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Palacio Real de El Pardo

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El Palacio Real de El Pardo se halla en el barrio madrileño de El Pardo (España), en el entorno del monte protegido del mismo nombre. Su gestión corresponde a Patrimonio Nacional, organismo estatal del que dependen las posesiones que estuvieron en manos de la Corona Española.

Se construyó en el siglo XVI, a partir de un edificio primitivo del siglo XV. Su aspecto actual corresponde a las reformas y ampliaciones emprendidas en el siglo XVIII, a instancias del rey Carlos III, en las que participó el arquitecto Francesco Sabatini.

Además de por sus valores arquitectónicos, el palacio destaca por su decoración interior, representativa de diferentes épocas históricas, así como por las obras de arte que se conservan en sus dependencias, entre las que se encuentran algunos lienzos de Juan de Flandes‏‎, correspondientes a la colección iniciada por Felipe II —desaparecida en su mayor parte—, y de José de Ribera. Asimismo, es especialmente relevante su colección de tapices, del siglo XVIII, en la que figuran cinco de las series más conocidas de Goya.

Historia

Los orígenes de este palacio se remontan al año 1405, cuando el rey Enrique III de Castilla ordenó la construcción de una Casa Real en el Monte de El Pardo‏‎, lugar que el monarca frecuentaba, dada su riqueza cinegética. Enrique IV, por su parte, edificó sobre la misma un pequeño castillo.

Posteriormente, el emperador Carlos I determinó la conversión de este castillo en palacio, a partir de un primer diseño de Luis de Vega, autor también del palacio de Valsaín. Las obras comenzaron en 1547 y concluyeron en 1558, ya bajo el reinado de Felipe II, con el impulso del arquitecto Juan de Vergara.

El 13 de marzo de 1604 sobrevino un gran incendio que destruyó buena parte del palacio y la mayoría de las obras pictóricas allí depositadas. Ese mismo año, el rey Felipe III decretó su reconstrucción con un presupuesto de 80.000 Ducados, concediendo la dirección de la obra a Francisco de Mora, el mismo que había sucedido a Juan de Herrera en la ejecución del Monasterio de San Lorenzo del Escorial.

En 1772, Carlos III promovió obras de mejora y ampliación en el palacio, que encomendó a Francesco Sabatini, uno de los arquitectos del Palacio Real de Madrid.

Fue en este palacio donde murió Alfonso XII, en el año 1885. En 1898, su viuda, la reina regente María Cristina, ordenó convertir la habitación mortuoria en oratorio.

En el siglo XX, una vez acabada la Guerra Civil Española, el edificio fue objeto de una serie de obras para habilitarlo como residencia de Francisco Franco. Tras su muerte, se emprendieron nuevas obras para su acondicionamiento como lugar de alojamiento de los jefes de estado y autoridades que visitan España. La celebración de actos oficiales y sociales, por parte de la Familia Real Española, es otro de sus usos actuales.

En el entorno del edificio, fue articulándose un pequeño núcleo urbano, que, con el tiempo, dio lugar al pueblo de El Pardo, integrado hoy día en el término municipal de Madrid, como uno de los ocho barrios del distrito Fuencarral-El Pardo.

Descripción

Exterior

El palacio hereda en su trazado la estructura general del primitivo castillo sobre el que se levanta. Es de planta cuadrangular y está rodeado por un foso. Presenta torreones en las esquinas y patio central, así como dos patios laterales (denominados de los Austrias y de los Borbones), en la línea de los viejos alcázares españoles.

En su parte externa, se distinguen un zócalo de granito, un muro de ladrillo y el tejado. Las puertas y ventanas aparecen enmarcadas con piedra labrada. Destaca la portada principal, alrededor de la cual se extienden unos jardines.

Al impulso de Felipe II se deben las cubiertas de pizarra, así como los emplomados, para cuyas obras se hicieron venir oficiales flamencos y plomeros ingleses. Fue uno de los primeros edificios de España con cubierta de pizarra.

Interior

El palacio albergaba importantes obras pictóricas, así como elementos decorativos de gran valor, que desaparecieron, en su mayor parte, en el incendio del siglo XVII. Pese a ello, de la época de Felipe II aún se conserva un techo pintado por Gaspar Becerra y de la de Felipe III las pinturas realizadas por Carducho y Cabrera.

En el siglo XVIII, sus salas fueron dotadas de una relevante colección de tapices, elaborados en la Real Fábrica de Madrid, a partir de bocetos de Bayeu, Castillo y Goya, del que se guardan cinco series.

Los cuadros más destacados que se exhiben en el palacio son el Retrato de Isabel la Católica, de Juan de Flandes‏‎, y el Retrato de Don Juan José de Austria a caballo, de José de Ribera, además de obras de Antonio Moro, Hieronymus Bosch, Sánchez Coello, Lucas de Heere y Sofonisba Anguissola.

En el incendio de 1604, se quemaron importantes lienzos de la colección pictórica iniciada por Felipe II, no así la llamada Venus de El Pardo, de Tiziano, actualmente en el Museo del Louvre.

En lo que respecta al mobiliario, la mayor parte de las piezas corresponden a los siglos XVIII|XVIII y XIX, estas últimas de Estilo Imperio‏‎.

Arquitectónicamente, la escalinata diseñada por Francesco Sabatini y el Patio de los Borbones son los elementos más sobresalientes del interior del palacio.

Alrededores

Alrededor del Palacio Real de El Pardo, se fue desarrollando un conjunto monumental, promovido por la monarquía española, en el que destacan los siguientes edificios:

  • Quinta del Duque del Arco. Esta finca alberga un palecete, una casa de labor y unos jardines con grupos escultóricos y fuentes de artificio. Fue donada en el año 1745 a los reyes Felipe V e Isabel de Farnesio. Dentro del palacete, destaca la decoración interior, con especial mención a sus murales de papel pintado, su mobiliario, sus pinturas y sus alfombras, que datan de la época de Fernando VII e Isabel II.
  • Casita del Príncipe. Fue concebida como un palacete de recreo de la Casa Real Española en el siglo XVIII. Su autor fue el arquitecto Juan de Villanueva, que comenzó las obras en el año 1772.
  • Convento de los Padres Capuchinos. Su construcción obedece al impulso del rey Felipe III, que lo mandó levantar en 1612, si bien la inauguración oficial tuvo lugar en 1650. En él se conservan notables obras pictóricas (caso de La Virgen de los Ángeles, de Francisco Ricci) y escultóricas (como el Cristo yacente, de Gregorio Fernández).

El Palacio Real de El Pardo se halla en un enclave de alto valor paisajístico y medioambiental. El Monte de El Pardo‏‎ está considerado como uno de los bosques mediterráneos mejor conservados de Europa, tanto en lo que respecta a la flora como a la fauna. Se encuentra protegido a través de su inclusión en el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares.



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Referencias

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Alberto Mengual

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