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Arquitectura hispanomusulmana

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Arquitectura hispanomusulmana
Patio de los leones, Alhambra

Por arquitectura hispanomusulmana, hispanoárabe o andalusí se conoce la arquitectura islámica producida en la España musulmana, Al Ándalus, durante los siglos VIII al XV.

De clara influencia musulmana son dos estilos típicamente hispanos con los que se despide la Edad Media. El mozárabe, el arte de los cristianos bajo el dominio musulmán, y el mudéjar, el arte de los musulmanes bajo dominio cristiano.

Dada la limitación religiosa (aniconismo islámico) que afecta a la escultura y la pintura, la arquitectura hispanomusulmana fue la principal manifestación artística, que se asentó sobre la tradición romano-visigoda y aportó los elementos más típicos del mundo islámico: arcos, cubiertas y la rica ornamentación basada en motivos geométricos, vegetales y epigráficos.

El escaso ritual del culto islámico dio lugar a dos tipologías de carácter religioso: la mezquita (masjid), recinto donde la comunidad se reúne para orar, y la madrasa o escuela coránica. Dentro de la arquitectura civil destacan los palacios, los caravasares y las ciudades, en las que se consiguió un planeamiento racionalizado de acuerdo con las canalizaciones de agua y la protección frente al calor. En cuanto a la arquitectura funeraria cabe destacar los mausoleos.

Características

Mezquita de Córdoba. Cúpula de la macsura

En construcción se utilizan materiales pobres como el ladrillo o el mampuesto con una utilización escasa de la piedra; el yeso, estuco y madera se usan de forma generalizada. Es una arquitectura en la que se aprecia un gran contraste entre la pobreza exterior sencilla y simple, y el interior ricamente decorado donde los arcos y las cúpulas tienen con frecuencia un sentido decorativo facilitado por el uso de falsos arcos y falsas cúpulas.

Utilizan diversidad de bóvedas aunque las más abundantes las de crucería, con nervios muy gruesos apoyados en la cornisa, dispuestos por parejas paralelas, con la peculiaridad de que no se cruzan en el centro (clave), sino que dejan un espacio cuadrado o de varias figuras poligonales. Son frecuentes las cúpulas gallonadas, aveneradas, etc. Una variante de la bóveda de nervios es la bóveda calada, en la que los nervios tienen plenamente función sustentante; el plemento desaparece sustituido por vidrio o dejándolo vacío, calado.

Las cubiertas se sostienen sobre columnas y pilares habitualmente delgados, muchas veces reaprovechadas.

En cuanto a los capiteles, en los primeros tiempos utilizan los de los monumentos visigodos y romanos. A partir del siglo X, comienzan a labrar los capiteles en estilo corintio con orificios trepanados (de avispero) y con inscripciones religiosas. Los almohades, en el siglo XII, imponen el capitel encintado. Los nazaritas desarrollan en la Alhambra dos variantes: el de mocárabes y el de ataurique, en ambos casos sobre fustes muy delgados que se anillan en la parte superior.

Entre los arcos, destaca el de herradura (ya presente en el arte visigodo), aunque también los hay túmidos, de medio punto, mixtilíneos y lobulados o polilobulados los cuales son, partir del siglo X, un elemento constante de decoración.

Complemento indispensable del arco en la arquitectura hispanoárabe es el alfiz, resultado de la unión del dintel y los soportes con que los romanos gustan de encuadrar el arco.

La madera labrada y ornamentada se usa en las cubriciones: artesonados, cubiertas que descansan en el arrocabe, y alfarjes, techumbres planas

La decoración se centra en tres motivos:

  • Ataurique o decoración vegetal: palma estilizada
  • La lacería: se forman estrellas de 8 puntos
  • La epigráfica

Es característica la disposición repetitiva de los elementos decorativos que se multiplican hasta el infinito. La repetición, unida a la densidad ornamental (horror vacuii) produce efecto de movilidad y agitación espacial que generan juegos de fantasía, formas abstractas. El interés por reflejar la naturaleza lleva a los artistas a dominar las líneas y los colores.

Etapas

Tras la muerte de Mahoma, en el año 632, el Islam inicia una fulgurante expansión, que le conducirá hacia Mesopotamia, el norte de África y la península Ibérica, donde llegará en el año 711. Tarifa será el punto de partida desde el que las tropas de Tariq y Muza inicien su ataque contra el reino visigodo. La ocupación de buena parte de la península se realizará rápidamente, en apenas veinte años. Al-Andalus quedará convertida en una provincia del estado Omeya, con capital en Damasco.

Arquitectura emiral y califal (siglos VIII-X)

Mezquita de Córdoba

La llegada de Abd al-Rahman I en el año 756 supondrá el inicio de una nueva etapa: el emirato independiente. En el año 929 Abd al-Rahman III se proclama califa, por lo que nos encontramos ante un nuevo periodo de la historia andalusí. El califato es el momento de máximo esplendor político, económico y cultural de toda la historia de al-Andalus.

La gran obra de este periodo es la Mezquita de Córdoba. Iniciada por Abd al-Rahman I en el año 785, sus sucesores seguirán una política de ampliación, hasta alcanzar con Almanzor su aspecto definitivo. La Mezquita es un gran espacio rectangular precedido de un amplio patio con su característico alminar. En el interior, el viajero se ve seducido por un amplio bosque de columnas y arquerías de medio punto y herradura, haciéndonos pensar en una vegetación de mármol que ha brotado de manera inesperada del suelo. Pero el asombro del viajero todavía no ha acabado. Cuando llega a la zona de la maksura, los arcos entrelazados y las bóvedas de nervios que no se cruzan en el centro consiguen arrancarnos más de una palabra de admiración. En el mihrab, una espectacular decoración epigráfica y vegetal nos habla del poder del califa cordobés y del gusto islámico por la suntuosidad.

En las cercanías de Córdoba, Abd al-Rahman III mandó construir una nueva ciudad denominada Madinat al-Zahra. La nueva capital adoptará una forma rectangular, de 1500 metros de longitud por 750 de ancho, rodeado su perímetro por una gruesa muralla. Su adaptación a la topografía del terreno motivará la disposición de los edificios en tres terrazas superpuestas. En la terraza intermedia se encontraba la parte principal del palacio, con el gran salón de recepciones y sus amplios jardines. El llamado Salón Rico fue construido entre los años 953 y 957. Presenta planta basilical, con tres naves separadas por arquerías de herradura, rematadas en sus cabeceras con decoración de arcos ciegos. En el año 1010 los beréberes destruían Madinat al-Zahra, acabando así con una ciudad palatina concebida con todo el lujo que caracterizaba a la dinastía omeya.

A lo largo de la geografía de al-Andalus se encuentran variadas muestras de las edificaciones defensivas levantadas por los omeyas para defender el territorio de los ataques cristianos procedentes del norte. Uno de los castillos más interesantes es el de Gormaz, en tierras sorianas. Mandado construir por al-Hakam II, se trata de una de las fortalezas más grandes de su tiempo. También de estas fechas es una parte de la alcazaba de Almería, construida para defender la región de los ataques de los piratas norteafricanos. En esta línea defensiva se funda la ciudad de Bayyana, la actual Pechina, a orillas del río Andarax, en las cercanías de su desembocadura.

Otra obra maestra de la arquitectura califal la encontramos algo alejada de las fronteras de Andalucía. Se trata de la Mezquita de Bib Mardum en Toledo. Presenta planta de cruz griega inscrita en un cuadrado y cada uno de sus nueve tramos se cubre con una bóveda de tipo califal, configurándose un espacio en sintonía con la mezquita cordobesa.

La paulatina crisis que vive el califato en los primeros años del siglo XI llevará a su desaparición en el año 1031. La disgregación política que se produce con los reinos de Taifas será la consecuencia más inmediata.

Arquitectura en los reinos de Taifas (siglo XI)

Palacio de La Aljafería

Con la muerte de Almanzor se desintegra el califato y Al-Ándalus se fragmenta en pequeños reinos denominados de taifas. Sin contar con el esplendor económico del califato, las taifas desarrollaron estilos propios a partir de la propia evolución manierista del arte hispanomusulmán y de influencias exteriores, pues es esta una época de abundante comercio y contactos con Oriente. Sin embargo, los materiales que se utilizaron fueron pobres, en consonancia con el menor poderío económico de los reyes taifas, que emplearon en la arquitectura fundamentalmente el ladrillo, el mampuesto, las yeserías y técnicas mixtas, contrarrestando la pobreza de los materiales con exuberantes decoraciones, apareciendo los arcos lobulados y mixtilíneos entrecruzados, capiteles más estilizados y ornamentales y columnas que ya no utilizan tan a menudo el mármol. Destacan también las decoraciones en atauriques calados para grandes superficies y la progresiva abstracción de las yeserías hacia motivos geométricos, lo que influirá en todo el arte nazarí.

La arquitectura civil prima sobre la religiosa. En este contexto tiene su mayor desarrollo como arquitectura palaciega La Aljafería y como arquitectura militar las alcazabas, donde las existentes sufren importantes remodelaciones. La Alcazaba de Málaga es el prototipo de la arquitectura militar del periodo taifa, con su doble recinto amurallado y gran cantidad de fortificaciones. La Alcazaba de Almería fue fortificada con muros de tapial, construyéndose en su interior un palacio, al-Sumadihiyya, rodeado de jardines.

La arquitectura religiosa solo aporta ejemplos de mezquitas menores, como la Mezquita de las Tornerías de Toledo o la torre de la iglesia de San José de Granada, cuyo cuerpo inferior pertenece al alminar de la mezquita de al-Murabittun (ermitaños).


Arquitectura Almorávide (siglos XI y XII)

Murallas de Niebla

La llegada de los almorávides a la Península en socorro de los reyes de taifas, para defenderles del ataque cristiano, supuso la desaparición de estas entidades políticas y la consiguiente unificación de al-Andalus en un dominio único, junto con los territorios africanos del centro y del oeste del Magreb. A partir de la caída de las taifas, herederas de la cultura y el arte del califato cordobés, se inicia una nueva etapa en el arte de al-Andalus, donde del puritanismo religioso de sus gobernantes surgen nuevas formas y conceptos estéticos.

Aunque quedan pocos restos de las construcciones almorávides en la Península, no se tiene conocimiento de que realizaran edificaciones religiosas, pero si de algunas de las más importantes fortificaciones del sur peninsular, como las grandes cercas urbanas de Niebla, Sevilla y el arrabal de la Ajarquía de Córdoba y las fortificaciones de Granada.

La desmembración del imperio almorávide trajo la reaparición de pequeños reinos de taifa en al-Andalus.

Arquitectura Almohade (siglos XII y XIII)

Patio del Yeso (Pórtico). Reales Alcázares de Sevilla.jpg

Los almohades, pueblo bereber con seguimiento estricto del Coran, ingresaron en Al-Andalus al auxilio de las precarias taifas en que, tras las derrotas de los almorávides, había quedado nuevamente fragmentado el territorio peninsular, expandiéndose por los territorios almorávides pero heredando sus costumbres constructivas adaptándolas tanto a sus nuevas necesidades como a sus estrictos dictados religiosos.

Las principales construcciones del arte almohade se caracterizan por la sencillez y la austeridad a la que les predispone su doctrina, construyendo con los mismos materiales que los almorávides: ladrillo, yeso, argamasa y madera. En cuanto a los arcos, continúan también con la tradición almorávide en el uso de los sistemas túmidos (herradura apuntada); recurriendo a las formas lobuladas y mixtilíneas sólo en espacios que pretenden ser realzados jerárquicamente, caso del mirhab o la maxura de la mezquita.

Las mezquitas, de pilares, menos diáfanas y gráciles que las de columnas adquieren un aspecto de severidad y solidez que define una monumentalidad al servicio de las ideas de unidad religiosa y política, casi siempre revocadas en blanco al interior y generalmente tendentes a la espaciosidad y a la simetría de líneas, apenas permiten licencias decorativas, reduciéndose éstas a simples fórmulas florales o geométricas, innovando en este sentido al introducir los paneles de sebqa. No obstante, mantienen elementos y temas ornamentales de tradición netamente andalusí que permitirán una nueva eclosión decorativa en las formas nazaríes.

La arquitectura palatina desarrolla los patios cruceros que ya habían hecho su aparición en Medina al-Zahra aunque es, en estos momentos, cuando adquieren un gran protagonismo. Sus mejores testimonios se hallan en el Alcázar de Sevilla donde se han conservado el patio de la casa de Contratación y otro, actualmente subterráneo, conocido como el Jardín Crucero o los Baños de doña María de Padilla. Estos posiblemente fueron trazados por alarifes que realizaron el patio crucero del Castillejo de Monteagudo, mandado construir por el gobernante bereber del reino independiente de Murcia. Este esquema será retomado en los patios nazaríes y mudéjares. Igual repercusión tendrá otra novedad que aparece en el Patio del Yeso del Alcázar sevillano. Consiste en la colocación de unas pequeñas aberturas o ventanas cubiertas con celosías de estuco sobre el vano de acceso a una estancia para permitir su iluminación y ventilación.

En cuanto a la arquitectura militar, los almohades emplearon el sillarejo y la mampostería reforzada con argamasa. Sus sistemas defensivos alcanzaron un gran perfeccionamiento ya que la sucesión de distintos perímetros fortificados cuajados de torres albarranas y corachas, hacían sus fortalezas prácticamente inexpugnables.

Arquitectura Nazarí (siglos XIII, XIV y XV)

Con la caída del imperio almohade el arte musulmán de al-Andalus entrará en su última etapa que aún será capaz de generar obras de gran belleza, refinamiento y vigor, como es bien patente en el caso de la Alhambra, constituyendo a la vez la síntesis y el colofón de un ciclo artístico que no dejará de seguir irradiando sus influencias en la cultura artística peninsular durante siglos.

Al igual que en épocas anteriores, llama la atención la sobriedad exterior de los edificios y la exultante decoración interior de los mismos; como novedad cabe resaltar la columna nazarí, de fuste cilíndrico liso y capitel dividido en dos partes, la inferior cilíndrica y la superior de sección cuadrada ricamente decorado.

Referencias

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Referencias e información de imágenes pulsando en ellas.

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https://www.artehistoria.com/es/video/el-arte-emiral-y-califal-en-al-andalus
Conrad von Soest, 'Brillenapostel' (1403).jpg
http://apuntes.santanderlasalle.es/arte/arabe/arquitectura_hispanomusulmana.htm
Conrad von Soest, 'Brillenapostel' (1403).jpg
https://picarrsa.wordpress.com/category/arte-hispano-musulman/arquitectura-hispano-musulmana/
Conrad von Soest, 'Brillenapostel' (1403).jpg
Guia de la Arquitectura Almorávide y Almohade de al-Andalus
Conrad von Soest, 'Brillenapostel' (1403).jpg
https://www.arteguias.com/almohade.htm

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Nido de avispas.jpg
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Alberto Mengual, .

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