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Catedral de Santa María de Toledo

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Catedral de Santa María de Toledo

La catedral de Santa María de Toledo, (España), llamada también Catedral Primada de Toledo, es un edificio considerado como la magnum opus[1] del estilo gótico en España. Su construcción comenzó en 1226 bajo el reinado de Fernando III el Santo‏‎ y las últimas aportaciones góticas se dieron en el siglo XV cuando en 1493 se cerraron las bóvedas de los pies de la nave central, en tiempos de los Reyes Católicos.

Etapas en la construcción del templo

Orígenes

Durante años, la tradición popular no escrita ha venido contando que hubo en este mismo lugar donde se encuentra la actual catedral un primer templo de la época del primer Arzobispo Eugenio (San Eugenio). Este templo fue consagrado por segunda vez el año 587, después de haber sufrido algunas alteraciones.

La ciudad había sido sede obispal de la Hispania visigoda‏‎. Los numerosos Concilios de Toledo atestiguan su importante pasado eclesiástico. También la abjuración del arrianismo por parte de Recaredo había tenido en ella su lugar y tiempo. La invasión musulmana no eliminó de inmediato la impronta cristiana y el obispado quedó establecido en la iglesia de Santa María de Alfizén.

Se cree que el edificio obispal visigodo fue trasformado nuevamente para convertirse en la mezquita mayor de la ciudad de Toledo. Algunos investigadores apuntan que la sala de oración de la mezquita se corresponde con el cuerpo de las cinco naves de la actual catedral, el shan coincidiría con una parte del actual claustro y de la capilla de San Pedro y el alminar con la torre de campanas. Con los datos arqueológicos ciertos sí es posible observar una columna islámica empotrada dentro de la capilla de Santa Lucía; los fustes marmóreos que guarnecen el exterior del coro son un aprovechamiento de una antigua construcción musulmana; los arcos entrecruzados de estilo califal en el triforio de la capilla mayor y en el de la girola, coinciden con la tradición constructora musulmana de Córdoba.

La catedral de Alfonso VI

La ciudad de Toledo fue conquistada por Alfonso VI, el rey de León y Castilla en 1085. Uno de los puntos de las Capitulaciones que hicieron posible la entrega de la ciudad sin derramamiento de sangre fue la promesa de este rey de conservar y respetar los edificios de culto, las costumbres y la religión tanto de musulmanes como de la gran población mozárabe; naturalmente, la mezquita mayor se hallaba comprendida en ese compromiso. Poco después, el rey tuvo que ausentarse por cuestiones de Estado, quedando al frente de la ciudad su esposa Constanza y el abad del monasterio de Sahagún‏‎ Bernard de Sedirac (o Bernardo de Cluny), que había sido elevado al rango de Arzobispo de Toledo. Estos dos personajes, de mutuo acuerdo y aprovechando la ausencia del rey, protagonizaron un hecho desafortunado que, según cuenta el padre Mariana en su Historia General de España, a punto estuvo de provocar una rebelión y un levantamiento no deseado y la ruina de la ciudad recién conquistada.

El asunto fue que el día 25 de octubre de 1087, el arzobispo (de acuerdo con la reina Constanza) envió gente armada para que se adueñara por la fuerza del recinto de la mezquita. Después de este lance, instalaron un altar provisional y colocaron una campana en el alminar, siguiendo la costumbre cristiana para «arrojar las suciedades de la ley de Mahoma».[2] Cuenta el padre Mariana que el rey Alfonso VI se enfadó tanto cuando se enteró de lo acontecido que ni el arzobispo ni la reina consiguieron aplacarle y que dictó sentencia de muerte para casi todos los implicados. La leyenda cuenta que fueron los musulmanes los verdaderos intermediarios para conseguir la paz, con la figura del negociador y Alfaquí Abu Walid quien llevó al rey un mensaje de tolerancia en el que se decía que aceptaban como legítima la usurpación. En recuerdo y gratitud de este gesto, el cabildo le dedicó un homenaje y encargó su efigie para colocarla en uno de los pilares de la capilla mayor, perpetuando de esta manera su recuerdo. Este hecho no está documentado y muchos historiadores de arte ven en la efigie un sacerdote de aspecto musulmán. Como consecuencia de aquel suceso, la mezquita toledana quedó consagrada y convertida en catedral cristiana, sin hacer apenas cambios en su estructura.

No se conservan los planos de lo que fue la mezquita ni se sabe cómo era esta construcción, pero teniendo en cuenta los vestigios conservados en otras ciudades (Sevilla, Jaén, Granada, Málaga y la propia Mezquita de Córdoba) puede suponerse que sería un edificio columnario, con arquería de herradura sobre columnas tal vez aprovechadas de otras construcciones romanas y visigodas. Es posible que se pareciese bastante a la Iglesia de El Salvador de Toledo, antigua mezquita.

El rey Alfonso VI hizo importantes donaciones al nuevo templo. El 18 de diciembre de 1086 fue puesta la catedral bajo la advocación de María y se le concedieron villas, aldeas, molinos y un tercio de los ingresos de todas las demás iglesias de la ciudad. El primer privilegio real que se conserva reza en latín en su inicio:

Ego Disponente Deo Adefonsus, Esperie imperator, condeco sedi metropolitane, scilicet, Sancte Marie urbis Toletane honorem integrum ut decent abere pontificalem sedem secundum quod preteritis fuit constitutum a sanctis patribus...

Se hicieron las obras necesarias para establecer el culto cristiano romano, entre otras el cambio de orientación del presbiterio y capilla mayor. Urbano II le reconoció en 1088 su condición de catedral primada sobre las demás del reino. La mezquita-catedral se mantuvo casi intacta hasta el siglo XIII, año de 1222, en que una Bula del Papa autorizó a emprender las obras de la nueva catedral que se iniciaron en 1224 (o 1225) y cuya ceremonia oficial de colocación de la primera piedra tuvo lugar en 1226 (otras fuentes dicen 1227), con la presencia del rey Fernando III el Santo‏‎. A lo largo del siglo XIII se aumentaron las rentas catedralicias al integrarse en su patrimonio Alcalá de Henares.

La catedral del arzobispo Ximénez de Rada

El edificio de la catedral tal y como hoy se contempla es obra del siglo XIII, época del arzobispo de Toledo Rodrigo Ximénez de Rada y del rey Fernando III el Santo‏‎, que por entonces era muy joven. La ceremonia oficial de la puesta de la primera piedra se retrasó con respecto al comienzo de las obras, en espera de que el rey pudiera hacer acto de presencia (1227). Ximénez de Rada había sido elegido arzobispo de Toledo en 1209 y desde el principio de su mandato defendió ante el Papa la primacía de la sede toledana. En su mente estaba la construcción de una gran catedral digna de esta ciudad que él gobernaba. Por entonces, la mezquita-catedral se mostraba bastante vieja y ruinosa; algunas secciones habían sido demolidas por su antecesor. La mezquita-catedral disponía de un amplio espacio, pero era de poca altura y le faltaba la esbeltez de otros templos de similar importancia. Ximénez de Rada fue el entusiasta promotor de la nueva catedral que se edificaría al gusto de la época, en estilo gótico. Tan entusiasta fue con el proyecto y tanto se involucró en él, que se llegó a decir que fue el autor-arquitecto de las trazas de la nueva catedral; afirmación totalmente fuera de lugar según los historiadores y arquitectos. El arzobispo pasó unos años manteniendo y reforzando el antiguo templo a la espera de que su sueño fuera realizado.

Maestros constructores

Durante siglos se tuvo la total seguridad de que el primer maestro arquitecto de la catedral de Toledo fue Petrus Petri (Pedro Pérez).

A mediados del siglo XX se demostró la existencia de un primer maestro anterior a Petrus Petri llamado maestro Martín, seguramente de origen francés. Uno de los documentos está fechado en 1227 y nombra a «un maestro Martín de la obra de Santa María de Toledo». En escrituras de años posteriores aparecen los nombres de Martín (albañil) y Juan Martín (maestro de albañiles), que se cree serían parientes suyos. El maestro Martín sería el autor de las capillas de las girolas y por su muerte o ausencia tomó el peso de la dirección de las obras el maestro Petrus que terminó las girolas y construyó los triforios al estilo toledano. A finales del siglo XIII estaba concluida la cabecera y dos tramos de las naves del lado sur.

A finales del siglo XIV aparece documentada la figura del maestro Rodrigo Alfonso, que puso la primera piedra del claustro en 1389.

El siguiente maestro de quien se tiene noticia fue Alvar Martínez (otras veces González), que fue aparejador de las canteras de Olihuelas en el término de Olías del Rey. Es el autor de la fachada de poniente que se comenzó a construir en 1418 y de la única torre de la catedral. La coronación de la torre fue hecha por otro gran maestro: Hannequin de Bruselas, con quien llegó un grupo de maestros ilustres: Egas Cueman, Enrique Egas, Juan Guas, que trabajaron en portadas, capillas y obras suntuarias dando fin con su labor a la obra gótica. Las bóvedas de los pies de la nave central se cerraron en 1493, bajo la dirección de Juan Guas y Enrique Egas.

Mecenas del siglo XVI. Obras y maestros

Durante los siglos XVI, XVII y XVIII se van sucediendo distintas obras en la catedral, de acuerdo con los nuevos estilos, obras arquitectónicas (puertas, capillas, altares) y obras suntuosas de escultura y pintura. El siglo XVI es el siglo de oro para Toledo que es llamada la Ciudad Imperial. Los mejores y más activos mecenas viven durante este siglo. Son los arzobispos-gobernadores, que en ausencia de los reyes cuidan de la ciudad y su magnificencia. En 1493, a final del siglo XV, Cardenal Mendoza supervisó las obras de cerramiento de las últimas bóvedas de la catedral y expresó en su testamento su deseo de ser enterrado en el presbiterio.

Después ocupó la plaza el Cardenal Cisneros‏‎; bajo su influencia y patrocinio se hicieron importantes obras (quizás la más importante fue la capilla Mozárabe), realizadas por maestros de la talla de Juan Francés (reja de la capilla mozárabe), Enrique Egas, Juan de Borgoña‏‎ (pinturas de la capilla mozárabe) y su maestro mayor Pedro de Gumiel. Cisneros mandó construir además el magnífico retablo mayor obra de Diego Copín de Holanda y el claustro alto para la comunidad canónica, más la librería (biblioteca). Le sucedió Guillermo de Croy, flamenco, que no residió nunca en Toledo. Alfonso de Fonseca y Acevedo (que había sido arzobispo de Santiago de Compostela fue el impulsor de la capilla de los Reyes Nuevos, obra de Covarrubias con pinturas de Maella (siglo XVIII).

Con el arzobispo Juan Tavera el renacimiento toledano se encuentra en su gran esplendor. Bajo su gobierno se construyó el coro de Alonso Berruguete y Vigarny, las fachadas interiores del crucero, la capilla de San Juan o del Tesoro y otras portadas y adornos. Con Juan Martínez Siliceo la catedral se vio adornada con la reja de la capilla mayor, obra de Francisco de Villalpando.

El cardenal Gaspar de Quiroga fue el responsable del complejo arquitectónico de la capilla del Sagrario, Relicario, Sacristía y patio y casa del tesorero. Las trazas y planos fueron del maestro mayor Nicolás de Vergara el Mozo. Para construir este complejo se destruyó el Hospital del Rey que se volvió a levantar frontero y cuyas obras se llevaron a cabo con el cardenal Bernardo de Sandoval y Rojas y con el arquitecto Nicolás de Vergara, entrado ya el siglo XVII.

Relación de maestros mayores

Planta y composición

La estructura del edificio tiene gran influencia del mejor gótico francés del siglo XIII pero adaptado al gusto español. Mide 120 m de longitud por 59 m de ancho. Consta de 5 naves más crucero y doble girola. Las naves externas presentan una anomalía extraña al ser algo más anchas que las otras dos. La parte más antigua del templo es la cabecera que mantiene en su arquitectura los triforios originales que se extendían a lo largo de las naves y fueron suprimidos en una de tantas reformas y evoluciones que sufrió la catedral. Todavía en época del gótico, estos triforios fueron sustituidos por los grandes ventanales-vidrieras. Los que se conservan de la cabecera son de influencia mudéjar. El más bajo está compuesto de arquillos lobulados que descansan en columnas pareadas y el alto presenta unos arcos entrecruzados típicos del mudéjar. No se sabe si estos temas mudéjares existían en la anterior mezquita y fueron copiados como recuerdo o bien se añadieron en una de las mejoras y enriquecimiento de la fábrica, como algo original y de buen gusto.

En la cabecera se encuentra la doble girola que es doble como corresponde a una planta de 5 naves. Esta doble girola es de proporciones grandiosas y está enriquecida por elementos arquitectónicos y por un original abovedamiento. Los tramos de las capillas se solucionaron con plantas alternativas de rectángulos y triángulos, lo que hizo que cada capilla fuera de distinto tamaño, más grandes las rectangulares y más pequeñas las triangulares. Esta manera de distribuir la cabecera puede verse en las catedrales francesas de Notre Dame en París, Bourges y Le Mans, siendo esta última la más parecida aunque las tres son más esbeltas en conjunto que la española. Las distintas reformas que se hicieron a través del tiempo alteraron la disposición de algunas de las capillas; en algún caso se reconstruyó una sola capilla en un espacio de tres.

Las bóvedas de las naves son cuatripartitas excepto en el crucero y capilla mayor en que se refuerzan con terceletes.


Exterior y accesos

Imafronte

El imafronte, que se sitúa a poniente del templo, da la cara a una plaza irregular donde se encuentra el Ayuntamiento y el Palacio Arzobispal.

A la izquierda de la fachada principal se eleva la única torre de la catedral de dos cuerpos: el inferior, de planta cuadrada, fue diseñado por Alvar Martínez; el superior, octogonal, corresponde a Hannequin de Bruselas. A la derecha, el cuerpo saliente de la capilla mozárabe que ocupa el lugar donde se iba a levantar la segunda torre.

En 1419 Alvar Martínez dirigía las obras del imafronte. El esquema de este imafronte se corresponde con el frente arquitectónico del cuerpo de naves, que en este caso acusa el gálibo de las nave central (más elevada) y el de las dos laterales que la flanquean, amén de las dos torres que se corresponden con las naves más exteriores. Las trazas de Alvar Martínez incluían dos torres cuadradas de igual entidad, pero el Cardenal Cisnero decidió destinar la del sur a la capilla mozárabe. El diseño de la triple portada, compuesta por la Puerta del Perdón (en el centro), Puerta del Juicio Final (a la derecha), y Puerta del Infierno‏‎ (a la izquierda), es de un estilo gótico formal, en la línea del que constituye la propia arquitectura interior de la catedral. La puerta central es mayor que las dos laterales, pero su composición es la misma, cobijadas las tres bajo sendos arcos apuntados y con seis y tres archivoltas respectivamente. La separación entre las tres puertas la resolvió Alvar Martínez con dos poderosos contrafuertes, que, lo mismo que la parte superior de las arcadas y el cuerpo alto central, fueron decorados con mármoles en época muy posterior.

La fachada fue modificada en 1787 por el arquitecto Eugenio López Durango por deterioro de la piedra que no era de muy buena calidad. Es posible que las puertas avanzaran entre contrafuertes en lugar de la disposición actual pero no se sabe con certeza.


Acceso al crucero por el norte: Puerta del Reloj

La puerta del Reloj es la más antigua, datada a comienzos del siglo XIV.

El tímpano está dividido en cuatro fajas horizontales, en las que se muestran escenas de la vida de Cristo: la Anunciación, la Natividad‏‎, la Adoración de los Reyes Magos, la Degollación de los Inocentes, la Huida a Egipto‏‎, la Circuncisión, Jesús entre los doctores, la Presentación de Jesús en el Templo, el Bautismo y las Bodas de Caná. En la parte superior del tímpano se representa el Tránsito de la Virgen. El parteluz o mainel está decorado con la imagen de la Virgen y el Niño. En las jambas hay imágenes de reyes y santas, todo ello obra del escultor Juan Alemán que trabajó también en la portada de los Leones.

Por encima de esta portada se aprecia la obra posterior de Durango, igual que en la fachada principal. Es obra de consolidación por el mal estado en que se encontraba la piedra. El intercolumnio central está ocupado por la esfera del reloj que da nombre a esta puerta. La puerta y su entorno forman un espacio muy agradable con un pequeño compás cerrado por una reja gótica, obra de Juan Francés, con barrotes muy simples, un pequeño friso de separación en el centro, labrado, y una crestería muy sencilla y armoniosa.

Al interior pueden verse diversos medallones; los mejores son los de la Virgen de la Anunciación de Nicolás de Vergara el Mozo y del Arcángel san Gabriel de Juan Bautista Vázquez. Se adorna también con cuadros y escudos. Arriba está el rosetón del siglo XIII que contiene las vidrieras más antiguas de la catedral.

Acceso al crucero por el sur: Puerta de los Leones

La puerta de los Leones, se llama así por los leones que coronan las columnas de la reja que cierra el pequeño compás, es la más moderna de las grandes puertas.

Construida entre los años 1460-1466, con trazas de Hannequin de Bruselas y Egas Cueman en colaboración con los escultores flamencos Pedro y Juan Guas y Juan Alemán, autor del Apostolado.

La estatuaria de la puerta es uno de los mejores conjuntos hispano-flamencos del siglo XV, sobre todo la Virgen del parteluz y las estatuas de las jambas. Los Querubines y ángeles músicos que acompañan la subida de María a los cielos son obras de arte ejecutadas con gran delicadeza. La fachada fue alterada por Durango y Salvatierra, igual que en las otras puertas, para consolidar el edificio. Los batientes de bronce de las puertas son una obra maestra de Francisco de Villalpando, que hizo una gran labor en los 35 tableros o planchas. Están ocultas a la vista, protegidas con paneles de madera. Por encima puede verse el gran rosetón de vidrieras policromadas.

El interior de la puerta corresponde al gran frontis del crucero en su lado meridional sobre el que descansa el balconcillo con balaustrada que corresponde a la tribuna donde está el órgano del Emperador. Más arriba se ve el gran rosetón, enmarcado en un cuadrado cuyas enjutas están labradas con rosáceas.

En la parte baja del gran frontis está la puerta dividida por parteluz. Sobre la puerta se ve el tímpano esculpido con temas de la genealogía de la Virgen cuyos autores fueron los mismos que trabajaron en el exterior de esta puerta. Por encima del tímpano puede verse la obra plateresca en cuyo centro hay un gran medallón de la Coronación de la Virgen, obra de Gregorio Pardo, hijo mayor de Felipe Vigarny.

A derecha e izquierda de este frontis se hallan dos sepulcros. El de la derecha está vacío (se cree que estaba preparado para recibir los restos de fray Bartolomé de Carranza); el de la izquierda guarda los restos del canónigo Alfonso de Rojas, representado en una estatua orante.

Puerta Llana

Situada en la fachada sur con acceso a mitad longitud de las naves, entre la puerta de los Leones y la capilla mozárabe, es la única puerta de entrada a la catedral que está a ras de suelo, sin escalones, de ahí su nombre.

Proyectada por Ignacio Haan y ejecutada en 1800 fue la última puerta abierta en la catedral. Haan empleó el estilo neoclásico para su diseño, resultando una obra tremendamente académica. Su portada exterior consta de un solo cuerpo, compuesto por una columna y una pilastra con capiteles jónicos a cada lado del acceso, que se remata con un arquitrabe y un frontón triangular, contrastando con las formas góticas que la rodean.

Puerta del Mollete

La pse sitúa en la fachada principal a la derecha de la torre y bajo el Arco que comunica el Palacio Arzobispal con la Catedral. Se llama del Mollete porque en ella se daba diariamente a los pobres un auxilio consistente en una limosna de pan cocido en piezas entonces llamadas “molletes”. También recibe el nombre de "puerta de la Justicia", porque en su parte interior daba audiencia diaria el Provisor o Vicario General del Arzobispo y "del Niño Perdido" por la pintura mural de Bayeu que representa el martirio del Santo Niño de la Guardia sita en el muro interior a la entrada.

Realizada por Alvar Martínez a principios del siglo XV, se trata de una portada gótica de piedra blanca, compuesta de un arco apuntado que se apoya en columnas de mármol con capitel vegetal. Las roscas del mismo descansan en otras columnillas de piedra de capitel corrido y la cinta entre ellas se decora con tallo serpenteante nacido a veces de la boca de un animalillo del que parten distintos tipos de hojas sin que falte la derivación de la palma musulmana. En la zona superior tiene alfiz a plomo con las columnas exteriores y en ángulo león de frente, fallando el de la izquierda. Los elementos mencionados del alfiz y de la hoja de ataurique hispanoárabe nos muestran la existencia del arte mudéjar

Debió hacerse para dar paso al claustro una vez terminado éste el cual se sitúa a una cota inferior, por lo que en su parte interior cuenta con escalones de piedra sillería.

Torre campanario

En origen, el proyecto fue levantar dos torres, una a cada lado de la fachada occidental, pero sólo llegó a elevarse una, la de la esquina noroeste, mientras que de la opuesta sólo se levantaron los cimientos, siendo éste el lugar donde más tarde se construiría la capilla mozárabe.

Alvar Martínez fue el arquitecto que se encargó del diseño y de la construcción de la torre. En torno a 1424 comenzó las obras levantando el cuerpo principal, sobre uno de base que ya existía desde el siglo XIV. Exteriormente lo diseñó con cinco pisos de alturas diferentes divididos por impostas, que no se corresponden con los cuatro espacios interiores que están cubiertos con bóvedas de piedra. El penúltimo cuerpo exterior (en el que se trabajaba en 1432), calado con parejas de altos huecos en cada uno de los lados, es el campanario.

Una combinación de arquerías ciegas de distintos tamaños constituye la decoración exterior de la torre, y de ellas hay muchos precedentes en las torres de las abadías anglo-normandas, que son de inspiración sarraceno-siciliana. El parentesco que une a ese arte medieval italiano con el mudéjar español ha llevado a muchos críticos de arte a señalar en esa decoración de la torre influencias locales toledanas.

El remate de la torre con el cuerpo octogonal fue obra del arquitecto Hanequin de Bruselas El cuerpo octogonal está acompañado de pináculos y arbotantes y se remata con una flecha que soporta tres coronas imitando una Tiara, alcanzando una altitud de 92 metros.

Interior

El primer maestro -Martín- se ocupó del inicio de la girola. Luego el maestro Petrus Petri lo releva ocupándose de las partes altas de la girola, creando los arcos angrelados de tipo árabe tan famosos. La girola estaría terminada definitivamente alrededor del año 1289.

Durante el siglo XIV se avanza en la construcción de las naves y se realizan las portadas.

Las últimas fases de la construcción de la catedral corresponden a un estilo gótico flamígero traído por Hanequín de Bruselas y sus sucesores.

Naves y Transepto

La catedral de Toledo cuenta con cinco naves, en lugar de las tres que son más habituales dispuestas escalonadamente desde la central hasta llegar a las colaterales más extremas. Ello permite la abertura de ventanales en la parte alta de la central y las colaterales más próximas.

Los pilares de separación de naves son cilíndricos con ocho semicolumnas adosadas con el fin de recoger los arcos fajones, perpiaños y cruceros. Las bóvedas de dichas naves son de crucería cuatripartita.

Aunque en la girola y el transepto se respetó los tres pisos de alzado del gótico clásico francés: arcos, triforio y claristorio, a partir del cuerpo principal de las naves, se suprime el triforio, probablemente para agrandar los enormes ventanales del claristorio.

A pesar de que la catedral de Toledo es el edifico gótico más grande iniciada en el siglo XIII en la Península y tener precedentes franceses en muchas de sus soluciones, no deja de notarse cierta horizontalidad más propio de la tradición española.

Este hecho se aprecia perfectamente en la menor altura de la nave principal con relación a otras catedrales contemporáneas y a la mencionada supresión del triforio en la nave principal que le habría prestado mayor altura y esbeltez.

Capilla Mayor

La capilla mayor de la catedral acumula una gran riqueza en obras de arte, empezando por la propia arquitectura del recinto. En su origen estaba separada en dos partes con dos bóvedas independientes. La bóveda poligonal pertenecía a la capilla de los Reyes Viejos que quedaba algo separada. Con esta división, el presbiterio resultaba algo estrecho y no muy propio de semejante catedral. El cardenal Cisneros tuvo muy claro reconstruir esta parte de la catedral y tras algunas situaciones de enfrentamiento con el Cabildo, consiguió el consentimiento para demoler la dicha capilla de los Reyes Viejos, hacer el presbiterio más amplio y dar espacio suficiente para el gran retablo gótico que él mismo había encargado.

También en su origen, la capilla estaba cerrada lateralmente por dos magníficas "rejas" de piedra, que eran como enormes cancelas. La parte correspondiente al Evangelio fue destruida al hacer el mausoleo del cardenal Mendoza. Queda la parte correspondiente a la Epístola y por ella puede deducirse que se trataba de un gran trabajo. Algunos críticos de arte[3] aseguran que esta reja pétrea es de lo más bello de la catedral. Es posible que se terminara de hacer en tiempos del arzobispo Pedro de Luna cuyas armas y blasones policromados de Castilla y León figuran en esta obra. Está copiosamente decorada de estatuaria y rematada por un coro de ángeles que parecen ir volando. En armonía con esta obra de piedra calada se construyeron los dos pilares que dan paso al interior de la capilla. En el pilar de la izquierda puede verse la estatua del famoso pastor que (según la leyenda) dio información en la Batalla de las Navas de Tolosa‏‎; el pilar contrario se llama del Alfaquí por la estatua de este personaje Abu Walid quien llevó al rey Alfonso VI un mensaje de tolerancia (véase la sección La catedral de Alfonso VI).

Todo el presbiterio está labrado y cincelado con figuras de todos los tamaños y figuras mitológicas. En la parte poligonal a uno y otro lado se encuentran los sepulcros bien decorados y con estatuas yacentes de Alfonso VII y doña Berenguela, Sancho III de Castilla el Deseado y Sancho IV el Bravo. Las imágenes de los reyes están ejecutadas en madera labrada por Copín de Holanda y policromada por Francisco de Amberes.

Coro

El coro está situado en la nave central, frente al presbiterio y separado de éste por la nave del crucero. Longitudinalmente abarca el espacio de dos tramos. Sus paredes exteriores corresponden a la segunda mitad del siglo XIV. El trascoro dispone de tres capillas, la central alberga una imagen de la Virgen de la Estrella del siglo XIV, a la derecha Santa Catalina y a la izquierda el grupo del Descendimiento o del Cristo tendido.

Ya en el interior del coro, la sillería se compone de dos pisos. Coro alto y coro bajo. El coro bajo comenzó a realizarse en 1489 siendo finalizado en 1495. En los respaldos de sus cincuenta y cuatro asientos hay diversas escenas de la guerra de Granada y su conquista definitiva en 1492, obra del maestro escultor Rodrigo Duque conocido como Rodrigo Alemán (* Sigüenza 1470 † Plasencia 1542).

En 1535 se decidió la construcción de un nuevo coro sobre el bajo ya existente que se compone de setenta y dos sitiales. Intervinieron dos artistas en esta obra, la sillería de la derecha realizada por Alonso de Berruguete (* Paredes de Nava-Palencia 1490 † Toledo 1561) y los sitiales de la izquierda realizados por Felipe de Vigarny (* Langres-Borgoña-Francia ca.1475 † Toledo 1542). Fue realizado todo entre 1540 y 1544. Felipe de Vigarny se encargó de la parte del evangelio y Alonso de Berruguete lo hizo del lado de la epístola.

Se cierra el coro por una reja monumental realizada entre 1541 y 1548 por el toledano Domingo de Céspedes .

Girola

La girola destaca por su abovedamiento, que fue resuelto por el maestro Martín combinando bóvedas triangulares con rectangulares. Tiene dos triforios, el inferior compuesto por arcos lobulados y el superior por arcos mudéjares entrecruzados.

Las capillas mayores y menores concebidas en el proyecto de Rodrigo Ximénez de Rada rodeaban en sus orígenes la cabecera de la catedral. De ellas, algunas desaparecieron y otras se ampliaron o reordenaron. De las menores sólo permanecen las capillas de Santa Ana y San Gil. De las mayores, se conservan con elementos de la primera época las de San Juan Bautista y Santa Leocadia. Alteradas sólo en su ornamentación permanecen la capilla de Reyes Viejos y la de Santa Lucía.

En las distintas remodelaciones y obras, casi siempre se siguió el criterio de avanzar desde la cabecera de la catedral hacia el muro, y eso explica bien el trazado actual, a veces caótico, con respecto a los primeros diseños.

La capilla de Santa Lucía constituye uno de los pocos espacios donde se pueden apreciar restos de la antigua mezquita y, en concreto, una columna y su capitel.

La capilla de San Ildefonso se encuentra situada en el eje de la girola y es frontera al Transparente. Su construcción se realizó a finales del siglo XIV ocupando el espacio de tres capillas antiguas. Es de planta octogonal, siendo de las primeras en que se impone el modelo de ochavo para capillas funerarias. La capilla cuenta con tres estilos de distintas épocas: gótico en los arcos, bóvedas y algún sepulcro; plateresco en el sepulcro del obispo de Ávila; neoclásico en el retablo central diseñado por Ventura Rodríguez.

La capilla de Santiago ocupa también el espacio de tres de las antiguas, una grande y dos pequeñas; es de planta ochavada y estilo flamígero. Este estilo se ve reflejado en los arcos de entrada con sus tracerías caladas y en la claraboya de los arcos ciegos del interior, más los gabletes, cairelados (festón calado y colgante) y nervios que desde el suelo cruzan la bóveda formando una estrella. Sin embargo en el exterior los rasgos son austeros, totalmente hispánicos. Frente a la piedra blanca y agradable del interior, aquí se utiliza el granito y la cúpula se remata como un castillo almenado y con garitones. La construcción la llevó a cabo el gran equipo de Hanequin de Bruselas.


El Trasparente situado en el trasaltar fue realizado entre 1729 y 1732 por el escultor Narciso Tomé (ayudado por sus hijos), nombrado arquitecto suplente en 1721 en esta catedral. La obra es de estilo barroco y churrigueresco. Se la considera obra maestra de este arquitecto-escultor. Todo el grupo escultórico es estimado como composición arquitectónica más que escultórica. La idea de hacer este transparente rompiendo el muro absidal surgió con el fin de dar luz al sagrario que se encuentra justo a su espalda. Se abrió un óculo a través del hueco despejado en el muro. A su vez este óculo recibe la luz de los tragaluces hechos en la parte superior del ábside, de manera que el transparente queda iluminado al mismo tiempo que reparte la luz a través del óculo hacia el sagrario. Dicho óculo puede recordar al que talló Bernini sobre el altar de la Cátedra de San Pedro en Roma. Fue una técnica impuesta en el arte barroco.

La estructura está concebida a manera de retablo con dos cuerpos en altura unidos o separados por el óculo que es el símbolo del Sol con sus rayos acompañados de un séquito de angelitos dispuestos en múltiples posturas. A su alrededor se encuentran los cuatro arcángeles, más pasajes de Gedeón y profetas que llevan en sus manos las filacterias con el texto de sus adivinaciones.

El eje de todo el grupo está compuesto de abajo a arriba en primer lugar por la mesa de altar sobre la que se realza la estatua de la Virgen de la Buena Leche, a continuación el óculo transparente, más arriba la Sagrada Cena rematándose todo con el escudo catedralicio.

En el cuerpo inferior está colocada la hornacina de la Virgen de la Buena Leche, enmarcada por columnas decoradas ampliamente con ornamentación rococó.

Sala Capitular

A la sala capitular proyectada hacia el año 1504 por Enrique Egas se accede desde la girola a través de un vestíbulo resuelto en lo que fue una pequeña capilla y desde este a la Antesala Capitular, con un artesonado de lacería que lleva como remate un friso plateresco.

Se trata una habitación rectangular con muros planos, cuya techumbre se cubre con un buen artesonado mudéjar-plateresco, obra de Diego López y Francisco de Lara que realizaron entre 1508 y 1510. El friso (llamado también alicer) lleva ornamentación plateresca. Toda la sala está recorrida por un banco de madera que hace la función de sitiales para los prelados, salvo la silla arzobispal que se encuentra al fondo en el centro del muro; fue labrada por Copín de Holanda y terminada en 1514.

Capilla de los Reyes Nuevos

Se llama así en referencia al nuevo linaje de los Trastámara. La actual capilla está situada entre el lado norte de la de Santiago y la de Santa Leocadia, en la cabecera, en el lado norte. Tiene un acceso raro y difícil solucionado por Alonso de Covarrubias.

Más que una capilla puede considerarse como una pequeña iglesia, de una nave con dos tramos y un ábside poligonal, más una sacristía y un vestíbulo de entrada, solución original de Covarrubias. Se construyó entre 1531 y 1534. Es la primera gran obra de Covarrubias en Toledo.

Los dos tramos de la nave tienen bóveda de crucería gótica pero toda la ornamentación y labra de los sepulcros son renacentistas. El primer tramo forma el cuerpo de la pequeña iglesia con algunos altares y en el segundo tramo es donde se encuentran los enterramientos reales trasladados y metidos en arcosolios renacentistas, obra de Covarrubias.

Tras el arco que da acceso al presbiterio se encuentran dos altares pequeños, obra neoclásica. El altar mayor es de Mateo Medina. A ambos lados de este altar están los enterramientos con las respectivas estatuas orantes de Juan I y su esposa Leonor de Aragón.

Sacristía

La sacristía es un espacio de grandes proporciones que cuenta además con otras piezas contiguas: antesacristía, vestuario y colección de indumentaria. La antesacristía tiene planta rectangular. Es una estancia decorada con grandes pinturas de los artistas italianizantes Vicente Carducho‏‎ y Eugenio Caxés, más Francisco Ricci y Lucas Jordán‏‎.

Las trazas de la sacristía fueron de Francisco Vergara el Mayor y Juan Bautista Monegro, en estilo herreriano. La bóveda de cañón con lunetos está fastuosamente decorada con las pinturas del napolitano Lucas Jordán. El tema principal es la Imposición de la Casulla a San Ildefonso, tema que se encuentra repetido en toda la catedral tanto en pinturas como en escultura. En las paredes están expuestos una gran variedad de lienzos enmarcados con todo lujo, que forman una auténtica pinacoteca de gran valor. Los más apreciados son los 15 de El Greco (con un apostolado completo), sobre todo El Expolio que está como retablo del altar del fondo, enmarcado en mármoles y dos columnas corintias. Los demás cuadros pertenecen a los artistas Luis de Morales, Pedro de Orrente, Juan Pantoja de la Cruz, Juan de Borgoña‏‎, Luis Tristán, Anton van Dyck, Goya, Bassano el Mozo y alguno más. Además de las pinturas se encuentran en la sacristía una serie de objetos valiosos encabezados por la Biblia Rica de San Luis rey de Francia que data de 1250, con 750 miniaturas a toda plana y 5.000 repartidas en las páginas manuscritas de los tres tomos. Fue una adquisición de Alfonso X.

En el cuarto siguiente se encuentra el vestuario (ver nº 2 en el plano) cuyo techo está pintado por Claudio Coello y José Donoso. En este espacio se guardan unas buenas pinturas, réplicas de Tiziano ("El Papa Pablo III"), Velázquez ("El cardenal Gaspar de Borja") y Giovanni Bellini (El entierro de Cristo). Hay otra serie de lienzos de grandes artistas cuyo conjunto llega a constituir un auténtico museo.

En otro espacio se encuentra la colección de indumentaria que cuenta con un buen número de piezas valiosas. Hay un total de 70 ternos; capas pluviales de los siglos XVI y XVII, algunas bordadas por el padre de Alonso de Covarrubias que tenía este oficio. Es especial la capa del arzobispo Sancho de Aragón, hijo de Jaime I, bordada con emblemas heráldicos. Otro buen ejemplar es la capa del cardenal Gil de Albornoz con bordado gótico de escenas de la Biblia y santos, principalmente ingleses. Se conserva el capillo y una banda bordada de la gran capa que llevó Carlos I en su coronación en Aquisgrán.

Hay un estandarte árabe ganado en la batalla del Salado. La colección de tapices pasa de los 70 ejemplares. Muchos son cartones de Rubens, regalo que hizo el arzobispo Fernández Portocorracero, que los encargó ex profeso para la catedral. Algunos son expuestos en los muros de la catedral durante los días de la festividad del Corpus Christi.

Capilla Mozárabe

La Capilla Mozárabe está ubicada en el ángulo suroeste del templo, alojada en el interior del arranque de una torre que nunca se construyó. El nombre original de la misma, dado por el Cardenal Cisneros, fue Capilla del Corpus Christi en el año 1500 y su destino desde los inicios era el mantenimiento del rito hispano-mozárabe. Se han dado numerosas explicaciones a la voluntad de Cisneros de que se recuperase una tradición en decadencia ya en aquellos momentos. La más plausible es el deseo del cardenal de conciliar en la catedral distintos sentimientos religiosos que aún se mantenían y por los que él sentía especial aprecio. Había que tener en cuenta que, ya el 20 de marzo de 1101, Alfonso VI había dado a los mozárabes de Toledo un privilegio en los tributos y en 1371, Enrique II lo confirmó. Ello explica el interés de Cisneros en que se recuperasen los códices, Breviarios y misales, se restaurasen en la medida que ello fuera posible y se volviesen a publicar en nuevas ediciones. Refuerza la tesis la elevada suma que debió pagar al Cabildo catedralicio para unir la antigua Sala Capitular y otra capilla menor y realizar la obra (3800 florines de oro). Sea como fuere, la capilla celebró misa bajo el rito recuperado desde sus inicios y el número y frecuencia de los asistentes fue muy amplio.

Al terminarse, la capilla mozárabe quedó como una planta cuadrada bajo una cúpula octogonal, posiblemente con un artesonado de estilo mozárabe que se perdió en el tiempo (bien por un incendio hacia 1620, bien por alguna de las muchas remodelaciones que sufrió después). La actual cúpula es del siglo XVII, obra del hijo de El Greco, Jorge Manuel Theotocópuli que la diseñó con ocho paños más linterna. En el interior, dispuso Cisneros que Juan de Borgoña‏‎, a imitación de las pinturas sobre las conquistas de los Reyes Católicos, recogiera en su interior pinturas que destacasen la conquista de Orán.

La reja gótica que da paso al interior es de Juan Francés (1524); tiene entre otros elementos de ornamentación los escudos de Cisneros. En el altar puede verse una Purísima de mosaico del siglo XVIII. Se cuenta que fue traída desde Roma y que el buque naufragó quedando la imagen durante algún tiempo en el fondo del mar. El crucifijo está hecho de una pieza, tallado en raíz de Hinojo mexicano. Otra reja gótica, obra del toledano Julio Pascual separa el coro del resto de la estancia. La bóveda de la capilla es extraordinariamente bella.

La Misa en rito hispano-mozárabe había tenido su origen en los primeros cristianos de la península y era llamada en sus inicios como rito hispanorromano, también durante la etapa visigoda. La unificación de los distintos ritos por el Papa Gregorio VII no evitó que en Toledo se mantuviera un rito propio, (a la postre llamado hispano-mozárabe) que tomaba su razón de ser en el viejo hispanorromano. De hecho, la desaparición del rito en su zona más extensa, Andalucía, dejó a Toledo como único lugar donde se practicaba el culto reducido a seis parroquias, aunque de hecho sólo cuatro lo mantuvieran.

Claustro

Sobre el antiguo al-caná o alcaná (barrio comercial hebreo), en el costado norte de la catedral, el arzobispo Pedro Tenorio planeó el claustro y una capilla que le serviría de sepultura.

Las obras del claustro se iniciaron el 14 de agosto de 1389, con la colocación de la primera piedra, y terminaron en 1425. En ellas trabajaron los maestros Rodrigo Alfonso y Alvar Martínez en una construcción de cuatro crujías con bóvedas cuatripartitas.

Dado el relieve de la zona, se construyó metro y medio por encima del nivel de la planta de la catedral y de modo que pudiera soportar dos alturas, lo que ocurrió con la llegada del cardenal Cisneros. Tenorio no escatimó esfuerzos en conseguir que la grandeza y majestuosidad del claustro fuera merecedor del gótico catedralicio.

Es de notar que, no existiendo en la catedral orden monástica, el destino del claustro y el resto de las piezas que en su contorno se construyeron tuvieron funciones muy distintas en el tiempo: desde almacén a aula; como lugar de transacciones mercantiles (recuperando el sentido de la antigua alcaná o de oración). Llegó a ser lugar de reunión del municipio y una de sus salas fue capilla mozárabe.

Capilla de San Blas

La capilla de San Blas (la de Pedro Tenorio) se encuentra en la planta baja cubierta por una bóveda en ochavo que recuerda el destino funerario. Se accede desde el propio claustro y se discute el inicio de las obras: en general se acepta un periodo que abarca desde 1389 a 1398, siendo concluida poco antes de la muerte de Pedro Tenorio, en concreto el 10 de mayo de 1399.

Se sitúa siete metros por debajo de la línea de la calle, decisión tomada con posterioridad al inicio de las obras por la imagen de pesadez que representaba a la vista, lo que a la larga generó muchos problemas de humedad.

La capilla está decorada en dos partes diferenciadas. Primero, desde la cornisa hasta el techo se representa el credo en catorce escenas en el sentido de las agujas del reloj. En la parte inferior de la cornisa se encuentra el Juicio Final y escenas de santos. La autoría de las obras no está clara, aunque queda atribuida sin lugar a dudas a pintores florentinos entre los que se menciona como muy probables a Gherardo Starnina y Nicolás de Antonio. Las deficientes restauraciones sufridas y el deterioro que a lo largo de los años ha producido la humedad han dañado las pinturas más cercanas al suelo, en algunos casos de forma irremediable.

Se realizó a principios del siglo XXI una profunda restauración de esta capilla, consolidando las pinturas y devolviéndolas todo su colorido y esplendor originales, a excepción de aquellos fragmentos irremediablemente perdidos.

Situación


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Coordenadas y enlace con otros sistemas:39°51′26″N 4°01′27″O / 39.8571, -4.02404
calle Arco de Palacio, nº 2, Toledo - Coordenadas: 39°51′26″N 4°01′27″O / 39.8571, -4.02404
calle Arco de Palacio, nº 2, Toledo
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Referencias

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  1. Así la consideran varios autores, entre ellos Diez del Corral en su obra Arquitectura y mecenazgo. La imagen de Toledo en el Renacimiento, Madrid, 1987.
  2. Así lo relata la Primera Crónica General.
  3. CHUECA GOITIA, Fernando y NAVASCUÉS, Pedro.
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https://www.culturaydeporte.gob.es/planes-nacionales/eu/dam/jcr:6ef42054-f6ed-438b-bc52-c1ce6f9216ef/proyecto-de-restauracion-y-consolidacion-del-claustro-de-la-catedral-de-toledo.pdf
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http://manuelblastres.blogspot.com/2010/02/las-puertas-exteriores-de-la-catedral.html
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https://www.arteguias.com/catedral/toledo.htm
Conrad von Soest, 'Brillenapostel' (1403).jpg
http://www.jdiezarnal.com/catedraldetoledo.html
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https://www.leyendasdetoledo.com/como-visitar-la-catedral-de-toledo/




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