Diferencia entre revisiones de «Catedral de Santiago de Compostela»

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Según la tradición, a principios del siglo IX (820-830) se descubrieron los restos del Apóstol Santiago en el lugar que actualmente ocupa la catedral. El mausoleo romano de época paleocristiana en el que se situaba su tumba, que se supone realizado en la segunda mitad del siglo I, estaba dividido en dos plantas -también se ha señalado la posibilidad de que tuviese tres-. En la primera de ellas, a modo de cripta, se situarían las tumbas de Santiago y sus discípulos. La estructura la formaban unos muros exteriores de granito de 8,26 x 8,10 m que, separados por un corredor de algo más de un metro de ancho, delimitaban las paredes también graníticas que acogían el edículo propiamente dicho, rectangular y con una superficie aproximada de unos 20 m2. Ante la importancia del descubrimiento, Alfonso II mandó construir una iglesia respetando la antigua celda del sepulcro. El templo de planta rectangular de una sola nave, con un pequeño ábside dispuesto a oriente, se construyó adaptándose al nivel superior del edículo de origen romano en el que había sido descubierto el sarcófago de Santiago, manteniendo la planta inferior o cripta. La pequeña iglesia se cubrió con techumbre de madera y se completó con un sencillo pórtico.
Según la tradición, a principios del siglo IX (820-830) se descubrieron los restos del Apóstol Santiago en el lugar que actualmente ocupa la catedral. El mausoleo romano de época paleocristiana en el que se situaba su tumba, que se supone realizado en la segunda mitad del siglo I, estaba dividido en dos plantas -también se ha señalado la posibilidad de que tuviese tres-. En la primera de ellas, a modo de cripta, se situarían las tumbas de Santiago y sus discípulos. La estructura la formaban unos muros exteriores de granito de 8,26 x 8,10 m que, separados por un corredor de algo más de un metro de ancho, delimitaban las paredes también graníticas que acogían el edículo propiamente dicho, rectangular y con una superficie aproximada de unos 20 m2. Ante la importancia del descubrimiento, Alfonso II mandó construir una iglesia respetando la antigua celda del sepulcro. El templo de planta rectangular de una sola nave, con un pequeño ábside dispuesto a oriente, se construyó adaptándose al nivel superior del edículo de origen romano en el que había sido descubierto el sarcófago de Santiago, manteniendo la planta inferior o cripta. La pequeña iglesia se cubrió con techumbre de madera y se completó con un sencillo pórtico.


Cuatro décadas más tarde, Alfonso III, ante el número creciente de peregrinos y las pequeñas dimensiones de la iglesia, decidió la construcción de otra edificación más amplia en el mismo lugar que la existente. Las obras se inician en el año 872 y concluyen en el 896. El nuevo templo tenía planta basilical rectangular de estilo prerrománico asturiano con tres naves. Completaba la estructura una cabecera también rectangular que incluía, con un corredor por medio, el edículo de origen romano en el que habían aparecido los sepulcros atribuidos a Santiago y sus discípulos Teodoro y Atanasio. El edículo conservó la división en dos plantas. La superior se mejoró como espacio para el altar y en la inferior se mantuvo el sarcófago de Santiago. Este conjunto sacro se completó con un atrio porticado. Los muros exteriores se realizaron en mampostería de pizarra, con cantería de granito en las esquinas. El edificio resultante, de unos 40 metros de longitud, tuvo que adaptarse, mediante escalones y superficies inclinadas, a la pronunciada pendiente del terreno.
Cuatro décadas más tarde, Alfonso III, ante el número creciente de peregrinos y las pequeñas dimensiones de la iglesia, decidió la construcción de otra edificación más amplia en el mismo lugar que la existente. Las obras se inician en el año 872 y concluyen en el 896. El nuevo templo tenía planta basilical rectangular de estilo prerrománico asturiano con tres naves. Completaba la estructura una cabecera también rectangular que incluía, con un corredor por medio, el edículo de origen romano en el que habían aparecido los sepulcros atribuidos a Santiago y sus discípulos Teodoro y Atanasio. El edículo conservó la división en dos plantas. La superior se mejoró como espacio para el altar y en la inferior se mantuvo el sarcófago de Santiago. Este conjunto sacro se completó con un atrio porticado. Los muros exteriores se realizaron en mampostería de pizarra, con cantería de granito en las esquinas. El edificio resultante, de unos 40 metros de longitud, tuvo que adaptarse, mediante escalones y superficies inclinadas a la pronunciada pendiente del terreno en la dirección este-oeste en la que se asentaba el templo.


El templo fue destruido en una batalla (''razzia'' para los arabes) por Almanzor en 997, reconstruyéndose en 1000.  
El templo fue destruido en una batalla (''razzia'' para los arabes) por Almanzor en 997, reconstruyéndose en 1000.  
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