantasía y misterio. La madera pulida y brillante también remite a la caja de un violín. En el interior, la disposición de las butacas sigue los lineamientos clásicos y dado que el escenario permite distintas configuraciones, puede albergar entre 1400 y 1700 espectadores. Como las pasarelas del foyer, los palcos, en forma de herradura, estimulan ese juego de "mirar y ser mirado" típico de la liturgia de la ópera, que el cine ha explotado hasta el hartazgo. Acorde a la tradición, el palco real está ubicado a la izquierda del auditorio y tiene acceso directo a un lounge privado, destinado a la reina y sus invitados. Los descansos de varias alturas y profundidades en las paredes, incluyendo los frentes de los balcones, no tienen solo una función decorativa: se proyectaron para mejorar la acústica, uno de los grandes orgullos de la obra.
El escenario para ensayos tiene una entrada independiente y de hecho fue concebido como una entidad separada, aunque en comunicación con las otras áreas de ensayo para músicos y bailarines. Esta sala es una caja negra flexible, que puede albergar hasta 200 butacas, con escenario rebatible que permite 13 configuraciones distintas. Para la orquesta se dispuso una sala de ensayo con una estructura de cajas chinas (una caja dentro de otra caja), ubicada 14 metros por debajo del nivel del mar, debajo del auditorio y en línea con el foso, para facilitar el traslado de los instrumentos. Allí pueden ubicarse hasta 120 personas, incluidos los solistas y el coro.
Planos
Planta
Fachada
Sección
Otras imágenes
Desde el Amalienburg en la orilla contraria
Situación
Referencias
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