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Templo de Luxor

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Templo de Luxor

El templo de Luxor, situado en el corazón de la antigua Tebas, fue construido esencialmente bajo la XVIII y la XIX dinastía egipcia. Estaba consagrado al dios Amon bajo sus dos aspectos de Amon-Ra. Las partes más antiguas actualmente visibles remontan a Amenofis III y a Ramsés II. Seguidamente, nuevos elementos fueron añadidos por Chabaka, Nectanebo I y la Dinastía ptolemaica‏‎. En época romana, el templo fue parcialmente transformado en campo militar. El edificio, uno de los mejores conservados del Nuevo Imperio egipcio, aún mantiene numerosas estructuras. Además del gran pilono, el visitor puede también atravesar dos grandes peristilos y la columnata monumental que enlaza estos dos patios. El santuario propiamente dicho, residencia del Amon de Opet, al igual que las salas que le preceden conservado una gran parte de sus baldosas.

Historia y desarrollo del templo de Amon-Min

La construcción fue ordenada por Amenofis III a su arquitecto Amenhotep (hijo de Hapu). Éste último edificó un templo completo: naos, santuario de la barca, sala de ofrendas y antecámara,[1] esta última flanqueada de capillas destinadas a la triada tebana.[2] Todo está precedido de una sala hipóstila abierta a un gran patio cuadrado, el « patio solar », rodeado por tres de sus lados de una doble hilera de sesenta y cuatro columnas papiriformes. Las salas de culto, al igual que el hipóstilo se elevan sobre una plataforma con una gran inscripción dedicatoria.

El conjunto, con proporciones imponentes pero armoniosas, fue completado por una columnata procesional de acogida de unos veinte metros, formando un grupo monumental que marcaba la entrada del templo. El programa arquitectónico extendió probablemente en tres fases sucesivas y ocupó todo el reinado.

Como hizo en Karnak para el patio de su padre, Amenhotep III destruyó sin duda un templo más antiguo delante del cual debía encontrarse la capilla edificada por Hatshepsut‏‎. De hecho, la estructura interna está en parte constituida por bloques reutilizados provenientes de un edificio anterior. Difícilmente accesibles, estos bloques son todavía visibles en las partes este del templo que fueron alteradas en la época greco-romana. Aquí se ha encontrado cartuchos de Tutmosis IV.

Ejecutado en el más puro estilo de la XVIII dinastía egipcia, el Opet del sur constituye un raro ejemplo de edificio divino del Nuevo Imperio bien preservado, aunque los muros que rodean las diferentes partes del monumento se hayan derrumbado o hayan sido reutilizados en épocas posteriores - lo que nos permite admirar las columnas después del exterior del monumento.

El templo fue descuidado, incluso maltratado durante el reino del faraón « herético » Akenatón. Los trabajos recomenzaron bajo Tutankamón y Ay, quienes acabaron la decoración de los muros de la columnata procesinal añadiendo especialmente las escenas de la Fiesta de Opet.

Ramsés II, el otro gran constructor en Tebas, añadió el Pilono, cuya plaza estaba adornada con seis colosos de Ramsés II, cuatro de pie y dos sentados, todos a su nombre, además de dos obeliscos y un segundo patio con pórticos, de un estilo típico de la XIX dinastía, con sus columnas macizas que recuerdan a las del hipostilo de Karnak. Aquí lo adornará también de colosos alternando con las columnas mientras que otros dos colosos sentados, con su imagen, precedían la entrada de la columnata procesinal de Amenhotep III.

Para edificar este nuevo patio, el arquitecto de Ramsés tuvo en cuenta la existencia de una triple capilla de Hatshepsut‏‎, lo que explica que el eje del monumento esté dirijido hacia Karnak. No se percibe a primera vista, pero es imposible de obtener desde el pilono una vista axial del templo, ya que la perspectiva está rota. El conjunto está sin embargo muy bien concebido para que esta particularidad afecte a la armonía de las proporciones; incluso los obeliscos, de medidas diferentes, fueron emplazados desfasados de tal manera que cuando tenemos el pilono en frente la diferencia no se note.

Los dos obeliscos fueron ofrecidos en 1830 a Carlos X de Francia‏‎ por Mehemet Ali, pero sólo el de la derecha será finalmente derribado y transportado hacia Francia. Jean-François Champollion será quien elija, por mandato del rey, el primero de los dos obeliscos, en parte cubiertos de arena. La leyenda dice que se decidió por el de la derecha, entrando en el templo, el más pequeño y el más dañado. El obelisco fue erigido con una gran fiesta en París, dónde se erige después de 1836 en el centro de la plaza de la Concordia. En agradecimiento, Luis Felipe I de Francia ofreció un reloj que hoy día adorna la mezquita de Mehemet Ali en el Cairo, pero se estropeó en el camino y nunca funcionó. El segundo obelisco, que nunca dejó Egipto, fue oficialmente « devuelto » por Francia en 1981, al principio del premier septenato de François Mitterrand.

El agrandamiento del templo continuó en el Periodo tardío de Egipto. Los faraones nubios de la XXV dinastía añadieron el muro de cerco además de un grupo arquitectónico de columnas formando un prepatio. El cerco fue reacondicionado o restaurado por Nectanebo II en la XXV dinastía, al igual que todos los templos de Tebas. Ellos construirían igualmente la avenida de esfinges que unía Luxor a Karnak, además de un pequeño templo dedicado a Isis.[3]

Tebas parece haber sido abandonada sino maltratada por los conquistadores sirios y persas, y el desarrollo del templo fue abandonado. Alejandro Magno reacondicionó la sala de la barca, haciendo elevar las cuatro columnas que sostenían el techo. Todavía se puede ver el emplazamiento de las bases de estas columnas sobresaliendo en los primeros cimientos de esta capilla. Esta forma, con la capilla que Filipo III de Macedonia hizo construir para el templo de Amon-Ra en Karnak un ejemplo irremplazable de arquitectura divina de este periodo de transición histórica para la ciudad de Tebas.

De igual manera, desde el comienzo de la época griega, se puede constatar cuanta atención aportaron los primeros monarcas de la nueva dinastía a los santuarios de la ciudad santa.

Finalmente, en la época romana, el templo fue particularmente convertido en campo militar. En esta ocasión, los sacerdotes enterraron piadosamente una serie de imágenes divinas y reales en una favissa[4] que habían habilitado en el gran patio solar de Amenhotep III.[5] Estas estatuas, siendo algunas únicas en su género, fueron descubiertas en 1989 y están actualmente expuestas en el Museo de Luxor.

En su versión final, el templo de Luxor medía más de 260 metros de largo y 50 metros de largo.

Luxor y el urbanismo religioso de Tebas

El templo de Luxor es de alguna manera el complemento meridional del gran templo de Amón en Karnak, en la medida en que estaba dedicado a la triada tebana, pero sobre todo a Ka y a la forma progenitora del dios dinástico bajo el aspecto de Amón-Min. Situados a un poco más de dos kilómetros el uno del otro, los dos templos estaban unidos por un dromos bordeado de setecientas esfinges con cabeza de carnero[6] y de estaciones o capillas donde se paraban las barcas de la triada tebana en la gran Fiesta de Opet. Bajo el reino de Nectanebo I, esta avenida ceremonial fue completada por esfinges con cara humana (androesfinge) del lado del templo de Luxor. El dromos constituía la articulación principal de la ciudad que atravesaba de norte a sur dividiéndola en un barri oeste que bordeaba el Nilo dónde se encontraba el puerto, los barrios populares y el de los artesanos, y un barrio este probablemente más residencial que se extendía entre los grandes templos y contenía numerosos santuarios repartidos a lo largo de las grandes avenidas adoquinadas que cuadriculaban la ciudad.

Construido alrededor del santuario de Amon-Min y de la capilla que acogía la barca sagrada que portaba la efigie de Amón durante su salida anual. En ella el dios dejaba su residencia en Karnak en compañía de su esposa Mut y su hijo Jonsu, el dios lunar, para ir vía fluvial a Luxor. Allí, el dios alcanzaba su forma fértil, Amon-Min. Entonces, al final de la alegría que duraba once días originalmente,[7] volvía, siempre en compañía de su familia divina, a Karnak, esta vez por el gran dromos. La ceremonia estaba encabezada por el Faraón en persona, que presidía también el ciclo de renovamiento eterno simbolizado por la llegada de la crecida del Nilo.[8]

El templo sufrió las exaltaciones del Periodo amarniense, ya que era el edificio central que ocupaba la vieja divinidad de Tebas. Los Faraones que siguen a Akenatón se dedicaron a atenuar las cicatrices restaurando, algunas veces torpemente, los relieves estropeados, pero el amartillamiento de las formas divinas fue tan duro que las trazas son todavía visibles en los arquitrabes de la gran columnata dónde el nombre y la imagen de Amón habían sido borrados del cartucho de Amenhotep.

El templo de Luxor era por lo tanto un elemento esencial del urbanismo religioso de Tebas además de para la teología amoniense, a tal punto que mientras que los faraones de la XXI dinastía eligieron Tanis como nueva capital, quisieron edificar su ciudad con el mismo modelo previendo en el sur del conjunto un nuevo templo dedicado a Amón de Opet, el cual también estaba unido al templo consacrado a Amón-Ra al norte.


Luxor, lugar de culto milenario

Como los otros santuarios de la ciudad, Luxor recibió una atención relativa de la parte de los últimos Ptolomeos a quienes podemos atribuir el pequeño templo de Serapis que acoge al visitor que sale el dromos. Es a partir de la época romana cuando el "declive" del templo comienza. De hecho, desde los primeros años de la kratesis,[9] una guarnición romana se instala en Luxor. Una capilla en honor de Augusto es habilitada en la habitación del rey divino y, en esta ocasión, el acceso a las salas es modificado, siendo la función inicial de templo transformada irremediablemente. Las puertas axiales son tapiadas y un ábside es creado para albergar la estatua del emperador. Seguidamente, una nueva decoración es realizada en las paredes de la sala por medio de una capa de estuco pintado con figuras en un estilo puramente greco-romano. Hoy día, estos frescos, que estaban todavía visibles hace una decena de años, resisten mal a la subida de la capa freática que amenaza el lugar, haciendo que el estuco se caiga poco a poco, dejando ver los relieves de la XVIII dinastía, cuviertos desde hace 2000 años.

En el III siglo de nuestra era, el templo de Luxor es transformado en castrum, albergando la legión encargada de defender los limes situado al sur en Asuán contra los Blemios, pueblo nómada. El muro es reconstruido y se le añaden puertas fortificadas reutilizando elementos del templo. Se llega incluso a cortar un coloso de Ramsés II para obtener bloques destinados a servir de dintel y de arquitraves a las puertas que defienden la fortaleza.[10] Una verdadera ciudad de guarnición se desarrolla en el interior del recinto, con sus vías cortandose en ángulo recto y delimitando los barrios o insulae,[11] en los cuales son edificados el Foro romano y basílicas. El templo, convertido en santuario romano, devía entonces albergar las estatuas del culto imperial.

Cuando el imperio romano acoge el cristianismo, se construyen numerosas iglesias en el recinto, una en el patio de Ramsés II. Todavía se puede ver un tabique, constituido de gruesos bloques provenientes sin duda de los muros desmantelados del temploo de Amenofis III. Seguidamente, los conquistadores musulmanes construyeron encima de la iglesia una mezquita en honor del santo local, Abu el-Hagag, dónde están conservadas sus reliquias.[12]

Por todo ello, Luxor es uno de los más antiguos lugares de rezo del mundo. De hecho, la práctica de la fe en este lugar ha sido practicada ininterrumpidamente durante más de 3500 años: extraña persistencia de un lugar de culto en el que el esplendor no ha cesado de acompañar al visitor, a pesar de los sobresaltos de la historia del hombre. A algunas horas del día, y sobre todo los viernes, la llamada al rezo del Muecín resuena entre las columnatas de estas viejas ruinas, con algo romántico, de Tebas

Referencias

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Referencias e información de imágenes pulsando en ellas.
  1. la « habitación del rey divino », dedicada al ka real
  2. Amon, Mout y Jonsu
  3. Substisten los cimientos de la parte este del prepatio del templo
  4. fosa en la cual se enterraban los objetos sagrados con el fin de preservarlos de una profanación
  5. cf. Carl Nicholas Reeves, Ancient Egypt - The Great Discoveries, Thames and Hudson, 2000, p. 226 sq.
  6. el animal sagrado del dios Amón
  7. veintisiete o veintiocho con Ramsés III‏‎
  8. Una ilustración de esta fiesta célebre, acontecimiento anual capital para la ciudad, fue grabado por Tutankamón en los muros de la gran columnata de Amenofis III. El conjunto está actualmente restaurandose.
  9. Forma con la que se califica a la toma de poder por Augusto de Egipto.
  10. Todavía se observan los vestigios, que se están estudiando, cuando se entra en el edificio.
  11. litt. "islotes"
  12. En aquella época una buena parte del templo y de la iglesia en cuestión estaban enterrados, es por ello que no fue destruida como otros santuarios en Egipto.
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Alberto Mengual

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