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Edificio Castaños Pascual Pérez
En la céntrica esquina que forman las calles Castaños y Pascual Pérez en Alicante, se sitúa este edificio que proyectó Miguel López en 1940, y que podemos observar a fecha de hoy recientemente restaurado.
La construcción, que consta de tres alturas y bajos comerciales, forma un volumen de gran potencia y envergadura que contrasta estilísticamente con el casticismo del edificio vecino, la Casa de Socorro de Juan Vidal.
El edificio se levanta sobre un pórtico de pilares visto, que reaparece y prolonga en la terraza, rematando en altura el edificio. Los huecos horizontales recorren las fachadas de un extremo a otro.
El perímetro de la planta del edificio tiene una forma muy cuadrada y se desarrolla con un esquema de funcionamiento muy racional, que cuenta con el concepto de moderna zonificación de espacios.
Con cuatro viviendas por planta, la distribución gira entorno a un patio de luces, también cuadrado y ligeramente desplazado del centro. Los dos núcleos de escalera del edificio, los servicios y dormitorios se adosan a éste. Con una disposición concéntrica a este anillo virtual de ocupación se localiza el corredor. Las estancias principales se distribuyen de forma ordenada dando a fachada.
El sistema estructural se resuelve con pórticos de hormigón armado. Los acabados exteriores son lisos (recientemente pintados, cuando escribimos estas líneas) y las carpinterías son de madera.
La fachada, que es de gran longitud, tiene un eje de simetría principal que pasa por la esquina curva. En un plano del cerramiento distinto y más exterior se resuelven las fachadas laterales que cuentan a su vez con sus respectivos ejes de simetría. Entre un plano y otro, a modo de transición se colocan pequeños balcones.
La lectura del resultado equivale formalmente a la solución de tres edificios distintos, aunque después, elementos como el pórtico de hormigón que remata el edificio o la cornisa que separa la planta baja del resto del volumen contribuyen a subrayar con sus trazos rectilíneos la continuidad de la envolvente y le dan unidad al conjunto. Advertimos el juego simultáneo de líneas curvas y rectas.
Andrés Martínez Medina califica este edificio de expresionista, frente a otra tendencia más cubista desarrollada por su autor. En cualquier caso, su adscripción a la modernidad es evidente, por la claridad de los volúmenes que la definen, por la desornamentación de sus planos, por sus característicos huecos rasgados, por el énfasis que se pone en la terraza que intuimos transitable. La sencillez de los acabados puede atribuirse como en otras construcciones de esta época, tanto a un planteamiento moderno de partida como a la precariedad de medios materiales que se sufría en España, recién inaugurada la posguerra.
Situación
Referencias
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