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Evolución histórica del plano de Madrid

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Evolución histórica del plano de Madrid
Mapa alemán de la ciudad de 1888. Aunque sólo se representa un espacio similar al del mapa anterior, se observa el trazado continuo del paseo de ronda, la ampliación del Ensanche al noreste (comienzo de las calles del Barrio de Salamanca), los espacios ferroviarios al sureste y noroeste, y algunos espacios abiertos en el centro histórico que corresponden a las plazuelas abiertas por José Bonaparte (Santa Ana, Tirso de Molina, y la plaza de Oriente con el Teatro Real). La Gran Vía aún no se ha abierto.

La evolución histórica del plano de Madrid ha reflejado a lo largo de los siglos su crecimiento y transformaciones hasta la conformación actual de su morfología y estructura urbana.

El Casco Antiguo de Madrid, con origen en la medina musulmana, surge de un emplazamiento estratégico (el control de un vado del Manzanares) que determinará una serie de limitaciones topográficas: la disposición del caserío original en las zonas elevadas sobre el río y el barranco de la Calle de Segovia, donde se establecerán, al lado norte la alcazaba y al sur los barrios mozárabe y judío (transmutados en Morería y judería con la ocupación cristiana del siglo XI).

Las ampliaciones urbanas necesariamente hubieron de hacerse hacia el este, por el obstáculo de las pendientes sobre el río. Sobre la morfología típica de trazado irregular de calles estrechas típico del urbanismo musulmán, se añadió un trazado radiocéntrico definido por las bifurcaciones de caminos que aparecen a las puertas de las cercas o murallas y que sucesivamente fueron siendo englobados (puertas convertidas en plazas y caminos convertidos en calles) por el crecimiento urbano de la Baja Edad Media y la época de los Austrias, ya con la capitalidad: en el eje orientado al norte, la Puerta de Valnadú -luego Caños del Peral, en el actual Teatro de la Ópera-, el el nororiental, el más prolongado, la Puerta de Guadalajara, la Puerta del Sol, y la Puerta de Alcalá; en el eje suroriental Puerta Cerrada; en el sur Puerta de Moros, prolongado por la Puerta de Toledo; los ejes occidentales están cortados por el río: Puerta de la Vega; posteriormente, la Puerta de Hierro marcó el eje noroccidental. El trayecto de estas murallas todavía se detecta en el trazado de las calles, como en la Cava Baja. La Plaza Mayor es un antiguo espacio abierto en el Arrabal que se organiza como espacio de mercado, y se racionaliza con el cierre rectangular, que acaba techando las calles con los arcos de sus salidas (como el típico Arco de Cuchilleros, en la esquina suroriental).

Las calles más amplias que desembocan en el Prado (Carrera de San Jerónimo, hacia el Palacio del Buen Retiro y Atocha, hacia la Basílica de Nuestra Señora de Atocha) servían como Espacio de prestigio para la escenificación de procesiones y paradas cortesanas. La planificación del Paseo del Prado en tiempo de Carlos III respondía a los mismos criterios, además de reunir un extraordinario conjunto de instituciones del programa ilustrado que pretendía poner a Madrid en la vanguardia científica. Determinó el futuro eje viario y de expansión urbana del Paseo de la Castellana.

Tras unos años en que el crecimiento quedó contenido en el casco antiguo, aumentando la densidad de ocupación (dando origen al modelo de las Corralas, bien descrito por el costumbrismo madrileño), el ayuntamiento, impulsado por especuladores privados (Marqués de Salamanca), planificó una ambiciosa ampliación urbana.

Proyecto de Ciudad Lineal‏‎ de Arturo Soria. Su ambicioso planteamiento no llegó a completarse en todos sus extremos, y su integración con la naturaleza quedó definitivamente desvirtuada con la urbanización de todos los espacios intermedios, tanto hacia el centro urbano como hacia el exterior. También se amplió la edificabilidad en la mayor parte de las parcelas, aunque algunas siguen teniendo el mismo aspecto que a principios de siglo. También es uno de los pocos bulevares que se han conservado.

Más allá del Paseo de ronda que se abrió por derribo de la antigua cerca, se construyó el ensanche de la segunda mitad del siglo XIX proyectado por Carlos María de Castro. Limitado a la zona norte y este, adoptó el plano en Cuadrícula (manteniendo la diagonal‏‎ del tradicional camino que es la calle Alcalá), la trama en manzanas que se preveían de baja densidad (posteriormente ocupadas hasta sus últimas posibilidades) y un estilo arquitectónico historicista, con predominio del ladrillo visto y los balcones enrejados, que le dan un aspecto característico. Las zonas sur y oeste quedan ocupadas por las "cuñas" de penetración del ferrocarril (estaciones del Mediodía o Atocha y del Norte o Príncipe Pío, que durante muchos años no estuvieron conectadas, haciéndose más tarde la conexión a través de Delicias por el sur y este y del "túnel de la risa", Chamartín‏‎, Pitis y Las Rozas por el norte y oeste) y la zona de industrias de la zona del río en el entorno de Legazpi (Matadero). El trazado viario en esa zona es claramente Radiocéntrico, con zonas intermedias de cuadrícula.

En las zonas que quedan en el Extrarradio del ensanche (limitado por un conjunto de vías de forma claramente octogonal en el plano) van apareciendo núcleos espontáneos de viviendas de autoconstrucción más o menos precarias en las vías de acceso a la ciudad. A comienzos del siglo XX se planifica en su zona noreste la Ciudad Lineal‏‎ de Arturo Soria, que fue el proyecto más ambicioso de una serie de planificaciones de colonias suburbanas, unas de casas baratas y otras de mayor prestigio social, generalmente en forma de pequeñas urbanizaciones de viviendas unifamiliares, que aún subsisten en forma de "islas" en lo que hoy son en zonas que han quedado muy céntricas para tener tan baja densidad (El Viso, Cruz del Rayo, Prosperidad).

Asamblea, en Vallecas, un ejemplo de equipamiento público en zonas no centrales, cuya ubicación en este caso se planteó como una "descentralización" administrativa voluntaria hacia la periferia urbana.

Desde finales del siglo XIX el centro histórico sufrió alteraciones puntuales de alguna importancia, siendo la intervención más significativa la apertura de la Gran Vía, que junto con zonas de la Castellana (Nuevos Ministerios, AZCA) forman unos ejes "pantalla" que aíslan a ambos de sus lados zonas de menor altura de edificación y menor anchura del viario, en algunos casos degradadas (envejecimiento de la población tradicional, establecimiento de núcleos inmigrantes, actividades económicas ilícitas o irregulares...) y sujetas a rehabilitación en la actualidad, a veces tendente a la terciarización (sustitución de viviendas por usos turísticos, comerciales, administrativos...) o sustitución de viviendas por otras de mayor precio, sobre todo cuando las antiguas están sometidas a la denominada "Renta antigua", beneficiosa al inquilino. La declaración de ruina, con el correspondiente desalojo, derribo y reconstrucción proporciona notables plusvalías a los propietarios. La especulación inmobiliaria iniciada en los últimos años del franquismo no se ha detenido hasta la actualidad, recibiendo la atención discontinua de las autoridades públicas a través de los sucesivos planes de urbanismo.

La Periferia urbana actual corresponde con el espacio exterior a la "Almendra central" definida por la M-30, y que corresponde en su mayor parte a los antiguos municipios absorbidos tras la Guerra Civil. Además de los cascos históricos de esas poblaciones, que lógicamente aún pueden reconocerse en la trama de la conurbación, las nuevas áreas residenciales creadas en el antiguo suelo agrícola son: o bien barrios de chabolas posteriormente reedificados (El Pozo del Tío Raimundo); o zonas de planificación de los años 1950 (San Blas); o promociones privadas de especulación urbanística de los años 1970 (Barrio del Pilar), que a veces se han calificado de "chabolismo vertical". Los espacios intersticiales son ocupados por zonas de utilización productiva: Polígonos industriales que progresivamente fueron quedando obsoletos, en la zona sur y otros (que suelen recibir la más elitista denominación de parques industriales y empresariales) de mayor proyección en la actualidad; por último, las zonas de servicios (centros comerciales, como La Vaguada, con diseño de César Manrique) o los equipamientos públicos (educativos, deportivos, etc.), que en la mayor parte de los casos tuvieron que conformarse con el escaso suelo que quedó libre de la especulación, en ausencia de una planificación con mayor perspectiva.[1]

Referencias

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Referencias e información de imágenes pulsando en ellas.
  1. Concepción Muñoz Delgado (2005) Geografía. Madrid Madrid: Anaya ISBN 84-667-2648-9. Puede visualizarse la evolución espacial histórica de Madrid con planos comentados en las páginas web xcosta y madridhistorico. Para las murallas medievales es muy descriptiva elmadridmedieval
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Alberto Mengual

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