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Casa Hildebrand
La Casa Hildebrand realizada para el periodista y autor de libros infantiles A.D. Hildebrand por Gerrit Rietveld en Bloemlandseweg 3 de Blaricum, fue construida entre 1934 y 1935 en una parcela, donde el ayuntamiento exigió que se retranqueara al menos 25 metros de la calle de forma que quedara lo más discreta posible, ya que no se permitía la construcción de casas según los principios de la Nueva objetividad.
Hildebrand vivió en la casa, junto a su mujer y su hijo, sólo durante algunos años. La casa data de la misma época que la casa Mees en La Haya, en la que también fue complicado conseguir la licencia. Ambas se parecen mucho en cuanto a materiales y colores y, sobre todo, en el anexo semicilíndríco de vidrio que sobresale del volumen principal de cada una de las casas. Sin embargo, la idea que preside el proyecto de la casa Hildebrand es más sencilla. La planta se compone de un rectángulo y un anexo semicircular y está dividida en tres franjas con funciones distintas: en primer lugar, la sala de estar, después, el vestíbulo con la escalera, la cocina y el invernadero contiguo, y, en tercero, el garaje y el lavadero. El invernadero, que en realidad hacía las veces de solario, disfruta de una posición relativamente protegida entre la zona de comedor y el lavadero, y se comunican con ambos espacios. Esta división en tres franjas se repite en la primera planta: primero los dormitorios, después la escalera, el distribuidor y el baño, y, finalmente, el estudio y un espacio de almacenamiento.
La casa Hildebrand es bastante pequeña, pero Rietveld consiguió que la sensación de espaciosidad fuera considerable. La impresión que genera la sala de estar se amplía gracias a la pared curva casi completamente acristalada del anexo. La sala de estar y el comedor son contiguos, pero pueden separarse por una partición plegable en acordeón. En contraste con la transparencia de la gran pared de vidrio orientada al sur que domina la sala de estar, la zona de comedor situada en la zona rectangular del anexo, con un techo más bajo y una ventana corrida al oeste, posee cierta intimidad. Un aparador accesible desde ambos lados funciona como separación y, al tiempo, conecta la sala de estar y la cocina. Todas las estancias de la planta baja se comunican, de modo que pueden recorrerse en varios sentidos, un hecho que aumenta la sensación de calidad espacial. Para conseguirlo fue necesario colocar una curiosa puerta estrecha y con la parte superior inclinada bajo la escalera, entre el vestíbulo y la cocina. La experiencia de fluidez espacial que se confirió a este interior es precisamente característica de las casas de Rietveld. El vestíbulo, cuyo diseño pretende crear líneas visuales horizontales, verticales y diagonales, es crucial en este sentido: el resultado fue una sensación de espaciosidad incomparable, a pesar del volumen limitado de la casa. Desde el pequeño vestíbulo cuadrado, una escalera abierta, sin contrahuellas y ligeramente curvada, conduce a un rellano situado en el entresuelo y desde donde se accede al taller. El rellano es estrecho (80 cm de anchura) y abierto, exceptuando un pasamanos de acero. Cinco peldaños conducen, 70 cm más arriba, a un segundo rellano abierto, de sólo 80 cm de anchura. Los dos corredores son paralelos y están separados por un hueco de 40 cm.
El exterior intenta conseguir una vitalidad alegre en las fachadas y sus secciones. Un elemento interesante es el evidente esfuerzo que realizó Rietveld para no plantear cuatro fachadas diferenciadas, sino que la atención se dirigiera a las esquinas, especialmente a las de la fachada principal, donde la conjunción vertical entre dos fachadas adyacentes es plásticamente contradictoria. La expresiva esquina sureste presenta una composición cóncava/convexa donde predomina el contraste entre la planta baja y la primera. La fachada este a la calle tiene tres partes que alternan vidrio, fábrica de ladrillo enfoscada y, nuevamente, vidrio. En el tercio derecho, la planta baja se retranquea para abrir una entrada resguardada. La ausencia de un punto de apoyo en la esquina noreste produce una transición entre interior y exterior que recuerda a la esquina trasparente de la sala de estar de la casa Rietveld Schröder. En este caso, el efecto visual de desafío de la gravedad es aún más pronunciado, pues el efecto se produce mediante un volumen flotante, antes que mediante un plano. Por otra parte, la planta superior ciega crea un contrapunto equilibrado de la ventana-mirador inferior situada a la izquierda.
Planos
Otras imágenes
Situación
Referencias
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