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Casa del Termómetro
La Casa del Termómetro, edificio situado en la Plaza de la Escandalera de Oviedo fue construido entre 1935 y 1941 con proyecto de Vidal Sáiz Heres para su propia familia en un solar en esquina configurado por las calles Fruela y San Francisco. Esta céntrica plaza ocupa una situación estratégica en la ciudad, pues sirve de rótula entre el Oviedo Antiguo y el ensanche que surge alrededor de la calle Uría.
En 1936 Vidal Sáiz Heres realiza, por encargo de su propia familia, un proyecto inicial correspondiente a la estructura, diseñada en hormigón armado, y a la fachada del edificio.
En un proyecto posterior se ocupa de la distribución interior y aumenta con un ático la volumetría inicial, estableciendo en este nuevo espacio su vivienda. Él mismo diseña también el local de la planta baja, transformado posteriormente por el arquitecto Juan Vallaure, y ya en 1949, el recrecido sobre el ático para alojar la vivienda del portero.
Aunque inicialmente el edificio se acondiciona para viviendas de alquiler, una por planta, actualmente su uso está destinado casi exclusivamente a locales de oficina.
Sáiz Heres culmina con este edificio su mejor obra, una corta pero interesante etapa racionalista iniciada en Oviedo al finalizar sus estudios de Arquitectura.
Asumiendo la posición urbana del solar, el proyecto pone todo su énfasis en la resolución de la esquina, mostrando con gran decisión las posibilidades figurativas que ofrecía la estructura de hormigón armado.
El tratamiento expresionista que recibe el muro, entendido ya como un simple cerramiento, confiere a sus fachadas un intenso dinamismo que con fluirá en el gran ventanal curvo de la esquina con apariencia de muro cortin.i
Este volumen curvo, que articula las fachadas exteriores del edificio, tienn su réplica, formal y organizativa, en la caja de escaleras situada en el interloi del solar.
El madrileño Cine Capítol, cuyos autores pertenecían a la promoción anterior a la de Sáiz Heres, tuvo que influir necesariamente en este proyecto realizado sólo tres años más tarde, aunque el arquitecto sabe distanciarse a tiempo del modelo y formular su propia propuesta con gran coherencia.
A pesar de su aspecto cosmopolita, el Termómetro se implanta con gran acierto en la trama urbana. La diferencia de alturas entre la esquina y el resto del edificio establece un doble diálogo con la ciudad. Mientras la primera trasciende su entorno inmediato y busca su referencia en la lejanía de las calles quo confluyen en este lugar, el resto del edificio se adapta escalonadamente a las construcciones vecinas.
El edifico se concluye a finales de los años cuarenta pero respeta esencialmente el diseño inicial. Afortunadamente solo algunos detalles decorativos delatan el cambio de rumbo que toma la arquitectura tras la Guerra Civil y que el propio Sáiz Heres también asume.
Planos
Otras imágenes
Situación
Referencias
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- Miguel García Pola:
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