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Arquitectura asturiana

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Arquitectura asturiana

La arquitectura asturiana se engloba dentro del prerrománico que se localiza en la Península Ibérica adyacente al Mar Cantábrico, libre de la ocupación musulmana al final del siglo VIII (después de la derrota de Guadalete y posterior invasión sarracena y hasta comienzos del X en que es absorbido por el Arte Románico venido de Francia).

La arquitectura asturiana coexiste en España con otros tres tipos de arquitectura:

Arquitectura hispanomusulmana en las tierras ocupadas como la Mezquita de Córdoba dentro del arte califal.
Arquitectura mozárabe en las zonas ocupadas pero realizado por cristianos como San Miguel de la Escalada
Arquitectura mudéjar en zona cristiana pero realizado por musulmanes, conversos o no pero trabajan para cristianos y es arte cristiano como Santiago del Arrabal. Se da sobre todo en Sevilla, Toledo y Teruel.

Aunque sucesora del estilo visigodo, no puede decirse que la arquitectura asturiana sea heredera legítima suya, pues no conserva sino accidentalmente alguno de sus elementos principales como es el arco en herradura y si bien al principio debió ser una imitación paupérrima del mencionado arte, muy pronto se manifiesta con nuevos y originales elementos acaso importados de Oriente o de Lombardía que singularmente lo realzan y lo denuncian como precursor del románico.

Territorio


Características

Características que identifican la arquitectura asturiana:

  • El Predominio de la arquitectura abovedada.
  • El sillarejo, la mampostería y el ladrillo en los muros, reservando los sillares para las esquinas y los elementos de refuerzo.
  • El Arco de Medio Punto, peraltado o no, y la Bóveda de Cañón, reforzada mediante arcos fajones o totalmente despejada.
  • El muro compuesto (arquerías ciegas en el interior y estribos o contrafuertes en el exterior).
  • La decoración interior con pinturas al fresco de temática diversa, habitual en el arte carolingio; baste recordar que Alfonso II el Casto (791-842) era contemporáneo de Carlomagno.
  • Las basas decoradas, los fustes sogueados y los capiteles enriquecidos, todo ello para realzar las columnas.
  • En los edificios religiosos y de manera predominante, la planta basilical de tres naves (separadas por arquerías sobre pilares) y cabecera tripartita, con ábsides de trazado rectangular, siendo el central el más amplio.
  • En la parte superior del ábside central, una cámara del tesoro abierta al exterior por una ventana sin comunicación interna (en el visigodo lo era desde el interior), y cuya función no se ha podido precisar, aunque podría ser un mero recurso plástico para mantener la armonía de los volúmenes exteriores del templo.
  • Sacristías laterales.
  • Pórtico a los pies del templo.
  • Sistema de contrarrestos o contrafuertes, ejemplo en San Miguel de Lillo.


Etapas

El arte asturiano ofrece los dos tipos o formas que ya se notaron distintas en el estilo visigodo, pero que en el asturiano se precisan más todavía: el tipo latino y el tipo bizantino. Uno y otro admiten columnas y pilastras y también semicolumnas adosadas al muro y trabadas con arcos, formando así el muro compuesto y preludiando el pilar compuesto de la arquitectura románica el cual aparece ya completo en la arquitectura mozárabe del siglo X. En ambos tipos se hallan arcos de medio punto y peraltados pero no de herradura sino por excepción (salvo los ajimeces) y arcos también de descarga en los muros y contrafuertes o estribos exteriores. En uno y otro se observan cancelas o antepechos de piedra ornamentada en el ingreso del ábside llamada iconostasis, capiteles algo historiados y que se apartan de la idea clásica, ventanas ajimezadas y con ornamentación de piedra calada o celosía, pequeños rosetones, ornamentos de toscas figuras, de tallos serpenteantes, de rosetoncillos variados, de cables y trenzados y otras labores de estilo visigodo.

Según esto, dividiremos este arte en varias etapas:

Principios del arte asturiano

Comprende desde el inicio del reino astur en el 718 hasta el comienzo del reinado de Alfonso II en el 792. De este periodo destaca la iglesia de la Santa Cruz en Cangas de Onís, originalmente construida sobre un dolmen prehistórico, y reconstruida tras la destrucción que sufrió en la guerra civil.

Así también la iglesia de San Juan, en Santianes de Pravia, edificada por orden del Rey Silo. En esta aparecen prácticamente todos los elementos del prerrománico asturiano, aunque en esencia sigue a lo visigodo.

Se sabe por la crónica de Sebastián que entre esas dos fechas, en tiempos de Alfonso I se construyeron y restauraron muchas iglesias, entre ellas el Monasterio de San Vicente que dio origen a Oviedo, pero no nos ha llegado ningún resto de esas edificaciones.

Prerramirense o Alfonsí

Comprende el periodo del reinado de Alfonso II comprendido entre 791 y 842, quien intentó emular a Toledo y trasladó la capital desde Pravia a Oviedo.

Se caracteriza por la generalización de la estructura basilical en tres naves, así como otros elementos característicos: pilares de piedra sobre los que se apoyan los arcos formeros de ladrillo, capiteles con impostas grandes, arcos de medio punto en vez del de herra­dura visigodo, ventanas adinteladas con arcos de descarga, muros de mampostería y sillares en las esquinas y en los estribos a soga y tizón, cubiertas de madera salvo en los ábsides que se abovedan, vanos en la nave central con celosías de origen ro­mano y fustes y piezas aprovechadas de edificios romanos y visigodos.

Este rey construye la Cámara Santa, único resto del recinto palatino que queda en la Catedral de Oviedo. Es un pequeño edificio de dos plantas, la segunda, el oratorio, reformada en época románica, cuando se añadió la bóveda de cañón, y la primera abovedada, destinada a guardar reliquias. También se construyó la cripta de Santa Leocadia.

Cerca de la capital construye la iglesia de San Julián de los Prados, o de Santullano, templo espacioso que presenta claramente definidos los caracteres propios de este estilo. Tiene planta basilical de tres naves, separadas por pilares cuadrados que sostienen arcos de medio punto, y presenta un transepto con un remarcado alzado. El iconostasio o iconostasis, que separa la parte reservada al clero del resto del templo, presenta una remarcable similitud con un arco triunfal. Destaca de este templo su grandiosidad y su originalidad, que se apartan de modelos visigodos. Pero sin duda, lo que más atrae es su decoración pictórica, con pinturas al fresco (estucos, con más propiedad) en tres cuerpos superpuestos, anicónicas, con decoración arquitectónica, de claro influjo romano. Se trataría más bien de un templo monástico y no palatino, si bien que estaba reservada para el rey una tribuna en el transepto.

Pertenecen también a este periodo la iglesia de San Tirso y Santa María de Bendones.

Ramirense

Comprende el breve reinado de Ramiro I desde 842 hasta 850, con quien alcanza el arte asturiano su máxima expresión.

Adopta la planta cuadrada o de cruz griega, el ábside cuadrado. Aparecen en este periodo novedades constructivas primordiales: abovedamiento gene­ral con arcos fajones sosteniendo las bóvedas. Al exterior coinciden con estribos que trabajan realmente y en el interior descansan sobre pilastras adosadas y enlaza­das por arquerías ciegas. Todo esto produce la articulación dinámica de todo el edificio.

Aparecen también columnas helicoidales y otras decoraciones rudas. Las bóvedas se combinan en transversales y longitudinales, son ligeras de toba caliza, celosías más perfectas Las alturas se hacen mayores, los arcos se peraltan, es una huida hacia arriba, una tendencia a la verticalidad acentuada. Se presupone la existencia de talleres arte­sanales estables.

Obras destacadas de este periodo:

  • Iglesia de Santa María del Naranco, considerada como Salón del Trono o Aula Regia del rey Ramiro (aunque la ausencia de un ábside para ubicar el trono parece dificultar esta utilización), su residencia suburbana y como tal fue restaurada, a partir de su reutilización como iglesia rural. La planta inferior es una sala cubierta con bóvedas, sin ventanas, diferenciada en tres ámbitos: el central para guardia y servidumbre, otro para capilla real privada, y otro con un aljibe; la superior, a la que se accede por unas escaleras de fábrica exteriores, es un gran salón rectangular con bóveda de cañón y arcos fajones o perpiaños, abierto en sus extremos por una triple arcada. La decoración es netamente nórdica o germánica, con arcos muy peraltados y molduras talladas imitando obras en madera u orfebrería.
  • San Miguel de Lillo era la iglesia palatina de Ramiro I, como lo atestigua su decoración escultórica, y en ella se conservaba un trozo de la Santa Cruz, la reliquia más sagrada del tesoro visigodo. Sus características principales son el abovedamiento, la esbeltez de los soportes y la tribuna destinada al monarca. Tenía tres naves, pero sólo se conservan el pórtico con dos cámaras y el primer tramo de las naves. Debemos destacar las jambas de sus puertas, que posiblemente incluyen una representación del propio monarca, cuya decoración anuncia el periodo románico.
  • Santa Cristina de Lena, de posible origen visigodo, reformada por Ramiro I. Su característica principal es su iconostasis, formado por tres arcos de piedra sobre cuatro columnas de mármol, con elementos visigodos, que separaba al presbiterio de la nave principal.


Postramirense

Se incluye aquí el reinado de Alfonso III el Magno (866-910).que recibió influencias directas visigodas, debido al contacto con construcciones de ese período, al ser repoblada la península con el avance cristiano y el repliegue musulmán. Otros autores hablan de un estancamiento o aislamiento del arte astur.

En este periodo aparece una presencia mozárabe debido a los inmigrantes del sur que huyen del Islam y buscan tierra cristiana pero se traen elementos arquitectónicos y decorativos islámicos. Reaparece el arco de herradura, almenas cordobesas y capiteles mozárabes mientras permanece la estructura basilical con más elevación de las naves.

Obras destacadas de este periodo:

  • San Salvador de Valdediós (siglo IX) es un templo de tres naves cubiertas con cañones axiales, cabecera triple, con cámaras abovedadas por encima de los ábsides cuadrados y pórtico lateral añadido posteriormente, lo que se convirtió en una constante en la arquitectura hispana; en las ventanas hay calados de piedra con dibujos como las cadenas de las coronas de Guarrazar. Está muy influida por el arte mozárabe.
  • Santo Adriano de Tuñón que poseía una estructura de tres naves, separadas por pilares, pórtico tripartito y cámaras en los extremos de las naves laterales. Este templo es el que más se aparta de las tradiciones del arte astur clásico.

Pertenecen también a este periodo San Salvador de Priesca, Santiago de Gobiendes, San Pedro de Nora, la Iglesia de Deva (siglo X), la iglesia de San Salvador de Fuentes (de principios del siglo XI) y otras obras de menor importancia.

Obras


Obras influenciadas

Fuera de Asturias, existen varias iglesias de este periodo sobre todo, en León, sin que pueda afirmarse de ellas que pertenecen al estilo asturiano. En su mayoría son mozárabes y las que no, resultan sencillas construcciones de tipo latino con alguna influencia bizantina. Así debió ser

  • en León, la basílica de San Juan predecesora en los comienzos del siglo XI de la actual Basílica de San Isidoro aunque sólo daten de esta época algunos restos y quizá alguna parte de su famoso Panteón de los Reyes.
  • en Navarra, la cripta de San Salvador de Leyre (siglo IX) con unos capiteles muy toscos, que de lejos imitan a los corintios pero de forma priramidal invertida.
  • en Aragón, la cripta o iglesia inferior de San Juan de la Peña (siglo IX) influida por el arte mozárabe.
  • en Cataluña, las primeras reconstrucciones de las iglesias visigodas de Tarrasa y la fundación de otras muchas, reedificadas posteriormente en estilo románico.
  • en Zamora, las iglesias románicas de San Claudio de Olivares y de Santiago de los Caballeros, se repiten las arquerías en el presbiterio, a la manera de la cabecera de San Julián de los Prados.

También se construyeron algunas de tipo bizantino en esta última región, conservándose desde el siglo X (aunque con posteriores restauraciones) la de San Pedro de las Puellas, de Barcelona, con planta en cruz griega y cúpula sobre trompas. Otras iglesias que datan de fines del siglo X pertenecen ya al estilo románico o más bien al mozárabe.

Referencias

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Conrad von Soest, 'Brillenapostel' (1403).jpg
https://nopuedonodebo.wordpress.com/2011/05/19/arte-prerromanico-asturiano/
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Alberto Mengual, Ana

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