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Alfafar

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Alfafar
  - situación: Localización de Alfafar respecto al País ValencianoLocalización de Alfafar respecto a la comarca de la Huerta Sur
Datos característicos:
  - latitud {{{latitud}}}
  - longitud {{{longitud}}}
  - superficie 10,1 km2
  - altitud 6 m
  - Calados {{{Calados }}}
  - población 20 321 Hab.
  - Total amarres {{{Amarres}}}

  - Carta náutica {{{Cartanautica}}}
  - Radio {{{Radio}}}
  - Luces bocana {{{Lucesbocana}}}
  - Web oficial Web Oficial de Alfafar


Alfafar es un municipio de la provincia de Valencia en la Comunidad Valenciana, España, perteneciente a la comarca la Huerta Sur.

Geografía

Alfafar, situado a 5 km. de la ciudad de Valencia, pertenece a la comarca de l´Horta Sud. Tiene un término municipal de más de 10 km2 de superficie llana y fértil, mayoritariamente dedicada a regadíos entre los que predomina el arroz. Su núcleo urbano edificado ocupa tan solo poco más de un 10%. estando gran parte del término dentro del Parque Natural de la Albufera. La altitud en el centro del casco antiguo respecto del nivel del mar es de unos 10 metros y sus coordenadas topográficas son: Latitud Norte 39º 25´ 20´´ Longitud Oeste 0º 24´

Limita al Norte con Valencia ciudad y Sedaví, al Este de nuevo con Valencia y sus pedanías, al Sur con Massanassa y el Parque natural de la Albufera y el Oeste con Paiporta y Benetússer. El término se encuentra atravesado de norte a sur por cuatro grandes salidas viarias que comunican el pueblo con la capital y que le confieren una gran accesibilidad, tanto por carretera como por tren: - La autovía hacia Alicante-Albacete (pista de Silla). - La antigua carretera N-340 (el Camino Real de Madrid). - La vía del ferrocarril (entre las dos vías). - La CV-400 (el corredor comarcal) De este a oeste cruza el término la carretera de Alfafar- El Saler

El clima es templado.

Barrios

  • El Tremolar
  • El Barrio Orba, comúnmente denominado Parque Alcosa.
  • Los Alfalares
  • El Rajolar

Localidades limítrofes

Alfafar limita con las localidades de Benetússer, Masanasa, Paiporta, Sedaví y Valencia todas de la provincia de Valencia.

Historia

Alfafar fue en su día una alquería musulmana. El nombre procede del árabe "Al Hofra" que significa lugar hondo, de hoyos o fosos. Esas fosas se han encontrado en tiempos bastante recientes en el proceso de realización de diversas obras en el centro del pueblo. En una esquina de la plaza del País Valencià aparecieron galerías a una profundidad de cuatro a cinco metros; en ellas se encontraron diversos trozos de cerámica que se cree que datan de los siglos IX o X. En nombre de Al Hofra fue convirtiéndose, sucesivamente por corrupción y uso de la palabra, en Alfolfar, Alfofar y en la actual Alfafar. En el "Llibre del Repartiment" de Jaime I, hay constancia de donaciones en junio de 1238 -antes de la Conquista de Valencia que se realizó en octubre- de casas y tierras, a gentes de sus huestes en "Alqueriam d'Alfofar".En enero de 1347 el Rey Pedro IV el Ceremonioso dona todas las tierras a Don Pedro Boil, caballero principal de este Reino, de todas las tierras, convirtiéndolo en Señorío a su favor el catorce de febrero de 1363, y su familia lo ejerció hasta la desaparición de los señoríos en 1812. Aunque restan pocas edificaciones antiguas, se supone que por este pueblo discurría la Vía Augusta, y que existió un núcleo de población muy antiguo dedicado a la agricultura y la pesca, debido a la proximidad del lugar con el lago de la Albufera.


Monumentos

  • Plaza del País Valencià. A mediados de 2006 se inauguró la nueva plaza del ayuntamiento un lugar digno de visitar si te gusta la mezcla de estilos que ha provocado y la ecológica iluminación "al cielo" de la que ha sido dotada.
  • Iglesia Parroquial. El origen de la Parroquia de Alfafar se remonta a los primeros años tras la Conquista del Reino de Valencia. Constituía la primera demarcación parroquial situada al Sur del término de la ciudad. El actual templo parroquial, que sustituye otro anterior de estilo gótico situado sobre el mismo lugar, fue iniciado en 1736 con aportaciones del propio pueblo y concluido el año 1748. Se trata de un magnífico edificio construido a base de mampostería reforzada por capas de ladrillo cocido a la manera romana, en el estilo barroco popular valenciano, típico para las construcciones de la primera mitad del Siglo XVIII. No obstante su carácter popular y anónimo, evidencia por otra parte un notable conocimiento de las técnicas arquitectónicas y de la buena construcción, así como de los principios estéticos del Barroco.

El altar está dedicado a la patrona, la Virgen del Don, cuya imagen gótica fue hallada, según la tradición, en el siglo XIII a raíz de la conquista de Valencia por las tropas que estaban al mando del Rey Jaime I. Esta leyenda cuenta que el Rey Jaime I se encontraba acampado en Alfafar cuando siete estrellas bajaron del cielo y se posaron sobre un árbol. El Rey mandó cavar un agujero al lado de este árbol, aún conservado en la plaza del pueblo, y encontró una campana. Cuando levantó la campana encontró la imagen de la Virgen. También figura en el Altar Mayor la imagen de San Sebastián, patrono de Alfafar. Ahora la iglesia contara con una nueva imagen da la VIRGEN,trasladada de un colegio de la localidad pues allí a lo visto no era el sitio idoneo para estar, bienvenida a la iglesia.

El edificio se halla inscrito dentro de un cubo a partir del que se van sacando las restantes proporciones. La construcción es la tradicional en la época barroca de la primera mitad del Siglo XVIII, a base de pilares, arcos y bóvedas que van trasmitiendo las cargas al exterior. Las paredes están hechas a base de mampostería asentada sobre mortero de cal y arena y verdugadas de cuatro líneas de ladrillo macizo así como los marcos, esquinas, molduras y contrafuertes. Se preveía que estas paredes fuesen enlucidas con mortero de cal y arena y posteriormente pintadas y decoradas, pero solamente la cúpula y la fachada principal con el campanario pudieron ser rematadas en la fase principal de la obra. A principios del presente siglo, la Iglesia de Alfafar se encontraba considerablemente deteriorada como consecuencia de guerras, saqueos y sobre todo por las inclemencias del tiempo. Diversos rayos habían dañado el campanario y la fachada principal presentaba desconchados y pináculos rotos. Entre los años 1915 y 1917, aprovechando la buena coyuntura económica que vive el país, se inicia la restauración de la torre y la fachada con una subvención pública de la Diputación de 2000 pesetas, propiciada por el diputado y senador por la comarca Don José Valldecabres. La fachada se pica y vuelve a enlucir totalmente con una falsa distribución de sillares que todavía perdura. Al campanario se le añaden pequeños retoques modernistas y se le cambian la mayor parte de los pináculos. Finalmente se pinta en los colores pastel a la moda de la época.

La Guerra Civil de 1936-39 supuso la mayor catástrofe para el edificio desde su construcción. El interior del templo fue incendiado y acabo convirtiéndose en mercado y, posteriormente, en teatro.

La restauración, que comienza al año siguiente de acabada la guerra, es llevada a término por la iniciativa particular bajo el rectorado de Don Fermín Vilar Taverner, que rigió la parroquia durante 37 años. Se pican las paredes de yeso quemadas y maltratadas durante el período de la guerra y se vuelven a enlucir reponiendo las molduras, capiteles, cornisas, adornos, etc., no siempre con acierto y conocimiento de la situación anterior a la destrucción. Se coloca un pavimento nuevo de baldosa hidráulica y se pinta el interior con colores fuertes y estridentes que quieren simular mármoles y dorados de aspecto neomodernista, que ya nada tienen que ver con la concepción original barroca, caracterizada por el yeso desnudo y los filetes grises que contornean las molduras. Poco a poco se van colocando nuevos altares y retablos de yeso o madera en las capillas laterales y finalmente se construye el grandioso altar mayor de mármoles diversos y bronce que alberga la imagen de Nuestra Señora del Do, patrona de Alfafar, cincelado por los artesanos Manuel Peris Ferrer, marmolista de Alboraia y por Antonio Piró, orfebre de Valencia, todo él a imitación del altar mayor del Monasterio San Miguel de los Reyes de Valencia.

La reconstrucción del templo supuso un enorme esfuerzo del pueblo de Alfafar en una época de penuria como fue la posguerra, con pocos dineros y medios técnicos y escaso asesoramiento profesional. A pesar de todo podemos hablar, hoy en día, de un trabajo digno y generalmente acertado, conforme con el celo puesto por todo el vecindario.

Las reformas litúrgicas posconciliares hicieron tambalear la buena marcha emprendida después de la guerra, introduciendo innovaciones desafortunadas y poco respetuosas con el patrimonio mueble e inmueble de la Iglesia, como fueron en el caso de Alfafar la sustitución de la mesa del altar, la supresión del manifestador y barandillas del presbiterio, por citar algún ejemplo. Se pretendía darle a la iglesia un aire moderno y renovado que no casaba con la imagen tradicional de un templo del Siglo XVIII.

A partir de la década de los 60 se entra en un período de transformación industrial y económica del país en el que, en cierta forma, se olvidan las tareas de reforma y protección de los templos. Este abandono se evidencia en la Iglesia Parroquial de Alfafar, sobre todo, en el progresivo deterioro de su fachada principal y de la torre del campanario.

El progresivo deterioro del edificio hace necesario que en el año 1993 se acometa su restauración, fruto de la cual, la Iglesia adquiría su actual aspecto, comenzando por la torre del campanario y, posteriormente, continuando con la fachada principal. La restauración no se limitó tan solo a solucionar los problemas de seguridad que planteaban los posibles desprendimientos de cornisas o de la propia veleta. Su objetivo, se centró, además, en devolver al edificio su antiguo esplendor.

Fuente: Web Ayuntamiento de Alfafar [1]

  • Antiguo Sindicato Arrocero. Los casinos fueron asociaciones recreativas y culturales de gran difusión por toda España a partir de la segunda mitad del S. XIX. Durante esta primera fase dichas entidades ocuparon edificios preexistentes, por lo general grandes mansiones que fueron readaptadas a la nueva función social. Con forme avanza el S. XIX, los casinos se convirtieron en puntos primordiales del ocio burgués, en ellos se celebraban o tenía lugar los bailes de carnaval, los conciertos, homenajes, exposiciones, etcétera. El número de sus socios fue cada vez mayor y muchas asociaciones emprendieron la aventura de construir un edificio propio a través de empréstitos. Estos centros, cuyo nombre más generalizado fue el de casino, tenían otras denominaciones, como círculo, asociación, peña, centro etcétera, a veces como pervivencia de un concepto gremial.

Fueron bastantes los centros recreativos privados que se construyeron a finales del XIX y aun en los años veinte hubo otro importante periodo constructivo, en especial en pequeñas poblaciones agrarias con una floreciente economía. Este es el caso de la localidad de Alfafar.

Hacia 1928, el Centro Agrícola de Alfafar, que ocupaba un edificio propiedad de uno de sus socios, adquirió un céntrico solar recayente sobre la plaza del Forn y levantó una nueva edificación abarrocada y algo ostentosa en el sencillo entorno local, entonces con abundantes ejemplos de arquitectura popular, y hoy con un entorno muy deteriorado, al igual que sucede en la mayoría de los pueblos valencianos.

Aunque el edificio consta de dos plantas en la parte lateral, ello pasa desapercibido y aparenta una única planta baja. La fachada principal, levemente clasicista en su ordenación, resulta algo ampulosa con sus abocinamiento y decoraciones varias. La planta viene determinada por el gran salón vestíbulo, de doble altura y abierto al exterior por grandes ventanales, según esquemas usuales en esta tipología recreativa, que en sus versiones más populares o locales se funde con los esquemas del salón café. La relación interior-exterior, tan importante en estos salones, queda ampliamente cumplida con los grandes ventanales.

Estilísticamente, el edificio podría encuadrarse dentro de la denominada corriente novecentista, aunque ya tardía e interpretada de un modo algo rústico e ingenuo. El estilo afrancesado, rococó, estuvo muy de moda en Valencia en torno a 1915, y tuvo en el arquitecto Vicente Rodríguez uno de sus mejores representantes; el edificio de Alfafar, muy probablemente, se debe a un maestro de obras local formado en el eclecticismo ochocentista. Los detalles de volutas y leones tienen más que ver con el eclecticismo valenciano de los años ochenta, cuyo mejor resumen serían los edificios de la Calle de la Paz; sin embargo, los antepechos y frisos de los vanos tienen un aire rococó y festivo característico de las primeras décadas del XX.

En 1942 el edificio pasó a ser propiedad del Sindicato Arrocero de la Federación de Agricultores del Arroz en España, para oficinas y almacén.

J. PÉREZ ROJAS, 1980.

Nota: Tras su adquisición por el Ayuntamiento y posterior rehabilitación, desde 1989 este edificio se ha convertido en la Sede Central de la Biblioteca Pública Municipal de Alfafar.

Fuente: Web Ayuntamiento de Alfafar [2]

El Espacio Natural

  • El Cultivo del Arroz. El cultivo del arroz es uno de los cultivos de regadío más característicos y de mayor tradición de la zona en la que habitamos: un mar de Arrozales cubre gran parte de los campos de la marjal en el Parque Natural de la Albufera. Es, de hecho, el más importante para la agricultura de la zona. Esto nos hace interesarnos por su proceso tradicional de cultivo, cuya característica más destacada era la necesidad de trasplantar el arroz de un campo de cultivo a otro casi a la mitad del proceso.

El 'Planter' El cultivo tradicional del arroz abarcaba un año completo. Se iniciaba en pleno invierno con la siembra de forraje en un campo de cultivo que meses después se convertía en el 'planter'. El forraje (ferratja, fabó) crecía durante todo el invierno. Llegado el mes de marzo, se molturaba con la tierra sobre la que se había sembrado con el fin de enriquecerla. Las raíces de este forraje retienen y son ricas en nitrógeno y esto favorecía mucho el crecimiento del arroz en su primera etapa. Los agricultores hacían los márgenes del 'planter' con el fin de que el agua quedara retenida dentro del mismo. Colocaban barro en los márgenes y utilizaban un caballo para 'patearlo' hasta hacerlo duro de forma que no fuera posible que se filtrara el agua a través de él. Una vez hechos los márgenes, las balsas que conformaban los márgenes del 'planter' se cubrían de agua. Se utilizaba entonces una 'entauladora de ganivets' (en la actualidad se utiliza un tractor provisto de ruedas de jaula directamente en el campo donde se siembra) tirada por un caballo que daba vueltas a la tierra mezclándola con el agua hasta hacer de ella un barro fino. Con todo el proceso anterior, el 'planter' quedaba preparado para la siembra del arroz. El 'barrejat' consistía en repartir las semillas 'a voleo' por el campo. Con el fin de que quedaran esparcidas de forma suficientemente uniforme, el agricultor las repartía mientras medía sus pasos siguiendo un camino recto que enfilaba con unas cañas que situaba en los extremos del campo. Esta fase terminaba a mediados de marzo. El 'planter' se realizaba en un campo de cultivo muy cercano a la vivienda del agricultor ya que, al principio, el cultivo del arroz requiere unos cuidados muy especiales. En el período de marzo a mayo, el agua estancada del 'planter' se va calentando gradualmente, favoreciendo su germinación pero también la aparición de toda una serie de microorganismos, insectos y plantas que son perjudiciales para su desarrollo en las primeras semanas. El agricultor debía vigilar constantemente el 'planter' a fin de eliminarlos. Actualmente la utilización de toda una serie de sustancias químicas evitan el desarrollo de estos microorganismos lo que facilita mucho la tarea del agricultor.

La 'Plnatà' Hacia el mes de mayo el tallo del arroz sembrado ya había crecido entre 30–40 cm. y era el momento de proceder a arrancarlo. Una cuadrilla de hombres arrancaba los tallos de arroz y los reunía en 'guaixos' (manojos), formando con ellos 'garbas' (hoces) de arroz de un tamaño de 30–40 cm. de diámetro. Posteriormente, limpias de barro, se las trasladaba desde el 'planter' al campo Arrozal donde los tallos serían replantados. Poco antes de arrancar el 'planter', se iniciaba el proceso de preparación de los campos a los que se trasplantaría el arroz. Estos 'campos de la marjal' habían pasado inundados una parte del invierno (entre diciembre y febrero) con tal de que se produjera el proceso de descomposición de los restos orgánicos de la cosecha del año anterior a fin de enriquecer la tierra. Y también para favorecer la llegada de las aves migratorias procedentes del norte de Europa. Hacia febrero estos campos empezaban a secarse y se procedía a labrarlos mediante la 'xaruga' (herramienta de la que tira un animal o dos que permite labrar tierras compactas). Tras lo que se iniciaba en ellos el mismo proceso realizado para preparar el 'planter': se inundaban los campos, y se molturaba la tierra y el agua produciendo un barro fino. A partir de ese momento se procedía a la 'plantá' del arroz. Las 'garbas' de arroz procedentes del 'planter', se repartían uniformemente por todo el campo mediante 'carrets de garbejar'. Luego las cuadrillas de 'plantadores de arroz' se encargarían de replantar los tallos de arroz. Éstos replantaban en el terreno los 'guaixos' (manojos) formados por entre 3 y 5 tallos de arroz. Lo hacían en línea recta, desplazándose de espaldas hacia atrás, para no pisar lo ya plantado. Con el calor de la primavera el arroz crece de forma muy rápida. Pero se ha de tener mucho cuidado en esta época del año porque también se produce el crecimiento de otro tipo de plantas que son perjudiciales para el arroz: 'el llepó, el gram, la llengüeta, el serreig y la xunsa'. En el pasado la eliminación de estas plantas se hacía a mano ayudados de una hoz, hoy en día se utilizan herbicidas para evitar su crecimiento.

La Sega Llegados a inicios del mes de septiembre, la espiga ya ha crecido y es el momento de la recolección. Una cuadrilla de hombres iba segando el arroz a mano con una hoz. Conforme segaban iban haciendo garbas con las espigas de arroz. Estas se colocaban sobre aquellas partes húmedas (rastoll) de las mismas garvas, que previamente habían sido cortadas con la 'corbella de desbarbar' por ser inservibles, de forma que no tocaban el agua. Era este un proceso muy pesado que precisaba además ser muy rápido, ya que este período es de mucha humedad y se corre el peligro de que se produzcan tormentas que podrían inundar el arroz recién cosechado humedeciéndolo. Si esto ocurría se debía esperar a que se secaran las garbas en el campo pudiendo ocurrir que con el calor germinase de nuevo lo que lo haría inútil. A medida que las garbas se secaban se sacaban a la era con el 'carro de garbejar' provisto de unos patines y tirado por un caballo.

La Trilla Las garbas eran transportadas hasta el 'sequer' bien con carros o tractores. Allí se procedía al trillado del arroz. El trillado consistía en separar el grano de arroz de la espiga. Lo hacían los hombres, primero utilizando un trillo tirado por animales, y después con 'forques' volteando las espigas de arroz para que el grano se soltara. Cuando el grano quedaba separado se sacaba la paja y se quedaba sólo el arroz para que pudiera recogerse. Un último proceso permitía separar los granos buenos del 'pallús' (cáscaras) y las pequeñas pajitas que podían haber quedado. Para lo cual se procedía a la 'aventa' del arroz, que consistía en lanzar el arroz en dirección al viento con una pala para separarlo de esos restos. A finales del s.XIX la introducción de la trilladora a vapor evitó todo este trabajo de trillar y aventar ya que la misma realizaba todo este proceso. En los años 40 la utilización del gasoil como fuente de energía permitió la utilización de trilladoras móviles que se desplazaban hasta los 'sequers' y allí mismo trillaban el arroz.

El Secado y Almacenado Tras el trillado venía el proceso de secado del arroz. El secado del arroz consitía en escamparlo mediante un 'rascle' a lo largo de toda la era. Con una 'llauradora' se hacían surcos a la superficie extendida de arroz de manera que los rayos del sol incidieran sobre una superficie de exposición mayor. La 'llauradora' se pasaba en distintas direcciones a lo largo del día para permitir un buen secado. Un día soleado podía con viento seco de poniente podía ser suficiente para secar el arroz. Una vez secado se amontonaba en montones grandes mediante la 'truxilla' que era tirada por un caballo. Tras amontonar el arroz ya podía ser recogido y almacenado en un granero. Una parte de agricultores utilizaban como graneros la parte superior de sus propias casas (cambras). El arroz era trasportado hasta allí en sacos desde la era. Para subirlo a las 'cambras' podía utilizarse los servicios de una 'colla de carregadors'. Otra alternativa era vender parte de la cosecha directamente desde la era. Es muy importante el secado del arroz porque de no secarse bien podría producirse un proceso de fermentación que compactaría el arroz estropeándolo. Si esto ocurría había que esparcirlo de nuevo para ventilarlo, secándolo de nuevo. Si el traslado del arroz para su almacenamiento, tras amontonarlo, no era posible se procedía a taparlo con lonas para evitar que si llovía se mojara, evitando ese proceso de fermentación. Durante todo este proceso el agricultor seleccionaba el mejor arroz para utilizarlo en la 'barrexà' de la cosecha del año siguiente. A lo largo del año el resto del arroz se vendía, a excepción de una parte, el 'cupo', que se destinaba al sindicato arrocero. El 'cupo' era una especie de impuesto que cobraba el estado a través de dicho sindicato, y su cobro no se eliminó hasta bien entrados los setenta.

El Molido El último proceso para que el arroz llegue al público y sea apto para el consumo es molerlo. Moler el arroz consiste en separar la cáscara del grano. Una vez retirada la cáscara, queda un grano de un cierto color pardo. Este grano es el denominado hoy en día arroz integral. A este grano todavía se le ha de quitar una primera capa que aunque tiene muchas vitaminas también contiene mucho almidón. Una vez pulido este grano ya obtenemos ese grano de arroz de color blanco que se vende para el consumo.

La Innovación Productiva En el cultivo del arroz se han introducido toda una serie de cambios que han contribuido a conseguir un incremento sustancial de su productividad. Desde la utilización de semillas más productivas a través de una mejor selección de las mismas. Pasando por la utilización de mejores abonos y de nueva maquinaria que ha sustituido a la mano de obra: como la cosechadora, una máquina que cosecha, trilla y transporta el arroz hasta un tractor o camión situado en la era, cuya utilización se extendió a partir de mediados de los setenta; o la secadora, una nueva maquinaria que seca el arroz mediante aire caliente hasta el grado de secado que se requiere. Mediante la utilización de herbicidas y pesticidas que evitan la aparición de organismos que impiden el correcto crecimiento del arroz. Hasta, por supuesto, la siembra directa en el campo de arroz sin necesidad de tener que sembrar en el 'planter' para posteriormente arrancar el arroz y trasplantarlo a los Arrozales. Actualmente la siembra se realiza en el mes de mayo directamente en los Arrozales y el arroz crece sin ningún tipo de problema. Incluso la aparición de las cooperativas, que permiten a los agricultores secar, almacenar y vender el arroz de una forma más eficiente. En estos últimos años las desventajas asociadas al minifundismo van desapareciendo con la formación de agrupaciones de campos que permiten reunir economías de escala por su mayor superficie cosechada abaratando los costes. Todos estos cambios han conducido a conseguir cosechas mucho más productivas.

Fuente: Web Ayuntamiento de Alfafar [3]

  • Itinerario hasta El Tremolar> Este itinerario persigue un reencuentro con el Alfafar profundo, desde el iniciático "llidoner" en la Plaza del País Valencià hasta el barrio del Tremolar uno de los barrios más entrañables y enraizados en las tierras de arroz y canales, con su acequia del Tremolar, puerto terminal de las rutas hacia la Albufera de la barca correo del "Rabaxol".

Iniciaremos nuestro recorrido desde el "llidoner" un árbol que se encuentra en la Plaza del País Valencià frente a la casa nº 30 de la calle Isaac Peral, muy cerca del Quiosco. Dice la tradición que debajo de este árbol se encontró la Verge del Dó por las huestes del Rey D. Jaume I cuando se encontraban acampadas en el lugar durante el asedio de la ciudad de Valencia.

Bordeando esta misma acera se puede admirar la fachada del Ayuntamiento, de la Iglesia Parroquial, y del Centro Cultural y Recreativo; hacia la derecha se encuentra la calle del Sol, entramos y doblamos por la primera calle a la izquierda, Ortega y Gasset, nos encontraremos que en la acera de la derecha por debajo pasa el "braç d'Alfafar", una de las acequias que parten desde la acequia madre, Favara, y riegan la huerta de esta ciudad. A unos pasos se encuentra el antiguo cine Alfafar. En la primera esquina a la izquierda, en el cruce con la Calle S. Cayetano, podemos admirar la sede de la Biblioteca Municipal, anteriormente en los años de la postguerra y hasta los 80 fue sede del Sindicato Arrocero, y en los años 20 lo fue del Casino Agrícola fundado por agricultores.

Continuamos por la calle anterior dirección Oeste, hasta llegar a la calle S. Antonio, giramos a la izquierda e inmediatamente a la derecha por la calle de la Tauleta, pasada la primera casa, nos encontramos un patio donde anteriormente había una era, el "sequer" de Adelina Puertes, cruzamos la calle Ramón y Cajal y pronto nos encontraremos otra vez con el "braç d'Alfafar" en la acera que llega hasta el Centro Andaluz, que fue Matadero Municipal. En la cara sur de este edificio se encuentra el pino más antiguo que hay en Alfafar. Desde este pino si miramos hacia la derecha podemos ver, la alquería de Canon, la única herrería del pueblo, actualmente en ruinas. Desde el pino, mirando enfrente, podemos observar el antiguo lavadero de caballos cubierto de tierra y entubada la acequia, si miramos hacia la izquierda aún se puede ver la senda que va a Lloc Nou de la Corona, por delante del Motor de S. Sebastià y que llega hasta la calle Bosch Marín. Seguiremos nuestra ruta bordeando el lavadero de caballos y la acequia del Braç d'Alfafar, pronto encontraremos una antigua alquería en ruinas con dos palmeras. A la izquierda podemos ver la única chumbera del término y detrás una de las pocas eras y graneros que se resisten al paso del tiempo.

Lloc Nou de la Corona Siguiendo el sendero llegamos a Lloc Nou y girando a la izquierda entramos por la calle de S. Antonio a este tranquilo pueblo vecino, inmediatamente podemos observar la Iglesia Parroquial de Nuestra Sra. del Rosario a la derecha y a la izquierda el nuevo Ayuntamiento En la primera esquina a la izquierda, se encuentra la fuente de agua potable de 1912; doblamos posteriormente por la primera callejuela a la derecha, atravesando C/ L'Horta y C/ Castelló saliendo por la C/ de la Font Santa hasta la C/ Alcalde José Puertes, giramos a la derecha, quedando a nuestra izquierda el complejo comercial de Carrefour, atravesamos la Avenida Reyes Católicos y seguimos hasta encontrar la rotonda que nos permitirá subir al puente que atraviesa el autovía de Silla, desde arriba podemos observar hacia el Oeste la masa de cemento de toda la zona comercial y hacia el Este deleitarnos con la vista panorámica del Parque Natural de la Albufera con sus Arrozales.

El Parque Natural de la Albufera Nada más bajar este puente a la izquierda encontraremos una carretera asfaltada que es cañada real, paralela a la autovía y que va hacia el norte hasta Castellar-El Oliveral cruzando la carretera Alfafar-El Saler. Otro camino de tierra parte en dirección Este al lado de una acequia que divide los términos de Massanassa y de Alfafar; entramos por este camino y pronto veremos que la acequia está entubada con cemento, con la intención de aterrar los campos de Arrozales, un atentado al Parque. A la derecha se encuentran diversas instalaciones de dudosa legalidad. Aún no estamos dentro de los limites del Parque, que se encuentran nada más pasemos un puente sobre la acequia de Rabisancho y doblamos a la izquierda por la carretera del mismo nombre que va justo al lado del canal. Podemos admirar los campos cultivados de Arrozales desde este punto. Al cabo de pocos kilómetros, observaremos a ambas partes de la carretera distintas instalaciones dedicadas a granjas y ganadería y otros servicios. También encontraremos restos de eras. Y mirando a la izquierda un edificio con chimenea que es "els Portets". El camino termina en la carretera de Alfafar- El Saler, la atravesamos y también la acequia "Del Burro", ésta partía desde la fuente del Burro, justo delante de donde hoy se encuentra el horno "Virgen del Don" en la Avda. de la Albufera.

A la otra parte, enfrente, nos encontramos con un camino de tierra, entre una instalación dedicada al reciclaje de virutas de madera y una acequia que parte de las escorrentías de la acequia del Oro(1). Bordeamos la acequia del Oro desde las compuertas hasta llegar a un camino que se encuentra en la esquina de esta empresa. Podemos ver, al frente en dirección NE en el horizonte, después de los Arrozales, el Tremolar y dos chimeneas, la más alta es de la trilladora de Caguetes y la más baja de la trilladora dels Parsiegos.(2)

Giraremos a la izquierda por delante de Valtrosa, podremos ver la balsa para la humidificación en el tratamiento de las maderas. Nos adentramos en el término de Sedaví hasta llegar al cruce de "la Senda de les Vaques" seguimos en dirección El Oliveral y pronto podremos observar una palmera de gigantesca altura en medio de la acera. Entramos por la segunda bocacalle y al final a la izquierda doblaremos hasta encontrar la carretera de Castellar a Pinedo, para girar después a la derecha en dirección al Tremolar. Al cabo de dos kilómetros a la derecha observaremos un callejón desde donde se divisa un horno moruno y al entrar veremos que detrás hay una noria de hierro en desuso.

El Tremolar Volvemos a la carretera hasta llegar a un desvío que conduce al camino de la Viña, ya en termino de Alfafar otra vez. A lo largo de este camino podemos respirar la paz y tranquilidad que tienen estos vecinos afortunados de Alfafar y detenernos ante la belleza de una barraca valenciana que aunque de construcción actual sigue todos los cánones de fábrica. Al final de este camino podremos observar en dirección Norte, las ruinas de la trilladora de Caguetes y al fondo las casas del Tremolar. Regresamos a la carretera e inmediatamente nos encontramos otra vez con la acequia del Oro y el canal del Tremolar. Pasado su puente y haciendo esquina, se encuentra una tienda típica de ultramarinos del "Tío Paco", regentada por su hija Pepita Lladró y su marido Alejandro Alemany, donde puedes aprovisionarte de todo. Aquí nos encontramos con el puerto del Tremolar, primera parada de la barca correo del Ravaxol que hacía su travesía diaria para proveer al Palmar con víveres y transporte de mercancías y viajeros.

La Trilladora de "Els Pasiegos Girando a la derecha y bordeando el canal pronto nos encontramos con la trilladora de "Els Parsiegos", al lado se encuentra la era y el granero de los mismos dueños. La casera es la tía Doloretes, una señora entrañable que vive con su nieta y que con gran amabilidad nos mostrará el tesoro arqueológico industrial - agrario de una trilladora, fabricada por una empresa valenciana, con sus poleas, engranajes y tolvas necesarias para separar el grano de la paja del arroz que se desembarcaba allí mismo al lado de la acequia del Tremolar.

El Canal del Tremolar Si seguimos por el lado del canal veremos casitas típicas valencianas entre eras y Arrozales junto a las barcas de este puerto que se distinguió por la actividad agrícola alrededor del cultivo de nuestra gramínea. A la otra parte del canal estaba situada en su día la desaparecida trilladora de D. Agustín Alamar y más adelante aun podemos admirar la magnificencia de la chimenea del vapor de la trilladora de Caguetes.

No es difícil imaginar, el trasiego de las collas de plantadores, segadores, cargadores y descargadores de barcas y arroz, jornaleros de las eras y trilladoras, en épocas no tan pretéritas, a lo largo del corto espacio de menos de medio kilómetro de esta vía fluvial que permitía el acceso a una gran mayoría de los campos de arroz del término, con las barcas de vela latina, a percha y a motor, que dieron un esplendor económico a las gentes de Alfafar. Aún quedan barcas de todos los aficionados a esta navegación y un "calafater", constructor artesanal de barcas, que heredó y traspasa su oficio a sus hijos.

Regresando, podemos ver a la otra parte de la carretera, las compuertas que proveen el agua a este canal desde la acequia del Oro. Esta a su vez se proveía del último azud del río Turia, muy cerca del camino de "les Moreres" y actualmente se alimenta de la depuradora de aguas residuales de Pinedo. Si seguimos por la carretera en dirección a Pinedo, podremos ver a la derecha "les escoletes" del Tremolar edificio de ladrillos rojos de los años sesenta actualmente acondicionado como lugar de encuentro de los vecinos de este barrio y de los colindantes del término de Valencia.

Otra acequia, la del "Vall" atraviesa la carretera y pone fin al término de Alfafar en este querido barrio, si giramos a la derecha nos encontraremos con unas casas y eras al lado de la acequia. Si giramos a la izquierda, nos encontraremos con la Carrera de En Corts cortada por el nuevo cauce del río Turia, que antes de su construcción llegaba hasta el tramo que ahora pasa por delante de Mercavalencia. Desde esta Carrera podemos observar la mole de los contenedores de una empresa de servicios del puerto.

De vuelta al Casco Antiguo de Alfafar Ahora, podemos regresar por la carretera de Pinedo a Castellar, pasando por el Oliveral y la senda de Les Vaques, hasta el primer desvío a la izquierda y en vez de subir por el puente que conduce a Sedavi, atravesar esta vía para entrar a la cañada real asfaltada que pasa por la gasolinera de la Cooperativa de Taxis y por el motor del "pont de Pedra". Al llegar a la carretera de Alfafar-El Saler observar en el cruce la "morera" más antigua del término, resto del cultivo del gusano de seda. Girar a la derecha y pasar por el túnel que atraviesa por debajo el autovía de Silla. Observar el nivel freático del agua en sus paredes. Al salir del túnel os encontráis a la izquierda, el área comercial de Alfafar y a la derecha el área de Sedaví. Desde aquí, por la Avenida de la Albufera, encontraréis construcciones a ambas partes donde un día hubo más de cien eras y graneros. Dos calles después de la gasolinera, giráis a la izquierda por la calle Dr. José María Julián, antigua calle de los Peregrinos, enfrente encontraréis la Iglesia Parroquial, podéis visitarla y admirar la talla gótica del siglo XXIII de Nuestra Sra. la Virgen del Don. En el centro de la Plaza del País Valencià se encuentra un monumento dedicado al nacimiento de las aguas potables de 1911, construido por suscripción popular.

Llegado a este punto podemos tomar un refresco en el salón del Centro Cultural y Recreativo, admirando la belleza de su construcción del modernismo valenciano. Y ¿por qué no? Plantearnos, para otro día, el hacer a pie o en bicicleta, el itinerario "cap a les Turbines", donde podremos disfrutar de la naturaleza en pleno Parque Natural de la Albufera.

1. Acequia del Oro, este canal provee el riego de las tierras de Arrozales del término de Valencia y de Alfafar, que antes fueron yermas y que dio vida para el cultivo del arroz y prosperidad a los agricultores alfafarenses. Fue promovida su construcción por el alcalde y diputado provincial D. Vicente Blanch Puertes, "el abuelo diputat". Muy querido por los alfafrenses y de una larga descendencia.

2. Las trilladoras, fueron ingenios mecánicos, que se construyeron a partir del descubrimiento de la máquina de vapor, que proporcionó la energía motriz para el trillado del arroz, separando el grano de la paja. Con estas máquinas aumentó la productividad de la recolecta del arroz y permitió la disminución del tiempo de trilla y de mano de obra. Anteriormente, la trilla se efectuaba con fuerza animal, dando vueltas en la era con un trillo, pieza de madera con púas de piedra en su parte inferior y posterior aventado para la separación del grano de los restos de paja. Hacía principios de los años 70 se inventó la cosechadora, máquina que siega y trilla a la vez en el mismo campo donde se cultiva el arroz. La cosechadora permitió un aumento gigantesco de la productividad en la recolección y la muerte de las trilladoras.

Fuente: Web Ayuntamiento de Alfafar [4]

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