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Diferencia entre revisiones de «Iglesia del Colegio Asunción Cuestablanca»

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La Iglesia del Colegio de la Congregación de la Asunción (1965-1968) forma parte del conjunto de edificaciones del proyecto realizado por Miguel Fisac Serna (1913-2006). Dicho conjunto se localiza a la altura del kilómetro 7,8 de la autopista de Madrid a Burgos, a la altura de Alcobendas, concretamente, calle de la Asunción Cuestablanca 11. Se ubica en Sanchinarro, que se trata de un área residencial del barrio de Valdefuentes, por lo que se encuentra rodeado de edificios de vivienda y viviendas adosadas a los que presta servicio. El centro está envuelto por algunas de las vías más relevantes que discurren por el norte de Madrid. Respecto a su orientación, la planta en forma de “L” se dispone con el ala más larga perpendicularmente al eje norte-sur, y el ala más corta es ligeramente paralela a este, quedando la iglesia orientada al norte.
La '''Iglesia del Colegio de la Congregación de la Asunción''' (1965-1968) forma parte del conjunto de edificaciones diseñadas por el arquitecto español [[Miguel Fisac Serna]] (1913-2006). Dicho conjunto se localiza a la altura del kilómetro 7.800 de la autopista de Madrid a Burgos, por Alcobendas, concretamente en la calle de la Asunción Cuestablanca, 11. Se ubica en Sanchinarro, que se trata de un área residencial del barrio de Valdefuentes, por lo que se encuentra rodeado de viviendas tanto plurifamiliares (dispuestas en forma de cuadrícula) como unifamiliares (dispuestas de forma sinuosa) a las que presta servicio. De su entorno más próximo destaca la abundancia de vías rodadas como la Autovía del Norte (A-1) y la Autopista de Circunvalación (M-40) que discurren por el norte y el oeste. Respecto a su orientación, la planta se dispone con el ala más larga perpendicularmente al eje norte-sur, y el ala más corta es ligeramente paralela a éste.
 
El colegio se ubica sobre un solar de 30.520 metros cuadrados, el cual presenta una gran irregularidad topográfica, por lo que los volúmenes que componen el conjunto tuvieron que adaptarse durante la fase de diseño, tanto en planta como en alzado, llegando a existir diferencias altimétricas de hasta 12 metros entre rasantes. Su forma de adaptarse al terreno permite que estas diferencias de altura se perciban de una forma fluida y continua, lo cual evita que se produzca un gran impacto sobre su entorno urbano Este proyecto se incluye dentro del conjunto de obras madrileñas en las que el arquitecto deja a un lado la axialidad, sistemática recurrente a la hora de abordar sus proyectos anteriores, por lo que el colegio presenta una forma de “L” en planta. En este diseño surge también por la intención de aunar arquitectura y naturaleza, facilitando que ambos elementos se relacionen entre sí, ubicando la iglesia en el centro de la construcción. El valor expresivo de este conjunto de edificios se centra, sobre todo, en el juego de volúmenes, marcados por la altimetría del solar y su disposición en él, el cual se ve magnificado por el tratamiento de la jardinería, creando zonas arboladas que generan una armonía como las masas de hormigón.
 
El resultado de este diseño, además de adaptarse a las condiciones físicas del entorno, responde adecuadamente al complejo programa que se le plantea. Dada la extensión de actividades a abarcar, tanto religioso, educativo y residencial (internado), el proyecto se divide en tres zonas de acuerdo a los servicios que prestan y que presenta cierta independencia entre ellas. La Zona A corresponde a la entrada donde se encuentran las salas de visita, la secretaría, la administración y la iglesia. La Zona B, al lado Oeste, engloba el salón de actos, las aulas de infantil y primaria y el pabellón del convento de religiosas. La Zona C, al lado Este, la componen las aulas para bachillerato elemental y superior, laboratorios, clase de música, un polideportivo con vestuario y gimnasio, entre otros.
 
En esta obra la iglesia cobra especial relevancia debido a su ubicación centrada que articula el conjunto y a la importancia que el arquitecto vuelca sobre el diseño para cumplir con las nuevas exigencias que la liturgia demandaba. Frente a la irregularidad formal del conjunto, la iglesia destaca por su presencia simétrica. Fisac la proyecta con una forma aproximada de una porción de cilindro circular en la parte correspondiente al ábside y una superficie dispersiva acústicamente formada por ocho medios cilindros circulares con la posición convexa hacia el interior, permitiendo la acogida de 700 fieles. La posibilidad de abarcar esta gran capacidad de fieles se debe al sistema estructural empleado, resultado de sus numerosas investigaciones acerca del hormigón armado, destacando sus avances con las vigas huecas de hormigón postensado, piezas clave para su arquitectura de huesos. Fisac incorpora esta clase de elementos propios de la arquitectura industrializada y prefabricada a la que cada vez se acerca más, permitiendo luces de hasta 20 metros en este espacio. Estas posibilidades que le brindaba esta clase de arquitectura le permiten resolver el sistema estructural, haciendo hincapié en la resolución técnica de la cubierta, a la cual le aplica la repetición de esta clase de piezas aligeradas huecas. Además, éstas favorecen el aprovechamiento de la luz cenital, permitiendo la abertura de huecos en la cubierta concentrándolos sobre la zona del altar, así como el acondicionamiento térmico y acústico del espacio que envuelven.
 
Uno de los aspectos más importantes de este proyecto, tanto en el exterior como en su interior, es la expresión de la máxima austeridad, tanto ornamental como de riqueza de materiales, pero sin caer en malas calidades que, con el paso de los años, se tornarían caras. Esta austeridad la logra mediante la proyección del hormigón visto y desnudo en todos sus paramentos. No obstante, Fisac saca provecho de esta decisión, poniendo énfasis en la calidad y la textura del hormigón, así como la armonía que consigue con la aplicación de las piezas delgadas y huecas de la cubierta. Las carpinterías empleadas son de madera oscura enmarcadas sobre el hormigón que transmiten una expresividad sincera del empleo de materiales tratados de la forma más tecnológicamente conveniente y en su más genuina calidad.
 
Esta obra cuenta con un artículo en la revista Arquitectura recogida en el COAM, además de encontrarse registrada en la Fundación Fisac y en la Fundación Arquia. Además, forma parte del estudio de numerosos trabajos de carácter educativo centrados en la obra del arquitecto. Miguel Fisac (1913-2006) fue el arquitecto español más significativo e internacionalmente más conocido en la segunda mitad del siglo XX. Se forma en la Escuela Técnica Superior de Madrid (1942) y su trayectoria profesional se ve marcada por su trabajo con piezas óseas estructurales en la década de los 50 hasta inventar pieles de hormigón prefabricadas con encofrados flexibles en la década de los 80.
 
<!--La '''Iglesia del Colegio de la Congregación de la Asunción''' (1965-1968) forma parte del conjunto de edificaciones del proyecto realizado por [[Miguel Fisac Serna]] (1913-2006). Dicho conjunto se localiza a la altura del kilómetro 7,8 de la autopista de Madrid a Burgos, a la altura de Alcobendas, concretamente, calle de la Asunción Cuestablanca 11. Se ubica en Sanchinarro, que se trata de un área residencial del barrio de Valdefuentes, por lo que se encuentra rodeado de edificios de vivienda y viviendas adosadas a los que presta servicio. El centro está envuelto por algunas de las vías más relevantes que discurren por el norte de Madrid. Respecto a su orientación, la planta en forma de “L” se dispone con el ala más larga perpendicularmente al eje norte-sur, y el ala más corta es ligeramente paralela a este, quedando la iglesia orientada al norte.


El colegio se ubica sobre un solar de 30.520 m2, el cual presenta una gran irregularidad topográfica, por lo que los volúmenes que componen el conjunto se adaptan, desde proyecto, al relieve del terreno, tanto en planta como en alzado, llegando a existir diferencias altimétricas de hasta 12 metros entre rasantes. El modo de adaptarse al terreno permite suavizar las diferencias de cota, evitando un gran impacto visual sobre su alrededor. Este proyecto se incluye dentro del conjunto de obras madrileñas en las que el arquitecto deja a un lado la axialidad en la ordenación de los volúmenes, sistemática recurrente en proyectos anteriores, por lo que el colegio presenta una forma de “L” en planta. En este se muestra la intención de aunar arquitectura y naturaleza, facilitando que ambos elementos se relacionen entre sí, ubicando la iglesia en el centro de los cuerpos que componen el centro docente. El valor expresivo se centra en el juego de masas, el cual se ve magnificado por la jardinería, creando zonas arboladas que generan una armonía con los elementos de hormigón.
El colegio se ubica sobre un solar de 30.520 m2, el cual presenta una gran irregularidad topográfica, por lo que los volúmenes que componen el conjunto se adaptan, desde proyecto, al relieve del terreno, tanto en planta como en alzado, llegando a existir diferencias altimétricas de hasta 12 metros entre rasantes. El modo de adaptarse al terreno permite suavizar las diferencias de cota, evitando un gran impacto visual sobre su alrededor. Este proyecto se incluye dentro del conjunto de obras madrileñas en las que el arquitecto deja a un lado la axialidad en la ordenación de los volúmenes, sistemática recurrente en proyectos anteriores, por lo que el colegio presenta una forma de “L” en planta. En este se muestra la intención de aunar arquitectura y naturaleza, facilitando que ambos elementos se relacionen entre sí, ubicando la iglesia en el centro de los cuerpos que componen el centro docente. El valor expresivo se centra en el juego de masas, el cual se ve magnificado por la jardinería, creando zonas arboladas que generan una armonía con los elementos de hormigón.
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La iglesia cobra especial relevancia debido a su ubicación equidistante que articula el conjunto, proyectándola con una particular atención para cumplir con las nuevas exigencias que la liturgia demandaba. En la obra coexisten dos patrones geométricos: el reticular y el curvilíneo, destinados a la actividad docente y a la religiosa, respectivamente, generando un contraste intencionado entre ambas. La iglesia está compuesta por una nave única, coronada por el altar, y marcada por una fuerte axialidad, generando un espacio casi simétrico. El espacio se delimita por dos muros: uno cóncavo que recoge la nave y el altar y que se intersecta con el ábside, el cual sobresale ligeramente hacia el exterior (fachada), y un segundo muro compuesto por ocho hemiciclos equidistantes; entre estos semicilindros se localizan los accesos a la iglesia: la mitad permiten un acceso directo a esta, mientras que los demás comunican con otras salas contiguas. La lectura global del interior se resume en espacialidad y continuidad. La continuidad la aportan los sistemas curvos y la espacialidad se consigue por la implementación de una estructura de huesos prefabricada en la cubierta (20 metros de luz), la cual aporta personalidad y ligereza al lugar. La aplicación de este sistema estructural en la cubierta resuelve tanto el acondicionamiento térmico como el acústico del espacio, pero, sobre todo, permite la incorporación de la luz cenital; los lucernarios se centran sobre el altar, iluminándolo, y dejando en penumbra la nave, de esta manera se genera una atmósfera mística en torno a la zona donde se concentra y desarrolla la ceremonia.  
La iglesia cobra especial relevancia debido a su ubicación equidistante que articula el conjunto, proyectándola con una particular atención para cumplir con las nuevas exigencias que la liturgia demandaba. En la obra coexisten dos patrones geométricos: el reticular y el curvilíneo, destinados a la actividad docente y a la religiosa, respectivamente, generando un contraste intencionado entre ambas. La iglesia está compuesta por una nave única, coronada por el altar, y marcada por una fuerte axialidad, generando un espacio casi simétrico. El espacio se delimita por dos muros: uno cóncavo que recoge la nave y el altar y que se intersecta con el ábside, el cual sobresale ligeramente hacia el exterior (fachada), y un segundo muro compuesto por ocho hemiciclos equidistantes; entre estos semicilindros se localizan los accesos a la iglesia: la mitad permiten un acceso directo a esta, mientras que los demás comunican con otras salas contiguas. La lectura global del interior se resume en espacialidad y continuidad. La continuidad la aportan los sistemas curvos y la espacialidad se consigue por la implementación de una estructura de huesos prefabricada en la cubierta (20 metros de luz), la cual aporta personalidad y ligereza al lugar. La aplicación de este sistema estructural en la cubierta resuelve tanto el acondicionamiento térmico como el acústico del espacio, pero, sobre todo, permite la incorporación de la luz cenital; los lucernarios se centran sobre el altar, iluminándolo, y dejando en penumbra la nave, de esta manera se genera una atmósfera mística en torno a la zona donde se concentra y desarrolla la ceremonia.  


Por otro lado, Fisac consigue transmitir la máxima austeridad a través del empleo del hormigón como único material en la estructura y en el revestimiento, simultáneamente, dejando a un lado cualquier tipo de ornamentación. A pesar del reducido abanico de materiales, Fisac saca provecho de esta decisión poniendo énfasis en la calidad y la textura del hormigón; los paramentos de la iglesia presentan un acabado de hormigón gris visto con una textura rugosa que marca la verticalidad, contrastando con el hormigón blanco liso empleado en la cubierta y que, junto al diseño y a la disposición de las vigas, enfatiza la horizontalidad. El arquitecto utiliza el material de una forma masiva y sin alterarlo de forma significativa, mostrando su naturaleza. La iglesia se muestra como resultado de la combinación de materiales tecnológicos de la forma más genuina posible.
Por otro lado, Fisac consigue transmitir la máxima austeridad a través del empleo del hormigón como único material en la estructura y en el revestimiento, simultáneamente, dejando a un lado cualquier tipo de ornamentación. A pesar del reducido abanico de materiales, Fisac saca provecho de esta decisión poniendo énfasis en la calidad y la textura del hormigón; los paramentos de la iglesia presentan un acabado de hormigón gris visto con una textura rugosa que marca la verticalidad, contrastando con el hormigón blanco liso empleado en la cubierta y que, junto al diseño y a la disposición de las vigas, enfatiza la horizontalidad. El arquitecto utiliza el material de una forma masiva y sin alterarlo de forma significativa, mostrando su naturaleza. La iglesia se muestra como resultado de la combinación de materiales tecnológicos de la forma más genuina posible.-->
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{{Composición VI|Mª Lirios Reig Valor}}
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{{Ref|Revista Fisac Serna, M. (1969, Julio). Colegio de la Asunción. Arquitectura, (127), 3-6.}}
{{Ref|Arques Soler, F., & Fisac Serna, M. (1996). Miguel Fisac. Ediciones Pronaos S.A.}}
{{Ref|Trabajo fin de máster:Rojo Tejerina, J. J. (2013). Miguel Fisac Serna. Arquitecto. Vida y obra. ETS de arquitectura. Universidad de Valladolid.}}
{{Ref|Tesis doctoral:Aparicio Fraga, J. (2016). Memoria, aprendizaje y experimento. La invención del paisaje en Miguel Fisac. Escuela Técnica Superior de Arquitectura Universidad Politécnica de Madrid.}}
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{{Madrid}}
[[Carpeta:Miguel Fisac]]

Revisión actual - 12:31 20 feb 2024

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Iglesia del Colegio Asunción Cuestablanca

La Iglesia del Colegio de la Congregación de la Asunción (1965-1968) forma parte del conjunto de edificaciones diseñadas por el arquitecto español Miguel Fisac Serna (1913-2006). Dicho conjunto se localiza a la altura del kilómetro 7.800 de la autopista de Madrid a Burgos, por Alcobendas, concretamente en la calle de la Asunción Cuestablanca, 11. Se ubica en Sanchinarro, que se trata de un área residencial del barrio de Valdefuentes, por lo que se encuentra rodeado de viviendas tanto plurifamiliares (dispuestas en forma de cuadrícula) como unifamiliares (dispuestas de forma sinuosa) a las que presta servicio. De su entorno más próximo destaca la abundancia de vías rodadas como la Autovía del Norte (A-1) y la Autopista de Circunvalación (M-40) que discurren por el norte y el oeste. Respecto a su orientación, la planta se dispone con el ala más larga perpendicularmente al eje norte-sur, y el ala más corta es ligeramente paralela a éste.

El colegio se ubica sobre un solar de 30.520 metros cuadrados, el cual presenta una gran irregularidad topográfica, por lo que los volúmenes que componen el conjunto tuvieron que adaptarse durante la fase de diseño, tanto en planta como en alzado, llegando a existir diferencias altimétricas de hasta 12 metros entre rasantes. Su forma de adaptarse al terreno permite que estas diferencias de altura se perciban de una forma fluida y continua, lo cual evita que se produzca un gran impacto sobre su entorno urbano Este proyecto se incluye dentro del conjunto de obras madrileñas en las que el arquitecto deja a un lado la axialidad, sistemática recurrente a la hora de abordar sus proyectos anteriores, por lo que el colegio presenta una forma de “L” en planta. En este diseño surge también por la intención de aunar arquitectura y naturaleza, facilitando que ambos elementos se relacionen entre sí, ubicando la iglesia en el centro de la construcción. El valor expresivo de este conjunto de edificios se centra, sobre todo, en el juego de volúmenes, marcados por la altimetría del solar y su disposición en él, el cual se ve magnificado por el tratamiento de la jardinería, creando zonas arboladas que generan una armonía como las masas de hormigón.

El resultado de este diseño, además de adaptarse a las condiciones físicas del entorno, responde adecuadamente al complejo programa que se le plantea. Dada la extensión de actividades a abarcar, tanto religioso, educativo y residencial (internado), el proyecto se divide en tres zonas de acuerdo a los servicios que prestan y que presenta cierta independencia entre ellas. La Zona A corresponde a la entrada donde se encuentran las salas de visita, la secretaría, la administración y la iglesia. La Zona B, al lado Oeste, engloba el salón de actos, las aulas de infantil y primaria y el pabellón del convento de religiosas. La Zona C, al lado Este, la componen las aulas para bachillerato elemental y superior, laboratorios, clase de música, un polideportivo con vestuario y gimnasio, entre otros.

En esta obra la iglesia cobra especial relevancia debido a su ubicación centrada que articula el conjunto y a la importancia que el arquitecto vuelca sobre el diseño para cumplir con las nuevas exigencias que la liturgia demandaba. Frente a la irregularidad formal del conjunto, la iglesia destaca por su presencia simétrica. Fisac la proyecta con una forma aproximada de una porción de cilindro circular en la parte correspondiente al ábside y una superficie dispersiva acústicamente formada por ocho medios cilindros circulares con la posición convexa hacia el interior, permitiendo la acogida de 700 fieles. La posibilidad de abarcar esta gran capacidad de fieles se debe al sistema estructural empleado, resultado de sus numerosas investigaciones acerca del hormigón armado, destacando sus avances con las vigas huecas de hormigón postensado, piezas clave para su arquitectura de huesos. Fisac incorpora esta clase de elementos propios de la arquitectura industrializada y prefabricada a la que cada vez se acerca más, permitiendo luces de hasta 20 metros en este espacio. Estas posibilidades que le brindaba esta clase de arquitectura le permiten resolver el sistema estructural, haciendo hincapié en la resolución técnica de la cubierta, a la cual le aplica la repetición de esta clase de piezas aligeradas huecas. Además, éstas favorecen el aprovechamiento de la luz cenital, permitiendo la abertura de huecos en la cubierta concentrándolos sobre la zona del altar, así como el acondicionamiento térmico y acústico del espacio que envuelven.

Uno de los aspectos más importantes de este proyecto, tanto en el exterior como en su interior, es la expresión de la máxima austeridad, tanto ornamental como de riqueza de materiales, pero sin caer en malas calidades que, con el paso de los años, se tornarían caras. Esta austeridad la logra mediante la proyección del hormigón visto y desnudo en todos sus paramentos. No obstante, Fisac saca provecho de esta decisión, poniendo énfasis en la calidad y la textura del hormigón, así como la armonía que consigue con la aplicación de las piezas delgadas y huecas de la cubierta. Las carpinterías empleadas son de madera oscura enmarcadas sobre el hormigón que transmiten una expresividad sincera del empleo de materiales tratados de la forma más tecnológicamente conveniente y en su más genuina calidad.

Esta obra cuenta con un artículo en la revista Arquitectura recogida en el COAM, además de encontrarse registrada en la Fundación Fisac y en la Fundación Arquia. Además, forma parte del estudio de numerosos trabajos de carácter educativo centrados en la obra del arquitecto. Miguel Fisac (1913-2006) fue el arquitecto español más significativo e internacionalmente más conocido en la segunda mitad del siglo XX. Se forma en la Escuela Técnica Superior de Madrid (1942) y su trayectoria profesional se ve marcada por su trabajo con piezas óseas estructurales en la década de los 50 hasta inventar pieles de hormigón prefabricadas con encofrados flexibles en la década de los 80.



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Coordenadas y enlace con otros sistemas:40°30′23″N 3°39′16″O / 40.506262, -3.654410
C. de Asunción Cuestablanca, 11, 28050 Madrid - Coordenadas: 40°30′23″N 3°39′16″O / 40.506262, -3.654410
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Referencias

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Artículo desarrollado por Mª Lirios Reig Valor en la asignatura Composición Arquitectónica 6 de Arquitectura de la Universidad de Alicante, dirigido y repasado por Andrés Martínez-Medina.
Ver otros artículos desarrollados en la asignatura en: Carpeta:Artículos desarrollados en Composición Arquitectónica VI
Conrad von Soest, 'Brillenapostel' (1403).jpg
https://www.coam.org/media/Default%20Files/fundacion/biblioteca/revista-arquitectura-100/1959-1973/docs/revista-articulos/revista-arquitectura-1969-n127-pag03-06.pdf
Conrad von Soest, 'Brillenapostel' (1403).jpg
Revista Fisac Serna, M. (1969, Julio). Colegio de la Asunción. Arquitectura, (127), 3-6.
Conrad von Soest, 'Brillenapostel' (1403).jpg
Arques Soler, F., & Fisac Serna, M. (1996). Miguel Fisac. Ediciones Pronaos S.A.
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Trabajo fin de máster:Rojo Tejerina, J. J. (2013). Miguel Fisac Serna. Arquitecto. Vida y obra. ETS de arquitectura. Universidad de Valladolid.
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Tesis doctoral:Aparicio Fraga, J. (2016). Memoria, aprendizaje y experimento. La invención del paisaje en Miguel Fisac. Escuela Técnica Superior de Arquitectura Universidad Politécnica de Madrid.



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